Hoy se celebra la fiesta de la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona. Este año además es especial porque se cumplen el 150 aniversario de la declaración de esta advocación de la Virgen como Fiesta Mayor de la ciudad. Una efeméride muy importante, pero que no ha sido motivo suficiente para que nuestro arzobispo Don Juan José Omella presida la celebración. Este año será el obispo de Sant Feliu, Don Agustí Cortés quien presida tan magna ceremonia, en ausencia del titular metropolitano. Tampoco estará lógicamente el otro obispo titular de la provincia eclesiástica, el de Terrassa, ya que como es sabido la sede está vacante y provisionalmente está regida por el auxiliar de la misma, Don Salvador Cristau, con la función de Administrador Diocesano. También podía haberla presidido todo un cardenal, el emérito, n.s.b.a. y jubilado Don Lluís Martínez Sistach, pero parece que no ha sido contemplada esa posibilidad.
El motivo por el que Don Juan José no preside la Santa Misa en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, es que se encuentra en Roma, durante toda la semana, y concretamente el día 24 está participando en el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas, y como es sabido el arzobispo barcelonés es Presidente de la Española. Este Consejo también está de conmemoración, ya que hace justamente 50 años de su creación.
Personalmente pienso que dada la facilidad de los desplazamientos en avión, no hubiera pasado nada si nuestro cardenal se hubiera ausentado, la mañana del 24 para presidir la fiesta de la patrona de su diócesis y de su ciudad, todo el mundo lo hubiera entendido, y una vez acabada la Eucaristía volviera a la Ciudad Eterna. El encuentro de Roma va desde el 23 al 26 y perderse una mañana no hubiera sido tan fatídico, Don Juan José ya participó ayer de la Eucaristía inaugural que presidió el Santo Padre el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, eso sí se habría perdido la charla de S.E.R. el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la CCEE y de S.E.R. el también cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, así como la presentación del libro «Cristo, la esperanza de Europa. 50 años de la Iglesia. Europa entre pasado y futuro», cuyo autor es Andrea Gagliarducci. Y con un poco de mala suerte una interesante recepción por la tarde en el Palacio del Quirineo por parte del presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella.
Quien le iba a decir a aquel humilde cura de pueblo que acabaría codeándose con las más altas autoridades eclesiales del mundo y también las políticas, hasta el punto de dejar colgada a su diócesis y a sus diocesanos en su fiesta patronal.
Nuestro arzobispo ha llegado más arriba que nadie, sin comparación con sus antecesores (Sistach, Carles, Jubany...), ninguno llegó a Presidente de la Conferencia Episcopal Española, solo Don Ricardo llegó a la vicepresidencia y contaba con una buena relación con el entonces Pontífice San Juan Pablo II.
Con los anteriores arzobispos ya nos acostumbramos a que tuvieran muchos compromisos y obligaciones fuera de la diócesis, y eso provocaba que no pudieran atender a sus fieles con la misma dedicación de otros obispos con diócesis más pequeñas y sin casi obligaciones externas. Para ello tiene tres auxiliares, que le cubren las espaldas y que son disciplinados y obedientes, algo que no siempre pasa con los obispos auxiliares, Sistach sólo tuvo uno y costó mucho concretar su nombramiento (Don Sebastià Taltavull), Carles llegó a tener cinco y la mayoría le salieron rana, y Jubany no quería ninguno, aunque como premio de final de pontificado consiguió que le ordenara a su hombre de confianza Sistach.
Aún le quedan unos años a nuestro cardenal al frente de nuestra diócesis, aunque ya presentó su renuncia, esperemos que sus obligaciones exteriores no le mantengan muy alejado de la realidad diocesana. Van a ser años difíciles, entre otras cosas con el inicio del proyecto del Mapa Pastoral, que aunque no será exactamente el que presentó la Comisión, el mecanismo ya está en marcha, y algo se hará. Ojalá Don Juan José tenga tiempo para escuchar a sus sacerdotes y a sus fieles, a pesar de sus múltiples obligaciones y no opte por el cómodo ordeno y mando.
Antoninus Pius
¿No hubiera sido más lógico que la celebración de la Patrona de Barcelona fuera presidida por uno de los obispos auxiliares?
ResponderEliminarY si hubiera vuelto de Roma para unas horas nos habría resultado ese ir y venir un dispendio excesivo e innecesario.
ResponderEliminarHará algo bien el Cardenal Omella alguna vez??
Monseñor Vilanova oficia divinamente.
ResponderEliminarY CREE EN LO QUE HACE!
Considerando su edad, demasiados aviones en tan poco espacio de tiempo. Estoy de acuerdo en que no haya venido para la Mercè.
ResponderEliminarEs poco serio lo que propone el articulista. Su presencia en la fiesta patronal no es indispensable, y no se puede abandonar un Consejo que para algo fue nombrado.
ResponderEliminar"no opte por el cómodo ordeno y mando."
ResponderEliminar...porque si lo hace, optará por el condeno y mato.
Es un plan fuera de toda lógica, racionalidad y realidad.
No está en Roma, está el el alguero,en Cerdeña, haciendo compañía a un Sr. Muy importante en este desgraciado país.
ResponderEliminar"Considerando su edad...." ¡¡Pues que se, o lo jubilen!!.Así no hay que considerar edades.
ResponderEliminarQué se jubilen TODOS.
ResponderEliminarTotal, pa lo que sirven....!