Sólo Dios puede salvar al mundo

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“Doctores tiene el gobierno”, dicen hoy los que ayer decían “Doctores tiene la Iglesia”. Y ese cambio se produjo fundamentalmente porque la Iglesia fue dejando de tener doctores; no porque el pueblo se volviese crítico, díscolo o indisciplinado. La naturaleza humana no ha cambiado. Lo que ha cambiado han sido los doctores y sus doctrinas. A la vista está hoy más que nunca, la inclinación del pueblo a creer y a obedecer a los doctores de turno sin cuestionarlos para nada.

 

Pero ocurrió que los nacidos en la segunda mitad del siglo XX, crecieron con un concepto muy claro en la cabeza, repetido por los medios de comunicación, por la escuela, incluso por los púlpitos de las parroquias: no existe ningún tipo de verdad absoluta. No hay una sola verdad. Aquellos que dicen "tener la verdad en sus bolsillos" son unos intolerantes, un remanente de la antigüedad. Se enseñó que todo tenía que ser cuestionado sistemáticamente. Se referían al depósito de la fe, no al de la ciencia.

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Cardenal Carlo Maria Martini

La Iglesia misma alabó la duda, no la creencia. El cardenal Martini afirmó que dentro de cada uno de nosotros debe haber - coexistir - un creyente y un no creyente. La Iglesia moderna aborrecía todo tipo de "fideísmo". ¿Y a dónde nos ha llevado esto? No a la extinción del homo religiosus, sino a la Nueva Religión marcada por el ecologismo y la calentología, por el culto a la salud, en perfecta línea con las directivas globalistas de la OMS y demás organismos de las Naciones Unidas. Nació, en efecto, un nuevo tipo de fideísmo acrítico, que exige un tipo de obediencia ciega, absoluta.

 

La palanca para imponer y extender esta nueva religión por todo el mundo, ha sido el miedo a la enfermedad y a la muerte. Pero no enfermedad y muerte genérica, que eso no hubiese funcionado; sino una enfermedad y una muerte específicas: las del virus invisible y caprichoso del Covid, la peste moderna, de efectos más terribles que las devastadoras pestes de la Edad Media, a juzgar por la exhibición constante de los enfermos y muertos por esta enfermedad (han desaparecido del panorama informativo las demás enfermedades y muertes), y a juzgar por los terroríficos efectos económicos: es el miedo impuesto a machamartillo.  

 

Pero he aquí que la nueva religión tiene su propio Libertador, un "Mesías" que salvará a la humanidad del sufrimiento y la esclavitud, y nos permitirá entrar en una nueva vida. Este libertador se llama vacuna. Desde el comienzo de la epidemia, ya se empezó a promocionar, sostenida en la fe ciega de que llegaría en gloria y majestad a salvar al mundo. Poco importa que nunca se haya hecho una vacuna contra este singularísimo coronavirus; poco importa que nunca se hayan fabricado vacunas para muchas enfermedades infecciosas importantes, desde el VIH hasta la hepatitis C. Para el Covid-19 que está atormentando a la humanidad, la vacuna vendrá y pondrá fin a la larga tribulación. Esta gran fe se empezó a alimentar desde el principio.

 

Gracias a la vacuna, podremos quitarnos las máscaras, podremos volver al estadio, al cine, a una vida aceptable, aunque nada sea igual. Ya no se permitirá la transgresión, tan alentada en el sistema de valores que ahora fenece. En el nuevo mundo y en la nueva religión, las sanciones desempeñarán un papel muy importante, y habrá un régimen policial (el cuerpo de Agentes Sanitarios Coactivos) que garantizará que se observen las normas. Las libertades del siglo XX se convertirán en un recuerdo descolorido. La vacunación obligatoria también será una de las tributaciones obligatorias, el nuevo bautismo de salvación. La vacuna es el Salvador: ¿cómo puedes permitirte rechazarla? No es sólo para el bienestar personal: es una obligación para la comunidad. El Vaticano también lo ha dicho. Y ha tranquilizado la conciencia de los que objetan que para su confección han contribuido los órganos de fetos abortados.

 

Desde el principio, cuando se sabía muy poco sobre el virus, la vacuna se indicó como la única solución. Por esta razón, se ha producido un potente negacionismo mediático con respecto a posibles tratamientos y a cualquier posibilidad de inmunización natural. O la vacuna, o nada. Covid debe ser, en el imaginario colectivo, un enemigo imposible de derrotar, un mal absoluto. Frente a ella no hay cuidado: sólo se puede esperar a que pase en riguroso confinamiento (¡como en la Edad Media!), hasta que llegue la vacuna. Esto también lo dice claramente un documento del Vaticano publicado el verano pasado, la primera intervención "magisterial", Humana Communitas: "En ausencia de una vacuna, no podemos contar con la capacidad de derrotar permanentemente el virus que causó la pandemia, excepto por un agotamiento espontáneo de la fuerza patológica de la enfermedad". Pero no, la Ciencia no puede resignarse a que la enfermedad decaiga por sí misma de igual modo que tampoco puede permitir que la gente se muera por sí misma: por eso consideraron imprescindible la eutanasia.

 

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Profesor Giulio Tarro

Por el contrario, algunos científicos contracorriente, empezando por el profesor Giulio Tarro, el mayor virólogo italiano, dicen precisamente esto: que el virus terminará espontáneamente, que desaparecerá de la misma manera que desapareció la llamada gripe española de inicios del siglo XX. Si el Vaticano al menos insinúa esta posibilidad (negacionista radical), lo que los medios de comunicación y los políticos están diciendo es otra cosa: nunca desaparecerá. Vamos a tener una tercera ola. Y luego quién sabe: ¿por qué no una cuarta, una quinta... un Covid infinito? Como jamás se ha comportado epidemia alguna. Ahora sólo una vacuna puede salvarnos, y así es como comenzó la espera, ahí llegaron las noticias de los primeros ensayos. Así se anunció en meses, semanas, alimentando machaconamente nuestra fe y nuestra esperanza (la caridad va en la mascarilla y en el gel alcohólico). El conocido científico estadounidense Anthony Fauci, un verdadero gurú de la Izquierda Internacional, lo había anunciado desde junio: una vacuna contra el coronavirus debería estar lista "para el próximo año, año y medio". El inmunólogo informó que tenía garantías de los fabricantes de que serán capaces de hacer hasta mil millones de dosis, lo que permite que se distribuya en todo el mundo.

 

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Anthony Fauci

En Europa, sin embargo, la prisa ha sido aún mayor. A principios de julio, la Agencia Europea de Medicamentos dio un adelanto de la investigación en Inglaterra. "La vacuna funciona". "El objetivo es distribuirla sin previa experimentación"; es decir, obtener una autorización especial de la Unión Europea para poder comercializar una vacuna ya en diciembre. Y así fue. Por lo tanto, se trataba de forzar todos los procedimientos normales por los que se aprueban todos los medicamentos. Se trataba de saltarse toda una serie de pasos técnicos que normalmente se consideraban esenciales. Con dos importantes peculiaridades: la primera, que los fabricantes de esas vacunas quedan libres de toda reclamación por los posibles daños; y la segunda, que tiene prácticamente garantizada la eficacia a muy corto plazo (sólo meses), con lo que la vacuna vendrá a ser el sacramento de la nueva religión, cuya eficacia dependerá de su alta frecuentación.

 

Y obviamente todo eso es posible en un entorno de fe hondísima. Y justamente para eso nos están moldeando los creadores de la nueva humanidad. Para que nos mueva o nos inmovilice cuando sea el caso, la fe, sólo la fe: una fe ciega en la ciencia, en los inefables comités científicos y en nuestros gobernantes. Y he aquí, ¡oh paradoja!, que en un mundo al que se ha educado en la transgresión, en la crítica a los valores y en el desprecio de la tradición moral y de la institución que la sustentaba, la Iglesia; he aquí que en esa sociedad tan engreída contra la fe y la moral heredadas, estamos viendo una credulidad, una docilidad y un espíritu de colaboración con la autoridad moral ejecutiva, que supera en mucho al fervor religioso (sincero en muchos, pura inercia en otros e impostado en otros más) que desencadenó el nacionalcatolicismo que siguió a nuestra guerra civil: recordemos como máxima muestra de ese fervor, el XXXV Congreso Eucarístico de Barcelona. Es lo que se nos exige, es para lo que nos están condicionando mediante la potentísima herramienta del miedo: una fe ciega, de ojos vendados, que no consiente ni dudas ni preguntas, porque atentan contra el bien común por el que tan fiel y heroicamente luchan nuestros gobernantes.   

 

Es que estamos en el contexto del "Gran Reinicio" del que se viene hablando desde hace algún tiempo: la gran agitación económica, social, política y global para la que se utilizó como detonante la epidemia de Covid. ¿Conspiración? Definitivamente no. Sólo tienes que ir y mirar el número del 13 de noviembre de la importante revista "Science" para entender que Covid, si no estuviera ahí, realmente tendrían que inventarlo: tan enorme está siendo su utilidad para desencadenar los grandes cambios, que necesariamente toman tiempo. Y así, Science nos dice que la emergencia de Covid durará hasta 2025, y que hasta finales de 2022, habrá que poner en marcha medidas de restricción de libertades. Incluidas las religiosas, ¡faltaría más!

 

Desde un punto de vista estrictamente médico, es una declaración singular por decir lo menos. Las grandes epidemias del pasado, desde la española a la asiática, hasta el SARS en 2002, nunca han durado más de un par de años. ¿Por qué este virus debe seguir circulando sin temor durante otros 5 años? No se da ninguna explicación científica. Es una mera hipótesis, que va en contra de la evidencia de toda la historia de las epidemias.

 

Sí, Covid eventualmente debería desaparecer, pero harán falta cinco años. El tiempo de una guerra, la duración de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial. Hasta 2025 debemos vivir con miedo, en el terror, y este plan quinquenal tendrá inevitables consecuencias económicas y políticas, pero también consecuencias psicológicas y seguramente incluso antropológicas. El "Gran Reinicio", de hecho.

 

El clima de terror e inseguridad debe continuar, y durante los próximos cinco años la palabra Covid no desaparecerá en absoluto, a pesar de las vacunas. Todo esto reiteramos enérgicamente, contra toda evidencia, porque en realidad Covid podría extinguirse en poco tiempo como todos los virus pandémicos antes que él. Realmente deberían explicarnos por qué el virus al que Wuhan llegó hace un año debería comportarse de manera diferente.

 

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Entonces, en el estado actual del conocimiento, ¿podemos decir que la vacuna Covid es "un bien común" como afirman todos los gobiernos al unísono, incluido el de la Iglesia? Es capaz, aseguran, de traer inmensos beneficios. Insisten en que será incluso la salvación de la humanidad contra un virus que tiene una tasa de mortalidad (fallecimientos por cada 100.000 habitantes) incomparablemente menor al de las clásicas epidemias que han azotado al mundo. Por otra parte, tenemos ante nosotros claramente cuál es la dirección actual que toman los partidarios de un nuevo orden de la salud, y vemos que a este orden, que el Evangelio llama "el mundo", todos muestran sumisión total. Tanto es así que hay quienes introducen con fantasía un nuevo tipo de pecado grave: el de contaminar o no someterse a los rastreos; y sobre todo, el pecado de no dejarse vacunar. Llegados a este punto de delirio idolátrico, es evidente que sólo un Dios puede salvarnos: el Dios verdadero.

 

Mn. Francesc M. Espinar Comas

Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

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19 comentarios

  1. Después de la lectura atenta del artículo precedente y su categorico final, me viene a la mente la clásica y eterna pregunta: ¿Cómo Dios que es bueno, y omnipotente permite el mal en el mundo?

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    1. Porque nos da la lobertad y la usamos mal con el pecado. Pero no te preocupes que al final todo acaba bien ;-)

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    2. ¿Posiblemente porque nos da libertad?

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    3. ¿Qué te hace pensar que Dios permite el mal en el mundo?

      El que a ti no te guste el coronavirus eso no significa que sea algo malo (o bueno)

      Simplemente el coronavirus "es".

      Ahora tu tienes la libertad para hacer lo que sea mejor en tu beneficio.

      Por otra parte tu no eres quien para juzgar a Dios, que está fuera de todo ambito humano.

      Dios hará lo que El estime conveniente, no lo que tu creas o esperes que sea conveniente para ti.

      Aprovecha la experiencia para aprender a cumplir la Voluntad de Dios, te guste o no, lo cual es una garantía para tu salvación.

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    4. Anónimo 17:31

      Es usted un blasfemo.

      Merece el castigo de Dios.

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  2. "Sirácides (Eclesiástico), 38

    Tenle al médico toda la estima que se merece, debido a sus servicios porque así lo quiso el Señor. La mejoría viene del Altísimo, y es el Rey quien concede el don de sanar. Los conocimientos del médico le permiten andar con la cabeza levantada , hasta los grandes lo admiran. El Señor creó las plantas medicinales que brotan de la tierra: UN HOMBRE INTELIGENTE NO LAS MENOSPRECIA. [...] El da a los hombres el saber para que lo glorifiquen por los maravillosos remedios que creó. El médico los usa para curar y para quitar el dolor, el farmacéutico hace con ellos sus mezclas. De ese modo las obras del Señor no se han terminado, y continúa difundiéndose el bienestar por la tierra. Hijo mío, cuando estés enfermo no te deprimas: ruégale al Señor para que te cure. [...] Luego HAZ QUE VENGA EL MÉDICO, ya que el Señor lo creó; NO LO DESPRECIES porque lo necesitas. En algunos casos el restablecimiento pasa por las manos de ellos".

    [Los católicos apreciamos la ciencia médica. Los protestantes carecen de este libro y muchos desarrollan una visión fudnamentalista contra la medicina].

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  3. Tres socialismos, la única verdad11 de enero de 2021, 4:33

    "Pero ocurrió que los nacidos en la segunda mitad del siglo XX, crecieron con un concepto muy claro en la cabeza, repetido por los medios de comunicación, por la escuela, incluso por los púlpitos de las parroquias: no existe ningún tipo de verdad absoluta. No hay una sola verdad. Aquellos que dicen "tener la verdad en sus bolsillos" son unos intolerantes, un remanente de la antigüedad. Se enseñó que todo tenía que ser cuestionado sistemáticamente. Se referían al depósito de la fe, no al de la ciencia."

    Será sólo para "los nacidos" en Occidente (EEUU, Canadá y Europa occidental), que nos han dado este estúpido relativismo dogmático (un dogma: no hay dogmas excepto este dogma), porque los europeos que nacieron en el bloque soviético (Pacto de Varsovia, COMECON, Muro de Berlín) tenían la ÚNICA VERDAD CIENTÍFICA: MARXISMO. Y el resto del mundo, estaba y está en el tribalismo.

    Hubieron tres socialismos en el siglo XX que impusieron su VERDAD ÚNICA: nazismo y comunismo soviético y chino, y a base de docenas de millones de muertos cada uno.


    I. NAZIS

    El asalto del Reichtag por los nazis en lo oculto para meter la culpa en abierto y en público a un desgraciado preseleccionado, para así culpar a los enemigos seculares de la raza aria, sobre todo al Partido Comunista, con el asentimiento de Stalin, que quería destruido el todopoderoso partido socialista alemán, ejemplo de éxito y por ello adversario mundial del comunismo, a cambio de sacrificar a todas sus marionetas de prepago, además de tomar nota para sus futura Gran Purga o Gran Terror (1936) y los juicios de Moscú (1936-38), el exterminio de la primera generación de la vieja guardia de líderes comunistas de la era Lenin, porque Stalin pensaba en su paranoia que iban a conspirar contra su liderazgo por los fracasos económicos de Stalin, gracias a la suma de acciones de Hitler:

    1. El ataque de falsa bandera del incendio del Reichtag en febrero del 1933 (descabezamiento del partido comunista con permiso de Stalin para descabezar al partido socialista alemán)

    2. La noche de los cuchillos largos (asesinatos políticos contra sus SA nazis en junio del 1934 (enemigos políticos internos)

    3. La noche de los cristales rotos en noviembre de 1938 (linchamientos de judíos, los subhumanos)

    4. La solución final de la cuestión judía en julio de 1941 (ya en la plena guerra)


    II. CHINA

    Una innovación fue la China de Mao:

    5. La Revolución Cultural de 1966-76: después del enorme fracaso del Gran Salto Adelante de 1958-61, un ambicioso programa económico, que provocó la muerte por hambre de 30 millones de chinos, y para evitar que la primera generación de comunistas chinos de la Larga Marcha de 1935-36 (huida del ejército blanco de la República de China) le exigieran responsabilidades y lo depusieran y fusilaran, creó una revolución popular estudiantil que atacó directamente a estos dirigentes chinos de primera generación acusados de capitalismo y tradicionalismo, creando las Cinco Categorías Negras, que fueron detenidos, humillados en público, torturados, encarcelados, asesinados o inducidos al suicidio. Es decir, Mao Tse Tung envió las millones de bases populares contra la minoría de miles de funcionarios del partido comunista de la generación de la Larga Marcha:

    CINCO CATEGORÍAS NEGRAS

    a) terratenientes
    b) campesinos ricos
    c) contrarrevolucionarios
    d) malas influencias
    e) derechistas

    Y por contra, se exaltaron a las Cinco Categorías Rojas, que recibieron todos los beneficios del sistema comunista:

    CINCO CATEGORÍAS ROJAS

    a) campesinos pobres
    b) trabajadores
    c) soldados revolucionarios
    d) cuadros revolucionarios
    e) mártires de la revolución (familiares de los miembros muertos en acciones de guerra del partido comunista o del Ejército Rojo)


    III. RUSIA (URSS DE LENIN, STALIN HASTA 1991)

    La URSS con Stalin tuvo una selección de recursos exterminativos:

    a) Terror Rojo
    b) Gran Purga
    c) Gulag
    d) Juicios de Moscú
    e) Checas
    f) Deportaciones de minorías y limpieza étnica
    g) Colectivizaciones
    h) Cárceles psiquiátricas (era poststalinista)

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  4. Evidentemente, solo Dios puede salvar el mundo, pero se sirve de todos nosotros para conseguirlo, particularmente de los sencillos y humildes, de los rectos de corazón, de los que aman a todos sin distinción de color, raza, religión, costumbres...

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  5. Leo entristecido este escrito de un sacerdote digamos, mediàtico.

    Este desprecio a lo que él llama cuidado de la salud, la medicina, las vacunas, etc., me parece una equivocación muy grande.

    Supongo que Mn. Espinar ni se imagina el calvario que pasan los médicos y enfermeras desde hace casi un año, en los hospitales para tratar a los afectados, otra vez con las ucis al límite. Supongo que la vida de un sacerdote, preocupado solo por administrar su parroquia, debe ser mucho más placentera, y por eso le importuna que le vengan con cuarentenas, vacunas y demás. Confiar en Dios, y no hacer nada por atajar la epidemia, ya se acabará sola, es igual cuantos muertos se lleve por delante. ¿Para qué confiar en la ciencia? Más vale confiar en Dios. No vale la pena gastar un céntimo en investigar la cura del cáncer, el covid, o lo que sea. Que perezcan los más débiles y se salven los de buena salud, quizá Mn. Espinar es uno de esos que no ha estado enfermo en su vida, por eso escribe lo que escribe. ¿Ese es su mensaje, mosén, o lo he entendido mal?

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    1. No existe en el escrito tal desprecio.Y el calvario de los sanitarios del que habla lo compartimos y vivimos en primera línea los sacerdotes. Ni desconfianza ni desprecio de la ciencia. No es ese el mensaje del artículo. Hay que releerlo sin prejuicios y pausadamente.Tampoco es un articulo ni negacionista ni conspiranóico.Nos invita a una honesta duda sobre algunas presuntas verdades instaladas como dogmas incuestionables. Me parece honesto.

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    2. Totalmente de acuerdo. Una cosa es tener celo doctrinal y una fe inquebrantable. Otra cosa es alinearse con las teorías de la conspiración más populistas y rocambolescas, a la altura de las que han llevado a un grupo de energúmenos a asaltar el Capitolio. Quizá el mossèn debiera luchar un poco sobre las ínfulas de gran estadista mundial o universal, o de poseer toda la verdad incluyendo la médica y la científica, más allá de las cuestiones de fe. Lo que escribe es muy imaginativo por eso.

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    3. Mn. Espinar habla demasiado y de demasiadas cosas. Y quien mucho habla... mucho yerra!

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  6. No es fácil la lucha contra los microorganismos, sean virus o bacterias. Ni puede predecirse su curso. Súmese en este caso que ignoramos su origen. Por ignorar, no sabemos siquiera si fue una mutación espontánea, lo habitual, o fue una mutación inducida, provocada. China se ha cerrado en banda a la comisión de la OMS que pretendía visitar el lugar del foco originario, con una excusa inadmisible. El dato es que la pandemia no para de cobrarse víctimas mortales. No es ninguna ficción. Ni debía de haberse tomado con la ligereza con la que se la tomó el gobierno de España, que, para mí, es culpable directo de semejante elevada letalidad.
    El sentimiento de miedo y la sensación de importencia del ciudadano ha permitido que el gobierno tenga manos libres para todas las arbitrariedades. Con la ayuda, no lo minusvaloremos, de los medios de comunicación. Hay periódicos en Barcelona y alguno en Madrid culpables de esa atmósfera de acoquinamiento al tildar de crispación todo conato de crítica. Lo mismo ocurre con determinadas televisiones. Hasta los programas más degradados se han sumado al aplauso al gobierno y a su ministro de sanidad cuya incompetencia ha llevado al país a la morgue.

    Para postre, la jerarquía eclesiástica hablando del gobierno como si tuviera autoridad científica, por las mismas fechas en que se supo lo que muchos atisbaban: que no había tal comité de expertos. Omella compadreando con el ministro de sanidad, uno de los principales responsables del desestimiento a los enfermos y contagiados.

    La ciencia ha conseguido el remedio de lo que quizás un mal uso de ella nos trajo. Un mal uso de ella, ahora que usted mosén citaba el sida, fue la manipulación de embriones de dos gemelas para eliminarles el receptor de vía de ingreso en las células del VIH, sin saber el alcance de dicha intervención. He Jiankui, el chino responsable de esa osadía, mereció la repulsa general, pero nos olvidamos que no estuvo solo.
    El hombre no debe abdicar de su condición en un fideísmo rastreo ante lo que se le da por ciencia. Nunca debe perder el horizonte moral, ni dejar de lado su propia dignidad. Por otro lado, en su provisionalidad radica la propia grandeza de la ciencia. Siempre está sujeta a refutación. Pero, mientras sea coherente, constituye una de las grandes hazañas de la humanidad.

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    1. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo y con el artículo del Mossèn.

      Con la abominación de la desolación en lugar Pachamamico, EMPEZÓ TODO!

      Y el Mundo Mundial sin enterarse.

      Ay Dios!!!

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  7. Antes del Diluvio la gente vivia 900 años, luego la catàstrofe mundial hizo desaparecer el 90 por ciento de las especies animales y vegetales además de disminuir el porcentaje de oxígeno en la atmósfera que era de 30 por ciento o más y descendió a un 21 actual. Ya me diran ustedes si en semejante recorte de seres vivos la vida humana no tiene que forzosamente ser muy difícil, porque la vida natural consiste en "simbiosis" con todos los seres incluidos los microscópicos. Pues que nos falta la "simbiosis" con mas elememtos naturales, claro. En el terreno SOBRENATURAL se puede vivir sin comer ni dormir y sin necesidad de compañeros simbióticos que pueblan los aires tierra y aguas, la vida sobrenatural del Resucitado no necesita la materia pero usa la materia la cual le es obediente, no como nosotros mortales que ordenamos fuera el dolor de vientre y este no responde. EF.

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  8. A finales del siglo XIX, la población mundial era de alrededor de mil millones de personas. A finales del siglo XX, de siete mil millones. ¡Siete veces más en un siglo!
    ¿Causas? -Varias: El descenso de la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la alimentación (transgénicos incluidos), la higiene. Y todo esto es fruto del admirable progreso de la investigación bioquímica, farmacéutica y médica.
    Hace cincuenta años, diferentes Agencias de la ONU (FAO, UNICEF), alertaban del peligro de la superpoblación. Empezaron las Conferencias Mundiales sobre la Población, proponiendo a los países del entonces "Tercer mundo" el trueque de esterilización por alimentos. El ecologismo estaba dando sus primeros pasos; tenía aún pocas voces y menos subvenciones.
    Yo soy ecoprovidencialista, que significa: ¡Grande y sabio es Dios!, ¡grande y fecunda la tierra!, ¡grande y genial el hombre!, gran solucionador de problemas.

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  9. Casi siempre estoy de acuerdo con lo que escribe mn. Espinar,pero en esta ocasión,estoy de acuerdo con anónimo 13:19.Poco más puedo añadir.Lo curioso del tema es que a pesar de lo que escribe,a nivel práctico, cumple todos los estándares con respecto a la pandemia.Por lo menos es lo que observo cada domingo en la misa de 10.Si no le es muy complicado animo al anónimo 13:19 a comprobarlo por sí mismo.Lo cual significa que si lo escrito es exactamente lo que piensa de la pandemia,al menos en el contacto con los fieles,NO se le puede reprochar nada. Saludos

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  10. No acabo de entender algunos comentarios , metidos con calzador, o sin venir a cuento, que ni siquiera aprovechan que el "Pisuerga pasa por Valladolid" para exponer sus propias teorias y ensoñaciones que ni por asconomo tienen que ver con el tema o la religion cristiano-católica.
    Comentarios vácuos que cómo nos dice el Salmo 1: 4 "Son cómo tamo que mueve el viento"

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    1. No sé que tiene que ver el Pisuerga aquí.

      Eso está en Castilla.

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