El gran misterio pascual, que forma el centro luminoso sobre el que gravita todo el año eclesiástico, comprende desde hace siglos una preparación ascético-litúrgica distinta compuesta por tres fases, cada una de las cuales señala una etapa ulterior hacia la Pascua.
La primera, en uso únicamente en el misal de 1962, abraza los tres domingos de Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima. La segunda va desde el principio de la Cuaresma hasta el Domingo de Ramos. La tercera comprende la Semana Santa.
Las tres semanas pre-cuaresmales (Misal 1962)
Tanto en el uso litúrgico de la Iglesia romana como de la Iglesia griega, se suele anteponer a la Cuaresma un periodo de tres semanas, las cuales, en orden de tiempo llevan el apelativo de Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima. Este apelativo que remonta probablemente al periodo de su institución, puede parecer extraño cuando se percibe que no indica como parecería un 70º, 60º o 50º día sino la novena, octava y séptima semana antes de Pascua. La predilección de los medievales por las cifras redondas seguramente provocó esa denominación final.
El origen de estas tres semanas suplementarias no está muy claro, pero seguramente hay que buscarlo en la diversidad disciplinar de la antigüedad respecto al ayuno cuaresmal. Un escrito atribuido a San Ambrosio, pero que debe ser de algún obispo contemporáneo suyo habla de algunos que no se contentaban con ayunar 40 días, sino que por una miserable vanidad, anticipaban la Cuaresma una semana. Una costumbre muy extendida en la Italia septentrional, quizás por analogía a las costumbres monásticas orientales que la introdujeron y buscaron por ansia de mayor rigor penitencial. Como en la Iglesia ambrosiana los sábados no eran días penitenciales buscaban compensar esos seis sábados añadiendo una semana más. Como en algunos sitios tampoco el jueves no se ayunaba o se consideraba la Semana Santa fuera de la cuarentena penitencial, eran dos o tres las semanas añadidas para compensar: de aquí una sexagésima y una septuagésima. La introducción en Occidente no era uniforme. Primero fue una devoción privada o de alguna comunidad monástica, después una observancia particular de alguna provincia eclesiástica, finalmente un uso litúrgico oficial. Podemos incluso fechar las sucesivas etapas históricas de este desarrollo. Con el Papa Hilario, a finales del siglo V, comenzó el ayuno extendido a toda la semana de Quincuagésima. En Roma debió introducirse a inicios del siglo VI bajo el papa San Hormisdas.
La Sexagésima apareció un poco más tarde, primero para indicar un particular ayuno de los monjes, después de todos los fieles. La encontramos en la praxis litúrgica de la Italia meridional a mediados del siglo VI.
La Septuagésima fue la última en ser añadida al ciclo de los domingos precedentes, pocos años antes de San Gregorio, con la intención de completar la cifra simbólica de 70, que eran los años del cautiverio en Babilonia.
Como vemos, el desarrollo de este tiempo pre-cuaresmal aconteció especialmente en Italia, territorio más sensible a la influencia oriental. Sin embargo en las Iglesias de rito galicano nunca se aceptó esa observancia, al contrario, se prohibió tajantemente.
San Lorenzo Extramuros |
Por el contrario en Roma, esas tres semanas pre-cuaresmales aunque no iban acompañadas de un ayuno preliminar si que estaban unidas a tres importantes estaciones. Septuagésima a San Lorenzo Extramuros, Sexagésima a San Pablo y Quincuagésima a San Pedro. La razón hay que buscarla en el periodo de institución, el siglo VI, ligado al peligro por las invasiones bárbaras, especialmente la de los longobardos que hicieron temer por Roma. En toda la liturgia de estos tres domingos resuena el grito de auxilio de la Iglesia Romana que implica una gran penuria y el deseo de restauración del culto, que vivía un profundo declive durante la guerra contra los godos. Los Papas (Pelagio I, Juan III…) para impetrar la ayuda del cielo quisieron celebrar aquellos tres domingos con una estación en las iglesias cementeriales de San Lorenzo, San Pablo y San Pedro, intituladas a los tres más ilustres patronos de la Ciudad Eterna. Pasado el peligro en los años sucesivos se mantuvo la estación.
Altar de San Pablo Extramuros |
El hecho de que encontremos en la colección de homilías de San Gregorio Magno, las predicadas en tales días en la misa estacional, y además con las mismas perícopas evangélicas que aún ahora tenemos, hizo suponerle la autoría de su institución. Más bien fue un promotor de ellas entre el pueblo, que acudía solícito y en gran número a las estaciones.
Los textos escriturísticos de Septuagésima y Sexagésima no hacen referencia ni a la inminente Cuaresma ni a un contexto de peligros exteriores de la Iglesia, sino más bien parecen ser inspirados por el titular de la iglesia estacional (San Lorenzo, San Pablo…)
En Septuagésima, la figura del invicto mártir San Lorenzo, ecónomo de la Iglesia Romana, parece ser el reflejo del “atleta de la fe” del que nos habla la epístola, que a través del sufrimiento y la lucha gana la corona eterna, simbolizada en el talento que será dado como recompensa a los trabajadores de su mística viña. (Mat. 20,1-16)
En Sexagésima (estación en San Pablo) la epístola hace la apología y el elogio del gran apóstol de los gentiles, mientras en el evangelio (Luc 8,4-15) encontramos en la parábola del sembrador una referencia a su prodigiosa actividad apostólica.
Por el contrario las lecturas de Quincuagésima si que fueron escogidas en vistas a la inminente Cuaresma: el evangelio (Luc. 18,31-43) presenta la predicación de Jesús en torno a su Pasión, y la curación del ciego de Jericó, símbolo de la humanidad, que siente la extrema necesidad de acercarse a Jesús para obtener la salvación.
Cofre para enterrar los aleluyas |
Una característica importante de este periodo pre-cuaresmal es la despedida del aleluya, que en el uso primitivo romano, se llevaba a cabo con el inicio de la Cuaresma, pero que con la introducción de este periodo preliminar se anticipó al sábado antes de Septuagésima, como parecía lógico. Septuagésima era como el inicio simbólico de los 70 años de cautividad de Babilonia cuando los hebreos dejaron de cantar cantos de alegría, correlativamente se abandona el canto de júbilo cristiano por excelencia que es el aleluya. En algunos lugares esa despedida del aleluya se celebraba con ceremonias un poco teatrales, cómicas y grotescas: las famosas Depositio Allelujae. Los pueri cantores después de Nona del sábado antes de Septuagésima hacían una especie de entierro de un pergamino con el aleluya colocado en un pequeño catafalco, y acompañados de cruz alzada, cirios e incienso, se dirigían ululando hacia el claustro donde lo enterraban.
Quizás lo más remarcable de este periodo es la apertura del ciclo de lecturas en el Oficio divino con el libro del Génesis, con la intención de formar a los catecúmenos e instruirlos en el conocimiento de la persona de Cristo, a través de las profecías y las figuras mesiánicas a partir de Moisés, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús. El inicio del ciclo escriturístico en la más remota antigüedad empezaba con la Cuaresma pero introducido este periodo preliminar también el ciclo de lecturas se anticipó, presumiblemente bajo el pontificado de San Gregorio Magno.
En la reforma litúrgica de 1969 el Consilium creyó oportuno eliminar este periodo pre-cuaresmal para despejar la Cuaresma e individuarla mejor, eliminando añadidos. El misal de Pablo VI pues, omite estos tres domingos. Permanecen en la forma extraordinaria del rito romano (Misal 1962)
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
"Quizás lo más remarcable de este periodo es la apertura del ciclo de lecturas en el Oficio divino con el libro del Génesis, con la intención de formar a los catecúmenos e instruirlos en el conocimiento de la persona de Cristo, a través de las profecías y las figuras mesiánicas a partir de Moisés, como Jesús hizo con los discípulos de Emaús. El inicio del ciclo escriturístico en la más remota antigüedad empezaba con la Cuaresma pero introducido este periodo preliminar también el ciclo de lecturas se anticipó, presumiblemente bajo el pontificado de San Gregorio Magno.
ResponderEliminarEn la reforma litúrgica de 1969 el Consilium creyó oportuno eliminar este periodo pre-cuaresmal para despejar la Cuaresma e individuarla mejor, eliminando añadidos. El misal de Pablo VI pues, omite estos tres domingos. Permanecen en la forma extraordinaria del rito romano (Misal 1962)."
Después de que el Consilium hubiese convertido la Sagrada Misa en un vistoso ritual arlequinado, pintivariado como una macedonia, colorista como un ave del paraíso, con más colorines que un cuadro impresionista, con miles de ritos opcionales y libres elecciones de fórmulas, es muy curioso que no diera la "opción" en libertad para que se celebrara el período pre-cuaresmal para aquellos que lo quisieran celebrar en libertad.
Esta eliminación de la fase pre-cuaresmal, y por lo tanto, la empobrecedora disminución de la "libertad" de elección de rito y fórmula litúrgica por el Pueblo de Dios, indica claramente el contenido político-litúrgico del Consilium: eliminar en todo lo posible cualquier recuerdo de la Misa Tradicional.
- Es fantástico, la Nueva Misa del Vaticano II se ha vuelto arqueológica e innovadora a la vez, rescatando a fósiles y reliquias de un primitivo pasado, e inventándose cosas increíbles que jamás se vieron en la Iglesia, pero no dejan elegir el tradicional estadio pre-cuaresmal.
- Es que dejamos libertad en todo menos para que siga la misa tradicional, que queremos olvidar, amigo.
- ¿Es por eso que se dijo, falsamente, desde 1969 hasta el Summorum Pontificium del 2007, que el Concilio Vaticano II había prohibido explícita y expresamente la misa tradicional estaba prohibida?
- Sip. Libertad en todo menos en lo tradicional. No se hace un Concilio Vaticano II para que todo siga igual.
- Eso lo dice usted...
- Pues claro que sí. ¿No leyó Rebelión en la granja? "Todos los animales son libres e iguales, pero algunos animales son más libres e iguales que otros". Pues eso.
No es la ''misa tradicional'', ''amigo'' de las 17:27.
EliminarEs la ''Santa Misa de los Santos'', que es otra cosa muy diferente y de eficacia probada, cosa que no se puede decir de otras cosas.
¿Alguien de GG me podría informar sobre la situación actual del P. Custodio?. Observo que lleva tiempo sin escribir su comentario en este blog. Espero que no sea por enfermedad. Que el Señor le ayude sea cual sea la causa.
ResponderEliminar23/45, estoy con usted.
EliminarHecho de menos a Mosen Ballester por sus maravillosos artículos llenos de VERDAD CATÓLICA.
Y más, viendo imputada a la que echó de malos modos de su Parròquia de Hospitalet.
Y luego algunos dudan de la existencia del Altísimo!!.
Estará descansando en algún balneario.
EliminarLa misa luterana la impuso Pablo VI fuera del Concilio y apelando (y resaltando) a su autoridad pontificia.
ResponderEliminar(y seguramente tenia razón: legalmente podía hacerlo, como lo hizo. Pero fue por su voluntad autocratica, no por la voluntad democratica colegiada del Concilio)
El Concilio, gracias a una moción presentada por el Obispo de Astorga, decidió dejarla exactamente igual.
Ídem respecto al uso del latín en la liturgia.
Lo que pasa que es la técnica usada por la masonería :
El gran maestre secreto decide una cosa (digamos ''X'')
Luego da la orden a los hermanos diputados y senadores que lo aprueben en las Cámaras.
De modo que la voluntad de una persona se puede imponer a todo el mundo con la legitimación que da el haber sido aprobado por los ''representantes de la nación''.
Y si te opones, es que no eres ''democrata''.
Lo mismo ha sucedido en el Concilio.
Otra de las triquiñuelas usadas es aprobar una orden que sea lo suficientemente amplia para luego ser interpretada de modo diferente a través de su aplicación detallada.
Cuando los antidemocratas nos intentan engañar, es porque muy bien saben que no queremos sus medidas. Y aun así (o precisamente por así ) nos las imponen con mentiras.
Por eso dicen algunos que ''la mentira tiene las patas muy cortas'', esto es, tarde o temprano nos estamos enterando de la estafa del Concilio.
Si considera que el concilio Vaticano II es una estafa, nadie le retiene en la Iglesia Católica Apostolica y Romana, tal como pro clamamos en el Credo. Los documentos y normas de un concilio es la máxima representación de la doctrina de la Iglesia. Vayase nadie le retien
EliminarPero Anónimo 0:14
EliminarLas pruebas son tan evidentes que es evidente que el que no lo ve, no lo quiere ver.
Dios le perdone por su soberbia, arrogancia y maldad contra el Pueblo de Dios y el mensaje de Cristo.
Pero recuerde que quien a hierro mata, a hierro muere.
Anónimo 0:14
EliminarEs evidente que usted NO es nada democrático .
?Se cree usted superior a los demás ?
?Se cree usted en posesión de la Verdad?
?Cree usted que la Pachamama es inmaculada y corredentora?
?También piensa que hay que hacerle sacrificios de maiz y chibcha?
Se preguntará usted, como nos preguntamos los demás , cómo hemos llegado a esta tomadura de pelo.
Es que somos unos buenotes ingenuos y tontos de baba.
Luego vienen cuatro listos, como la Mafia de San Galo, y nos despluman.
Y usted a hacerles coro.
¡GRACIAS!
ResponderEliminarGracias a Dios, en primer lugar, por haberle llamado.
También por su colaboración en este medio, que nos deja pensar a algunos que no está todo perdido. Gracias por este consuelo.
Gracias por refrescarnos la memoria a los más viejos del lugar, que ni siquiera tenemos "la miserable vanidad" de "sólo" ayunar los 40 días cuaresmales, ni siquiera los miércoles (con pena, el de ceniza).
No va mal este recordatorio. Y...
Si...:
"La razón hay que buscarla en el periodo de institución, el siglo VI, ligado al peligro por las invasiones bárbaras, especialmente la de los longobardos que hicieron temer por Roma. En toda la liturgia de estos tres domingos resuena el grito de auxilio de la Iglesia Romana que implica una gran penuria y el deseo de restauración del culto, que vivía un profundo declive durante la guerra contra los godos. Los Papas (Pelagio I, Juan III…) para impetrar la ayuda del cielo quisieron celebrar aquellos tres domingos con una estación en las iglesias cementeriales de San Lorenzo, San Pablo y San Pedro, intituladas a los tres más ilustres patronos de la Ciudad Eterna. Pasado el peligro en los años sucesivos se mantuvo la estación".
¿... No existe "peligro por las invasiones" contemporáneas, ahora?
Recordemos que los católicos en todo el mundo se distinguian y eran reconocidos por la abstinencia todos los viernes del año. En todos los restaurantes había en el menú la dieta de "vigilia". Bueno en todos no, en la Católica España no se observaba ya que por una módica cantidad se compraba la Bula y estabas dispensado de ello. Recuerdo haber-las ido a comprar con mi padre en el despacho parroquial, una para cada miembra de la família de más de siete años. "O tempora o mores!"
EliminarLos ortodoxos, coptos y etiopes ayunan 40 días, como Jesús ayuno en el desierto.
EliminarNo veo qué tiene que ver aquí los longobardos...
Tal vez los zulues o los cocodrilos del Nilo.
Una auténtica lección de liturgia, de historia de la iglesia, de vida cristiana. No le quepa duda, mosén, que estas clases magistrales en román paladino nos ayudan a vivir mejor el mismo de la vida cristiana a lo largo del año. En particular, la importancia del sacrificio, del ayuno en el tiempo de preparación para la Pascua.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarCuantos años de retraso lleva este tema? Era por los principios de los años 60 sinó recuerdo mal. El tiempo pasa, todo cambia . Recordemos el pasaje de Hechos de los Apostoles 10: 13-15 ante las dudas de san Pedro. Si no estamos con la jerarquia y los Papas mejor que fundemos un iglesia como la de Monseñor Léfèvre. y todos tan contentos.
ResponderEliminarLa añoranza del pasado es un lastre que nos impide avanzar.
19/18,avanzar hacia donde, al precipicio???
ResponderEliminarSeguir los dictámens del Sumo Pontifice en materia de Fe y Costumbres no creo que nos lleve al precipicio. Su mentalidad es altamente PROTESTANTE Anonimo de 1/2/2021 a las 19:51
Eliminar?las curiosas opiniones del Sumo Pontífice Paco sobre la sodomia, la Pachamama, el socialismo...no nos van a llevar al abismo?
Eliminar?Que cree usted que son las materias de fe y moral?
?Para que cree que la gente estudia teología, economía ?
?para que cree que las organizaciones tienen un jefe?
Su mentalidad señor 0:03 es altamente protestante, protestanta y protestanto.
Dios le perdone.
Con todos mis respetos....
ResponderEliminarSi yo tengo mentalidad protestonte, usted es Pelagiano-Arriano, por lo menos!
?Como sabe usted que no tiene mentalidad protestante?
Eliminar?Puede usted mirar su mentalidad en el espejo, a ver qué refleja ?
Naturalmente que no; es imposible, ya que es incorporal.
Pero hay un truco muy efectivo:
Ver si usted hace lo que hacen los protestantes y no hace lo que hacían los católicos del pre-Concilio.
Porque es el comportamiento lo que modifica el pensamiento y no al revés, como creen sin razón los pedantes ilustrados.
Eso es el Principio de Congruencia, base del lavado de cerebro por los chinos comunistas.
Por tanto, si usted hace lo que los protestates, usted es protestante.
Al señor
ResponderEliminarAnónimo 2 de febrero de 2021, 0:09
“Bueno en todos no, en la Católica España no se observaba ya que por una módica cantidad se compraba la Bula y estabas dispensado de ello.”
Ésto es simonía. La mentalidad de “comprar”, no estaba en la iglesia, la necesaria penitencia se podía cambiar por una penitencia digamos económica, las normas iban, creo recordar, de mínimos, si se consideraba “módica” se podía ampliar, creo recordar (como decía la madre Teresa de Calcuta, hasta que “doliera”). Para algunas familias no era tan módica y en este caso, no tenían ninguna de las dos obligaciones, o podían acceder con “una peseta”. Además se podía observar igualmente el ayuno y la abstinencia, aun “pagando” la bula. Muchas familias lo hacían para cubrir los días que se podían olvidar o que podían tener una celebración familiar. Y no dispensaba en cuaresma.
Posteriormente se dio la opción de substituir (lo pongo con “b”, que era como lo escribíamos entonces), los viernes del año, repito, excluidos los de cuaresma, siempre, por una de entre una lista de acciones: dar una limosna, rezar el Padrenuestro, tomar agua bendita, rezar el rosario y otras más. Y eso sigue vigente, lo que pasa es que cuando nos dan un dedo, nos tomamos la mano y ya no hacemos ni lo uno ni lo otro y la manga se nos va haciendo, más ancha y más ancha.
Por cierto, a muchos que nos gusta más la carne que el pescado, la abstinencia, más tendría que ir por añadir otro tipo de sacrificio. Por ser abstinencia, hartarse de angulas, percebes, o langostinos…
El concepto es doble OBEDECER a la iglesia (por humildad) y HACER PENITENCIA.
Anónimo 1 de febrero de 2021, 19:18
“La añoranza del pasado es un lastre que nos impide avanzar”.
Otro concepto en la línea del anterior anónimo.
La iglesia de la que formamos parte es UNA, no es “el pasado”, es sempiterna, tiene principio, pero no tendrá fin, ni tiene pasado, tiene TRADICIÓN, tiene 2.021 años y de ella formamos parte nosotros, como Iglesia peregrina (antes militante), nuestros padres, abuelos, etc. difuntos, Dios quiera que como Iglesia triunfante, y si no, serán Iglesia purgante, necesitados de nuestra ayuda, (ya que ellos ya no pueden “avanzar”), en forma de oraciones, penitencias o lo que nos salga del alma hacer por ellos, para que pasen cuanto antes a seguir contemplando el rostro del Señor que contemplaron cuando volvieron a la casa de Padre.
Es lo que algunos llaman “pasado”, lo que nos hace AVANZAR:
Hacia ti morada santa
Hacia ti tierra de salvación
Peregrinos, caminantes
Vamos hacia ti
Cuando la Santa Madre Iglesia, en su sabiduría, permitía esas bulas es que son legítimas y necesarias para nuestra salvación.
EliminarRecuerde que cualquiera puede comprarlas o no; utilizarlas o no.
Nosotros no tenemos ni los conocimientos ni la perspectiva para juzgar.
Pero entiendo que una institución puede poner una norma para todos, norma que ha de ser necesariamente general, al mismo tiempo debe permitir cierto escape para situaciones particulares que justifiquen el indulto sin perjudicar a la comunidad cristiana y sin violar la autoridad, que viene de Cristo; reconociendo al mismo tiempo el poder espiritual de la Iglesia, que tiene el poder de indultar.
Dudo que esas bulas, necesarias para mantener la misión evangélica, fuesen tan caras como que los pobres no pudieran comprarlas si hubieran querido.
Salvo los muy pobres, claro; pero estos no tenían dinero para comprar carne (más cara que hoy), por lo que no necesitaban de indultos y, de todos modos, su pobreza era ya bastante sacrificio y penitencia.
Como esto tiene también que ver con penas espirituales, el confesor de cada cual decidiría también si es una necesidad justificada o un abuso.
A mi me recuerda un poco las penitencias que pone un confesor para absolver.
Una Salve no puede decirse precisamente que sea un castigo justo o proporcional, pero sí simbólico, necesario para cumplir la función para la cual el sacramento de la Penitencia ha sido creado (borrar los pecados a los que nuestra condición humana nos tiene condenados, para continuar la lucha hasta el día de la muerte; y no desanimarnos y tirar la toalla antes de tiempo)
Luego, como pasa en la vida civil, siempre habrá listos que intentaran saltarse la ley con una excusa o con otra.
Creyendo, naturalmente que engañan a los demás.
(''el hijo de mi madre no es idiota'', dicen)
Dios sabe más.