El pasado viernes 4 de octubre, Mons. Jaume González-Agápito Granell celebraba sus Bodas de Oro Sacerdotales. Cincuenta años desde aquel día de San Francisco en que fuera ordenado sacerdote en aquella Basílica de Santa María de Mataró, la parroquia en la que fue bautizado y se confirmó.
En nombre de la inveterada amistad que nos une, y en el de una inmensa gratitud y reconocimiento, quisiera subrayar algunos aspectos de su personalidad y de la fecundidad de su ministerio sacerdotal.
Colegio Español 1965 (el joven teólogo sostiene a la derecha la palmatoria) |
Ante todo, Monseñor (así a secas lo llamamos con merecidísimo título y a la par simplicidad) es un hombre de Dios profundamente enamorado de la Iglesia: la conoce y la ha servido desde la base hasta su más alta cúspide. Su amor a la Iglesia es inconmovible incluso en este momento en el que muchos experimentamos esa sensación de estar en un inmenso piélago de incertidumbres.
Para certificar esa realidad sólo hace falta entrar en el refectorio de su parroquia de Santa María Reina de Barcelona y observar la primera foto que preside la sala: una instantánea de un jovencísimo seminarista casi recién llegado a la Roma del Concilio junto a los padres conciliares españoles en la inauguración por el Papa Pablo VI del nuevo Colegio Español de vía Torregrossa en otoño de 1965. Él sostenía la palmatoria. Toda su vida será eso, aguantar iluminando los acontecimientos con la luz de la fe. Una fe materializada en la caridad y sostenida en la oración de la Iglesia, la liturgia, de la que es un enamorado.
González-Agápito siempre conjugó ese amor a la Iglesia con esa sabiduría, prudencia en el obrar y discreción de talante que lo han convertido en una persona profundamente afable y acogedora. Es de subrayar su inmensa labor y dedicación intelectual y pastoral por el conjunto de la Iglesia: empezando en Roma, continuando en su patria España y culminando en nuestra Cataluña en tiempos nada fáciles y en circunstancias tantas veces enrevesadas. Una dedicación y una entrega que no siempre le han reportado la comprensión y el agradecimiento merecidos, ni siquiera por parte de aquellos que mucho le debían.
Mente bien formada y brillante, de una capacidad de síntesis fuera de lo común y de una facilidad de comunicación del todo singular, Monseñor ha dado sobradas muestras de madurez y competencia teológica, del todo acreditadas a lo largo de toda su vida.
Monseñor es un celoso pastor, un emprendedor nato y un organizador eficiente. Si únicamente refiriera la gran obra social y caritativa del “Pa de Sant Oleguer”, el comedor social de su parroquia (entre los primeros de la diócesis), habría englobado toda su tarea apostólica con un altísimo vértice y un insigne broche de oro. Incomprensible toda ella sin la fidelísima contribución y tarea de esa mano derecha, en tantísimas cuitas, que es el canónigo agustino Salvador Biarnés, indefectiblemente a su lado. Y todo ello sin ruidos, sin aspavientos, sin andar tras las vanas resonancias mediáticas.
Monseñor es un celoso pastor, un emprendedor nato y un organizador eficiente. Si únicamente refiriera la gran obra social y caritativa del “Pa de Sant Oleguer”, el comedor social de su parroquia (entre los primeros de la diócesis), habría englobado toda su tarea apostólica con un altísimo vértice y un insigne broche de oro. Incomprensible toda ella sin la fidelísima contribución y tarea de esa mano derecha, en tantísimas cuitas, que es el canónigo agustino Salvador Biarnés, indefectiblemente a su lado. Y todo ello sin ruidos, sin aspavientos, sin andar tras las vanas resonancias mediáticas.
20º aniversario del Pa de St. Oleguer
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El viernes por la mañana antes de las 7 le llamé por teléfono. Monseñor es de esos sacerdotes que desde antes del alba siempre bascula entre maderas: la de su mesa de estudio, la del reclinatorio en oración, la de la tarima del altar, la docente o la del confesionario. También la de la mesa del convivio fraterno. La última frase de recomendación y estímulo en nuestra breve conversación resume su continua actitud ante la vida, mantenida en el presente: “No nos resignemos”. Ad multos annos, Monseñor!
Mn. Francesc M. Espinar ComasPárroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Enhorabuena, monseñor. Había leído cosas suyas, que reflejan las cualidades resaltadas por mosen Francesc, su sólida formación, su celo por la casa del Señor, su disposición a ayudar a los demás. Lo que más agradece uno en estos días convulsos: la claridad de ideas y la actuación coherente con las mismas. Siempre que paso en autobús por delante de María Reina reparo en la bandera pontificia. Es una declaración: aquí sólo somos de Pedro, que es decir, sólo somos de Cristo. Si su ejemplo cundiera, nos ahorraríamos espectáculos soeces y bochornosos. Bonus pastor, ad multos annos.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarLa gentecilla cogullada de la montañita: GO HOME!
Ad nultos annos, monseñor. Admiro su humildad tan bien llevada, sin presumir de humilde: cosa bastante más odiosa que la soberbia. Un saludo también para Salvador: es la fidelidad hecha persona.
ResponderEliminarFelicidades Mn, y que muchos años pueda seguir ejerciendo su Sagrado Ministerio. Que María Auxiliadora esté siempre a su lado.
ResponderEliminarSoy un fiel agradecido. Felicidades, Monseñor. Toda mi gratitud por este tiempo que nos ha entregado.
ResponderEliminarY felicito también a Mn. Espinar por esta entrada, ¡magnífica!
Monseñor se merece, además de este entrañable reconocimiento por parte de Mn Francesc M, algún otro más institucional. Es un fiel servidor de la Iglesia, sacerdote cercano y que no hace ostentación de su vasto conocimiento (y no sólo en lo referente a teología). Me ha agradado mucho que se mencionara a Salvador Biarnés, sin duda el gran apoyo de Mn González-Agápito y mano derecha, izquierda y, si me apuran, hasta pies.
ResponderEliminarMi mujer y yo tuvimos el gran honor de que nos casara, ya hace 15 años, en una celebración que nunca olvidaremos. Y también bautizó a nuestros dos hijos.
Ad multos annos, Monseñor!!!
Mi enhorabuena a Mns. Gonzalez-Agápito. Un Párroco , para mí , Germinante , aunque no pertenezca al Directorio de Mayo Floreado. Por muchos años !
ResponderEliminarFelicidades al Monseñor, a Mosen Espinar y a todo el Directorio de mayo floreal.
ResponderEliminarGracias a ustedes la Iglesia militante se entera " por donde van los tiros" en nuestra tierra Cataluña.
Me invitaron a comer a María Reina hace unos años. Estábamos diez o doce a la mesa. Me llamó la atención que la silla del monseñor era más alta que el resto de sillas, me pareció un detalle curioso no demasiado humilde, supongo que el monseñor le gusta disfrutar de su posición. Humilde sí que era Biarnés, hacía de criado para todo para el monseñor. Nunca he visto a un servidor tan fiel y sumiso. Por circunstancias de la vida no he vuelto por allí, pero les felicito sinceramente a los dos aunque no me gustase el detalle poco humilde de la silla especial de monseñor Agápito.
ResponderEliminarNo conozco a Mons. González pero igualmente me alegra saber de sus excelentes cualidades como persona y como sacerdote. Pastores como él, necesita la Iglesia y mucho, la de Cataluña que cada vez más, va de capa caída y de mal en peor.
ResponderEliminarFelicidades a monseñor González Agápito. Un hombre honesto. Guardo un grato recuerdo de su labor como fiscal de la diócesis de Barcelona. Un auténtico promotor de Justicia. Lo fue para mí. Más aún: un auténtico ángel de la guarda
ResponderEliminarHe asistido en varias ocasiones a la Santa Misa en que monseñor Jaume presidia. Sus homilías han sido siempre de interés, bien estructuradas, con mensajes claros y de contenido. Un privilegio escucharlo.
ResponderEliminarMuchas felicidades.
José Ramón Navarro
Un fuerte abrazo y toda nuestra admiración por su trabajo en pro de la iglesia y su ministerio. Desde Sabadell/Barcelona /España Parroquia de Sant Vicenç de Jonqueres
ResponderEliminarMi Monseñor precioso, Padre, Hermano, Amigo, si no he perdido la Fe es por su testimonio
ResponderEliminarMi más sincera felicitación para monseñor González-Agapito. Medio siglo al servicio de los demás, ayudando al prójimo, enseñando el lado bondadoso De la Iglesia. Junto a mi estimado Mossen Salvador, celebración mi matrimonio, bautizaron a mi hija, resolvieron y guiaron los momentos más importantes relacionados con la fe. Gracias por todo!
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