Anatomia de un hundimiento

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Salida de los padres conciliares
Existe una cuestión-tabú ampliamente ocultada en nuestra Iglesia, un debate que no se quiere afrontar. Se trata del análisis imparcial del Concilio Vaticano II. Las posiciones al respecto son tan frontalmente contrapuestas, que se ha preferido preservarlo como un objeto intocable, cerrado a cualquier crítica. El mayor peligro está en las que provienen de medios calificados de integristas, cuya línea argumental ni siquiera están dispuestos a considerar los que ven en el Vaticano II la salvación de la Iglesia, a través sobre todo de algo tan elástico como “el espíritu del Concilio”. Un “espíritu” que monopolizó el progresismo (en Cataluña, hibridado con el nacionalismo). Baste recordar el libro de Mons. Pere Tena en conmemoración del vigésimo aniversario de la clausura del Concilio: “La impossible restauració” (1985) editado en castellano por PPC en 1987.
Mi convicción es firme, compartiendo tesis con numerosos sociólogos del catolicismo europeo de hoy en día: la crisis del catolicismo en Cataluña de los años 60 y 70 se produjo a partir del Vaticano II, mucho antes de la Transición política española o de las reacciones contrarias a la encíclica Humanae Vitae sobre la contracepción. No es que esos elementos no hayan tenido importancia; pero sólo amplificaron la ola, no la crearon. El Concilio Vaticano II parece haber creado esa reforma, que hizo estallar la crisis que pretendía evitar. La reforma era probablemente necesaria, pero el espíritu con que se aplicó no fue reformista, sino revolucionario. La reforma quedó en manos de auténticos enemigos de lo que había sido la Iglesia hasta entonces. Y fue imposible evitar que se comportaran como furibundos talibanes ansiosos de desfigurar esa imagen detestable de la Iglesia. Es la que Benedicto XVI llamó hermenéutica de la ruptura. Una hermenéutica que se impuso tanto en la liturgia como en la moral.
Si realizásemos una radiografía del catolicismo en la Cataluña de los años 60 y 70 y aún inicios de los 80, convendríamos en observar un ambiente de cierta estabilidad general. Aún una generación con una inmensa mayoría de bautizados y una práctica dominical en torno al 25%; aunque se anunciaba  un hundimiento en la práctica religiosa. En la generación más joven se hizo visible en términos de asistencia a misa dominical, vocaciones, pero también confesión. Eran indicios indudables de una grave crisis. Hoy en día los índices han caído vertiginosamente, tanto en bautizados, como en toda la práctica religiosa: matrimonios, entierros, primeras comuniones y confirmaciones. La asistencia a misa dominical no supera el 2%. 

Pero en el examen de la situación no hemos de ceder a la fácil tentación de  explicar este hundimiento cayendo en uno u otro de los dos extremos: el de los dogmáticos que monopolizaron el “espíritu del Concilio y el de los tradicionalistas. Los primeros, al valorar al Concilio se enorgullecen de él viendo una nueva primavera de la Iglesia y rechazan de manera sistemática el establecer un nexo entre el Vaticano II y la crisis, constantemente negada a pesar de la abrumadora evidencia. Los segundos han hecho del Concilio el alfa y el omega de la crisis, responsable de todos los males, rechazando comprender el contexto sociológico real y la necesidad de las reformas que emprendió el Concilio.
Éxodo rural de los 60-70. Santa Coloma de Gramenet. Barrio del Fondo
Si queremos ser sinceros y rigurosos, hemos de considerar la amplitud de la crisis por la simultaneidad de dos mutaciones: una religiosa, otra socio-cultural. La mutación religiosa más notoria estuvo básicamente en manos de la Iglesia. “El pueblo” se convirtió en el eje de la acción religiosa, desplazando a Dios. La liturgia se enfocó de cara al pueblo, con lo que Dios fue quedando cada vez más relegado como razón última de la liturgia.  Y en cuanto a la mutación socio-cultural, ésta va ligada al final de las reservas rurales del catolicismo, que se produce en ese periodo de urbanización y éxodo hacia los grandes núcleos urbanos; y esto coincide con una menor vitalidad demográfica de las familias católicas, fenómeno muy poco analizado.
En cuanto a la mutación religiosa, hay que subrayar el hecho de que el Vaticano II fue percibido (con la contribución de tantísimos sacerdotes por no decir la mayoría) como el final de la cultura de la práctica obligatoria. A esto hay que añadir la destrucción de la noción de pecado, que ha tenido efectos devastadores sobre el nivel de práctica religiosa. Ambas cosas se vendieron como los frutos más selectos del Vaticano II. No nos podemos imaginar qué efectos desencadenó en el alejamiento de los jóvenes de la Iglesia. Pero más importante quizás ha sido el silencio de los sacerdotes sobre la escatología cristiana, es decir los novísimos. Ese silencio, a mi entender culpable, ha modificado la concepción de la salvación que parecía compartida por todos hasta los años 60.
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Dr. Narciso Jubany Arnau
Podría desde la Teología más clásica o la Apologética más consistente o quizás el recurso a Cartas Pastorales muy pretéritas, reafirmar esos elementos difícilmente contestables. Pero voy a recurrir simplemente a las Glosas Dominicales del que fuera Arzobispo de Barcelona Mons. Narciso Jubany. Estoy procediendo a  una lectura sistemática y minuciosa de todas ellas. Del gobierno pastoral del Cardenal Jubany podemos criticar muchas cosas y atribuirle el origen de muchos males. Cierto. Pero lean sus Glosas Dominicales y Cartas Pastorales. Impresionantes. Incisivas, realistas, ponderadas, exigentes, bien fundamentadas en la doctrina. Jubany era un pastor. Y no traten de compararlas con las de otros prelados. Quizás en lo que dijeran tendrían razón. Pero Toledo no era Barcelona.
Otra de las razones que influyeron en el estado de cosas en el que nos encontramos, es la voluntad de ruptura con el pasado que ha predominado en dos o tres generaciones sacerdotales y por extensión, del laicado. También en los obispos. Voluntad fundada en el llamado “espíritu del Concilio” del que Benedicto XVI subrayó los profundos desequilibrios, y por qué no decirlo, maldades.
C:\Users\Francesc\Desktop\aberracic3b3n-liturgica.jpgSi el Vaticano II ha contribuido mucho al hundimiento observado a partir de los años 60-70, no es por sus textos, que no son en absoluto rupturistas, sino en razón del estado de ánimo suscitado en el contexto optimista de la época de modernización absoluta. El Concilio desencadenó una puesta al día indispensable, sin la cual el hundimiento hubiera sido aún mayor y sin el cual la renovación iniciada por Juan Pablo II hubiera sido quizás imposible. Pero esa puesta al día, ese aggiornamento se desmadró hasta el punto de que tanto en liturgia como en moral, cada uno hizo de su capa un sayo.
Analizar todo ello, reflexionar concienzuda y honestamente, así como poner manos a la obra en reparar los errores, será el inicio de cualquier proceso de recuperación y nueva evangelización. Es mi convicción. Capítulo aparte merecería la influencia de los abusos litúrgicos y de una liturgia desacralizada en todo ello. Pero eso es harina de otro costal. Figues d´un altre paner!
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

Licenciado en Derecho Canónico e Historia

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32 comentarios

  1. Me pregunto qué dialéctica considera apropiada Mn. Espinar para "poner manos a la obra en reparar los errores".

    ¿Es posible reparar los errores mediante la burla, la crítica despiadada o el insulto?

    Porque a veces, es mi impresión, eso es lo que abunda en esta página y otras parecidas.

    Reparar errores, reconducir ideas, sí. ¿Pero a costa de qué?

    Por lo demás, estoy de acuerdo con Mn. Espinar.

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    1. Mn. Espinar ha usado un lenguaje misericordioso, pues lo que simplemente se merecían es un elenco sugestivamente surtido de improperios variados, con lanzamiento de piedras, lo mismo que sufrió David por parte de un pariente que había sufrido sus injusticias: "esgraciado" [piedra va], "inútil" [piedra viene], "sinvergüenza" [otra piedra]... y David, debiendo de decir: "Déjadlo, dice la verdad y cumple una orden de Dios".

      De todas maneras, Jesús creo que nos dice que ya no es momento de mirar hacia atrás con ira, pues lo desarreglado ya no lo vamos a arreglar. Hay que coger el arado y mirar adelante, sabiendo del horror postconciliar vivido, pero no mirando atrás, sino nos convertimos en estatuas de sal.

      Hoy hemos de mirar hacia delante, pues lo que viene es, por los signos de los tiempos, ni más ni menos que la Gran Apostasía predicha por San Pablo en 2 Tesalonicenses 2 previo al Anticristo, es decir, que todos nosotros, desde el más sabio al más bajo, vamos a sufrir un "casi" invencible ataque a la fe católica, que incrementará el mal en la sociedad, la caridad se enfriará, y la fe se perderá: "Cuando yo venga ¿encontraré fe?".

      El que se crea fuerte en la fe, que piense que la puede perder en días, ante el arreciamiento del mal.

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  2. "El Concilio Vaticano II parece haber creado esa reforma, que hizo estallar la crisis que pretendía evitar. La reforma era probablemente necesaria, pero el espíritu con que se aplicó no fue reformista, sino revolucionario. La reforma quedó en manos de auténticos enemigos de lo que había sido la Iglesia hasta entonces. Y fue imposible evitar que se comportaran como furibundos talibanes ansiosos de desfigurar esa imagen detestable de la Iglesia. Es la que Benedicto XVI llamó hermenéutica de la ruptura."

    Mejor dicho, imposible.

    Discrepo de lo de talibanes, yo diría lo siguiente: hunos, tártaros y mongoles.

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  3. Mosén Francesc, como en la feria, de la que cada uno habla según le va en ella, del Concilio Vaticano cada uno lo explica desde su peculiar vivencia. Recuerdo que en la fecha de inauguración, o apertura como se llamó, Juan XXIII mostró sin disimulo, o espontáneamente, con la inflexibilidad de las rúbricas que le imponía Henricus Dante. Vino a decirle ante tanta indicación –ahora esto, ahora aquella, aquí inclinación, allí bese el ara, etcétera- “déjeme en paz, buen hombre”. ¿Una metáfora del Concilio?
    Martín Descalzo, desde Ecclesia, nos vendía unas notas lo más ajustadas posible, mientras Aradillas desde los periódicos frivolizaba con sus peculiares visiones de tirios y troyanos, en plan bélico: tradicionalistas contra centroeuropeos. Muchos no entendieron la profundidad de determinados documentos y se quedaron con lo epidérmico.
    Luego vino la traición al Concilio por algunos padres conciliares. Por ejemplo, Rahner y Häring, con el rubiales de Tubinga (Hans Kung). De Rahner se ha escrito recientemente un libro excelente desmontando sus disparates. Häring hizo mucho daño con su engreimiento en teología moral que contaminó a los redentoristas europeos y en España a los moralistas que giran en torno a Marciano Vidal. Los grandes moralistas de Oña, Gregoriana y San Cugat quedaron silenciados lo mismo que los expertos en sacramentos de Oña y de eclesiología de Granada.Por ceñirme a los jesuitas.
    Los disparates atribuidos al Concilio eran en realidad interpretaciones de los mencionados y otros, muchos los teníamos “aquí a la vora”, que confundieron un Concilio pastoral con un Concilio ayuno de doctrina, como si pudiera darse pastoral sin doctrina. En la autobiografía de Ratzinger se lee una óptima interpretación de las primeras medidas encaminadas a una interpretación correcta de lo que se dictaminó en la augusta asamblea.
    Por no extenderme. Uno de los capítulos innovadores fue el de los carismas. Hoy a cualquier cosa se le llama carisma. Y en la Iglesia de cualquier necedad se dice que es propia del carisma de quien la comete. Durante años tuve, dedicadas, las separatas que a los carismas dedicó en Revue Thomiste el padre Nicholas, catedrático de dogma de la Universidad suiza de Friburgo. (Alguien me las “pispó”.)Era una interpretación cabal del sentido de los carismas desde la Escritura al Vaticano II pasando por los Padres y la historia de la teología.

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    1. Ya le confesé en esta página, sr. Valderas, que fui yo quien robó algunos ejemplares de su biblioteca. Creo que entre ellos estaban esas separatas. Eso fue hace ya muchos años, una vez que estuve investigando en su biblioteca. Ya dije que fue una estupidez por mi parte, y desde luego, ahora no lo volvería a hacer. También dije que, lamentándolo mucho, no puedo devolverle esos documentos, los extravié en una de mis numerosas mudanzas. De veras créame que lo siento mucho, ya que ahora el daño no tiene arreglo, estando extraviados esos libros.

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    2. Totalmente de acuerdo con el Sr.Valderas Gallardo.

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    3. "Los disparates atribuidos al Concilio eran en realidad interpretaciones de los mencionados y otros, muchos los teníamos “aquí a la vora”, que confundieron un Concilio pastoral con un Concilio ayuno de doctrina, como si pudiera darse pastoral sin doctrina."

      1. Me gustan volver a leer los autores de teología sana, y yuyu para los que fueron dioses del progresismo y hoy son ídolos caídos y desaparecidos.

      Lamento muchísimo que todos, los católicos medios, entre los que me cuento, seamos de una mediocridad y vulgaridad rayanas en la ignorancia más desesperante, inexcusable en la era de internet. La misión de los sacerdotes y obispos es enseñar para santificar: lo que han hecho muchos miserables es no enseñar, enseñar mentiras. Lo siento. Recen por estos malos consagrados, su juicio será duro, inflexible y rígido: no tendrán defensores en su juicio escatológico de almas, pues el mal que hicieron y están haciendo es un pecado mortal sin paliativos: callan y engañan sabiendo y queriendo.

      ¿Por qué nacieron? ¿Por qué escogieron ser sacerdotes? Mejor les hubiera sido que se ligaran una piedra de molino al cuello y se hubieran tirado al océano...

      En el mismo seminario de Barcelona, durante los 1960-1965, circulaban documentos ciclostilados que decían cosas análogas y parecidas a que "El Concilio permite ya decir la misa en catalán y decirlas cara al pueblo", "El Concilio dice que el pan puede ser de cualquier tipo", "El Concilio permite meter morcillas e invenciones en la misa porque se basa en la innovación, la libre elección y la reducción", así como cualquier tontería que puedan imaginarse: inventarse las lecturas, los cantos, sustituir el órgano por guitarras, inventarse prefacios y oraciones eucarísticas, meter fervorines y morcillas donde se deseara, modificar toda la moral, la fe y la eclesiología... todo lo que han visto y todo lo que se ha escrito en GG...

      Nunca se supo el origen de todos aquellos disparates escritos (parecían salidos de un cuarto oscuro de Roma por masones eclesiásticos), pero sí se conoce, más o menos, cómo degeneró la liturgia, moral, fe, culto y eclesiología de la Iglesia catalana:

      --- las rebeliones ya en pleno franquismo, el desatamiento de la apostasía después de 1977, la ocupación progresiva del poder episcopal de Barcelona por la U en 1985, la sumisión esclava de los consagrados a Pujol y a su Agenda 2000, pervirtiendo sus púlpitos y altares a la Bestia nacionalista, a la bendición de las leyes enemigas de Dios que realizaba o desarrollaba la Generalidad de Pujol, el uso de las parroquias y conventos a la normalización lingüística, la extensión de la Nueva Era (zen, yoga, meditación, budismo, chacras...), la moral luterana, modernista y progresista, el apoyo a los partidos de izquierdas...

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    4. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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  4. "Del gobierno pastoral del Cardenal Jubany podemos criticar muchas cosas y atribuirle el origen de muchos males. Cierto. Pero lean sus Glosas Dominicales y Cartas Pastorales. Impresionantes. Incisivas, realistas, ponderadas, exigentes, bien fundamentadas en la doctrina. Jubany era un pastor."

    Una crítica fundamental del Gobierno Jubany es que de 1971 a 1985 (año de su enfermedad cardíaca), a los efectos prácticos, y sin menoscabo de la profunda doctrinalidad suya, lo cierto es que el nacional-progresismo empezó a tomar posesión del gobierno episcopal.

    Sólo había que ver los diversos ejemplares clandestinos de algunas revistas clericales de ciclostil. Puro marxismo PSUC, puro nacionalismo. En 1985, coparon casi todos los órganos de gobierno episcopal (sobre todo los de la U).

    ¿De qué sirvió tanto doctrinarismo severo y riguroso? A los efectos prácticos, para nada en absoluto. Eso lo viví en los principios de los 1980 en el seminario: desmantelamiento progresivo. Por un lado, los viejos profesores buenos, de cuando se hacían la cosas con rigor, y de otro, los nuevos, los modernos, con sus fatales faltas de conocimiento y excesos sectarios ideológicos marxistas-nacionalistas.

    No es suficiente el dar glosas rigurosamente ortodoxas. Luego hay que mirar la pastoral, la aplicación de la doctrina, y sobre todo, el gobierno episcopal realmente efectivo que se emprende.

    La Iglesia española y sobre todo la catalana, nos abandonó a nosotros los católicos desde un punto de vista de la enseñanza y santificación en la vida política: los obispos nos dejaron, les molestamos, nunca nos dieron la enseñanza política de la Iglesia, ni nunca apoyaron a los católicos en la vida pública.

    Es compatible un rigor doctrinal con una catastrófica pastoral y gobierno. Los tres han de ir a la par, como iban al unísono en el caso del arzobispo San Antonio María Claret.

    Si no van equilibrados la doxa, la praxis y el gobierno, entonces lo que salen son pesadillas, monstruos y engendros difíciles de comprender y manejar.

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  5. Concilio Vaticano II y Concilio Provincial Tarraconense de 1995: fábricas de no-santos17 de junio de 2018, 19:04

    "Si el Vaticano II ha contribuido mucho al hundimiento observado a partir de los años 60-70, no es por sus textos, que no son en absoluto rupturistas, sino en razón del estado de ánimo suscitado en el contexto optimista de la época de modernización absoluta."

    Lo cierto es que viendo los resultados reales, objetivos y materiales, el Concilio Vaticano II ha sido un gran fracaso, al margen de sus buenas intenciones.

    En Cataluña, el Concilio Vaticano II de 1965, sin dudarlo, junto con el impracticable y olvidado Concilio Provincial Tarraconense de 1995, son dos documentos ya obsoletos y agostados, debido al radicalmente nuevo contexto eclesial, cultural y socio-político-económico de España y el mundo. 55 años después, ya se necesitaría un nuevo Concilio adaptado para las innovaciones del mundo y la Iglesia, y para las correcciones de errores eclesiales del pasado.

    La solución siempre es espiritual, y está en manos de Jesús. Durante los años 1820-1830, la Iglesia catalana estaba totalmente arruinada, desprestigiada y perdida en un mundo nuevo, próxima al desastre eclesial, por una serie de zascas consecutivos: las guerras napoleónicas (1808-14), la masonería liberal, el sexenio absolutista (1814-20), el trienio liberal (1820-1823), la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823), la década absolutista (1823-33), la guerra realista de los "malcontents" (1827), las bullangas, y la primera y segunda guerra carlista, ésta de los "matiners" (1833-1849).

    El enderezamiento de la Iglesia en Cataluña empieza con la Gran Oración de la Iglesia Universal a favor de la Iglesia en España, gracias a la iniciativa del papa Gregorio XVI. Ejemplo inestimable que debería de ser repetida hoy en día.

    El Espíritu Santo, a través de los institutos religiosos al servicio del necesitado (pobre, enfermo, incapacitado, mutilado, anciano, viuda, huérfano) hizo posible que la Iglesia en Cataluña recuperara el prestigio moral con la mayor hornada de santos que jamás se haya dado en toda la historia de Cataluña, y que sólo se compara al traumático período de la Guerra Civil española (1936-39):

    - Santa Paula Montal (+1889)
    - Santa Maria Rosa Molas (+1876)
    - Santa Maria del Carme Sallés (+1911)
    - Santa Teresa Jornet (+1897)
    - Santa Joaquima de Vedruna (Barcelona 1783- Vic 1854)
    - Santa Carme Sallés y Barangueras (Vic 1848-Madrid 1911), fundadora de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza
    - Beataq Ana Maria Janer (+1885)
    - Beata Maria Ana Mogas (+1886)
    - Beata Maria Ràfols (+1853)
    - Venerable Caterina Coromina i Agustí (+1893), fundadora de las Josefinas de la Caridad
    - Venerable Paula Delpuig Gelabert (Paula de St. Aloysius) 1889

    - San Antonio María Claret y Clará (Sallent 1807 – Fontfroide 1870)
    - San Francesc Coll y Guitart (Gombrèn 1812 - Vic 1875) O.P., fundador de las Dominicas de la Anunciata
    - San Enrique de Ossó (+1896)
    - San Josep Manyanet i Vives (+1901)
    - Venerable Josep Torras y Bages (Les Cabanyes 1846- Vic 1916), obispo de Vic
    - Venerable Joan Collell i Cuatrecases (Vic 1864- Vic 1921), director espiritual del Seminario de Vic y fundador de las Sirvientas del Sagrado Corazón

    ¿Qué nos ha dado el Concilio Vaticano II de 1965 y el Concilio Provincial Tarraconense de 1995? Sin juzgarlos subjetivamente, no obstante sí se puede hacer un juicio objetivo, por los frutos visibles: nada han dado, son estériles, es una Iglesia catalana infecunda, es más, ha destruido el Pueblo de Dios, lo que prueba que su interpretación e implementación son heréticas y heterodoxas, hechas por malos pastores y malvados prelados.

    Juicio objetivo, de resultados palpables, sin entrar en valoraciones de culpa, imputabilidad y responsabilidad.

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  6. Este Señor que sale en la ultima foto,qué es?,es un payaso en una Iglesia o es un Mosén PAYASO?

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    1. Recuerdo haber visto esta foto. Es un sacerdote católico que se viste como payaso y canta con las estupendas niñas de atrás. Al menos, dentro del ridículo, se sabe rodear bien.

      Generalmente, estas payasadas se hacían según el "Espíritu del Concilio", directamente inspirada por satanás, pues la Misa es el sacrificio incruento de Jesús en la Cruz para el perdón de los pecados de toda la Humanidad pasada, presente y futura, como víctima de expiación para aplacar la ira de Dios.

      Esta bufonada, mamarrachada, gansada, bobada, mascarada, arlequinada, payasada y farsa, además de blasfemia y sacrilegio de estos perversos sacerdotes y, sobre todo, malignos obispos y abades que lo toleran, son los hechos que han desacreditado al Concilio Vaticano II, a la Iglesia Católica, y al acto sacrificial de Jesús, junto con los abusos y otros delitos eclesiásticos.

      Un insulto a los payasos, arlequines, humoristas, comediantes y bufones, pues son profesiones que lo harían mejor, pero además, acto blasfemo-sacrílego, castigado con la pena del infierno si se sabe y quiere hacerlo en libertad, por lo que aquellos profesionales no lo harían nunca.

      Así de estúpidos son los sacerdotes bajo este "Espíritu del Concilio"... Recen por ellos, huyan de ellos, denúncielos ante el obispo...

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    2. Pues para bufonadas en misa, las del Cardenal Bergoglio, que salieron a la luz cuando fue elegido papa. Salía en una misa celebrada en un estadio, con Mickey Mouse y compañía, en tamaño gigante, paseando por el presbiterio mientras el cardenal decía una misa infantil y predicaba infantiloide, y decía gansadas a la medida del acto que estaba celebrando.

      Fue entonces cuando me hice la primera idea de la personalidad del nuevo Papa, de la solidez de su doctrina, y de su brillo intelectual.

      Y todo, absolutamente todo lo que he visto de este papa, me confirmó en esa primera impresión. El papa Francisco ha resultado ser exactamente igual al Cardenal Bergoglio, y él, tan sumamente él, es igual a sí mismo. Diciendo misa en diálogo abierto con Micky Mouse y con los niños en plan circo. Es la ingeniería pastoral o pastoril bergogliana con la que se está renovando la Iglesia. Es el "Espíritu del Concilio" elevado a la categoría de esperpento.

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    3. 15:06

      Por esta razón, si bufoneas la misa, la vuelves mundana, y la desprovees de toda transcendencia y sacralidad.

      La misa deviene una patochada... y con ella, toda tu religión y el Dios en el que dices creer.

      Finalmente, es un indicio de que no crees en tu propia religión, pues la misa es lo más sagrado.

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  7. "Si el Vaticano II ha contribuido mucho al hundimiento observado a partir de los años 60-70, no es por sus textos, que no son en absoluto rupturistas..."

    Se equivoca, Mn. Espinar. En los documentos conciliares hay diversos puntos de ruptura con la Tradición. Aquí tiene una buena sinopsis:

    https://adelantelafe.com/puntos-de-ruptura-entre-el-concilio-vaticano-ii-y-la-tradicion-sinopsis/

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    1. Esto es cierto, hay textos del Concilio Vaticano Segundo que son una clarísima y rotunda ruptura con la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, dado que los textos del Concilio Vaticano son simplemente consensos entre las diferentes corrientes teológicas del momento.

      Pero esta problemática tenía una muy fácil solución, que era aplicar el sistema de interpretación integrativa, es decir, que se tenían que colocar todas las afirmaciones del Concilio Vaticano Segundo frente a todas las afirmaciones que ha realizado la Iglesia durante los últimos 2000 años, darles una graduación adecuadamente teológica, es decir, si son verdad divinamente reveladas, verdad definitiva de doctrina católica o verdad segura, y luego empezar a extraer las conclusiones necesarias.

      Lo que se ha hecho es simplemente la irracionalidad teológica de considerar a los textos del Concilio Vaticano Segundo como si fuesen el Quinto Evangelio, y que cada obispillo lo interpretara como le daba la real gana según un falso espíritu del Concilio.

      Esto ha sido el desastre para el propio Concilio Vaticano Segundo con el paso del tiempo, en que ha quedado superado tanto por el contexto social de 1965, que nada tiene que ver con el 2018, como todas las consecuencias negativas de todo tipo que han dado las sucesivas interpretaciones rupturistas.

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  8. Una carta reciente que demuestra que Francisco apoya la teología de la liberación:

    http://catapulta.com.ar/?p=5695

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  9. Una supuesta guerra civil en el Vaticano contra la mayoría de los obispos alemanes, en relación a la comunión de los luteranos casados con católicos:

    https://onepeterfive.com/vatican-specialist-there-is-a-rending-civil-war-in-the-church-and-francis-knows-it/

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  10. El Espíritu del Concilio es un demonio que conviene exorzizar (palabras de un obispo americano de la zona india). SG.

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  11. El cambio de paradigma que introdujo el Concilio Vaticano II se advierte desde el primer momento. Se encuentra ya en el discurso inaugural pronunciado por Juan XXIII: "Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas. No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos..."

    Esta renuncia a ejercer medidas disciplinarias frente a los propagadores del error marcará la pauta de la Iglesia hasta el momento presente. Sus consecuencias desastrosas están a la vista de todos.

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  12. Las consecuencias, en la práctica, de todo esto si Dios no lo remedia, va a ser una unión ( quizás no oficial pero sí de hecho) con la Iglesia Luterana. ¡¡ Al tiempo !!.. A la Iglesia Católica le quedará el nombre.

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    1. De hecho, ya es casi una carcasa vacía, pero hace falta un empujón jurídico que cambie todas las normas morales...

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  13. El Concilio Vaticano II está muerto18 de junio de 2018, 13:52

    Hermenegildo: "El cambio de paradigma que introdujo el Concilio Vaticano II se advierte desde el primer momento."

    El Concilio Vaticano II fue más bien un concilio político, donde los documentos se votaban una vez cocinados por una comisión restringida de teólogos.

    Por ello, todo el Concilio Vaticano II necesita ser integrado por toda la Tradición y Escritura Sagradas, más el Magisterio conciliar y pontificio interpretador, sobre todo por el importantísimo Concilio de Trento.

    Que el Concilio Vaticano II está ya muerto lo demuestra la lógica de remisión de Francisco a las "Sorpresas del Espíritu" y al "Nuevo Paradigma".

    Se considera que hay que cambiar las normas morales, y el Concilio Vaticano II ya no es útil, pues se agotó con 50 años de la herética hermenéutica de la ruptura.

    Una vez cumplida su misión, el Concilio Vaticano II está muerto y enterrado, y la heterodoxia se impulsa con las remisión al tal Espíritu de las sorpresas y la Nuevo Paradigma...

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    1. Si como dice usted,con razón,que el concilio está muerto,pues que HAGAN otro concilio.Pero que no lo hagan en el vaticano,por favor,que lo hagan por ejemplo,en Daghestan,Chechenia o Tartaristan. Así no mancillarán el buen nombre de LA ROMA AETERNA!

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    2. 21:09

      Desde luego... bien lejos de Roma...

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  14. LA CEGUERA VOLUNTARIA DE LOS CURAS PROGRES

    Negar el fracaso de la pastoral progresista es un acto de ceguera voluntaria. Y si nos miramos aquí en Cataluña la mezcla de progre y nacionalista, el fracaso se hace ostentoso.

    Y será por lo que ustedes quieran; pero resulta que si comparamos los frutos de los curas conservadores que mantienen la ortodoxia doctrinal, moral y litúrgica, veremos que éstos cosechan buenos resultados, mientras los progres siguen cayendo en picado. Obviamente no resisten la comparación con los pésimos resultados de los vaciadores de iglesias. Explican éstos que es la hora de los laicos (a los que cada vez se ve menos) y que ha pasado el tiempo de la práctica religiosa que conocíamos de toda la vida y de la iglesia anticuada (también en moral) anterior al Concilio. Toda esa palabrería (ya no les queda nada más) no es suficiente para ocultar su estrepitoso fracaso. La equidistancia entre unos y otros es ceguera, nada más que ceguera.

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  15. Mn. Espinar propone con mucho acierto una necesaria reflexión profunda. Creo que puede ayudar la lectura de un extenso y bien documentado análisis de la historia de la Iglesia. Me refiero a La hoz y la cruz, de Ricardo de la Cierva, Ed. Fénix, Madrid 1996.

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  16. La famosa grieta por donde entró el humo de satanás no era tal,entró por la PUERTA PRINCIPAL de la Basílica de San Pedro. En resumen,la abrieron desde dentro personajes OBSCUROS,Muy OBSCUROS!!!

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  17. Si ya tenemos un libro que lo dice todo: REcuperar la fe en dos días.

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  18. "Lágrimas en la lluvia" dedicó el programa 48 (30.10.2011) a El Postconcilio, en el que se ofreció la película "Católicos" (The Catholics) de Jack Gold (1973) y participaron el P. Alfredo Verdoy, Miguel Ayuso, David Amado y el P. José Antonio Sayés. Visible en YouTube y audio descargable en Ivoox.

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  19. Lúcido análisis de lo que hemos vivido. Gracias Mosén. Oremos mucho porque encontremos el camino

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  20. Resula contradictorio:

    - Reconocer el origen de la crisis en el Concilio Vaticano II, al tiempo que se alaba (en artículos anteriores) la obra de Pablo VI, como si éste no tuviera nada que ver con "El Concilio" ni con su aplicación posterior.

    - Diferenciar entre los textos del Concilio ("buenos") y la aplicación del mismo ("revolucionaria"), cuando en realidad la aplicación del Concilio fue jerárquica –de arriba a bajo—, con no pocas imposiciones y abusos por parte de estos.

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