Me place empezar esta reflexión dándoos la respuesta clásica, la de toda la vida, que hoy se ha convertido en lo más políticamente incorrecto que se pueda imaginar. Pero es bueno recordar que ésta ha sido la única respuesta admitida durante siglos: la misma que hizo que los partidos de izquierdas, sacándole punta a su peculiar ideología se opusieran al sufragio femenino con furia militante, o que desconfiaran de la mujer para conducir un coche o para ser titular de una cuenta corriente.
Pues sí, la respuesta de siempre (la que muchísimos siguen pensando, pero se lo callan) es que al ser la mujer más tonta, es más fácil engañarla. Y para eso están los curas: para engañarlas. Y por cierto, la razón que aducían los partidos de izquierda para oponerse al sufragio femenino, era que al ser tan tontas las mujeres (¡eran el sexo débil!), a la hora de votar se dejarían manipular por los curas; porque en manos de éstos estaba la voluntad y por tanto el voto de las mujeres. Éste sí que es un auténtico pensamiento de izquierdas. Hoy es otra la postura (que no la convicción) de las izquierdas. Hoy toca decir otras cosas.
Pues bien, viéndonos forzados todos a estar de acuerdo en que el número de mujeres en las iglesias no es muy superior al de hombres por ser más tontas, más manipulables y más débiles que los hombres, no nos queda más remedio que buscar una respuesta de un mínimo nivel intelectual. Vamos a ello.
Ante todo hemos de partir del hecho biológico de diseños claramente diferenciados en la configuración sexual y en el desempeño conductual; y en los roles diferenciados que de ello se derivan. Una derivada de estos factores es que la capacidad espiritual de la mujer es muy superior a la del hombre y tiene caracteres tan diferenciales respecto a la del éste, como por ejemplo la voz y el habla. Las cosas que dice la mujer y el cómo las dice, además de su timbre, distan un buen trecho de las que dice y de cómo las dice el hombre: tanto como dista la diferencia de timbre.
Pero vamos al valor supremo de la mujer, con el que están íntimamente conectados sus demás valores: la mujer ha sido dotada física y anímicamente para la maternidad, oficio que requiere un gran cúmulo de virtudes a las que el hombre tiene muy difícil alcance. Es la necesidad que siente la mujer de perfeccionar su maternidad con los aportes de la paternidad, lo que la convierte en el eje en torno al que se construye la socialización de la especie. Esto da como resultado que la mujer sea anímicamente muy distinta del hombre; o formulado a la inversa, es muy difícil para el hombre hacerse con las virtudes que configuran la maternidad.
Permitidme, ya que viene al hilo, una observación preocupante sobre el lenguaje: en la que aún no se ha fijado la ideología de género. Resulta que nuestros ancestros romanos entendieron que sólo el varón (el vir) era capaz de virtus. La mujer no contaba. Tienen en su descargo, que en un tiempo en que o esclavizabas o te esclavizaban, la capacidad de ataque y defensa era determinante. Sin eso, si no había virtus, ni tan siquiera valía la pena hablar de lo demás. Fue el cristianismo el que no sólo incorporó a la mujer a la virtud, sino que consiguió que socialmente fueran altamente reconocidas las virtudes de la mujer, entre las que brillaron con enorme fuerza las vinculadas a la maternidad.
Tengo interés en repetir este concepto para que cale bien en las conciencias: la Iglesia es la institución que más ha hecho en toda la historia de la humanidad por la dignificación de la mujer. Se nos ha estado vendiendo la falsedad de que la Iglesia ha contribuido a la subyugación de la mujer. Falso de toda falsedad. Basta comparar con lo que ha hecho de ella la ideología de género (precedida por el feminismo, doctrina de usar y tirar, y ya en fase de liquidación) para entender que aunque sólo nos fijásemos en cómo construyó la maternidad el cristianismo, sólo con eso le saca una enorme ventaja a la basura que se le está vendiendo hoy a la mujer: disponibilidad sexual absoluta, incluidos anticonceptivos y aborto (infanticidio en los casos más graves). Con un tremendo agravante, y es que la maternidad dura desde la concepción hasta la propia muerte; mientras que la valoración de la mujer a través de su atractivo y disponibilidad sexual tiene una fecha de caducidad muy corta y las más de las veces en condiciones de auténtica esclavitud sexual.
La Iglesia ha dignificado a la mujer como ninguna otra cultura ni civilización, poniendo como el más alto modelo de mujer cristiana a la mismísima Madre de Dios, y elevando a la dignidad de los altares a una legión inmensa de mujeres que destacaron por virtudes de amplísimo espectro. Esto no son interpretaciones, son realidades.
Es posible por tanto que ésta sea una de las energías ocultas que empujan a la mujer a la Iglesia. Con todos los defectos humanos en que hayamos podido incurrir los miembros de la Iglesia; pero sobreponiéndose siempre y dominando la enorme fuerza del Espíritu, que desde su primer momento tuvo a la Madre de Dios como su más firme columna.
Y he aquí que al estar anclada la maternidad tan reciamente en el misterio, es singular la capacidad e incluso la inclinación al misterio que tiene la madre. Porque es que además ha de construir la vida del hijo totalmente sobre el misterio. Ahí tenemos la Navidad en todas sus variantes y luego los Reyes Magos como misterios en los que instalamos a nuestros hijos. Es que el recién nacido que se va incorporando a la forma de humanidad en que le ha tocado vivir, va dando sus primeros pasos de misterio en misterio. Nada de lo que va asimilando la criatura es racional. Como bien decimos, pasarán unos años hasta que se le reconozca el “uso de razón”. Y estos años sin uso de razón los comparte el niño con su madre, perfectamente capaz de moverse en ese mundo como pez en el agua.
Tras los misterios de los primeros meses (incluyendo en ellos los del embarazo), en que la madre es capaz de mantenerse comunicada con su hijo sin necesidad de recurrir a la palabra, vienen los misterios de la creación del lenguaje en el alma del niño. ¡Eso sí que es misterio! El niño aprende a decir “mamá” y resulta que descubre la inmensa fuerza que tiene esa palabra. Porque cada vez que la pronuncia con voluntad, aparece la madre. Y así va ocurriendo con la primera media docena de palabras que aprende. Y el misterio se va agrandando, y la madre ha de ser partícipe muy activa de ese misterio. Y luego la narrativa seguirá ampliando el misterio de la creación por la palabra. Para la mujer, y sobre todo para la madre, el mundo del misterio es una extensión natural de la realidad.
¿Qué tiene pues de extraño que la mujer se abisme en los misterios que pone la Iglesia ante sus ojos? He nombrado la Navidad y los Reyes Magos, tan geniales para los niños: para darle dimensión a la vida de los niños. ¿Y qué decir de la Semana Santa? Ahí la gran protagonista es la Madre que comparte de forma desgarradora los sufrimientos de su Hijo. No es ninguna casualidad que la Semana Santa haya arraigado tan hondo, tan hondo. Stabat Mater dolorosa…
Y luego tenemos la memoria de los que se fueron, la celebración de los difuntos. Todo un mundo con el que es la mujer quien mantiene las mejores conexiones. Y si añadimos el mundo asistencial, en el que tan intensamente se ha volcado la Iglesia, un mundo en el que la mujer mucho más arte y mucha más parte que el hombre.
En fin, que, con todo eso, y sobre todo teniendo en cuenta lo limitado que es el hombre en esos valores, nada tiene de extraño que sea la mujer la que más tarda en abandonar la barca de la Iglesia. Aunque hoy acaba también haciéndolo, para ahogarse en las turbulentas aguas de esa ideología de género que le promete la libertad… para hacerla inmediatamente esclava de las apetencias sexuales de un varón cada vez más pervertido y desnaturalizado.
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.es
Gracias Mossen por su magnífico artículo.Que Dios le bendiga y Rece por nosotros.
ResponderEliminarEso de que en la Iglesia el número de mujeres es superior al de hombres será en las generaciones de cierta edad; las mujeres jóvenes son tan poco creyentes como los hombres e incluso menos.
ResponderEliminarY, por cierto, si asisten a Misa tradicional observarán el curioso fenómeno de que hay más hombres que mujeres, y, lo que es más sorprendente, hombres jóvenes.
Me alegro de leerle de nuevo Pater; le echaba de menos. Su defensa de la vida y de la mujer hace que le tenga como referente. Un abrazo
ResponderEliminarUna revelación privada de Jesús lo dijo: la mujer tiene la ciencia infusa de la vida.
ResponderEliminarToda mujer está capacitada para tener y cuidar hijos, sea del lugar y la época que sea.
Prueba evidente de que hoy día las mujeres jóvenes son tan poco creyentes como los hombres es la caída en picado de las vocaciones a la vida religiosa femenina. Por el contrario, no pocos seminarios diocesanos se mantienen en números aceptables.
ResponderEliminarMás en picado, diría que en barrena, han caído las vocaciones religiosas masculinas.
EliminarNo puede comparar religiosas con seminaristas. Compare religiosas con religiosos.
Dígame una orden masculina que esté experimentando un suceso similar al de Iesu Communio, por ejemplo.
EliminarLos dominicos norteamericanos, por ejemplo, tienen muchas vocaciones. En cuanto a "Iesu Communio", su crecimiento se ha ralentizado mucho últimamente.
EliminarPor otra parte, la mujer que quiera consagrar su vida a Dios no tiene más opción que la vida religiosa o el laicado consagrado, mientras que los hombres, además de eso, tienen el camino del sacerdocio secular.
Pues claro, que por eso Jesucristo eligió a los hombres para el apostolado porque son los más inútiles por su poca inclinación a la espiritualidad. El mismo Espíritu Santo concede las vocaciones carismáticas a quienes son menos propensos a ciertas virtudes, por ejemplo existe una comunicación de Jesús a una santa fundadora de cierta orden que ahora no me acuerdo que le dijo Jesús: "te escojo a ti no por lo que eres sino por lo que no eres". De lo que se infiere que si se ordenaran las mujeres de sacerdotisas harian el trabajo demasiado bien y por eso Jesús no las llamó ya desde el principio. En los humanos inútiles para un carisma sobresale la Gracia de Dios que suple la carencia, y esto obliga a los creyentes a adorar a Dios y no a la persona que posee el carisma. Mas claro imposible. SG.
ResponderEliminarPara ensalzar a la mujer no hace falta denigrar al varón. Hay hombres inútiles como hay mujeres inútiles. La inutilidad no es cuestión de sexos.
EliminarAgradezco mucho el escrito de Mn. Custodio.
ResponderEliminarDespués de varias semanas de monotema antisecesionista en Germinans, hacía falta volver a la espiritualidad.
Interesante reflexión, sobre todo en un momento en que se pretende la indiferenciación entre hombre y mujer. Somos muy diferentes: y los valores diferenciales de la mujer están bien lejos del alcance del hombre.
ResponderEliminarComo dice Beatus, ya era hora de que entrara a Gérminans una ráfaga de aire fresco para desintoxicarnos del monotema de la independencia. No es que no sea preocupante e incluso angustiante (tengo en mi entorno, gente que vive este problema con mucha angustia); pero nos estamos asfixiando. Gracias, pues, mosén Custodio, por este bello artículo. No nos quedará más remedio que volver la semana próxima y las que le siguen, al monotema en que tantísima responsabilidad tiene la Iglesia. Por acción y por omisión.
ResponderEliminarOtras consideraciones en la misma línea:
ResponderEliminar-Son más las niñas que los niños en la catequesis.
-Son más las aportaciones económicas de las mujeres.
-Abundan más en los ministerios laicales.
-Encargan más misas de difuntos las viudas que los viudos (aunque también es verdad que hay más viudas que viudos, porque se cuidan más y porque la religiosidad aporta longevidad).
Hay más viudas que viudos sobre todo porque por biología la esperanza de vida de la mujer es mayor que la del hombre.
EliminarY, por cierto, eso de que las mujeres se cuidan más será también en las generaciones mayores porque hoy día las mujeres jóvenes cometen los mismos excesos que los hombres.
EliminarDon Custodio, los primeros en maravillarse ante el misterio de la vida son los propios embriólogos. Suelen estos citar un texto del judío cordobés Maimónides perteneciente a su Guía de Perplejos: "Un hombre piadoso de mi tiempo afirmaría que un ángel del Señor tenía que introducirse en el seno de una mujer encinta para ir moldeando los órganos del feto... Ello constituiría un milagro. Pero, ¿no sería un milagro mucho mayor que Dios dotara a la materia de capacidad para crear los órganos de un feto, sin tener que recurrir a un ángel para cada embarazo?"
ResponderEliminarDon Josemaría,le admiro mucho,pero esta vez sé ha pasado TRES PUEBLOS Y MEDIO!!!
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ResponderEliminarLa mujer capta psicológicamente de forma más directa que el hombre.
Hay que ver como María en la Anunciación escucha perfectamente el mensaje de su maternidad. Y contesta a pesar de su juventud con un juicio muy razonado. “¿Y como ha de ser si no conozco varón?”. Ella pregunta primero y no asiente cual modosita que no usa la inteligencia. Ella razona y tras la respuesta del Angel, asiente. Escucha y desde el corazón dice, sí.
La mujer es mucho más capaz de captar la trascendencia de Dios, así como la trascendencia de la maternidad, y en relación directa, la trascendencia de la propia relación sexual que la vive como exigencia de un amor con responsabilidad. Es capaz de percibir que detrás de Dios, sexo, maternidad, de alguna manera hay algo superior, quizás imposible de describir, pero que barrunta que existe de forma real.
Se refleja ya en el Génesis. Así como Eva es la primera que peca, dejándose seducir por la serpiente, también tiene la capacidad de reconocer su pecado prontamente. El hombre es más torpón para oír y para responder desde el corazón.
Dice el Génesis que Adán y Eva tras pecar, oyeron la voz del Señor que como todos los días acudía a pasear a la hora de la brisa. Respondieron escondiéndose de la vista del Señor, entre los árboles del jardín.
“El Señor llamó a Adán y le dijo ¿Dónde estás? Adán contestó: oí tu ruido en el jardín, me dio miedo porque estaba desnudo y me escondí. ¿Quién te informó que estabas denudo? ¿Es que has comido del árbol que te prohibí?”
El hombre no asiente delante de Dios, no. El hombre lo que hace es responder amenazadoramente a Dios: “la mujer que Tú me diste por compañera, me ofreció del fruto y comí”. El hombre tiene la barra de culpar a Dios por haberle puesto a la mujer para que le diera la manzana.
Sin embargo, se ve que cuando Dios le pregunta a la mujer: ¿Qué has hecho? Aquí la mujer reconoce instantáneamente su culpa. “La serpiente me sedujo y yo comí”. La samaritana, reconoce su culpa ya al principio. Incluso Jesús dice que las pecadoras públicas entraran antes que los fariseos en el reino. Nunca en el Nuevo Testamento el Señor recrimina a la mujer. La mujer desde el corazón reconoce al ser preguntada por el Señor si ha obrado mal.
Muy diferente al hombre, en que Jesús persigue al varón para que reconozca su culpa. Este tiene más dureza de oído y de corazón. Les llama camada de víboras, hipócritas, sepulcros blanqueados, etc. El hombre da vueltas y vueltas a su pecado antes de reconocerlo.
Hay que hacer notar que al pie de la Cruz había muchas más mujeres que hombres. No se le reconoce ninguna mujer enemiga en la vida pública de Jesús. No es así en relación con el hombre.
Quiero hacer una corrección cuando digo que la mujer es la primera que peca. No es así. Forma parte de un simbolismo en el cual se expresa la Revelación. Es una herramienta literaria para enfatizar. Lo que el relato individualiza es un acto único.
EliminarMe ha encantado la exégesis que hace Laura S. en su comentario de las 15:41. Excelente, Laura. Suelo leerla con mucha atención. Aporta la información doctrinal y científica que otros (que vamos más a bulto) no tenemos. Muchas gracias por sus comentarios.
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ResponderEliminarDiferencias entre hombre y mujer. Noten la diferencia en el “nothing box” (caja vacía).
https://www.youtube.com/watch?v=xfCnO__gK1Y
Diferencias entre hombre y mujer. Noten la seducción masculina: “Aquí te pillo aquí te mato”.
https://www.youtube.com/watch?v=iAKErqUmI4A&feature=youtu.be
Quizás lo que muestra el vídeo este cambiando algo en virtud del feminismo bueno (que existe).
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ResponderEliminarMaría Calvo, especializada en educación diferenciada, habla de la feminización actual del hombre y de la ideología de género.
https://youtu.be/49sOO2ea-8g
https://youtu.be/ozcxiN3ZwuE
Las diferencias hombre y mujer son mayormente innatas no culturales.
Avances de la neurociencia.
· Diferencias estructurales:
No existe un cerebro unisex, el cerebro masculino y femenino son diferentes antes de nacer (dimorfismo sexual). El cerebro del hombre es más grande y el de la mujer más pequeño, pero esta tiene zonas más pobladas de neuronas.
· Diferencias funcionales:
La región de Wernike (coordina lenguaje) es un 30% más pequeña en hombres que en mujeres. Aquí se establecen conexiones neuronales y especializadas. El cerebro de una niña madura por delante del cerebro del niño (diferencia de 2 años hasta los 30 a.).
Está bien lo que dice la mujer esa de los videos, pero tiene una pinta de opusera que echa para atrás. ¡Cuidado!
Eliminaropusera? No me parece éste lugar para etiquetas tan ramplonas. Si le gusta lo que dice, "dígalo Agamenón o su porquero"
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ResponderEliminarEmpatía femenina e individualismo:
El chico es más competitivo (individualismo). La mujer más cooperadora (empatía). Con igual edad cronológica, la mujer tiene mayor madurez.
Hombres concentrados y mujeres acróbatas:
El cerebro masculino está más lateralizado con mayor facilidad para focalizar la atención en algo concreto. La capacidad femenina para simultanear tareas y pensamientos, la dificulta para aislarse cognitivamente. Experiencia antropológica donde los hombres cazaban y las mujeres cuidaban y cocinaban.
Los hombres leen mejor los mapas y las mujeres los gestos:
Los hombres tienen mejor orientación espacial por la testosterona. Cuando cazaban elaboraban mapas mentales para regresar a sus hogares. Las niñas poseen mayor capacidad para interpretar la comunicación no verbal.
Ostracismo masculino:
El hombre que sufre algún problema generador de estrés tiende a dejar de hablar. Interioriza el estrés. Le provocará otros problemas de salud. Es la amígdala cerebelosa la que reconoce si algo malo está sucediendo.
Apertura femenina:
Tiende a compartir problemas y las angustias con los demás. El flujo de dopamina y oxitocina que afecta al cerebro femenino en momentos difíciles las impulsa a hablar, comunicarse e intentar fortalecer los lazos íntimos.
Hombres agresivos y las mujeres acróbatas:
Los hombres reaccionan con violencia (mayores procesadores en la amígdala que registra el miedo), ante situaciones en que las mujeres somos capaces de controlar con paciencia y resignación, entre otras porque tenemos pánico a romper las relaciones sociales.
Los hombres nunca recuerdan, las mujeres nunca olvidan:
Cortisol fortalecedor de la memoria y testosterona que facilita el olvido de lo desagradable y le hace ser más valiente. Tiene base antropológica ya que la mujer es el sexo precavido (cuidadora de ancianos, niños).
No he buscado estadísticas sobre la asistencia al culto.
ResponderEliminarLo que al azar había leído, había concluido que eran datos muy inespecíficos.
Es cierto que a partir de los 65 años aumenta la afluencia al templo de la mujer. Sin embargo, a la misma edad existe una infrarrepresentación del hombre, debido a que empieza a declinar su esperanza de vida.
En mi parroquia acudimos a la Misa diaria unas 30 personas de las cuales 2 son hombres el resto mujeres y nada de ancianas
ResponderEliminarEfectivament, tal com diu Mn. Custodi, que per causalitat el vaig trobar (ell no em coneixia) al c/ Girona, cantonada amb Rda. Sant Pere, i el vaig saludar amb molt d`estima, l`Església Catòlica, des de els primers temps, ha posat com exemple i referència a imitar, a mils de dones, amb un dur contrast amb les deesses mitològiques, ja que la majoria d`elles eren concubines del deus del mont Olimpic grec, i després del romà (Zeus, Saturn, Júpiter, Apol•lo, etc) Ja és temps, de que les analfabetes feministes radicals, comencessin a il•lustrar-se encara que sigui una mica.
ResponderEliminarEn lo que he visto, creo que el hombre tiene más querencia por la aventura, la experimentación y el riesgo. Esto posiblemente haya salvado a la humanidad, puesto que si sólo hubiera habido hombres, se habrían despeñado por un barranco intentando ver qué había más allá, o muerto de hambre en exploraciones. Y si sólo hubiera habido mujeres, también habrían muerto por no atreverse a arriesgar. Esto se traduce en que en general, suelen ser las mujeres las conservadoras de la tradición y de los vínculos sociales; si completamos esta visión con los apuntes del artículo en cuanto a la potencia para lo no material, podemos explicar el porqué tradicionalmente había más mujeres que hombres en las iglesias.
ResponderEliminarY también el porqué ahora eso no pasa (puesto que en la actualidad la sociedad lucha por aniquilar los roles tradicionales hombre/mujer) y el porqué en las misas tradicionalistas (en latín) hay más hombres que mujeres.
Gracias por ofrecernos material para reflexionar.
Un saludo
Marta