Un pensamiento líquido que liquida toda esperanza

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C:\Users\Cesc\Desktop\780_0008_5455024_4cae8520dcfd26079a8dac528ba0c0ac.jpgConsidero un gran bien y una gran riqueza en mi vida la suerte de haber podido contar con la amistad de un sacerdote, gran educador y apóstol entusiasta, que en un periodo concreto de mi vida me enseñó a juzgar las cosas bajo un prisma muy enriquecedor. Durante los primeros años de su sacerdocio, su obispo le encargó algo aparentemente paradójico: ejercer de consiliario de universitarios de una Acción Católica ya en declive como movimiento, y al mismo tiempo serlo de la pujante Comunión y Liberación.  Tuvo entre sus manos y bajo su responsabilidad la formación de jóvenes que se encuadraban en dos movimientos de Iglesia, uno de los cuales parecía tomar el relevo al otro. 

Su misión dependía no tanto de su éxito en lidiar entre dos estilos de formación espiritual e intelectual aparentemente antagónicos, sino en tratar de sacar lo mejor que en cada persona y en cada movimiento encontraba para, de manera entusiasta, poder obtener lo mejor de cada uno de ellos. Y eso con una característica especial: tratar de aprender en el proceso de trato con ellos. Es decir una actitud humilde y a la vez una mente clara sobre lo que la Iglesia requería de su misión sacerdotal y apostólica.
Resulta más que evidente que ni yo, y por supuesto él mismo, somos capaces de presentar un balance de las metas conseguidas y del éxito en el acompañamiento sacerdotal en ambos ámbitos de su apostolado. Lo que sí resulta paradigmático es que en ambos grupos de jóvenes logró una gran reciedumbre cristiana. Voy encontrando a menudo jóvenes militantes de ambos movimientos que tuvieron la fortuna de gozar de su ejercicio de consiliario; y en todos, sin reserva, voy encontrando un denominador común en su formación cristiana. Algo muy simple y sintético: la solidez ineludible de un presupuesto fundamental que se puede sintetizar en un triple enunciado, de fuerte trascendencia. Una persona madura que se construye como tal viviendo de sus convicciones; unas convicciones tan firmes que le llevan a hacer elecciones; y finalmente unas elecciones tan concienzudas que le llevan a asumir responsabilidades. Todo muy sólido.

C:\Users\Cesc\Desktop\Arzbcn.jpg¿Por qué, diréis, resulta tan importante ese postulado fundamental? La respuesta es sencilla: estamos inmersos en la llamada modernidad liquida. Y de ello no se salva la Iglesia, en la que una buena parte tanto de laicos como de consagrados, se ha visto arrastrada y contagiada del pensamiento dominante en el ámbito social y cultural en el que nos ha tocado vivir. Su marca es la volubilidad y la relatividad. Lo único capaz de salvarnos de esa flojera es una honda reflexión y una firme determinación.
Durante siglos, las estructuras sociales y también la Iglesia se mantuvieron estables; los límites y estándares instaurados por las mismas eran inalterables y en lo esencial, incuestionables. La sociedad occidental estaba compuesta por instituciones rígidas donde se valoraba lo perdurable, la unión, la tradición y la capacidad de comprometerse a largo plazo. Instituciones sociales como el matrimonio y la familia estaban creadas a partir de moldes que no dejaban lugar para la improvisación. Precisamente por la solidez de las instituciones sociales y de la Iglesia y por la naturaleza de los valores que se enaltecían, es por lo que los sociólogos califican a esa época como la modernidad sólida. La modernidad sólida y sus múltiples características parecen muy lejanas a la actualidad, donde lo característico es precisamente lo contrario: lo efímero, lo mutable y lo impredecible.
La vida líquida es aquella en la que el hombre no acepta más un molde preexistente: también en la Iglesia, en su doctrina, en su moral, en su liturgia; sino que crea el propio y que incluso no se limita a aquel que él creó sino que está dispuesto a cambiar de molde la mayor cantidad de veces. La solidez, aparente sinónimo de estancamiento y atentado contra la libertad personal, fue rebasada; y el hombre, también el creyente, se entregó al fluir indiscriminado de la modernidad, al torrente que lo desafía con su cada vez mayor velocidad. Las posibilidades de acción ahora son infinitas, como infinitas las formas que pueden tomar los líquidos.

Al parecer, el ámbito de las relaciones entre los obispos, sus colaboradores los sacerdotes y el laicado, también ha experimentado cambios drásticos, fruto de un olvido de la triple función o servicio que recae principalmente sobre los obispos, pastores del pueblo de Dios. Los obispos poseen una triple función o munus: docendi, sanctificandi y regendi. La misión de enseñar, santificar y regir la porción del Pueblo de Dios a ellos encomendada.

Nuestro dicharachero Arzobispo, don Juan José, comenta a menudo que esta nuestra diócesis más que parecerse a una sencilla iglesia es como una catedral. Complicada en sus partes y quizás de difícil ensamblaje. El diagnóstico a partir del símil me parece válido. Quizás en el tratamiento ya no estemos tan de acuerdo. Una catedral necesita para su mantenimiento y reparación en primer lugar los planos y en segundo lugar, tras el pronóstico de los males, una terapia con objetivos definidos y con métodos y colaboradores aptos para su reconstrucción.

Cae bajo la responsabilidad del arquitecto jefe escoger su equipo creativo, compuesto por arquitectos, ingenieros, aparejadores y obreros necesarios para llevar a cabo el proyecto. No se establecen las metas por democrático consenso. En la Iglesia no se reemplazan las estructuras sólidas de su doctrina, moral y liturgia por nuevas estructuras fundadas en la razón o en las razones y en el equilibrio entre fuerzas dispares o quizás enfrentadas en su base y fundamento. Sólo si estos engranajes son complementarios pueden enriquecer el ensamblaje. Jamás si son antagónicos y contrarios.
C:\Users\Cesc\Desktop\LV_20151108_LV_FOTOS_D_54439665310-ktTB-U301268836805Dj-992x558@LaVanguardia-Web.jpgLas estructuras diocesanas deben tener sus cimientos en una unidad de doctrina, moral y disciplina litúrgica, en una convergencia en sus metas pastorales que no pueden ser reemplazadas ni sustituidas por lo líquido, lo inestable, lo frágil… Y evidentemente no son esas las estructuras actuales. La moral, pluralísima: cada uno se la acomoda según la elasticidad de su conciencia. La doctrina, obviamente va dando tumbos, para acomodar en ella cualquier moral. Y la disciplina litúrgica, un mosaico de indisciplinas, arbitrariedades y creatividad individualista. Así está la diócesis. 

Pero lo gravemente paradójico en el caso que nos ocupa, en la actitud de Mons. Omella, es que desee llevar a cabo este proceso de rehabilitación de la diócesis mediante una fórmula participativa, precisamente cuando en este año y medio de su pontificado ha dado muestras más que suficientes de que él no consulta; ni toma sus decisiones tras un examen profundo o de ponderado diagnóstico de los problemas diocesanos. No escucha, no profundiza en las cuestiones ni en sus soluciones; no va a la médula en los asuntos de importancia, sobre todo tratándose de cuestiones trascendentes del ámbito diocesano. Por lo cual debemos suponer que el proceso no es ni consecuente ni sincero. Puro y triste teatro de entretenimiento. Espectáculo de guiñol y poca cosa más.

Volviendo al inicio del discurso. Sólo si don Juan José discierne y aclara cuáles son las convicciones que mueven su vida y su servicio episcopal; si consecuente con ellas, hace sus elecciones con coherencia; y si asume las responsabilidades que éstas puedan acarrearle; únicamente sobre estos supuestos podrá madurar y construirse como Padre y Pastor de esta archidiócesis. Ese es el reto de su libertad. De otro modo construirá sobre fundamentos líquidos que liquidarán toda esperanza de reforma y reconstrucción de esta porción de la Iglesia a él encomendada que es Barcelona. 

Prudentius de Bárcino

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44 comentarios

  1. Magnífica exposición doctrinal, Prudentius. No le había llegado la noticia del capelo de Omella cuando redactó el texto, pues no me cabe la menor duda de que hubiera empezado felicitándole. Me uno a esa felicitación suya.

    Lo líqiuido no se ha acentuado con el Pontificado de Francisco. La falta de rigor intelectual, los despropósitos, no se saldan sin consecuencias. Por mucho que se quiera poner la venda antes de que se produzca la herida (la fe no es ideología, la verdad es poliédrica y tantas frases de ambiguo sentido) están cuarteando los comientos de la Iglesia. Reflexionaba yo sobre el sacramento de la Confirmación ante la lectura de los Hechos de hoy: Habían sido bautizados pero no había recibido el Espíritu. Pero, ¿a qué cura, a qué obispo, a qué ... le importan hoy los sacramentos? Y sin sacramentos, centro de la vida cristiana, ¿qué acción cristiana puede haber?

    No son cuestiones menores las de la solidez doctrinal. Si tenemos una concepción líquida del matrimonio la concatenación de disparates que podemos formular --que se han formulado-- no son insignificantes: hay que entender las palabras de Cristo sobre el matrimonio (no había casettes registradoras), no podemos ser rigoristas (como si el sacramento fuera cosa de rigor o de estrechez), expresión que refleja una concepción administrativa del sacramento y no soteriológica...

    Debatía yo estos días en páginas de la Compañía con un ecuatoriano que defendía la coherencia de Francisco con la doctrina recibida. No entró en el tema del concepto de sacramento, insistía en la moral objetiva que un servidor ponía en cuestión se sostuviera en la Amoris Laetitia. Una declaración que no se sustentaba, respondía yo, con la defensa en ésta de la conciencia (más bien del propio arbitrio) como último criterio sin exigir siquiera la formación de la conciencia. Se apoyaba en que citaba el documento pontificio a Santo Tomás. Pero santo Tomás afirma lo contrario. Y lo mismo ocurría con la Veritatis Splendor, citada, en efecto, pero podada, expresando lo contrario de lo que se lee en el texto de Juan Pablo II.

    Estamos Prudentius en un delicado momento de fundamentos de la fe. Sin fundamentos sólidos ni hay fe, ni hay moral. La Iglesia se convierte en una ONG, en el mejor de los casos. No diré yo como Pemán a los nuevos curas de su tiempo: más mística y menos sociología. Pero sí echa uno a faltar más doctrina, menos teatro. Al fin y al cabo, el teatro está para denunciar los males de la sociedad, pero también para halagar sus bajas pasiones. Y en eso estamos.

    PD Me ha encantado el capelo para el obispo de Laos. Sigue la tradición de los pontífices que honraron el sufrimiento y la prisión de los obispos del Telón de Acero. Dios bendiga a Laos.

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    1. Hay un par de patinazos en su comentario. Serían propios de un bachiller de teología, pero no de alguien con los estudios de usted. Me temo que ha leído a los tomistas en diagonal.

      Me permito recomendarle que empiece por Pieper y termine por Komar. Entre ambos, estudie bien a Wippel, Bochensky y Pryzwara.

      Un saludo cordial,

      J.L. Flecha

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    2. Totalmente de acuerdo sr. Valderas.El Obispo de Laos lo tiene bien merecido,los demas.....NO SE NO SE!

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    3. Anónimo / J. L. Flecha

      Muchas gracias por la atención. No dice dónde están los errores.
      Por otro lado, le han pasado una chuleta trampa. El tema es sobre la acción, sobre moral. De los autores que usted cita los hay lógicosd (como el Padre Bochensky), metafísicos, místicos, pero apenas un moralista.

      Permítame enderezar su información sin ánimo de darle lecciones. Sobre ética tomista, nada mejor que el De hominis beatitudine, de Santiago Ramírez. Sobre la interpretación de los textos tomistas, el director de la Leonina (edición crítica de las obras de santo Tomás) escribió una monografía preciosa sobre el santo. Hablo del Padre Weishelp, de quien tengo libros dedicados y conocí en el Instituto Pontificio de Estudios Medievales en Toronto.

      No es bueno aceptar lo primero que a uno le pasan. Conviene hacerse su propia concepción.

      Un saludo cordial.

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    4. No tengo ni la mas remota idea si a un laico se le puede nombrar Cardenal ,pero si así fuera yo nombraría Cardenal al señor Valderas Gallardo por su GALLARDIA y por su SABIDURIA al alcance de MUY POCOS en estos tiempos tan NEFASTOS!

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    5. Cualquier hombre bautizado puede ser elegido Papa.

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  2. Barcelona ya tiene cardenal elector:
    https://infovaticana.com/blogs/cigona/gran-sorpresa-cardenalicia-omella-cardenal/

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    1. Omella, Wojtyla y Wyszynski21 de mayo de 2017, 21:16

      Ya veremos la actuación efectiva, real y comprobable de Mons. Omella desde hoy hasta que cese.

      En efecto, el hecho de ser Arzobispo-Cardenal pre-supone que tiene competencia, capacidad, formación e información para operar según la Ley de Dios y la Iglesia en Barcelona.

      Pero eso es sólo una presuposición del Papa que lo nombra, en este caso, Francisco. No hace falta recordar que el simple hecho de que alguien sea nombrado Arzobispo y luego Cardenal implique la santidad, competencia y capacidad. En absoluto, y la historia actual y de pasado lo demuestra con evidencias incontestables. Y de momento, en Barcelona, hemos estado casi dos años inoperativos en renovación, reforma y regeneración.

      Ahora tiene los títulos suficientes de Generalísimo de los Ejércitos para sobreponerse al Generalimérrimo Sistach, el cual, no hay que olvidar, participó con un carguito en el Concilio Vaticano II, que empezó justo cuando él llegó a Roma, y además, fue secretario de Mn. Bonet, creador clandestino en 1947 de la USB o Unión Sacerdotal de Barcelona, grupo de presión e interés nacional-progresista que dominó todo el gobierno eclesial de Barcelona en 1985, después del infarto de Jubany, y por tanto, tiene más "títulos humanos" que Mons. Omella.

      Mons. Omella aún ha de demostrar que los dos títulos de Arzobispos y Cardenal se "ejercerán" de acuerdo como dijo Benedicto XVI en su carta de Varsovia de abril del 2017, en la que pedía luchar proactivamente contra el radicalismo ateo de los Estados y de los pueblos, y daba como ejemplo maestro a dos hijos de Polonia, San Juan Pablo II y el Cardenal-Arzobispo de Varsovia, Stefan Wyszynski, por su actividad y por su pensamiento.

      Mons. Omella, esperamos que sea Wojtyla y Wyszynski en la lucha contra el mal interior de la Iglesia (la herejía nacional-progresista, la Nueva Era, el modernismo teológico) y contra el ateismo radical del Gobierno y las Cortes españolas, la Generalidad de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona.

      Ellos son el camino del futuro.

      Ver la carta, concentrado político-teológico para sibaritas:

      http://www.benedictogaenswein.com/vernoticia.php?Id=4022

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    2. Grandioso Valderas,como siempre.

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    3. Al anónimo de las 17,53. parece que Ud, "hambrea inmediateces". une el labor hecha al cardenalato. A más obras, más cardenalato... como premio a las buenas obras; mezclando temas de eficacia.

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  3. Felicito a Mns.Omella por su Capelo Cardenalicio pero yo entendía que cuando un Papa crea un Cardenal lo hace para premiar una gran labor hecha por el mismo. De momento que yo sepa por donde a pasado siendo obispo no se le ha visto grandes virtudes,bueno,a lo mejor lo premian por el caso UREÑA,o por ser gran amigo de Yanes Alvarez.En resumidas cuentas: A Obama le dieron el Nobel de la paz por no hacer nada y parece ser que esta tactica se ha desplazado a ROMA.En fin, que le vamos a hacer!

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    1. Cierto que a Obama le dieron el Nobel por no hacer nada, y el caso de Omella es calcado. Deberían premiar al Obispo Reig Plà que es quien canta verdades como templos que no gustan nada a los alcaldes de sus barrios, y de esto nada de nada. Pues esto es la NADA más grande jamás soñada.SG.

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  4. "Únicamente sobre estos supuestos podrá madurar" Está muy verde en efecto. En el tiempo que lleva en la diócesis no se le ha visto madurar. Y sobre "las convicciones que mueven su vida y su servicio episcopal", nadie sabe nada. Pensamiento líquido que le lleva un día a un discurso, otro día al contrario, y un tercero a no entenderse ni él mismo. Para muestra de liquidez de pensamiento, la firma de la NOTA que ni le va ni le viene; que a gusto hubiese dejado de firmar. Pero los de pensamiento roqueño (sólo un par) aunque errado, le han arrastrado a él y a los demás obispos de pensamiento líquido, todos decididos a llevarse bien con el poder, por corrompido y corruptor que éste sea. No corrupción económica, que es el circo en que nos tienen entretenidos, y que tampoco es de la incumbencia de los obispos; sino corrupción moral que, ésta sí, les afecta de lleno. Pero es lo que tiene el ser de pensamiento líquido: se adaptan a cualquier recipiente y toman su forma (ahí está la NOTA), pura licuación doctrinal.

    Por cierto, ¿Hay que felicitar a la diócesis por el cardenalato que le han devuelto cual le correspondía a su escalafón?

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  5. Sin querer ver la realidad21 de mayo de 2017, 19:28

    Atinadísimo artículo de Prudentius. Tuve un contacto con uno de estos integrantes del círculo de acero y sangre sistachiano, que Mons. Cardenal Omella incomprensiblemente aún mantiene, y fue devastador: tres tipos de proposiciones heréticas sobre los Novísimos que afectan directamente el ejercicio de su cargo diocesano, tanto presente como pasado. Lo que implica que está fuera de la comunión visible con la Iglesia, dado que la herejía es latae sententiae sin necesidad de declaración. Así de claro.

    En mi opinión, espantosa la comparación de la Archidiócesis de Barcelona con una Catedral. Mons. Omella ha demostrado que como alóctono, no tiene ni la menor idea del lago de azufre en que ha caído la Iglesia de Barcelona. Ni pizca de idea. Mons. Omella ¿por qué tomaste posesión si no sabías adónde ibas? ¿por qué sigues aún si no te enteras de nada después de dos años?

    Esto sucede por haberte nutrido, Mons. Omella, de la Teología postconciliar de la ruptura, que menospreció toda la hamartiología (pecado original, personal y social), la protología (orígenes: de Adán a Babel), la soteriología (lucha de la salvación entre la gracia y el pecado) y escatológica apocalíptica (Anticristo, Reino de Cristo con sus santos, Gog y Magog, Reino definitivo). Hoy, todo es ser ONG güenista.

    Una Catedral es una armonía de partes bien integradas durante siglos y generaciones de arquitectos y otros profesionales del arte, la piedra y la arquitectura. Los diferentes estilos que la conforman, equivalen a los diversos carismas que surgen durante la historia de la Iglesia, de manos de muchos consagrados y laicos buenos y santos.

    Barcelona es el ejemplo apocalíptico arquetípico de la doctrina de Ticonio de la Iglesia como una ciudad con dos lados, no una doctrina de la Iglesia como dos ciudades "Jerusalén-Babilonia" como San Agustín (Ratzinger, 1956, Beobachtungen zum Kirchenbegriff des Tyconius im Liber regularum, Revue des Études augustiniennes): la única Esposa-Cuerpo de Cristo está permixta de bien y mal, con un lado siniestro y otro diestro, el pecado y la gracia. Tenemos consagrados y laicos buenos y pervertidos, mezclados, por lo que el trabajo del obispo es construir la Casa de Dios con las mejores piedras y vigas, eliminando sin contemplaciones las piedras agrietadas y las vigas podridas.

    La Iglesia de Barcelona (y la Tarraconense) desarrolla una guerra (pecado interior, Benedicto XVI, Fátima, 2010) entre las dos partes de su Corpus Biparitum, fundidas hasta la discessio y la revelación del Anticristo (2 Tes 2), guerra que es doble, de la Iglesia contra el poder político ateo radical y contra el pecado interior de la Iglesia:

    1. Una falsa Iglesia Católica con un lado satánico, Iglesia del Anticristo, Cuerpo Místico de Satanás (P. Gobbi, la masonería eclesiástica), seguidores de las Bestias y de la Prostituta, poseída e infestada, siniestra, maldita, injusta, perdida, heterodoxa, heteropráctica, culpable, pecadora mortal, que da la Muerte como salario, oscura, negra, indecorosa, falsa, hipócrita y farisea, malvada y maligna, condenada, Pueblo, Nación y Raza de confusión, anticristos y herejes cismáticos, salidos de la Iglesia Verdadera.

    2. La Iglesia Una, Santa Católica y Apostólica, infalible, indefectible, visible e impecable, tripartita en Triunfante, Purgante y Militante, Jerárquica y sometida al Credo y los Sacramentos, custodia de las verdades divinamente reveladas, definitivas y seguras, verdadera, decorosa, Cuerpo Místico de Jesús, bendita, virtuosa, de gracia, de frutos, dones y carismas, de ascesis y con bondad, belleza y verdad, de justos y salvados, guardiana del Evangelio, ortodoxa y ortopráxica, Pueblo, Nación y Raza de sacerdotes, profetas y reyes.

    En Barcelona hay sacerdotes que no creen en la verdad de la Biblia, ni del infierno, el demonio, la posesión, el pecado mortal, la necesidad de la confesión, y de la Eucaristía. Todo es símbolo, con lo que no consagran ni reservan, toda su acción sacerdotal es para la muerte de la fe.

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  6. De tan enrocados que están, más que empaparles, la noticia les ha pillado en las nubes.

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    1. Sr.Juan-luis no sera usted de Mataro centro verdad?.

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    2. Anónimo 21 de mayo de 2017, 23:40

      Por favor, no me cambie el nombre. Es fácil copiar y pegar. Joan de nombre de pila y LLuis como primer apellido. No, no soy ni vivo en Mataró centro. Soy ciudadano del mundo y actualmente resido en en centro de Barcelona, pero pronto voy a emigrar a las periferias a la espera de ser acogido. La ciudad ha sido vendida al extranjero y los ciudadanos de toda la vida somos expulsados de la misma. ¿Les suena de algo?

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    3. Soy el anónimo 23/40, perdone Sr. Joan Lluis ,tomo nota.

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  7. Yo esperaba hoy por parte de Germinans una valoración del cardenalato de Omella.

    Es evidente, en todo caso, que Francisco no nombra cardenales a los mejores, sino a quienes le son más afines.

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    1. Me gusta lo de la afinidad con el Papa Francisco. Un Papa que " afina" mejor en cercanía, en entrega, en mensaje, en vida. Implementa la pedagogía del encuentros, mensajero de la paz. da la cara; cosa que algunos de nosotros quizá, miramos a otra parte.

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    2. Sería interesante saber qué méritos, segun el expediente congregacional y pontificio, tiene Omella frente a, por ejemplo, el obispo de Tarrasa, u otro meritorio cualesquiera, que ha evidenciado matemáticamente que tiene más vocaciones sacerdotales en cifras absolutas y relativas que Barcelona. A ver, transparencia y publicidad, que se demuestre la Nueva Iglesia misericordiosa de Francisco.

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  8. Hoy Mons. Omella nos ha obsequiado con otro "cuentico" titulado "Un regalo no aceptado":

    https://www.esglesiabarcelona.cat/es/documents/hoja-dominical-del-21-de-mayo/

    ¿De veras que no hay historias reales de santos, beatos, venerables y siervos de Dios ejemplares?

    Mons. Omella, el Sacramento del Matrimonio y del Orden tienen plenificación soteriológica, es decir, que contribuyen a la salvación personal de quien lo ejerce, pero PRINCIPALMENTE, sirven a la Salvación del Pueblo de Dios encomendado, y más si uno es Cardenal y Arzobispo, un quasi-Papa (que deberá de responder a las 5 dubia de los 4 cardenales sobre las herejías de Amoris laetitia).

    Por eso, Mons. Omella, a quien ha de dar caña es al demonio, al mundo y a la carne, y sobre todo, a todos los malos que están dentro y fuera de la Iglesia. No rendirse ante el Príncipe de este mundo.

    Mientras, el fiel, en ejercicio del canon 212 del Código Canónico, denunciará el mal presente y las mejoras del bien existente, sin importar si a quien se interpela se llama Francisco, Omella u otro nombre, por muy alto, prestigioso e ilustre que sea.

    Vino a ser servidor, no a "servirse" de conceptos, prejuicios y a todo lo contrario de su única función primordial: la santificación del Pueblo de Dios, su salvación, su teosis, su divinización por participación, el llegar a ser bienaventurados en el Cielo.

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    1. Por cierto, hablando de las famosas 5 dubia incontestadas por Francisco, de los cuatro valientes cardenales, con Burke a la cabeza, repasemos los presuntos favorables a la herejía de la comunión de los adúlteros incontinentes (Amoris laetitia 305, nota 351), acto intrínsecamente perverso, y contrario a un Mandamiento negativo y prohibitivo absoluto, general y universal (Catecismo 1650, Veritatis splendor):

      - "Un Cardenal es confessa", Mons. Lluís Martínez Sistach

      - "Cómo aplicar Amoris laetitia", Mons. Lluís Martínez Sistach

      - "Exhortació del Papa Francesc. L'Alegria de l'amor", Llibre tercer, Francesc Riu i Rovira de Villar.

      Presentado ni más ni menos que por el propio Mons. Juan José Omella, oh hoy cardenal, aunque eso no significa nada, pues muchas autoridades y personalidaes civiles y eclesiásticas presentan cosas de las que desconocen absolutamente todo, sólo van por recomendación de alguien de quien se fían, que a su vez tampoco nada sabe)

      - In “Amoris laetitia”, L'ultima parola, Salvador Pié-Ninot, L'Osservatore Romano, 17 marzo 2017, página 7
      www.osservatoreromano.va/vaticanresources/pdf/QUO_2017_063_1703.pdf

      El teólogo áulico y epifánico del Règim, quien papolátrica y ultramontanamente afirma que todas las proposiciones del Papa son Magisterio porque formalmente lo evacúa el Papa, aunque materialmente vayan manifiestamente contra las Sagradas Escrituras y Tradición Apostólicas, el Magisterio viviente y la herencia espiritual y teológica católicas.

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  9. El artículo me parece un error porque parte de un presupuesto falso. Lo que llaman “modernidad” no es líquida. Todo lo contrario, es solidísima, como un carro de combate. La modernidad es el poder, un aparentemente oscuro poder, que va dictando sus normas de obligado cumplimiento y que a través de sus jerarquías se imponen brutalmente a todos. Esto se ve claramente en los últimos años, en que los programas de ingeniería social se imponen a velocidad de vértigo, como es el caso de la ideología de género. Es sólida y compacta con un programa unitario que se puede resumir en dos palabras: la deshumanización del hombre. Puede tener una apariencia engañosamente líquida porque su modo de actuar es inevitablemente como el de un disolvente. Disuelve la humanidad.

    Lo que también es aplicable a la diócesis de Barcelona. En el programa de la modernidad se ve que hay una férrea directriz de que la Iglesia en España se autodestruya y destruya España. Por las razones que sea, es una política constante en la Iglesia, especialmente visible en el último siglo. El desgraciado nombramiento de Omella como cardenal parece ser parte de ello. Se ha producido días después de que Omella firmara la nota destructora, y autodestructora, de los obispos catalanes. Parece un refrendo de ella. Omella y el Vaticano han tenido muy presente lo que sucedió con el cardenal Vidal Barraquer y su obispo auxiliar, apresados juntos con dos destinos completamente diferentes. Esa es la compacta y brutal "modernidad", puro poder.


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    1. Al anónimo de las 22:52

      Por supuesto que la "modernidad" no es líquida. Ni mucho menos. Es una poderosísima máquina de guerra contra la civilización que nosotros defendemos. Tiene usted en eso, pues, toda la razón.

      Lo que es tremendamento líquido, licuado y sumamente volátil es la pretensión de modernidad de demasiada gente de la Iglesia (tanto más grave, cuanto más altos están en la escala jerárquica). Gente que ha perdido la fe en la consistencia de su doctrina, y pretende "modernizarla" con parches de la modernidad. Ése es el problema. Un mal demasiado generalizado en la Iglesia, puesto que afecta a sus niveles más altos.

      Por eso es tan importante que la gente de Iglesia deje de empeñarse en las performances de modernismo que han destrozado la liturgia, la doctrina y la moral. Un talento y un talante muy poco frecuentes. Ya ven a nuestros pobres obispos esforzándose en ser modernos y ponerse al día con esa nota infame.

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  10. Al que tendrian que crear Cardenal es a Monseñor Reig-Pla,de los pocos VALIENTES dpctrinalmente hablando que hay en nuestro pais.

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    1. Pero, siendo Mons. Reig un hombre de fe, fiel al Evangelio y preocupado por la salvación de las ovejas de su rebaño, un modelo opuesto a los "pastores" que quiere el papa Bergoglio, abiertos misericordiosamente al mundo y sus ideologías, y que cuiden ante todo del bienestar psicológico de los fieles ¿cómo quiere que lo nombren cardenal?

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  11. Me pregunto si los problemas aludidos conciernen sólo a Barcelona o son males que se están generalizando en buena parte de la Iglesia. Hay personas clarividentes y poco escuchadas para quienes los retos no se sitúan tanto en la elección de estrategias programáticas cuanto en la recuperación de una "theoria" fundamental. Y eso no se consigue ni con sinodalidad ni con procesos participativos.

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  12. Esperaba leer lo que GG publicaría sobre el nombramiento de Mons. Omella como Cardenal.
    No he quedado defraudado. Tanto el Reverendo Prudentius como la casi totalidad de los opinantes ningunean al Arzobispo Omella y al Papa Francisco.
    Sintomático, no?
    Que el Espíritu del Señor nos ilumine a todos y cambie nuestros corazones de piedra por corazones de carne.

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    1. -Francisco dijo al inicio que no estaba de acuerdo con dar automáticamente el cardenalato a las sedes episcopales que por tradición la recibían.

      - Mons. Omella conserva el gobierno sistachiano desde casi dos años, le faltan unos 4 para cesar, y los dos nombramientos significativos están más o menos pulverizados en materia de fe.

      - Francisco, según él, cesará este año, se dio cuatro años. Omella puede elegir y, ag, ser elegido Papa. El Papa corporativista de las historietas y las anchas sonrisas...

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    2. Su ironía es peor que el fascismo.le imagino a Ud. respetado anónimo de las 11,3o en la fisura de sus labios dibujada como una risita sardónica, de entredientes...con el gustillo de lo conflictivo....de mal gusto.

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  13. Por cierto: mientras escribo esto se conoce la noticia del birrete cardenalicio para Mons. Omeya, ordinario de Barcelona. Pues muy bien. Dios le ayude. Pero ha venido en un día desafortunado. No será culpa del Papa, que digo yo. Es como si hoy, que el Barcelona F.C. ha perdido la liga, se viste uno la camiseta del Barça. Pues eso, simplemente inoportuno, mala suerte. Apostar al caballo perdedor.

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    1. Je je... me ha gustado la curiosidad de correlacionar la derrota del Barça con el nombramiento cardenalicio del hijo de Cretas...

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      Campeón de Liga, el Real Madrí...

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    2. Muy agudo 12/54,MUY AGUDOO.

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  14. ¿Cuales pueden ser las claves de este nombramiento?

    A) La Conferencia Episcopal Española (sus obispos) eligen para su vicepresidencia un cardenal que frene al presidente que quiere seguir el giro que el Papa Francisco da a la Iglesia con sus reformas. Y las sugerencias del Vaticano para la CEE.

    B) La Santa Sede sigue desde la discreción, pero con la experiencia de siglos acumulada por su cuerpo diplomático, el "proceso" de Catalunya, y sabe que puede terminar con un nuevo Estado. La última nota de la Conferencia Episcopal Tarraconense (ojo al dato) no ha estado desautorizada ni por la Santa Sede, ni por el Nuncio del Papa en España.

    C)Si se produce un cambio de estatus en Catalunya la Iglesia ha de tener un Cardenal en activo para la nueva etapa que debera afrontar la Iglesia Católica en Catalunya.

    D)El Papa sabe que en eventual Conclave Mons. Juan José Omella seguira con la fidelidad a los cambios y reformas iniciados por el Papa Francisco y su consejo de cardenales del G-8.

    Gana la Iglesia Católica en Roma y la CEE en Madrid, pierde Barcelona que tendra menos dedicación de su Pastor debido a más viajes, y más reuniones fuera de Barcelona.

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    1. ¿Cuáles son las reformas del G-8, además de la fusión de algunos dicasterios de la Curia Romana?

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    2. Estas reformas son la NADA MAS ABSOLUTA!

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  15. De ahora en adelante solo se hablara del nuevo Cardenal,de Pedro SNCHZ y del BUTIFARRENDUM de marras.Estamos APANYADOS!

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  16. Germinans, no les entiendo22 de mayo de 2017, 20:05

    Hay algo que no entiendo.

    Por un lado felicitan a Omella por su futuro capelo.

    Y al mismo tiempo le acusan de tener el pensamiento licuefacto, le menosprecian, le pintan como a un "dicharachero" de jiji-jaja...

    Si esto no es una incongruencia, o hipocresía enorme, ya me explicarán qué es.

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  17. A mi me gustaría la opinión del Sr.Jordi Picazo Salomón sobre el tema del nombramiento Cardenalicio,ya que es un tema que a el personalmente como periodista en temas de religión le atañe.

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  18. Al anónimo de 22 de mayo 20:15

    Las acusaciones son todas objetivas. Pero una cosa es criticarle, y otra muy distinta negarle el saludo, o la felicitación protocolaria cuando toca. Es que las relaciones entre Germinans y Omella son a pesar de todo, amistosas. No son a cara de perro, si exceptuamos la carta del cura de a pie, que como bien explica en el primero o segundo párrafo, es la respuesta a una gran bronca de Omella a cara de perro. En fin, cordialidad y cortesía incluso en la enemistad.

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    1. Permítame una réplica:

      Una cosa es criticar, como dice que hacen en Germinans, y otra muy distinta es hacer burla o insultar.

      A mí me parece que a veces se les va de la mano la crítica, y caen en la burla, escarnio, o como lo quieran llamar.

      Y por otra parte, no entiendo que el moderador permita comentarios llamando "estúpidos cretinos" a todos los obispos catalanes, o enviarlos a que se alivien practicando el onanismo, como he leído aquí recientemente. Eso va mucho más allá del derecho a la crítica y de la caridad debida al prójimo.

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    2. El anónimo de las 9:55 parece hablar en nombre de G.G.

      1. Afirma primeramente que " las relaciones entre Germinans y Omella son a pesar de todo, amistosas".

      2. Luego parece afirmar lo contrario: "cordialidad y cortesía incluso en la enemistad".

      En qué quedamos: ¿son relaciones amistosas o lo contrario?

      3. En todo caso apela, -lo cual es loable- a la cordialidad y la cortesía. Bien, si yo tuviese un blog y ejerciese de moderador del mismo, no permitiría publicar comentarios llamando cretino a alguien con quien quiero ser cordial y cortés.

      4. Creo humildemente, Prudentius et al., que éste es un tema en que G.G. no ha encontrado su justa medida. Combinan escritos en que untan de melosa confitura a Omella, con ataques desproporcionados e innecesariamente crueles. Y todo ello combinado con algunos comentaristas especialmente groseros -pienso otra vez en el de los cretinos- a los que parece que se les da carta blanca para insultar libremente.

      Les ruego que mediten seriamente sobre lo anterior.

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