Palabras desnudas, descarnadas, esenciales. Raquíticas en su delgadez, y sin embargo ensordecedoras en su eco: incluso embarazosas por la casi imposibilidad de amoldarse a ellas. Despojadas de todo, sin un hilo de filosofía encima. Así es como a Él, forjador de grandes personalidades, le gustan: “Amad. Punto y final.” No es el imperativo lo que aturde: hay imperativos en la Escritura que dan la vida y encienden la mecha, que infunden una fascinación irracional y atraen por la majestad de sus ideales. No molesta aquel imperativo para la nota. Es el objeto que señala con aquel verbo con el signo admirativo: a quien te abofetea, a tu acérrimo enemigo, a aquel al que ni siquiera darías un gesto de saludo: ¡Amad! Como si esto fuese fácil, como si fuera la cosa más natural abrazar a quien te hiere, perdonar a quien te mata -física o espiritualmente-, acariciar historias molestas y pútridas de rencor. Como si fuese simple ser como Dios: perfectos. O como las palomas del Evangelio: simples y puras.
Y sin embargo ésta es la vía estrecha que lleva al cielo para aquellos que a diferencia de mí son capaces. Un difícil agujero, casi intransitable, tan estrecho como para tener que escurrirse restringiendo la barriga y todo el resto (como hacen los hámsters) para intentar pasar y colarse: pensamientos e ideas, suposiciones y certezas, convicciones y cosas indudables. Yo, mi mundo, mi historia, mis pequeñas pasiones: mi férrea certeza de ser siempre y sólo yo el hombre justo, con las personas justas. Por otro lado, para aproximarse a la santidad es necesario mirar a la Divinidad.
Y sin embargo ésta es la vía estrecha que lleva al cielo para aquellos que a diferencia de mí son capaces. Un difícil agujero, casi intransitable, tan estrecho como para tener que escurrirse restringiendo la barriga y todo el resto (como hacen los hámsters) para intentar pasar y colarse: pensamientos e ideas, suposiciones y certezas, convicciones y cosas indudables. Yo, mi mundo, mi historia, mis pequeñas pasiones: mi férrea certeza de ser siempre y sólo yo el hombre justo, con las personas justas. Por otro lado, para aproximarse a la santidad es necesario mirar a la Divinidad.

Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOs noto muy flojos y relajados, como se os ha podido escapar este notición de n.s.b.a.: Sistach presenta al Papa el programa del Congreso de las Grandes Ciudades
ResponderEliminarhttp://www.periodistadigital.com/religion/solidaridad/2017/02/17/religion-iglesia-solidaridad-cardenal-sistach-presenta-al-papa-francisco-el-programa-del-congreso-de-las-grandes-ciudades.html
¿Pero es posible esto que nos pide el Señor? Sí, con su gracia. El lo hace posible. Sólo tenemos que dejarnos ayudar. Esto es lo que hace radicalmente diferente el cristianismo de cualquier propuesta ética por sublime que sea. Decía hace poco Julián Carrón: "¿Qué es el cristianismo? Muchas veces lo que se ha entendido por cristianismo no es más que una serie de reglas éticas o de aspectos sentimentales". La propuesta de Jesús, sin la Gracia, sería como decirle a un cojo que batiera el récord de los 100 metros. Hoy se ha extendido una visión pelagiana de la fe cristiana que cree poder prescindir de la Gracia y se confía en las propias fuerzas. Un cristianismo de mucha labor social pero sin oración, sin sacramentos... Y esto no llena. Hay que volver a predicar la Gracia y dar a conocer sus fuentes.
ResponderEliminarEs peligroso referirse a la gracia, pues ésta comprende, entre muchos dones, el poder de hacer milagros y la profecía.
EliminarGracia y Don son gratuitos y una donación celestial.
Por favor, hable lo mínimo se ellas.
Perdone usted,dice que se hable lo mínimo sobre la GRACIA,pues yo creo que tendría que hablar MAS y MAS ALTO.
EliminarLo intrinsece malum es el camino y puerta anchas, muy apetecibles.
ResponderEliminarLa vía estrecha que lleva al cielo es evitar lo intrinsece malum.
Estamos rodeados de mentiras a nivel universitario y muchos profes cristianos enseñan a los alumnos estas mentiras como si fueran verdades verificadas, ejemplos: el Darwinismo, los millones de años períodos dias Genesis, la rotación traslación terrestre. Esta muy bien esto de amar hasta el último suspiro pero este amor debe traducirse en hechos, en denuncia, en discurso público, en conferencia. Existe un mandamiento que dice NO MENTIRÁS. Enseñar en las universidades que la Tierra se mueve y esta comprobado científicamente, es mentira, debería decirse que esta "aceptado mayoritariamente" y así no se falta a la verdad. La Verdad con mayúscula ademas de ser Cristo en persona tambien la encontramos en las palabras de La Bíblia. Tu glosa padre Comas (comparto tu apellido en mi segundo), tu glosa la encuentro muy poètica floreal-pajaritana pero ausente de los problemas a ras de tierra en el terreno intelectual universitario, que es donde debería estar la teologia de hoy.Sg.
ResponderEliminarDesde luego, va a caos el suyo, al nivel de la postverdad, mezclado churras con merinas.
EliminarLa Biblia no es un libro científico, porque entonces tendría un tamaño de miles y miles de ejemplares.
Si sólo con la vida de Jesús no habría libros en el mundo para contenerlo.
La verdad cientifica misma, como afirmó Popper, es falsable, aunque sea potencialmente. Tiene sus propios criterios de verificabilidad.
Como estableció Kuhn, esta sujeta a cambios de paradigma, y su verdad puede ser por consenso o por evidencia, o una mezcla de ambas, según sea ciencia dura o blanda.
No es lo mismo la ciencia para construir un avión que la sociología. Cada ciencia tiene sus verdades con sus seguridades más o menos estables.
Pues de esto se trata cuando se sube al púlpito, de mezclar churras con merinas para instruir a la gente sentada en los bancos eclesiales. la espiritualidad cristiana también debe servir para desarrollar las mentes culturales de los asiduos a las misas. le recomiendo el libro de un amigo TORNAR A CREURE EN DOS DIES. sg.
EliminarMosén Espinar, amar en estos tiempos es un término muy confuso.
ResponderEliminarAmor se confunde con emotivismo.
Pero amar no es una emoción.
Amar tampoco es tolerar al otro.
Amar tampoco es convertirte en víctima del desamor del otro.
Porque tampoco dijo haceos amigos, o tomad en matrimonio a vuestro enemigo.
Cristo, preguntó ¿Por qué me pegáis?
Es legítimo defenderse ante el desamor.
Cierto que cuando teniendo una persona enemiga al acecho, es cuando puedes verificar tu capacidad para amar.
Amar es una acción.
Amar es dar bienes al otro.
No cualquier bien, sino bienes en la verdad.
Mosén Espinar, desde el púlpito se habla de amor de forma muy abstracta, yo diría escurridiza para que cada cual interprete lo que quiera. Da pánico tocar ciertos temas. En estos tiempos es urgente hablar del “amor en concreto”. Una forma de entenderlo por parte de la mayoría de los fieles es que hay el deber de respetar todas las ideas del prójimo. En realidad, lo que se debe respetar es a la persona, no a sus ideas. La persona merece nuestro respeto y por ello se la intenta corregir del error. Entones viene el subjetivista y te llama intolerante. Se olvidan de que existe una obra de misericordia que es enseñar al que no sabe.
Totalmente de acuerdo, creo que la clave está en eso. Hoy dia se le llama amor a tantas cosas.......pero siempre sin aclarar lo que es, y lo que no es, el amor. A veces es mas facil decir lo que no es, a decir lo que es, el amor. Pero se hace muy poco o mas bien casi nada.
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