Omella, año I

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Este domingo, festividad de San Severo obispo y mártir, se cumplió un año del nombramiento de don Juan José como arzobispo de Barcelona. Aunque no tomó posesión hasta el 26 de diciembre siguiente, bien se puede decir que hemos cumplido el primer año de la era Omella y podemos efectuar un somero examen y balance de sus primeros 365 días de mandato. 

En primer lugar, debe significarse que es un obispo del cual nadie habla mal; lo cual, en Barcelona, constituye una noticia francamente inesperada, que no consiguieron, al menos, sus cuatro predecesores: Don Marcelo, Jubany, Carles y Sistach. Y creo que todo el mundo habla bien de él, no sólo por su  afabilidad y empatía (en Barcelona no estábamos acostumbrados a obispos simpáticos), sino principalmente porque es un prelado que escucha a todo el mundo, sin distinción. ¡Hasta ha recibido a representantes de Germinans! Y no es que nos vayamos a enternecer por una audiencia, pero si debemos agradecerle que haya finalizado la paranoia obsesiva contra nosotros con la que nos distinguió su predecesor. Al menos, han finalizado los intentos de censura y de coartar nuestra libertad de expresión. Y en su interior debe pensar que, detrás de una página tan leída, debe latir algún anhelo digno de ser, cuanto menos, escuchado.

En cuanto a su labor episcopal, pronto es para evaluarla, aunque sus primeros nombramientos parroquiales han resultado más que aceptables y probablemente el único patinazo reseñable fue la impresentable designación del iletrado Ramón Batlle como director del ISCREB. Ciertamente falta la composición de su verdadero equipo de gobierno y aquí va a ser, sin lugar a dudas, donde deba romperse algún huevo, si quiere hacer una tortilla presentable. Cuatro de sus seis vicarios episcopales son septuagenarios, con alguno, como Galtés, que ocupa el cargo desde la época Carles.

El inmovilismo caracteriza también el estado de las delegaciones episcopales, con un Matabosch octogenario presidiendo la de Economía o con hombres más que amortizados en su carrera eclesial como Claret, Aymar, Jubany o Carles Sauró. Luego está el problema del Seminario, dirigido por un Turull ineficaz, entregado hoy en día con armas y bagajes al Opus Dei, única fuente de la que se nutre el semillero vocacional. Por una simple razón de edad, Omella deberá afrontar el cambio de un equipo de gobierno envejecido y permitir que brote la savia nueva en la curia barcelonesa. Savia nueva en la que, para encontrar a un progre, tendrá que alumbrarse con un buen candil.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu7BGb3twagPx7zwmIYuUCBKTkq4W5NgVw5nbqrg6l57bp4o7NsAcFusYDo3masP_lJng4Zpv5Z1OQ5Cc1IkS5rd4u_lYX1PcGOh-13xPA3okbQGh14G98OCaJGd-CLNsIM0if1Af9CQo/s1600/Cambios.jpg Nuestro arzobispo se ha mostrado sumamente activo en su primer año entre nosotros. Conoce ya muchas parroquias y especialmente ha administrado con frecuencia el sacramento de la confirmación. Es un obispo al que le gusta confirmar, a diferencia de lo que le ocurría al cardenal Martínez Sistach. Con un simple vistazo a esas parroquias que ha visitado personalmente, habrá podido comprobar que en Barcelona existen dos velocidades parroquiales. Ayer, nuestro Prudentius de Barcino nos escribía su artículo sobre la confirmación de solo seis adultos (ni tan siquiera jóvenes) en la parroquia de San José Obrero. Monseñor Omella habrá comprobado que en otras parroquias confirmaba a 18, 20 o más jóvenes y que eran parroquias que, seguramente, se hallaban enclavadas en barrios similares y con una población con los mismos niveles económicos y culturales. También habrá visto templos llenos y otros con media entrada. Templos con cabezas canas y calvas y templos con juventud y matrimonios de mediana edad. Algo debe pasar para que haya comunidades vivas y dinámicas, mientras que otras languidecen irremediablemente. Alguien debe ser el culpable y alguien debe ser el artífice. Curas y laicos. Que los laicos deben obtener también un mayor protagonismo en una curia excesivamente clericalizada.

Esos nombramientos van a ser la primera piedra de toque del episcopado Omella, especialmente porque van a señalar quiénes son sus hombres de confianza y van a configurar el futuro de la diócesis al menos en los próximos siete-ocho años. Hasta el momento, escasas críticas se le pueden realizar. Buen carácter, extroversión, humanidad, que no es poco y audacia y valentía para solucionar problemas, sin temor a pisar algún charco. Siempre es mejor pisarlos con rostro amable que con expresión ceñuda. Pronto veremos si estos buenos presagios se cumplen con su equipo de gobierno, cuyo nombramiento, por bien suyo y de la diócesis, no puede demorar mucho más. Ahora ya nos conoce a todos y sabe con quién podrá desempeñar mejor su labor pastoral.

Oriolt

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24 comentarios

  1. Una visión muy esperanzadora la suya ORIOLT,ojalá no se equivoque.

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    1. De buena mañana, se agradece una lectura optimista.

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    2. A mis queridos cadáveres que guardo en mis armarios8 de noviembre de 2016, 14:01

      Omella puede llegar a ser el rostro amable del corporativismo, es decir, el que sólo hace caso de los clérigos con cargo jerárquico. No es suficiente el quedar como obispo del ji ji ja ja, del apretón de manos, del beso, del gesto comprensivo... primer peligro de Omella.

      Luego, debe de reformar completamente, o casi, a todo su primer círculo de hierro y fuego curial, sean del cargo que sean, tengan los títulos que tengan.

      El principal problema del gobierno episcopal de Barcelona es su falta de humanidad (denunciado cuando vivía y cuando se hizo el funeral de Carles), así como el de falta de catolicidad, al haberse escorado hacia un nido de grupos de interés y lobbies de todo tipo, incluido el de destacado color.

      Por ejemplo, el deducido pacto implícito del llamado statu quo sistachiano, consistía en que se podía hacer de todo, siempre y sólo siempre si nunca había escándalo mediático, es decir, que no se publicitara, que no se difundiera al ámbito del dominio público.

      Lógicamente, la procesión de "interesados" hacia este primer círculo era necesario, dado que son los Ojos y Oídos del Gran Timonel:

      - "Mi congregación se ha lanzado hacia la Nueva Era, el orientalismo y el esoterismo, necesito que me lo disimuleis"

      - "Tengo un contra sextum contra natura, necesito que me lo tapeis"

      - "Negamos, dudamos y silenciamos los dogmas, somos herejes, pero queremos vivir del momio, cubridnos"

      - "Hacemos delitos gravísimos en la liturgia, no consagramos porque no usamos la fórmula, hacemos comuniones sacrílegas, confesamos comunitariamente y confesamos individualmente sin pedir el arrepentimiento, que pase desapercibido"

      - "Se hacen distracciones de dinero, abusamos de los cargos, tenemos pluriempleo, abandonamos nuestros deberes, silenciadlo"

      - "Os damos un generosísimo donativo para aliviar vuestro déficit, os hacemos este otro favor para favorecer las estadísticas del arzobispado, pero a cambio, dejad que nuestro grupo pueda hacer lo que quiera y lo que le dé la gana"

      - "Nosotros tenemos contactos e intereses entre la política de izquierdas y nacionalista, poseu-hi boira"


      Desde luego, evidentemente, el primer círculo siempre en ristre con la Libreta de Richelieu-Mazarino:

      - página izquierda,
      "favores que me deben" y "favores que ya he cobrado"

      - página derecha,
      "favores que debo" y "favores que ya he pagado"


      Por lo tanto, significa que la finalidad esencial del clérigo y prelado, la salvación y santificación de las almas, queda completamente destruido y eliminado, a favor del otro principio más "capitalista" y "neoliberal": mi bien particular y mi interés personal, aunque sea un pecado mortal... o varios.

      Por eso se hace necesario la renovación total, o casi, de toda la jerarquía eclesiástica del gobierno episcopal de Barcelona, desde los niveles inferiores, medios y altos. Todos. Y diría "sin excepeción".

      Renovación total, que significa pasar ya por completo de la experiencia, y poner sencillamente a personas que no tengan tantos cadáveres en todos los armarios.

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    3. Sí, por favor desde aquí pido al señor Arzobispo, renueve a esta jerarquía y llame también la atención a según que rectores que se han sentido protegidos por su amiguismo. Por favor Sr. Arzobispo, se ha hecho y se sigue haciendo mucho daño a las almas y a los corazones de muchos fieles, mermando su fe y confianza en la Iglesia y lo que es peor, como consecuencia, haciendo dudar también de la fe en el Señor, sobretodo a los recién convertidos.Confiamos y oramos para que esto sea posible. Gloria al Señor.

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  2. El lugar de los laicos en la Iglesia no son las curias diocesanas. El papel de los seglares no es estar en las curias, clericalizándose, sino en medio del mundo: en el mundo del trabajo, de la familia, de la cultura, de la política...

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    1. Discrepo Hermenegildo. La iglesia es una comunidad viva donde todos tienen cabida. Un laico puede desempeñar muchas funciones dentro de esa comunidad. Puede ser voluntario, catequista, profesor, sacristán, colaborador puntual, consultor permanente, etc. Existen múltiples funciones que un laico profesional, bien preparado y comprometido puede desempeñar y más en unos momentos en que la iglesia tiene serios problemas de recursos humanos tanto en calidad como en cantidad en toda su estructura organizativa. El laico ya vive en medio del mundo. Más bien diría que son algunos miembros de la estructura de la iglesia los que no viven en este mundo. Miren más a su alrededor y no tanto en su interior. Quizás entonces descubran con asombro que algunos problemas que parecían irresolubles pueden afrontarse desde otra perspectiva y dar buenos y largos frutos.

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    2. Bueno menos mal,vamos a ver si me cabreo menos con noticias positivas.

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    3. Dudo mucho de la eficacia del laico en la actual curia, tal como está ahora.

      Cuando vea verdaderas y eficaces amonestaciones y castigos a rectores y congregaciones, sólo empezará a ir algo bien la situación, pero no será suficiente.

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    4. Joan Lluis: la curia es un organismo eminentemente pastoral, que apoya al Obispo en su misión de gobernar la Diócesis. Se trata de funciones puramente clericales. Distinto es que para asuntos concretos puedan requerir el asesoramiento de algún laico cualificado, pero no creo que los laicos deban trabajar en las curias, salvo en funciones auxiliares.

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    5. Hermenegildo, puede que tenga razón en su planteamiento pero la Iglesia es una institución viva que ha ido evolucionando a lo largo de siglos para garantizar su supervivencia. Al principio la iglesia la formaron unos laicos que conocemos como apóstoles. Luego fue evolucionando y avanzando concilio tras concilio, Papa tras Papa. Está movilidad y no anclarse en un punto fijo e inmóvil es lo que ha posibilitado su larga vida. No cerremos ninguna puerta en la búsqueda de soluciones imaginativas. Sobretodo cuando la cantidad y el nivel de los problemas a los que se debe enfrentar y afrontar no es nada desdeñable.

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    6. Es correcto lo que dice Hermenegildo. La Iglesia somos todos. La Iglesia no son los curas. En la Iglesia cada uno tiene su función. La vocación del laico viene definida por el documento del CVII «Apostolicam actuositatem». Su papel es la instauración cristiana del orden temporal, sin menoscabo de que secundariamente pueda ayudar al sacerdote en la parroquia.

      “Todo lo que constituye el orden temporal, a saber, los bienes de la vida y de la familia, la cultura, la economía, las artes y profesiones, las instituciones de la comunidad política, las relaciones internacionales, y otras cosas semejantes, y su evolución y progreso, no solamente son subsidios para el último fin del hombre, sino que tienen un valor propio, que Dios les ha dado, considerados en sí mismos, o como partes del orden temporal”

      http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651118_apostolicam-actuositatem_sp.html

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    7. ¿No son los laicos quienes en realidad nutren la curia pues de ellos surgen las vocaciones que más tarde ocupan ese rol dentro de la Iglesia? No olvidemos que todas las vocaciones surgen de los laicos. El camino de vuelta, a veces, ocurre, pero no sería lo deseable. Es señal de una vocación equivocada o de un magisterio incorrecto.

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    8. En la Iglesia solo hay dos vocaciones que son la vida consagrada y el matrimonio.
      De la familia cristiana es de donde surgen las vocaciones a la vida consagrada y al matrimonio.
      Si usted es católico, la vocación la debe estudiar desde la teología, no desde filosofías o sociologías mundanas.

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    9. Laura S: sólo un comentario y matiz a su respuesta. Las vocaciones de la iglesia surgen del matrimonio, ya que sin él no nacen personas ni vocaciones. Solamente de la vida consagrada no nace nada. Como mucho puede ser fuente de inspiración y ejemplo a seguir en los casos positivos. En otros no sólo frena futuras vocaciones sino que invita a no seguirlos. Simplemente desincentivan y generan rechazo. Como católicos es preciso ahondar en la fe y el conocimiento de la misma. Estudiar teología es un camino, pero también lo es obrar y hablar de acuerdo a las enseñanzas de Jesús. Ambos son necesarios y no excluyentes para todos los cristianos. Ser cristiano implica conocer la teoría y practicar la misma. La una sin la otra no tiene sentido. Hay quien empieza por un ámbito y luego desarrolla el otro. La una ayuda a la otra. Un buen cristiano debe intentar trabajar ambos aspectos. El resto vendrá por la ayuda de la gracia del Espíritu Santo. Pax vobiscum.

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    10. La teología católica habla de las enseñanzas de Jesus,interpretada por la Iglesia. La Teología Pastoral del CVII dice que la Iglesia es Sacramento Universal de Salvación. No vive para ella misma, su misión es transformar el mundo en Dios. La Iglesia es una gran familia por la comunión de sus miembros, así como la familia es una pequeña Iglesia, por la misma comunión.
      Interesa en la Iglesia la fecundidad espiritual.
      Aunque todos tenemos la misma dignidad, a los consagrados se les consideran de un rango superior.

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    11. Aunque todos tenemos la misma dignidad, a los consagrados se les consideran de un rango superior. Es aquí donde se encuentra la causa de posibilidad de la iglesia que es al mismo tiempo su propia limitación. Si los consagrados son considerados de un rango superior por su valía entonces se desvaloriza a los fieles. Si los consagrados son considerados de un rango superior por sus faltas entonces se valoriza a los fieles. Y ambas cosas ya sabemos a que conducen. ¿Por qué en vez de introducir rangos y escalafones no nos igualamos en la condición de hermanos en la fe? Creo que ambos podemos aprender mucho los unos de los otros si nos amamos lo suficiente. Y fruto de ese diálogo de verdad, en verdad y para la verdad puede nacer una fe renovada. Ese fue el principal mensaje de Jesús. Ese fue su Evangelio verdadero.

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    12. Nadie es más santo en la Iglesia, ya que la santidad es subjetiva y solo la conoce Dios. No todos somos iguales, porque Dios no ha dado los mismos dones a todos. A cada uno se exigirá según los dones recibidos.
      A algunos pide una respuesta más plena, más fuerte, más radical: la de la virginidad o celibato por el reino de los cielos. Con el testimonio de su fidelidad a Cristo, los consagrados sostienen la fidelidad de los mismos esposos en el matrimonio ya que con la ayuda de la gracia, estos consagrados viven en una continencia perfecta. La Iglesia estableció en el Concilio de Trento que ese estado del consagrado se parecía más al de la Resurrección, en el que no se casarían ni tendrían hijos.

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    13. Es curioso que la Iglesia tardara quince siglos en establecer este dogma para los consagrados y que justo fuera en respuesta a la reforma protestante luterana. Sus razones tendría y no soy quién para cuestionarlas. Ahora bien, ante la elevada edad de los consagrados, la falta de vocaciones y la elevada secularización de la sociedad, quizás hay llegado el momento de que otro concilio establezca otras normas de funcionamiento. Si no es posible que el estado de Resurrección quede restringido a tan pocos que se convierta en testimonial y anecdótico, ya que las condiciones que hace quinientos años fueron de posibilidad ahora se están tornando de limitación.

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  3. El obispo del cual nadie habla mal8 de noviembre de 2016, 0:00

    Sobre el inmovilismo de Omella, esto es cierto. Sólo falta ver si es como las placas tectónicas eclesiásticas y vaticanas de Italia, quieto-paradas impasibles el ademán, pero luego, en un ¡trasca!, todo lo tiran al suelo para duelo de todos, San Benito incluido.

    Sin dudarlo, "Esos nombramientos van a ser la primera piedra de toque del episcopado Omella".

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  4. Sí, pero es curioso que desde que se ha iniciado este idilio se me ha censurado por primera vez un escrito remitido a Germinans, cosa que no me había pasado nunca en esta casa. El escrito era poético y satírico ,con las correspondientes hipérboles, pero no merecía en absoluto esto. Y en todo caso, la responsabilidad hubiera sido únicamente de un lector. Espero que no caigáis en lo del plato de lentejas.

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    1. Un simple encuentro con el sr.Arzobispo no veo yo que sea ningún IDILIO,si se mosquea porque no le han puesto su comentario será porque a lo mejor OFENDE A ALGUIEN

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  5. Sobre el artículo de Llisterri mencionado ayer,

    Jordi Llisterri i Boix

    Articulo completo en: http://www.catalunyareligio.cat/es/blog/laeto-animo/queremos-obispos-auxiliares-211182

    ya que esta tertulia es un continuum, quiero pedir a los amigos que contribuyen que me toleren hacer aquí este comentario.

    1 Llisterri entró hace poco en La Vanguardia.
    2 Llisterri ha conseguido que La Vanguardia le subcontrate la página de religión de los domingos. Incluso se firma con Catalunyareligió.cat y los temas de interés son los mismos.
    3 Así, Josep Maria Crbonell, socialista, presidente de Pax Romana Cataluña, de Fundació Maragall y de Catalunyareligio.cat, es también decano de Comunicación de la Ramon Llull, y a través de su brazo tonto ahora está en La Vanguardia. Es decir, todos los puntos de difusión del pensamiento religiosos en Catalunya. Socialista que propugna la incuturación, no de la sociedad por el evangelio, sino al revés. Y excepto en el caso de la Vanguardia, todos estos organismos inauguran el curso con el Arzobispo presidiendo.

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  6. En dos ocasiones he tenido a Omella de frente. En la primera, en la estación de Atocha esperaba el AVE de vuelta a Barcelona con un cura joven, su secretario me imagino. En la segunda, delante de la catedral de Barcelona acompañado de Aymar. Me pareció obligado, vista la soledad en que estaban ante el panel de salidas, acudir a saludarle, lo hice en castellano y me contestó en catalán, por aquello de ganarse al personal. Seguí en castellano por ser su lengua habitual y el siguió en un esforzado catalán. Me pareció humillante para él ese esfuerzo. Pero reflejaba también un problema de acomplejamiento. Ojalá no lo fuera.

    No sigo la política eclesiástica menor de la archidiócesis, ni los movimientos de curas y arciprestes. Por deformación profesional me atrasen más las orientaciones doctrinales y las personas responsables de los centros dedicados en teoría a transmitir la genuina enseñanza de la Iglesia. Y ahí no observo cambio alguno, ni mayor ni menor. No avanzar es retroceder.

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  7. Veremos si arregla de una vez el tema de MATARO CENTRO,seria una gran noticia para MUCHOS,a ver si Misericordean a algunos de por allí,nos quedaríamos un poco HUERFANOS ,la verdad,pero seria para tirar las campanas al vuelo!

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