De Bello Pallico (V)

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Kyrios kai Despotas (19/01/2007)
Grassus preside una celebración ecuménica en la Catedral
No hubiese sido cabal dejar pasar este Octavario sin dirigir una mirada y hacer una reflexión sobre la Unidad. Cuando el Concilio emprende esa tarea tiene en su mente un pensamiento esencialmente reformador. Asume todo él la idea, tantas veces repetida, de la necesidad de comprendernos como una realidad «semper reformanda». No hace falta tener grandes conocimientos para saber que, a lo largo de la Historia, la Iglesia ha vivido en la necesidad y la urgencia de emprender, en todo tiempo y lugar, una constante renovación y reforma de sus estructuras; reforma que siempre encuentra los lógicos obstáculos de las reticencias humanas al cambio. La psicología de los hechos nos habla de una connatural inercia a impedir cualquier reforma que imponga incómodas adecuaciones de los individuos y las estructuras para revitalizar el «depositum fidei» recurriendo a las fuentes del kerigma: es lo que en el Concilio se proclamó como el retorno a las fuentes.

Toda tarea reformadora eficaz es siempre llevada a término por una minoría. La jerarquía reformadora debe contar para ello no con una mayoría, siempre por definición acomodada en las viejas estructuras, sino con una minoría valiente, en cierto punto visionaria, inteligente, audaz y generosa. En la Baja Edad Media costó sangre, sudor y lágrimas emprender esa Reforma. Costó ya iniciar una gran reforma, que fue la gregoriana del siglo XI, con la rémora del clero regular y del secular y del mismo episcopado. Se mudaron las estructuras. Se resistieron las mentalidades. Sólo en el siglo XV, con no pocas dificultades, se pudo preparar el camino, y tuvo que dar la estocada Lutero, para la llegada del Tridentino. Y para todo ello, la jerarquía tuvo que gobernar no para la mayoría acomodada en los viejos usos y abusos, sino contando con una minoría intrépida y generosa. No es este el lugar para detallar, harían falta muchos volúmenes, como se emprende una Reforma in capite et in radice.

La cuestión es de capital importancia en lo que nos ocupa. ¿Quiere y siente necesaria Grassus una Reforma de tal envergadura para esta Diócesis? Los datos que poseemos es que no. Le falta la generosidad y la altura de miras para emprenderla. Grassus quiere gobernar para la mayoría. Eso que tan lógico parece a tantos, imbuidos de justificación democrática, es un camino estéril. Es cómodo, pero no es regenerador. Barcino necesita una regeneración como aire para respirar. No necesita Auxiliares, que Grassus ninguneará a la primera de cambio. No necesita un cápelo púrpura. No necesita vestidos nuevos, necesita sangre y espíritu nuevos. Necesita Reforma.

Grassus ordenado Praetor ante la mirada de Narcissus
Si, Grassus quiere títulos y rodearse de corifeos sumisos. Todos, desde un extremo a otro, tendríamos que ser muy hipócritas para no reconocerlo, sabemos cómo es Grassus. Basta compilar las broncas, exhortaciones, puntualizaciones y subrayados con que a lo largo de estos dos largos años Grassus la ha emprendido contra aquellos que lo han llamado «Senyor Bisbe»: «No sóc senyor Bisbe, sóc Sr. Arquebisbe Metropolita». Basta eso para conocer como es él: No permite que nadie le enmiende la plana. No deja hablar ni a sus más cercanos colaboradores. Todo lo quiere llevar adelante autocrática que no autocríticamente.

En eso supera a Narcissus su Maestro. Aunque sigue a pies juntillas los consejos en que este le instruyó: los curas necesitan recompensas poco a poco para satisfacerles y acallarles. Por eso ahora emprenderá la tarea de dar prebendas. Lo hizo también Trémolus, en la convicción que apacentaría la grey de sus enemigos. Y se equivocó. Lo hizo inmediatamente Grassus confiando los cargos a gente cercana a su curso, y a los cachorros de aquellos que siempre han detentado el poder: el progresismo. Ahora Grassus concederá cargos, pero sin la más mínima carga de poder real, a los moderados. El dilema de estos es si aceptarlos y contentarse ya que la reforma es imposible, si rechazarlos permaneciendo en una callada y silente oposición o si emprender todo lo necesario para la reforma, si se quiere no hiriente, pero implacable en los fines, de la Diócesis.

Grassus junto a Trémolus. A la izquierda Amicum
Estas son las cartas. Si todo depende de una solución interna el desenlace es más que previsible. Si hay posibilidad que llegue desde Roma es de una urgencia implacable.
Junto a esta inevitable reflexión, vayamos a la más jocosa. Roma siempre tiene la posibilidad de darle títulos a Grassus para complacerle. El Emperador y el Patriarca de Constantinopla llenaron la administración política y religiosa del Imperio y la Cristiandad Oriental con múltiples títulos y dignidades. Una de las que más me llamaron la atención es la de: PANHYPERSEBASTOS (de Pan=TODO ,Hyper=SUPERIOR, Sebastos=MAJESTAD) es decir MAJESTAD TODO SUPERIOR. Me parece muy adecuado ese título para nuestro Grassus. Aunque siempre tiene la posibilidad, vista la semana ecuménica en la que estamos, que le cantemos a su llegada a los Templos aquello que los Patriarcas y Obispos escuchan mientras se revisten con los Indumentos Episcopales en el pronaos (atrios) de las basílicas: KYRIOS KAI DESPOTAS. Pensamos que le va como anillo al dedo. Ese anillo que representa las nupcias del Antístite con su Iglesia, aquella que es su Esposa y que algunos tratan como su suegra.

Por lo demás, sepan Madrid y Roma, que, de integristas ultraconservadores, nosotros, nada de nada, ni por asomo. Ni de Restauracionismo ni nada que se parezca. Nosotros conjuntamente con el Concilio y los Papas, clamamos: ECCLESIA SEMPER REFORMANDA.

Prudentius de Bárcino
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Diccionario Latino-Barcino

-Grassus: Arzobispo Lluís Martínez Sistach
-Narcissus: Cardenal Narcís Jubany
-Trémolus: Cardenal Ricard Maria Carles 

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5 comentarios

  1. Francisco: error en su elección10 de agosto de 2016, 2:12

    Estos PanHiperSebastos eclesiales de hoy en día, tienen un grave problema: el no reconocimiento de los verdaderos graves problemas de la Iglesia. Testarudos, con sus anguiliformes sonrisas, no quieren ver la realidad, y se encierran en sus torres de marfil y se autoenredan en sus propias telarañas dialécticas.


    1. Error en la elección de Francisco

    Corría el 2013 cuando renuncia libremente, con consciencia y conocimiento, Benedicto XVI, por razón de enfermedad y vejez. Para algunos, empujado hacia la sima por los graves problemas y las insuficientes soluciones que iban "apareciendo" en la Iglesia.

    Se celebró el Cónclave del 2013, con un grave error substancial y esencial: su ultrarrapidez. Empezó el 12 de marzo, a las 17:40, y acabó con las sábanas aún calientes, el 13 a las 19:05.

    Por contra, las Congregaciones Generales del Colegio Cardenalicio previas al Cónclave, se iniciaron el 4 de marzo y acabaron el 11, con casi 150 intervenciones.

    Parece ser que en este mercadeo de programas y candidatos, emergió el de Bergoglio: "periferias existenciales".

    ¡Hurra! pensaron la mayoría de obispos y cardenales. Cansados y hastiados de la "obsesión" del polaco y de su adlátere el alemán, en su incomprensible defensa de la Vida, Familia, Educación y Bien Común, por fin hallaron la palabra mágica para desembarazarse de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Todo consistía en dedicarse en exclusiva a las cuestiones sociales derivadas de la crisis económica.

    Enterraban así, en un santiamén, toda la lucha contra el aborto, el divorcio, la contracepción, la reproducción asistida, la homosexualidad, que tantos desagradables quebraderos de cabeza mediáticos les daban (y en España se sacaban de encima a Rouco), y se ponían a dormir con su ración de leche y galletitas mientras Caritas y otras organizaciones trabajaban por ellos sobre las cuestiones sociales. Así, tan amigos de las izquierdas y todos felices.

    La catástrofe para la Iglesia Católica estuvo en que el Papa fue pre-elegido durante las Congregaciones generales, absolutamente abiertas, fuera de control, a cualquier tipo de influencia y grupo de presión (mafia de San Galo, Danneels), mientras que para nada fue una meditada y deliberada elección dentro del espacio adecuado, el Cónclave, un lugar cerrado, liberado y aislado del mundo para concentrarse sólo en: 1. analizar los problemas eclesiales sin interferencias; 2. rezar; 3. hallar el perfil de Papa que el Espíritu Santo aconseja.

    La consecuencia: que se eligió a quizás el peor Papa desde hace dos siglos, aunando casi todos los puntos de vista posibles, por lo que hace a preparación, competencia y capacidad, menos en el de relaciones públicas: eclesiológico, teológico, moral, bíblico, litúrgico, dogmático...

    Solución: para el Cónclave de quizás el 2017, éste debe de tener un tiempo prudencial, antes de la primera votación, en la que se pare toda la vorágine de las Congregaciones y sus intrigas, y se efectúe misa, oración, meditación, lecturas, hablar sosegadamente de todos los verdaderos problemas...

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  2. Francisco: error en el ejercicio y la solución10 de agosto de 2016, 2:22

    2. Error en el ejercicio del Papado

    El gran error en el ejercicio del pontificado es el Sínodo de las Familias y Amoris laetitia. En octubre del 2013 nació la idea del Sínodo de las Familias, que se celebró el 2014 y 2015, finalizando en el 2016 con la peor pastoral de la historia de la Iglesia: Amoris laetitia.

    En medio, cuatro terribles años, 2013-16, donde enormes dislates y disparates dogmáticos (Kasper, Marx, Schonborn) se pretendían oficializar en la Iglesia, a través de encuestas, entrevistas y documentos: divorcio eclesiástico, sacerdocio casado, homosexualidad, comunión con absolución y extremaunción de adúlteros, parejas de hecho... y sin hablar casi de aborto y reproducción asistida, los dos grandes ausentes.

    Como comentó agudamente alguien, parecía que algunos prelados habían entrado en una espiral de locura infernal con la que pretendían legalizar todas sus propias inclinaciones...

    Hasta que llegó Amoris laetitia, con su Capítulo VIII, donde en su numeral 305 y nota 351, se proclamaba todo lo contrario que San Juan Pablo II afirmó en su Familiaris consortio 84 y el numeral 1650 del Catecismo: todo adúltero, no importa si convive marital o fraternalmente, tiene derecho a comunión, absolución y extremaunción (por deducción lógica). De momento, ahí está esta potencial herejía, sin ninguna rectificación o instrumento interpretativo que lo contradiga.


    3. La solución

    Es muy simple y rápido, acaba ipso facto con todo lo anterior. Parece que en Polonia, durante esta JMJ, según cuenta Sandro Magister, Francisco dio una conferencia “íntima y privada”, en la que condenaba la ideología de género y transgénero. Pues bien, Francisco debería de volver hacia la fuente de la verdad, la que estableció San Juan Pablo II y posteriormente Benedicto XVI para la Iglesia: establecer oficialmente, como prioridad absoluta, la defensa a ultranza de los cuatro principios innegociables de todo católico en la vida pública: vida, familia, educación y bien común.

    Pues aún hoy, Francisco no ha dicho ni pío sobre los 40-60 millones de abortos mundiales, el millón en la Unión Europea, los 100.000 de Italia, y los 11.000 en la región de Roma (sobre 50.000 nacidos).

    Pues que explique Francisco ¿cómo de creíble se puede ser defendiendo las periferias existenciales y, de otro lado, no acordarse en casi nada del aborto y los embriones congelados y eliminados en la reproducción asistida?

    Ciertamente, si Francisco no cambia, y pronto ahora mismo, quedará como el pontificado del absurdo ilógico e irracional que optó preferentemente por los pobres, marginados, oprimidos, explotados y excluidos de la Tierra... pasando de largo, sin inmutarse, de los fetos y embriones humanos no nacidos por los diferentes tipos de aborto y experimentaciones científicas, los primeros pobres indefensos de la Humanidad.

    Las periferias existenciales debían haberse sobreañadido a la defensa de la Vida y la Familia, y no haber sido la excusa para dar una patada a la Vida y la Familia según la entendió San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

    Aún hay tiempo, pero ya se acaba.

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    1. Pues hay un ejemplo de avance de esta ideología de género.

      La Vanguardia de Marius Carol, del día de hoy, dedica en su suplemento Viure Estiu, en toda la página 3, un artículo titulado Mestres en gai saber, otro articulo titulado Qui ha dit frivolitat?.

      Estos dos artículos están dedicados a lo que Francisco llamó la movida del diablo, el movimiento de ideología gay y homosexual, que tiene lugar en el Circuit y el Gaixample de Barcelona.

      Habla también de una conferencia de Krysztof Charamsa.

      Que tomen nota tanto Francisco como Omella: están abandonando al Pueblo de Dios, con sus políticas diletantes y errabundas, en la protección de la vida humana y la familia y el matrimonio verdaderos.

      Para Dios y de Fé divina y católica, hay cuatro pecados intrínsecamente perversos que claman al Cielo, y que son, a la vez e igualitariamente, Ley Moral tanto Divina como Natural, ésta obligatoria para todos los hombres del mundo entero porque están inscritas en todo corazón humano:

      1. El pecado de Cain, que también es el aborto, la eugenesia reproductiva y la eutanasia, al matar inocentes indefensos y vulnerables. Los niños tienen a sus Ángeles de la guarda que hablan directamente con Dios de estos odiosos y execrables crímenes.

      2. El pecado de Sodoma y las otras ciudades, ejemplo para los incrédulos del futuro, que es el pecado de la homosexualidad, pecado también Nefando y Contra Natura, un pecado tan poderoso, Francisco y Omella, que no dejó ni diez justos para evitar el castigo de Dios, meditadlo.

      3. El pecado de los egipcios, que es la explotación y opresión de grupos, comunidades y etnias, como es la colonización mundial de la idolatría satánica de la ideología de género.

      4. El pecado de los israelitas, que es la explotación de los más pobres y desfavorecidos de la sociedad, las viudas, huérfanos y los extranjeros.


      Francisco y Omella, bajad de la nube, poned los pies en el suelo, y atacad de frente a los lobos que despedazan a las ovejas fieles y necesitadas de salvación.

      Menos quedar bien mediáticamente ante el mundo regido por el Príncipe del Mal y más compromiso con el Evangelio y la doctrina.

      Mirad a Cristo y no al tuit mundano del "me gusta".

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  3. MARPN
    Anónimo de las 2:12. Me ha parecido muy ilustrativo (desgraciadamente por lo que significa), muy acertado y de un católico preocupado por las circunstancias que envuelven a nuestra querida IC. El aborto, genocidio del siglo XX-XXI, no puede ser obviado por aquellos que queremos seguir a nuestro Maestro, y muchísimo menos, por los que regentan nuestra IC.
    Desgraciadamente,muchos obispos, sacerdotes y religios@s quieren transformar nuestra IC en una ONG. Es muchísimo más que eso, con mi respeto y admiración hacia las ONGs. Recuerdo con añoranza la PAZ y TRANQUILIDAD que irradiaban los Santos Padres San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Tristemente ahora no la siento con el Papa Francisco y me produce un malestar que me preocupa. María Auxiliadora ayúdanos a aceptar la santa voluntad de vuestro Hijo Jesucristo. Que el Espíritu Santo ilumine y guíe a nustra actual Papa Francisco y los que están a su alrededor le hagan ver en qué se equivoca y rectificar a tiempo. Queremos una IC unida bajo un mismo Pastor y guía.

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    1. Tiene razón.

      A Francisco, como Omella, sólo les queda este 2016 para enderezar el rumbo.

      Ser Papa y ser Arzobispo son un servicio para la salvación de las almas.

      Y el ejemplo de Benedicto XVI es claro: renunciar si no se puede servir para la cura de las almas.

      Ser Papa y obispo no es obligatorio.

      La inmolación de los últimos años de San Juan Pablo II, dicen unos místicos, significó una abundancia de gracias para la Iglesia y el mundo.

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