La religión a palos...

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 Eso parece ser, según la progresía de turno, la adaptación del currículum de la enseñanza de religión y moral católicas en los centros educativos. Duras acusaciones: retorno al pasado más rancio, alumnos amedrantados obligados a rezar, manipulación ideológica...

¡Qué cantidad de despropósitos hemos leído estos días en tantos y variopintos medios de comunicación tan excitados como poco documentados! Y, ignorancia aparte, algo, a mi parecer, mucho más grave: una oposición rabiosa y una intolerancia radical a la legítima posibilidad de proponer de manera metódica y razonada a las nuevas generaciones la visión del hombre y del mundo que dimana de la fe cristiana. Y todo esto, en unos momentos decisivos en que se van a incoar las preinscripciones para el nuevo curso escolar.

¿Qué ha pasado? Pues, simplemente, una adaptación del currículum de la materia, como sucede en tantas asignaturas. Y yo creo que ha sido en su conjunto una buena adaptación. Durante varios años me dediqué a la enseñanza de la religión en institutos de bachillerato, en unos momentos más gloriosos para la enseñanza en general. Recuerdo gratamente aquellos años y el encuentro con tantos alumnos en unos momentos decisivos para sus vidas en la adolescencia y primera juventud. Estoy convencido que la asignatura de religión, debidamente impartida, puede hacer mucho bien a nuestros jóvenes, no sólo enriqueciéndolos culturalmente sino también en su maduración humana y cristiana.

El currículum de la asignatura lo ha establecido quien tiene competencias para ello, es decir, nuestros Obispos. La clase de religión no es catequesis ni pretende serlo. Es un importante ámbito donde los alumnos pueden conocer de manera sistemática los contenidos fundamentales y la misma razonabilidad de la experiencia cristiana, así como las claves imprescindibles para entender nuestra cultura y nuestras raíces de identidad. La clase de religión, tanto en la escuela pública como en la católica es impartida por excelentes profesionales que la Iglesia trata de cualificar continuamente y, ciertamente, todos los esfuerzos en este sentido, constituyen la mejor inversión en el proyecto de evangelización de la cultura. Sin duda alguna enriquece notablemente a nuestros alumnos. También hay que recordar que para los alumnos creyentes esta asignatura constituye la oportunidad de una evangelización de la inteligencia y del corazón del todo necesaria para una vivencia adulta y madura de la fe.

Conviene y mucho que los padres y madres cristianos tengan las cosas muy claras en este importantísimo asunto que concierne la educación ( en mayúsculas!) de los hijos. Si los padres no valoran lo que supone la clase de religión y no hacen todo lo posible para que sus hijos participen en la misma, muy pocos lo harán en nuestra sociedad. Me preocupa la actitud de ciertos políticos e ideólogos al respecto, pero me preocupa mucho más la dejadez de tantos  padres y madres de familia que no se implican.

Finalmente, por lo que respecta a la pretensión de  obligar a rezar a los alumnos en el ámbito de la enseñanza de la religión en la escuela pública, nada más alejado de la realidad. Lo que se pretende, y con razón, es que los alumnos sepan y comprendan los textos fundamentales de la oración cristiana en los que se expresa la fe. Lamentablemente, no se acaba de dar a la memoria el lugar que le corresponde en la enseñanza de nuestros alumnos. Que un adulto, hoy, y en nuestro contexto cultural, desconozca, por poner un ejemplo, el texto de los diez mandamientos, del Padrenuestro o del Símbolo de la fe, es, simplemente, un signo de crasa ignorancia.

*Escrito de Mn. Joan Antoni Mateo García, sacerdote del obispado de Urgell, publicado en su blog "Conversando sobre la Fe" en el portal "Infocatólica"

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10 comentarios

  1. Gracias a Germinans Germinabit, por publicar ese artículo de Mn. Mateo acerca la asignatura de Religión.

    LA CLASE DE RELIGIÓN NO ES CATEQUESÍS NI PRETENDE SERLO.

    FORUM LIBERTAS el artículo remitido por María Teresa San Martín, Goyo Ponce de León y Esteban Munilla, delegados de enseñanza de las diócesis de Vitoria, Bilbao y San Sebastián, en defensa de la Religión y en respuesta a la ex consejera de Educación Isabel Celáa, contraria a que se imparta esta asignatura en los centros educativos.

    No es verdad que la asignatura de religión sea lo mismo que la catequesis, como afirma la ex consejera. Por lo demás, si así fuese, ¿cómo se explica que su misma Consejería aprobase y publicase en el Boletín Oficial del País Vasco el currículum de la asignatura de Religión, y que paradójicamente ahora afirme que sus contenidos no son académicos, sino mera catequesis? Y es que, no se puede utilizar la educación religiosa como rehén al servicio de estrategias políticas; como tampoco es aceptable que cada vez que un partido político llega al gobierno, se cambie el plan educativo según su ideología, sin el necesario consenso social (y de esto son testigos la LOGSE, la LOCE y ahora la LOMCE).

    Es evidente que la asignatura de Religión reflexiona sobre el hecho religioso cristiano desde una perspectiva confesional, pero eso no quiere decir que sea catequesis. Mientras que la catequesis tiene como finalidad el encuentro con Dios en la fe (es principalmente experiencial), la clase de religión profundiza en el conocimiento y los contenidos del hecho religioso, así como su influjo social. No en vano la asignatura de religión católica puede ser elegida por alumnos no creyentes o miembros de otras religiones (y de hecho, se dan no pocos casos).



    El artículo habla de un estado laico incluyente, respetuoso con todas las religiones, capaz de valorar su aportación, pero sin asumir ninguna como propia. Es precisamente esto lo que defendemos. Que cada uno pueda ser educado según sus propias convicciones y creencias, sin que el Estado se extralimite en su obligado servicio a la sociedad civil y subordinado a ella, haciendo pasar a todos por el prisma ideológico, monocolor y no exento de ideologización, cuando precisamente la sociedad es plural. Es precisamente la libertad de conciencia y religiosa lo que otorga a los padres y familias el derecho de educar a sus hijos según el sistema de creencias que les parece oportuno y bajo esa perspectiva.



    Con respecto a los Acuerdos del Estado con la Santa Sede, conviene recordar que “pacta sunt servanda”: los acuerdos están para cumplirse.


    ¿Por qué no abrir una mirada a la realidad de Europa en cuanto a la presencia de la asignatura de Religión en la casi totalidad de sus diferentes sistemas educativos, como materia curricular, desde la elección libre y voluntaria de alumnos y familias, con variadas alternativas? La clase de Religión ofrece verdades y valores que dignifican a la persona y educan ciudadanos capaces de convivir y comprometerse con la sociedad de su tiempo. Podríamos comentar posicionamientos claramente favorables de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (Recomendación 1720-2005): “Educación y Religión”, así como otros varios documentos y ponencias. Precisamente, esta asignatura que se pretende expulsar del sistema educativo contribuye de modo eficaz a que la educación sea eso, educación; a que ayude a las personas a crecer, a comprender la realidad, a integrarse en la sociedad como servidoras del bien común.

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  2. La ceguera de la razón12 de marzo de 2015, 0:46

    Todo este odio vertido hacia la clase de religión, demuestra la muerte de la lógica y la imposición de una idolatría-ideología, la cultura de la muerte y el relativismo, procedente de estos intelectuales del "seréis como dioses", y que se quiere imponer a base de violencia verbal, pues "la cantidad de despropósitos" es una forma de violencia moral, al faltar a la verdad y, evidentemente, a la Verdad.

    El Papa Benedicto XVI llegó a comparar nuestra generación con la caída del Imperio Romano, debido a un "eclipse de la razón" (Benedicto XVI, 20/12/2010).

    Moisés dice al pueblo que seguir las leyes de Dios es una prueba de sabiduría e inteligencia al resto de pueblos (Deuteronomio 4).

    El estudio de la historia, y sobre todo, de la historia de Cataluña, clarísimamente indica que el cristianismo y el catolicismo ha pacificado a muchas naciones, ha ordenado las cosas de los hombres hacia la paz y justicia, ha iluminado las leyes y ha transformado radicalmente el arte, la música, la arquitectura y la literatura.

    La sabiduría e inteligencia de los mandamientos de Dios, así pues, ha sido la fiel guía de la moral humana en la ciencia, política, mediciona y derecho, dando mayor libertad y civilización, al proteger nuestra base cultural: grecorromana y judeocristiana.

    Pero Benedicto XVI dice que hoy se ha desmoronado el consenso moral universal o ley moral natural, que ha guiado a la humanidad durante más de dos mil años (guió a Grecia y Roma).

    El "eclipse de la razón" es, por necesidad lógica, la muerte de la lógica, que se demuestra hoy con este artículo: el irracional ataque de los tolerantes hacia la Verdad.

    Y fue san Juan Pablo II quien tuvo la luminosa profecía de Evangelium Vitae 20: las democracias derivan hacia tiranías totalitarias porque aprueban las leyes del aborto, crimen de homicidio contra los más débiles, indefensos y vulnerables, los niños no nacidos.

    El hitlerismo consensual, hoy, abarca el aborto de la reproducción humana natural, y además, la reproducción asistida, con la destrucción o congelación de embriones (cancelación de transferencia, cesación de conservación, reducción embrional y aborto inducido, vitrificación de embriones, investigación sobre embriones, eugenesia de selección de embriones de calidad).

    Además, Jesús ha perdido a una parte de la juventud con las nuevas tecnologías, en especial, los agresivos videojuegos de violencia gratuita o adictivos; también, con la educación sexual en las escuelas, que banalizan la antropología verdadera del hombre.

    La muerte de la lógica en la cultura occidental está en el ataque irracional contra el catolicismo; la censura de la falta de libertades de las mujeres en el Islam sin ver el ataque a la mujer en Occidente con el derecho al aborto y la dificultad de la objeción de conciencia, las uniones de hecho, el anticonceptivismo, la reproducción asistida (vientres de alquiler, donación de óvulos, selección del hijo más óptimo), la pornografía, la prostitución y la falsificación del matrimonio homosexual.

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  3. La muerte de la lógica12 de marzo de 2015, 0:47

    Hoy se cumple la profecía de San Pablo en Romanos 1: por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles [hoy en conceptos más abstractos: libertad sin Verdad, derecho al propio cuerpo]. Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén.

    Jesús afirmó que no pasará ni la iota o punto más pequeño de la Ley: no hay ningún Parlamento, incluso europeo, ni Tribunal, ni que sea de los Derechos Humanos, ni ninguna ideología, ni presidente, ni gobierno, ni partido, que pueda cambiar la ley absoluta de Dios: el castigo es la condena a la infelicidad y el fracaso de toda una generación sometida a la cultura de la muerte y el relativismo.

    Benedicto XVI, en su discurso a la Curia del 20 de diciembre del 2010, indica en primer lugar la culpa del pecado interior de la Iglesia. Previamente, hay que contextualizarlo con su carta del 19 de marzo del 2010 a los católicos de Irlanda, donde puso en penitencia a toda la Iglesia de Irlanda durante un año por los escándalos de los abusos, refiriéndose dura pero misericordiosamente contra los sacerdotes abusadores:

    7. A los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños

    Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros hermanos sacerdotes o religiosos. Los que sois sacerdotes habéis violado la santidad del sacramento del Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros y en nuestras acciones. Además del inmenso daño causado a las víctimas, se ha hecho un daño enorme a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.

    Os exhorto a examinar vuestra conciencia, a asumir la responsabilidad de los pecados que habéis cometido y a expresar con humildad vuestro pesar. El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y a la gracia de la verdadera enmienda. Debéis tratar de expiar personalmente vuestras acciones ofreciendo oraciones y penitencias por aquellos a quienes habéis ofendido. El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar incluso el más grave de los pecados y de sacar el bien incluso del más terrible de los males. Al mismo tiempo, la justicia de Dios nos pide dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios.

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  4. El Señor de lo Oscuro, Padre de la Mentira y del Homicidio12 de marzo de 2015, 0:52

    Siete meses más tarde, Benedicto XVI pronunció el referido discurso ante la Curia del 20 de diciembre:

    En la visión de santa Hildegarda, el rostro de la Iglesia está cubierto de polvo, y así es como lo hemos visto. Su vestido está rasgado por culpa de los sacerdotes. Tal como ella lo ha visto y expresado, así lo hemos visto este año. Hemos de acoger esta humillación como una exhortación a la verdad y una llamada a la renovación. Solamente la verdad salva. Hemos de preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo más posible la injusticia cometida. Hemos de preguntarnos qué había de equivocado en nuestro anuncio, en todo nuestro modo de configurar el ser cristiano, de forma que algo así pudiera suceder. Hemos de hallar una nueva determinación en la fe y en el bien. Hemos de ser capaces de penitencia. Debemos esforzarnos en hacer todo lo posible en la preparación para el sacerdocio, para que algo semejante no vuelva a suceder jamás.

    A continuación, arremetió duramente contra la exégesis católica progresista occidental:

    Para oponerse a estas fuerzas [del relativismo moral pedofílico] debemos echar una mirada a sus fundamentos ideológicos. En los años setenta, se teorizó que la pedofilia era algo completamente conforme con el hombre e incluso con el niño. Sin embargo, esto formaba parte de una perversión de fondo del concepto de ethos. Se afirmaba —incluso en el ámbito de la teología católica— que no existía ni el mal ni el bien en sí mismos. Existía sólo un «mejor que» y un «peor que». No habría nada bueno o malo en sí mismo. Todo dependía de las circunstancias y de los fines que se pretendían. Dependiendo de los objetivos y las circunstancias, todo podría ser bueno o malo. La moral fue sustituida por un cálculo de las consecuencias, y por eso mismo deja existir. Los efectos de tales teorías saltan hoy a la vista. En contra de ellas, el Papa Juan Pablo II, en su Encíclica Veritatis splendor, de 1993, señaló con fuerza profética que las bases esenciales y permanentes del actuar moral se encuentran en la gran tradición racional del ethos cristiano. Este texto se ha de poner hoy nuevamente en el centro de atención como camino en la formación de la conciencia. Toca a nosotros hacer que estos criterios sean escuchados y comprendidos por los hombres como caminos de verdadera humanidad, en el contexto de la preocupación por el hombre, en la que estamos inmersos.

    Finalmente, se dirige hacia el relativismo institucionalizado en Occidente:

    El mundo, con todas sus nuevas esperanzas, está, al mismo tiempo, angustiado por la impresión de que el consenso moral se está disolviendo, un consenso sin el cual no funcionan las estructuras jurídicas y políticas; por consiguiente, las fuerzas movilizadas para defender dichas estructuras parecen estar destinadas al fracaso.

    Y menciona el eclipse o ceguera de la razón:

    Alexis de Tocqueville, en su tiempo, observó que en América la democracia fue posible y había funcionado porque, más allá de las denominaciones particulares, existía un consenso moral de base que unía a todos. Sólo si existe un consenso semejante sobre lo esencial, las constituciones y el derecho pueden funcionar. Este consenso de fondo que proviene del patrimonio cristiano está en peligro allí donde en su lugar, en vez de la razón moral, se pone la mera racionalidad finalista de la que ya hemos hablado antes. Esto es realmente una ceguera de la razón para lo que es esencial. Combatir esta ceguera de la razón y conservar la capacidad de ver lo esencial, de ver a Dios y al hombre, lo que es bueno y verdadero, es el propósito común que ha de unir a todos los hombres de buena voluntad. Está en juego el futuro del mundo.

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  5. La vigencia del Mensaje de Fátima12 de marzo de 2015, 1:00

    En el viaje de Portugal del 11 de mayo del 2010, Benedicto XVI se refirió a la vigencia del mensaje de Fátima y al pecado del interior de la Iglesia. No está mal volver a repasarlo del mejor Papa teólogo que ha tenido la Iglesia en siglos:

    De este modo, diría también aquí que, además de la gran visión del sufrimiento del Papa, que podemos referir al Papa Juan Pablo II en primera instancia, se indican realidades del futuro de la Iglesia, que se desarrollan y se muestran paulatinamente.

    Por eso, es verdad que además del momento indicado en la visión, se habla, se ve la necesidad de una pasión de la Iglesia, que naturalmente se refleja en la persona del Papa, pero el Papa está por la Iglesia y, por tanto, son sufrimientos de la Iglesia los que se anuncian.

    El Señor nos ha dicho que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo. Lo importante es que el mensaje, la respuesta de Fátima, no tiene que ver sustancialmente con devociones particulares, sino con la respuesta fundamental, es decir, la conversión permanente, la penitencia, la oración, y las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

    De este modo, vemos aquí la respuesta verdadera y fundamental que la Iglesia debe dar, que nosotros —cada persona — debemos dar en esta situación. La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje reside en el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia.

    También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia y que la Iglesia, por tanto, tiene una profunda necesidad de volver a aprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender, por una parte, el perdón, pero también la necesidad de la justicia.

    El perdón no sustituye la justicia. En una palabra, debemos volver a aprender estas cosas esenciales: la conversión, la oración, la penitencia y las virtudes teologales.

    ......

    Todo ello en relación con los anticristos que cada generación eclesial debe de sufrir (I Juan 2), puestos en relación como figuras-tipo del único y verdadero Anticristo que ha de venir junto con satanás (II Tesalonicenses 2), y teniendo en cuenta que las disensiones son convenientes para conocer a los verdaderos cristianos de los falsos cristianos o anticristos: Romanos 2 y 16; I Corintios 11, 19; II Pedro 2 y 3; I Timoteos 4 y 6; II Timoteos 3.

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  6. La religión católica está sentenciada en España, principalmente por gravísimos pecados de omisión de obispos y religiosos. Dentro de algunos años veremos incautación de inmuebles y templos de la Iglesia. Ahora en Madrid han puesto a un obispo simpático y moderno, de los que habla de la "cultura del encuentro", etc. y típicos lugares comunes de los cobardes y miedosos y deseosos de ser amados por el mundo. También dejó caer que la persecución del 36 fue culpa de la Iglesia.

    En fin, a nuestros obispos, ayunos de cualquier coraje apostólico, les viene que ni de perlas el nuevo look papal, simpático, desenfadado, contemporizador. Lo que está por ver en España...a lo mejor hasta vemos a alguno en el Orgullo Gay.

    Si en Barcelona nombran a Taltavull entonces ya la liturgia será un cachondeo padre y de todo menos culto a Dios. Donde lo prohibido, lo censurado será ya no la forma extraordinaria sinó la ordinaria tal como prescribe el misal romano.¡!

    ¿Y un curilla despistado, pide que los poderes públicos valoren y respeten los acuerdos constitucionales con la Santa Sede? Si la Iglesia católica es INCAPAZ de poner orden en su casa cómo la van a tomar en serio en cualquier debate público.

    Suerte tenemos de las devociones y de las biblias y libros de los santos que podemos tener en nuestra casa. Ahí estamos a salvo de la maldad y estupidez de tantos catequistas, sacerdotes y obispos.

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    1. "...el nuevo look papal, simpático, desenfadado, contemporizador."

      Esto es cierto, Francisco parece el abuelo yupi de lo progre, pero me parece que sufrimos en relación con Francisco un espejismo, una falsa imagen y percepción: una cosa es el Francisco real (dentro de la Iglesia) y otro el irreal Francisco mediático progre-izquierdoso (fuera de la Iglesia).

      Yo creo que hay una gran diferencia entre el Francisco real y el mediático, lo mismo que ocurrió, según afirmó Benedicto XVI, con el Concilio: hubo un Concilio real (el Concilio continuador de Trento), y un Concilio mediático y progresista, y por tanto, falso y mentiroso (el Concilio de la ruptura y la apostasía que aún perdura en Cataluña).

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    2. Es cierto. Ignoran los medios y la mayoría de nuestros obispos en la dimensión más pública al Francisco real que usted menciona, al que hace referencias continuas a la realidad del Diablo, al que exhorta a rezar el Rosario cada día, al que insta también a leer las Escrituras también cada día, al que anima a acudir al confesionario...

      No. Ellos prefieren al Francisco mediático, al que suscita las simpatías de los comecuras de toda la vida como los de Podemos.

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  7. El fracaso de Occidente, de Michel Wieviorka, y Del temor y la moralidad, de Márius Carol12 de marzo de 2015, 17:29

    El fracaso de Occidente, de Michel Wieviorka, y Del temor y la moralidad, de Márius Carol, publican en La Vanguardia de hoy sendos artículo y editorial. [1 y 2]

    Ambos reflejan la confusión de los intelectuales y periodistas europeos y occidentales.

    Wieviorka opina que el yihadismo juvenil europeo se debe a la pérdida del sentido de la vida:

    - vivir en una familia desestructurada y monoparental (madre e hijo, padre ausente)
    - falta de trabajo, ayuda social y de detección de jóvenes en dificultades
    - crisis de adolescencia y vacío existencial
    - individualismo competitivo
    - individuos rechazados, despreciados, excluidos

    El yihadismo les da un ideal de heroismo, restablece y rehabilita el propio yo; Occidente no da ningún sentido a la vida.

    Wieviorka dice que el terrorismo yihadista no propone una civilización, sino una cultura de la muerte (llega a la misma conclusión de san Juan Pablo II, pero desde otras reflexiones): deshumanización, crueldad, violencia sádica, odio a Occidente y a lo judío de forma inextingible y sin fronteras (¿y no le recuerda a satanás, padre de la mentira y el homicidio?).

    Wieviorka expresa que hay un fracaso terrible de Occidente en promover los valores y modelos universales: modernidad, humanismo, democracia y derechos humanos.

    Márius Carol, por su parte, se refiere a diversas fuentes intelectuales para explicar este fenómeno: Nietzsche, Donskis, Descartes, Bauman; Wieviorka, de otro lado, menciona al choque de civilizaciones de Huntington.


    Pero los católicos sabemos que aún siendo cierto todo lo anterior, la fuente final y suprema del mal es satanás y sus demonios, los ángeles apostáticos, que tientan y poseen al hombre en su interminable "seréis como dioses".

    Los intelectuales y periodistas, debido a su mentalidad racionalista y atea, desconocen y olvidan la naturaleza última del mal, no mencionan el invisible agente inteligente del mal, de naturaleza espiritual caída, con intenciones ocultas de engaño y muerte del hombre, de homicidio-deicidio: que no pueda ir al cielo y ser dios por participación, que vaya al infierno condenado eternamente, la muerte eterna.

    Los intelectuales y periodistas desatienden y descuidan que el diablo, a través de sus poderes preternaturales, conoce hasta el límite impuesto por Dios, todos los patrones de conducta, comportamiento y actitud de todos los hombres, valora la relevancia de las ideas y personas influyentes, y se adapta perfectamente a todas las culturas y civilizaciones, encegando a las sociedades, haciéndole ver el mal como bien.

    Así, en Occidente se ve como bien el matrimonio homosexual, la unión de hecho, las relaciones prematrimoniales, la contracepción, el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido; en Oriente, el terror y la barbarie de una religión fanatizada al extremo.

    En este sentido, Occidente ha sido capturado por el laicismo de la cultura de la muerte y el relativismo; Oriente, por el yihadismo genocida.

    Laicismo y yihadismo, dos caras de la misma moneda. Oriente y Occidente, dos ciegos que se dan palos en sus propias llagas.


    [1] www.caffereggio.net/2015/03/12/el-fracaso-de-occidente-de-michel-wieviorka-en-la-vanguardia/
    [2] www.lavanguardia.com/opinion/20150312/54428928633/temor-moralidad-marius-carol.html

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  8. La persecución a la que se vea sometida la Iglesia en los próximos años en España y otros países occidentales, se la habrá ganado a pulso.

    Tal vez el Señor así lo quiera y devolver y hacer recaer, como en la antigüedad, el peso de la Iglesia en la comunidad cristiana, en el Pueblo de Dios, en los laicos, en las familias e iglesias domésticas...

    No tengo palabras, sin caer en la falta de respeto y de caridad, para describir la impresión que me produce el estamento clerical o eclesiástico. Para tener estos curas y estos religiosos, más valdría que los sacerdotes volvieran a ser hombres casados, padres de familia, con profesión u oficio y respetados en su comunidad. Que los colegios de los religiosos dejaran de recibir fondos públicos o se nacionalizaran de una vez; que la religión tuviera que volver a impartirse de donde nunca debió salir: del seno de la familia y de la iglesia; que esas enormes propiedades inmobiliarias vacías de las órdenes religiosas se amortizaran y se dedicaran a usos sociales más necesarios.

    En fin...

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