D. Florentino Rueda, Vicario General de Alcalá |
Decía Max Aub que uno era de donde había estudiado el bachillerato, lo cual le venía al pelo al escritor para esgrimir su nacionalidad española; él que había nacido en París, hijo de un alemán y una francesa. Pero algo de cierto tenía la ocurrencia, porque uno es de donde nace conscientemente al mundo, a los sentidos y a la vida adulta, cual fue en Valencia en el caso del autor de exótico nombre.
Me vino a la mente la ingeniosa frase de Max Aub en estos tiempos de nacionalismos, en los que vuelve a primar el “ius sanguinis” en detrimento del “ius soli”, sin que tampoco la Iglesia quede inmune a la epidemia. En este país (me refiero a España) nos hemos mezclado personas de diversas procedencias, siendo realmente difícil que a uno le entierren en el mismo sitio donde ha nacido. Cada vez menos, ciertamente, aunque ello hay que achacarlo a la vida muelle de una juventud que se emancipa progresivamente más tarde y al acercamiento de institutos y universidades a los más recónditos lugares. Pero hasta hace poco se seguía la máxima aubiana.
Entre los personajes de nuestra Iglesia también suceden casos similares. Hoy les traigo el nombre de uno que suena como posible promoción episcopal. Se trata del Vicario General de la diócesis de Alcalá de Henares, D. Florentino Rueda Recuero. A algunos les sorprenderá que tilde de catalán a nombre y apellidos tan castellanos, pero lo cierto es que no sólo estudió el bachillerato en Vic, sino que fue maestro de enseñanza primaria en dicha localidad, se licenció en teología en Sant Cugat del Vallés, en el año 1973 y fue vicario parroquial en Berga, hasta que se trasladó a la diócesis de Madrid en 1974. A don Florentino le queda numerosa familia en tierras catalanas, cuñadas y sobrinos ya de socarrel, con los que habla la lengua de Fabra con toda facilidad. Un catalán alcalaíno que, por “ius sanguinis”, no sería ni una cosa ni otra, dado que nació en Gárgoles de Abajo (Guadalajara), el 14 de marzo de 1947.
Mons. Escribano Subías (izquierda) y Mons Rico Pavés (derecha) |
No es el único caso; actualmente hay otros obispos que guardan relación con la Cataluña de sus años mozos. El obispo de Teruel, Mons. Carlos Escribano Subías, que estudió en el seminario de Lérida o el auxiliar de Getafe, Mons. José Rico Pavés, que estudió electrónica en Barcelona y de ahí fue al seminario de Toledo, llamado por Don Marcelo. O el anterior arzobispo de Burgos, el ya fallecido Santiago Martínez Acebes, que había sido ordenado en Barcelona.
Igual que ha habido muchos sacerdotes venidos de otras partes de España a Cataluña, también ha habido sacerdotes catalanes por toda España. Y obispos. No sólo los archiconocidos Gomà y Pla Deniel, sino en los últimos cincuenta años los nombres de Font Andreu (Zamora y San Sebastián), Sanahuja Marcè (Segorbe y Cartagena), Castelltort Soubeyre (Astorga), Buxarrais (Zamora y Málaga), Briva (Astorga) o Cases Deordal (Segorbe-Castellón). Tras el fallecimiento de este último no ha habido otro prelado catalán fuera de Cataluña. Hora sería que se invirtiera esta tendencia. Haría un gran bien a la reanudación de esa trama de afectos tan estúpidamente fracturada.
Puede que sólo se trate de un ingenuo sueño en voz alta. Pero el papa Francisco es especialista en sorpresas, cual ha quedado demostrado con la última lista de cardenales. Mientras tanto, aquí seguimos esperando una renuncia, tan inevitable como postergada, de un obispo, cuya única pasión es el poder como pasión en sí, que habla y habla sin decir nada más que obviedades, aunque, eso sí, se adapta a todos los ritmos que marca Roma con una inusitada velocidad de vértigo. Si el Papa no lo remedia, vamos a asistir a los tiempos del “tardo-sistaquismo”, que serán cruel paralelismo de los estertores del régimen político anterior.
Oriolt
D. Florentino Rueda cumple 68 años dentro de dos meses. Parece un poco mayor para ser promocionado a la dignidad episcopal.
ResponderEliminarOtro candidato más que a los pocos años deberá de irse.
EliminarSr. Oriolt, gracias por artículo,
ResponderEliminarSu análisis es muy interesante, una vez más se demuestra que dentro de España entre las famílias normalmente no hay fronteras.
Pero si me permite, hoy la Iglesia celebra una fiesta importante, aunque en muchas latitudes no sea dis festivo, se trata como ya sabemos de la Epifanía del Señor y bien vale la pena dedicarle unas pinceladas.
Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.
La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.
La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas.
Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la Virgen ha dado a luz, la luz crece".
Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.
Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.
Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.
Los Reyes Magos
Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.
Parece que hay una nueva tendencia entre los nacionalistas y es que a los nacidos en Barcelona, les da vergüenza reconocerlo, y que quien más quien menos, todo el mundo trata de disculparse, alegando la existencia de una abuela de Manlleu o un primo de su padre que aún vive en Vallbona de les Monges.
ResponderEliminarSe intuye que ser de Barcelona de toda la vida, hace experimentar al nacionalista cierta aversión, hacía los nacidos en esta ciudad, que están llegando a ser considerados como no del todo catalanes.
Agradezco el escrito por lo que explica y cómo lo explica,pero a mi personalmente,empieza a resultar cansino por no decir otra palabra ,éste tema en una Iglesia que decimos que es Universal y en la que su fundador ,seguro que no hubiese pedido el analisis de ADN para nombrar a sus Obispos.
ResponderEliminarEsto no funciona ni funcionará,animo al Papa Francisco ,que es un hombre valiente,que nombre a un Obispo Santo sea de donde sea y el que no lo quiera aceptar ,la puerta es muy grande y quizás con esos pensamientos no deberian seguir ni un minuto mas en ésta Iglesia y busquen otros caminos ,pero que dejen a éste rebaño seguir las enseñanzas de su Pastor ,que para nada fueron nacionalistas
Cataluña no esta preparada para un obispo católico.
ResponderEliminarDon Florentino Rueda será obispo, claro que sí. Tiene salud y cuerda para rato. Fue ordenado en el obispado de Solsona, donde tenía que haberse quedado, pero hizo bien en marcharse porque aquí se vivía una secularización galopante. De sus compañeros de curso en Sant Cugat ningúno llegó a cura o lo dejó, pero a él se le veía seguro y feliz de ser sacerdote. Enhorabuena de antemano.
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