La fotografía corresponede a las Exequias del año pasado. De este año no hay fotografía ni crónica alguna |
Ni tan siquiera se había avisado con antelación, salvo un anuncio en la web del arzobispado publicado el mismo día. No obstante, como uno se lo lee todo, acudió al funeral por el primer aniversario del fallecimiento del cardenal Carles. ¡Qué desolación! 50 feligreses que asistían a la misa normal de las 19 horas en la Catedral y que, en su mayoría, acudían primeramente a la capilla del Cristo de Lepanto donde suele realizarse aquella celebración. Si pobre era la concurrencia, aún más parca era la de los ministros celebrantes. Sistach solo, sin su obispo auxiliar y sin ningún vicario episcopal. Doce concelebrantes, en su mayoría los miembros eméritos del Cabildo Catedralicio (Bastida, Arenas, Baucells, Farnés, Benito, Martí), a los que debieron llamar deprisa y corriendo para que la sensación de orfandad no fuese mayor. Incluso en el anuncio de la web se incluía la presencia del Coro Francesc Valls, que suele participar en algunas de las celebraciones de la Catedral y que, para ser sinceros, cantan e interpretan francamente bien. Pues el Coro brilló también por su ausencia, magnificando, si cabe, la sensación de desamparo.
Justamente antes de entrar en la Catedral me encontré con los obispos Vives y Piris que salían de una reunión de la Comisión de Liturgia de la Tarraconense. Ninguno de los dos quiso quedarse al funeral, eso que uno fue su obispo auxiliar y el otro vicario de Carles, cuando éste era rector de la parroquia de San Fernando Rey de Valencia. ¡Cuántos obispos actuales deben su designación al cardenal valenciano!
La misa fue un puro trámite que no llegó a durar ni 45 minutos. La homilía de Sistach, que al menos esta vez no leyó, fría, insubstancial, con las manidas coletillas de siempre (Déu-nostro-senyor, la Jerusalem celestial y la Esgleeeesia diocesana), sin ningún rasgo de afectividad ni de calor humano, hacia quien fue su predecesor, no sólo en Barcelona sino también en Tortosa.
A la misma hora se celebró otro funeral en la Capilla de la Virgen de los Desamparados de Valencia, donde yacen los restos mortales de Don Ricardo, el cual fue oficiado por el cardenal Cañizares. Qué a nadie le extrañe, conociendo los egos de ambos purpurados, que uno no quisiera ser menos que el otro. Tampoco esa misa destacó por su poder de convocatoria. La capilla no es muy grande y no parece llena, concelebrando solamente diez sacerdotes. Al menos, las palabras de Cañizares (“Necesitamos hombres como el cardenal Carles”) sí suenan más afectuosas que las de Sistach.
Solo ha transcurrido un año y la indiferencia del poder eclesial local se cierne sobre la figura del cardenal Ricardo María Carles. Maltratado y menospreciado durante sus quince años de episcopado, postergado y arrinconado como emérito y liquidado como un mero trámite tras su fallecimiento. Tan sólo días después que Sistach mostrase por twitter, mar y aire su dolor por el fallecimiento del periodista Joan Barril. Ahí sí que le hubiera gustado presidir su funeral, pero éste fue laico y se tuvo que contentar con ser uno más, aunque convenientemente fotografiado, cual nos ilustró en un magnífico artículo nuestro Antoninus Pius.
“Quant us feren patir” se leía en el libro de firmas del entierro del cardenal Carles. Incluso después de muerto con este funeral vergonzante. ¡Qué poca grandeza hay en esta diócesis!
Oriolt
Parece que lo estoy viendo.Teresianas de Ganduxer, un atardecer cualquiera de las reuniones sobre Fe y Cultura, que presidía. Se quitaba respetuosamente el pectoral, besaba la cruz y lo colocaba sobre la mesa, frente a él. Padrenuestro. Palabras breves de presentación del ponente. Pongamos que ese día disertara el malogrado Pose, obispo auxiliar de Madrid. Dios mío qué cabeza la suya. Daba sopas con honda a todos los obispos juntos del Principado. Repito: a todos los obispos juntos de aquí. Qué estructura mental, la suya, qué dominio de los Padres. Los comentarios a los textos fontales publicados por la Facultad de Teología de Barcelona no llegan a apostilla menor. Qué inescrutables son los caminos del Señor y sus designios.
ResponderEliminarLuego, en el frugal piscolabis de cierre, el cardenal departía sencillamente con quienes se le acercaban, sin manoseos a nadie (fuera grande o pequeño), con cortesía y calor a un tiempo. A plena luz. Sin recovecos.
(Otros se quitan el pectoral, el alzacuello, se desabrochan la camisa y se desparraman sobre el sillón ante una periodista. O soban las manos del jefecillo de turno.)
Pongamos que, no sé de quién fue la infeliz idea, se invitara al entonces Presidente del Parlamento de la Ciudadadela, un tal Rigol. Por razones de protocolo, Carles lo recibe en una salita con la puerta abierta, digno, sin halagar, palabras obligadas.
A ese Sistach lo puso al frente de la Sagrada Familia. Con Carles en la mesa opresidencial, el sacerdote reconvertido en político habla de política que él cree democristiana. Carles serio. El antiguo sacerdote va desgranando con voz engolada disparate tras disparate. Habla de tópicos, del kairós. Ya se sabe es una palabra que todo progre debe pronunciar al menos cinco veces por párrafo. O del kerigma, ídem de lienzo. No saben muy bien a qué se refieren los términos, pero son eufónicos. Su falta de conocimientos, y de vergüenza, queda corroborada cuando un médico (en realidad un alto representante de médicos católicos) le pregunta sobre el aborto. El pseudodemocristiano balbucea. Bueno, una cosa es la política y otra la moral. Prout sonat. Lo mismo que ahora repiten Soler lo Vives. ¿Señor por qué te llevaste a Pose?
Pregunto yo por lo del mal menor, siempre esgrimido como recurso desesperado de los ignaros. Bueno, sí, no...Ni pajolera idea sobre el bien moral perseguible en toda ocasión. Carles, el cardenal, serio, preocupado. Luego, el antiguo mosén marcha a escape en su flamante cochazo oficial, no sé si tuneado.
Carles en el monasterio de san Jerónimo, fin de curso. Eucaristía. Mesa frugal. Diálogo con todos y cada uno. No soba a nadie. No tiene acepción de personas.
Hasta el curso que viene.
Mi querido cardenal. Como decían los judíos del exilio: la próxima Pascua, en Jerusalén.
Muy triste, pero más le honra a nuestro añorado cardenal Carles.
ResponderEliminarEso sí, no deja de llamarme la atención el boato que se dispensan los perroflautas-progresaurios de la Iglesia cuando el finado es uno de los suyos sea en las exequias o funerales. Aplausos del mundo puertas cerradas en el cielo. Para nuestro añorado y respetado cardenal, Don Ricardo Mª Carles, la sencillez era su boato. Descanse en paz y le llegue nuestro afecto y reconocimiento e interceda por nosotros para que seamos verdadero testimonio del amor de Dios en este pobre mundo y en la Iglesia, en estos tiempos calamitosos que nos toca vivir.
Otro hecho más que nos revela la situación de nuestra querida Iglesia católica, concretamente la de Catalunya. Un servidor de la Iglesia, no puede, no debe, hacer ningún tipo de diferenciación entre personas, creyentes y no creyentes, a la hora de rezar por su salvación. Menos aún cuando por el alma que se pide es la de un buen servidor de la Iglesia , con sus defectos y virtudes como todos. Cómo se echa a faltar la MISERICORDIA tan reclamada para algunos. Que el Sr. Cardenal Sistach rece por las personas que conoce, aunque no sean creyentes, lo veo bien y de buen cristiano. Pero hacer un cuasi reverencia delante de su ataúl, no lo veo apropiado y más aún cuando no lo hace por todos.
EliminarPor lo visto, la caridad cristiana no existe para según quien. Lo justo y obligado habría sido recordar ámpliamente la celebración del funeral recodatorio del aniversario del fallecimiento, después de haber pasado lo suyo, del Cardenal Carles. Esta Iglesia no me convence, hay demasiado partidismo y falta mucha caridad cristiana. Roguemos a María Auxiliadora por el alma del Cardenal i que él desde el Cielo ilumine las tierras de Catalunya y a sus gobernantes políticos y también a los religiosos. Amén.
Sic transit gloria mundi. Eso es lo triste: que cuando escarbas, ves que las mitras y las tiaras participan mucho más de la "gloria mundi" que de la "gloria Dei". ¿Recuerdan el AMDG de los jesuitas? "Ad Maiorem Dei Gloriam". ¿Queda algún jesuita que viva y actúe "ad maiorem Dei gloriam"? Los que quedan, bien pocos, se van muriendo. Así que sólo nos queda la "gloria mundi". Pero ahí lo tenemos en el primer aniversario de la muerte de Carles. Sic transit gloria mundi. En paz descanse, que bien se lo merece. A mí me caía genial.
ResponderEliminarA. La reacción en Barcelona es lógica: ya cuando lo nombraron lo calificaron de carca ("el cardenal carques" y otra expresión peor), por toda una legión de sacerdotes en el gobierno episcopal, parroquial y congregacional, desespiritualizados y desacramentalizados.
ResponderEliminarCarles vino para poner algo de salud en una diócesis espiritualmente enferma, hoy en fase terminal. El nombre real de la enfermedad barcelonesa se llama herejía y cisma de facto dentro de las parroquias, congregaciones y centros (universidades y escuelas):
1. La herejía del negacionismo de la veracidad histórica de la Biblia y los evangelios: los evangelios son invenciones de las primitivas comunidades cristianas. Se niega la inerrancia bíblica: la multiplicación de los panes y los peces es históricamente falsa, porque en realidad hubo la distribución de la comida entre todos a través de la solidaridad, y porque científicamente la materia no puede ser multiplicada ni por un hombre ni de la nada; los exorcismos son terapias sobre transtornos de la conciencia, los diablos son símbolos del mal, y el infierno sólo es la purificación de las almas de los malos mediante el dolor del amor divino.
Es la base de la toda herejía: si se destruye la base bíblico-evangélica, por derivación se elimina la Tradición y el Magisterio, así como los Padres, Doctores y Místicos.
2. Idolatría de la Nueva Era, por la que entra la idolatría de las nuevas y antiguas espiritualidades y las pseudociencias: yoga, zen, eneagrama, energías (ver "Jesucristo, portador del agua de la Vida")
3. Relativismo: los laicos tienen derecho a decidir moralmente en libertad de acuerdo con sus circunstancias y discernimiento.
4. Nacionalprogresismo: el nacionalcatolicismo catalán o politización de los eclesiásticos, que apoya el independentismo o idolatría de la nación y la lengua, y bendice como moralmente lícitas todas las leyes políticas de la cultura de la muerte y del relativismo: aborto, eutanasia, ideología de género.
5. Activismo: las obras buenas de justicia social sobre pobres, oprimidos y explotados (cristos crucificados) son suficientes para salvarse, sin necesidad de evitar las culpas.
6) Rito libre: libertad de forma y contenido para todos las celebraciones, sacramentales o no, litúrgicas o paralitúrgicas. El laico tiene el derecho a la libre participación en las celebraciones, incluyendo el poder coconsagrador.
B. La reacción en Valencia también es lógica: Carles no estuvo en Valencia como arzobispo durante sus últimos años, y su labor tampoco puede ser reivindicada como "valencianidad" porque fue anulada por el clero barcelonés.