La primera kectura, tomada del libro de Isaías, nos dice que Dios es uno, es único; no hay otros dioses fuera del Señor, e incluso el poderoso Ciro, emperador de los persas, forma parte de un plan más grande, que sólo Dios conoce y lleva adelante. Esta lectura nos da el sentido teológico de la historia: los cambios de época, el sucederse de las grandes potencias, están bajo el supremo dominio de Dios; ningún poder terreno puede ponerse en su lugar. La teología de la historia es un aspecto importante, esencial de la nueva evangelización, porque los hombres de nuestro tiempo, tras el nefasto periodo de los imperios totalitarios del siglo XX, necesitan reencontrar una visión global del mundo y del tiempo, una visión verdaderamente libre, pacífica, esa visión que el concilio Vaticano II transmitió en sus documentos, y que mis predecesores, el siervo de Dios Pablo VI y el beato Juan Pablo II, ilustraron con su magisterio.



Esta palabra de Jesús es rica en contenido antropológico, y no se la puede reducir únicamente al ámbito político. La Iglesia, por tanto, no se limita a recordar a los hombres la justa distinción entre la esfera de autoridad del César y la de Dios, entre el ámbito político y el religioso. La misión de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios, hacer memoria de su soberanía, recordar a todos, especialmente a los cristianos que han perdido su identidad, el derecho de Dios sobre lo que le pertenece, es decir, nuestra vida.
Gtacias a Germinans por recordarnos esta homilia del Papa Benedicto XVI
ResponderEliminarEste domingo, día 19, la Iglesia termina su Sínodo dedicado a la familia, acontecimiento muy fundamental en el pontificado de Francisco, quien, a su vez, ordenó esta celebración final de la reunión de los obispos junto con la beatificación del Papa Pablo VI.
El mismo pontífice ha ido planificado los desarrollos más importantes de los últimos tiempos de la Iglesia y entre ellos, unir en la misma fecha la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. No se olvide que estaba prevista, desde hacía mucho tiempo antes, la del papa Wojtyla. Asimismo, ha querido reunir el final del Sínodo de la Familia con la beatificación del papa Montini, Pablo VI.
Recemos por medio del nuevo Beato, podamos alcanzar la unidad dentro de nuestra Santa Madre Iglesia.