Jaume Reixach, oficiando misa este Domingo en Riells |
Los casos afectan tanto a religiosos progresistas como a ortodoxos. Su transversalidad sugiere que no nos hallamos ante un simple problema de relajación moral o de latente homosexualidad. También resulta demasiado elemental buscar su origen en el celibato obligatorio. ¡Cómo si no hubiera pederastas casados!
La verdadera causa que provocó la proliferación de casos de pederastia, que ahora salen a la luz, no es otra que la sensación de impunidad que gozaban los causantes de tan repugnantes actos. No fue hasta que Benedicto XVI dio un golpe en la mesa (es decir hace cuatro días) que los escándalos venían siendo ocultados por las autoridades eclesiásticas. Esa sensación de impunidad, reiterada durante largos años, ha dado lugar a que se desarrollase la epidemia hasta cotas impensadas. Casi no había reducciones al estado laical; mucho menos poner el asunto en manos de la justicia civil; se llegaban a ordenar sacerdotes con antecedentes de abusos; en el peor de los casos se trasladaba al cura abusador a otra parroquia o, si el caso era muy grave, se le enviaba al extranjero. Se conseguía, con mil artimañas, el silencio de los familiares denunciantes; se ponía mil trabas a la colaboración con la policía; se hacían desparecer pruebas. Todo en pro de que el escándalo no perjudicase a la Iglesia.
Albert Salvans, sacerdote en Kenia |
En Barcelona tuvimos una triste experiencia con los casos de la Casa de Santiago, bajo el pontificado del cardenal Jubany y cuando monseñor Martínez Sistach era vicario general y después obispo auxiliar, los cuales también afectaron directamente al entonces párroco de San Pio X, luego obispo auxiliar de Barcelona y obispo de Gerona, Monseñor Soler Perdigó, en los que llegó a presionarse a las víctimas y sus familiares para que no acudieran a la justicia ordinaria. No sólo eso, sino que los dos diáconos implicados, Albert Salvans y Pere Cané, fueron ordenados sacerdotes en las diócesis de Westminster y Milwaukee. Pero alguien debió firmar la dimissio en Barcelona. Jamás pagaron sus culpas. La jerarquía les protegía. Cuando Salvans y Cané fueron ordenados, el rector del Seminario de Barcelona era el actual obispo de Urgell Joan Enric Vives, que ya era formador del Seminario en el momento del escándalo y que tampoco parece que hizo nada para evitar su ordenación.
Este caso hubiera tenido otro tratamiento hoy en día y se habría llevado por delante a más de un obispo, si se hubiese actuado como se actuó. Está claro que la gravedad del asunto radicaba en la actividad encubridora de las altas instancias episcopales. Por eso la Iglesia ha de mostrar siempre una absoluta intransigencia, sin que le quepa compararse con otros colectivos. Cierto que existe un Polanski, un Woody Allen, un karateka condenado, médicos, enfermeros y tantos o más profesores laicos, pero no puede la Iglesia ponerse en su mismo lugar. Esa fue la verdadera obsesión de Benedicto XVI. Ahora la riada llegará a España. Qué nadie lo dude.
Oriolt
Estoy de acuerdo que los casos de abusos, como dice Oriolt, serán posiblemente pronto moneda corriente en la Iglesia española y catalana. Son casi 50 años de nacional-progresismo eclesial, desde 1965, el fin del Concilio. Y desde 1968, la rebelión abierta contra la Humanae Vitae, contraria al aborto y la contracepción. Y desde 1978, el rechazo total y absoluto de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Se recogen los frutos de la ira.
ResponderEliminarSatanás ensucia el Templo y Jesús por detrás limpia su Casa.
Los sacerdotes y religiosos que han caido en este pecado y delito deben de pagar las consecuencias humanas y eclesiales de su mala acción (por lo general, veo que son de entre uno a dos años de prisión, pero si son delincuentes primarios, tienen la condicional con pago de daños y perjuicios).
Pero hay que decir que tienen derecho, sólo si así lo quieren, a la rehabilitación. Toda pérdida de la libertad y del ejercicio sacerdotal por razón de sanción es un fracaso personal, pero también es un fracaso de la Iglesia, de la sociedad perfecta diseñada por Jesucristo, y la primera responsabilidad empieza y acaba por el obispo u arzobispo: in committendo o in faciendo, in omittendo, in eligendo, in vigilando e in custodiendo.
La obligación del obispo de una diócesis es, entre otras, el realizar visitas pastorales a sus parroquias, de forma inexcusablemente preceptiva, sin dilaciones ni subterfugios de ningún tipo, tanto por sí mismo como por delegado sustituto. Lo mismo en las órdenes religiosas y colegios y cualesquier otro centro que tenga el sello o garantía pública de ser católico: visitado y vigilado.
Debe velar por la salud espiritual de sus colaboradores, los sacerdotes, y también por su salud psicológica y psiquiátrica. La política actual de los obispos es "pies que no pisan una parroquia son ojos que no ven, oidos que no oyen, corazón que no siente, no hay dolores de cabeza, la siesta es tranquila y la promoción asegurada; y si hay un escándalo mediático, caña al mono-cura que es de goma". Y eso no, de ninguna manera, no los puede tener abandonados durante su mandato. Visitar es prevenir... y curar.
Debe de acabar este absurda, disparatada y delirante relación de responsabilidad de la congregación u orden religiosa con Roma: el obispo también debe de participar activamente en la defensa de la transmisión pública de la auténtica verdad de fe y moral católica. No puede darse ya jamás el caso de Sor Forcades, una monja que no es monja benedictina de clausura, que interviene en política, y publicita descaradamente verdaderas herejías, enseñanzas apartadas de la comunión de fe católica y enseñanzas erróneas y peligrosas.
Lo mismo al Papa: la reforma pasa por una actitud proactiva de vigilancia de enseñanzas y conductas de todos sus consagrados con mando (cardenales, obispos, abades y superiores mayores de todo tipo), reformando todas estas formalidades carentes de lógica (caso Forcades): no se puede tener tolerancia cero para curas pederastas cuando hay consagrados que legitiman la sexodiversidad y la polisexualidad entre los mismo consagrados. Por coherencia y congruencia.
Es surrealista y alucinante que ante un conato de rebelión y desobedicencia de una congregación de monjas en Roma (no querían derivar la catequesis de su colegio a la parroquia) sea amonestada a las pocas horas por el representante del Obispo de Roma (el Papa) y éstas obedezcan a los tres segundos inmediatos (el castigo era expulsar la Casa central de Roma, y Roma bien vale una misa... y unas pizzas).
ResponderEliminarY aquí tenemos que soportar este monasterio de benedictinas que genera religiosas estrafalarias y psicotrónicas desde el 2009 (¡cinco largos años!) sin que ningún Superior/a Mayor/a haga nada para atajarlo. ¿Qué pasa, que hemos de vivir en Roma?
Algunos de estos consagrados, cogidos en el delito de abuso sexual, y sujetos a los perversos efectos alarmistas de una precipitada política de "tolerancia cero", pueden acabar injusta e inequitativamente sin vivienda propia, sin sueldo, sin ahorros y sin trabajo alguno, marcados y señalados: en la calle con lo puesto y siendo un peligro potencial, para sí y la sociedad.
Y su obispo, durmiendo en el Palacio Apostólico, calentito y mullidito, esperándole para desayunar a la mañana siguiente unas magdalenes amb llet i xocolata, y con las responsabilidades jurídicas cubiertas por unas cuantas leguleyeces tramposas, farisaicas y saduceas, que sólo quieren hacer demostrar que es inocente.
Aunque sean corruptos, hay que hacérselo pagar todo hasta el último céntimo, pero dándoles a la vez la oportunidad de la misericordia y la conversión.
Lo interesante es intentar ver qué se puede hacer, y una posibilidad, tal como se hacía de antiguo, es la reclusión eclesiástica del sacerdote delincuente alcohólico, ladrón o pederasta, y que he redescubierto en el blog del P. Fortea en cuatro artículos, siendo éste el primero:
blogdelpadrefortea.blogspot.com.es/2013/09/la-pena-de-reclusion-eclesiastica.html
El problema en Cataluña sería encontrar esta casa de misericordia, conversión y metanoia crística en los casos que se diera, pues tal como veo el panorama de los monasterios catalanes, el rango de elección me parece, a primera vista, muy difícil por la inidoneidad de muchos monasterios.
Se está desarrollando una experiencia interesante en relación con los abusos en la sociedad en general:
EliminarCircles of Support and Accountability (COSA)
...are groups of volunteers with professional supervision to support sex offenders as they reintegrate into society after their release from incarceration."
en.wikipedia.org/wiki/Circles_of_Support_and_Accountability
Es un intento de reinserción social. En Barcelona me consta que hay -o hubo- una clínica especial en la zona alta para otras circunstancias (enfermedades psíquicas, toxicomanías) pero reservadas para profesiones de alto nivel y riesgo (fiscal, juez, notario, médico, sacerdote).
Estoy de acuerdo en que el obispo debe de ejercer, en lo que pueda, su deber de visitar pastoralmente a todos sus rectores, a pesar de que obviamente esto no evitará nunca situaciones de escándalo porque esto siempre se dará, como los pobres, que siempre los tendremos.
Sr. Oriolt. agradecido por su artículo, aunque sea un tema vergonzante.
ResponderEliminarEs realmente lamentable que ocurra en el seno de la Iglesia.
¿La Jerarquía católica no ha hecho nada para solucionar la pededrastía?
Aunque todos estamos de acuerdo en que la jerarquía no ha hecho lo suficiente, esta afirmación es, sin embargo, falsa. Cuando el Código de Derecho Canónico fue revisado en 1983, se añadió un pasaje importante:
El clérigo que comete cualquier otra ofensa contra el sexto mandamiento del decálogo, si la ofensa fue cometida con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor de 16 años (ahora se ha extendido hasta los 18), debe ser castigado justamente, sin excluir la expulsión del estado clerical (CIC c. 1395,2*).
Pero ciertamente, no es lo único que la Iglesia ha hecho. Los obispos, comenzando con el Papa Pablo VI en 1967, publicaron una advertencia dirigida a los fieles sobre las consecuencias negativas de la revolución sexual. La encíclica papal Sacerdotalis coelibatus (sobre el celibato sacerdotal), trató el tema del celibato sacerdotal en medio de un ambiente cultural que exigía mayor "libertad" sexual. El Papa volvió a reafirmar el celibato al mismo tiempo que apelaba a los obispos para que asumieran responsabilidad por "los hermanos sacerdotes afligidos por dificultades que ponen en peligro el don divino que han recibido". Aconsejaba a los obispos que buscaran ayuda para estos sacerdotes, o, en casos graves, que pidieran la dispensa para los sacerdotes que no podían ser ayudados. Además, les pidió que fuesen más prudentes al juzgar sobre la aptitud de los candidatos al sacerdocio.
Como respuesta a los escándalos recientes, algunas diócesis están creando comisiones especiales para afrontar los casos de abuso de menores, y también están creando grupos de defensa de las víctimas; y están reconociendo oficialmente que se debe atender inmediatamente cualquier legítima acusación.
La enseñanza de la Iglesia sobre moralidad sexual es el verdadero problema, no la pedofilia
La enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad sexual se basa en la dignidad de la persona humana y en la bondad de la sexualidad humana. Esta enseñanza condena el abuso de los niños en todas sus formas, lo mismo que condena otros crímenes sexuales reprensibles como la violación, el incesto, la pornografía infantil y la prostitución infantil. En otras palabras, si estas enseñanzas se vivieran, no existiría el problema de la pedofilia.
La creencia de que esta enseñanza conduce a la pedofilia se basa en un concepción falsa o en una deliberada falsa interpretación de la moral sexual católica. La Iglesia reconoce que la actividad sexual sin el amor y compromiso que se da solamente en el matrimonio, disminuye la dignidad de la persona humana y a fin de cuentas es destructiva. En lo que se refiere al celibato, siglos de experiencia han probado que hombres y mujeres pueden abstenerse de la actividad sexual al mismo tiempo que se realizan plenamente viviendo una vida sana y llena de sentido.
Aunque es cierto que el problema existe y es conveniente atajarlo cuanto antes, no es menos cierto, que también se ha aireado mucho en los medios de comunicación seculares para desprestigio de la Iglesia.
¿Cuántos abogados han buscado y buscan a posibles víctimas para sacar beneficio a costa de la credibilidad social de nuestra querida Iglesia Católica?
Sin ánimo de disculpar a ningún sacerdote pederastra, pero tenemos que reconocer que son humanos como usted y un servidor. No son ángeles. Aquí si que podríamos aplicar la frase evángelica de Jesús: "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra"
"¿Cuántos abogados han buscado y buscan a posibles víctimas para sacar beneficio a costa de la credibilidad social de nuestra querida Iglesia Católica?"
EliminarEl problema se encuentra en las denuncias informales, de un lado, y en las declaraciones de las víctimas que no están sustentadas en absoluto por ninguna prueba material, y en las que sólo consta la descripción de los hechos narrada por la propia víctima.
La presunta veracidad de estas declaraciones, sin pruebas fácticas, suele proceder de la verosimilitud de lo descrito por la víctima, en especial si son varias, y en la firma o signatura del crimen o modus operandi, el común a todos los abusadores y el propio particular y personal de cada abusador, que tiene su propia idiosincracia e impronta de fantasía psíquica que ejecuta materialmente sobre su víctima.
Lo importante en derecho penal, además de los hechos judicialmente probados (que muchas veces pueden no coincidir con los hechos reales, que pueden ser sólo conocidos por Dios y los intervinientes) es responder a una pregunta: ¿qué le pasó por la mente al autor del delito? De esta manera, se puede saber si hay dolo o negligencia, si tiene una excusa absolutoria, agravante o atenuante.
Finalmente, está el cumplimiento de la pena y la reinserción en la sociedad. En este sentido, cuando vienen escándalos súbitos y masivos con la correspondiente alarma e indignación social, esto suele ser el caldo de cultivo de las mayores injusticias para con los supuestos agresores, dado que se adoptan medidas llamadas de "tolerancia 0", que suele ser sinónimo de "injusticia e inequidad 100%" y "venganza ciega 100%".
De esta manera, el linchamiento y estigmatización popular del agresor se vehicula subrepticiamente a través del ius puniendi del Estado, alimentado por el prejuicio social y cognitivo que suele ser creado por los partidos por interés electoral, y que es difundido por los canales mediáticos, con el fin de crear el llamado "pensamiento único".
Un ejemplo lo constituyó la nefasta legislación de violencia de género del 2004, que criminalizó al hombre por el hecho de ser hombre, y que su aplicación inicial, bajo la presión mediática del zapaterismo progresista, ocasionó auténticas animaladas y bestialidades procesales, tales como la de encarcelar provisionalmente de forma inmediata al presunto culpable ¡sin resolución judicial alguna ni ser oido ni defendido!, detener al responsable enmedio de su centro de trabajo, aplicar la presunción de culpabilidad contra el agresor, recibir maltrato por parte del juez, creerse el juez a pies juntillas todo lo que decía la mujer víctima por su simple declaración, no querer ver el juez que era instrumentalizado por la mujer para obtener el divorcio, la pensión, la indemnización, las ayudas sociales y la atribución de la vivienda y la custodia de los hijos.
De ahí una doble necesidad:
1. De un obispo interesado por sus rectores y sus parroquias (que no se esconda en su Palacio).
2. De la reinserción intraeclesial del cura que lo desee con las prevenciones necesarias.
Buena presentación del contexto de la situación de Barcelona para entender la postura ante el problema de quienes todavía ocupan funciones pastorales de primera línea.
ResponderEliminarMe parece que, si existió una situación deplorable en Cataluña, lo más verosímil es que se produjera en los colegios. También en los entornos parroquiales, en los famosos casals d´estiu, grupos de minyons, etcétera. Recuerdo un caso del Raval que conmovió a Barcelona entera. Pero el grueso, sin duda, podría caer en los aledaños de la enseñanza.
Tal vez sea bueno que empiece la supuración para sajar cuanto antes. La Escola Cristiana necesita una catarsis intensa. ´Hasta hace poco no sabía yo que el que dirige sus destinos es un antiguo político de la administración Pujol, accidentalmente jesuita. Su segundo de abordo es otro político, sin más formación que la carrera de magisterio, pero miembro activo de la Fundación Pujol. Ya le extrañaba a uno la furiosa actividad política de ambos y su menguada preparación intelectual. Han logrado meter a la institución escolar cristiana en un callejón sin salida, con declaraciones contrarias al derecho natural, llegando a proponer plantes de insumisión ante las resoluciones judiciales, reafirmadas por las más altas magistraturas, con una endeblez de argumentos, con ninguno que merezca tal nombre. Pero esa es otra historia.
¿O acaso no será la misma para desvirtuar la atención de comportamientos non-santos? De hecho, en ambos aspectos, se trata de abuso de los niños. No sé si esa es la razón de su pedestre algarabía. Ni seré yo quien encabalgue gratuitamente acusaciones no fundadas. Como dice Oriolt también han aparecido casos en colegios de personas consagradas que parecían vacunadas contra esa perversión moral.
Malos vientos desde y para la Escola Cristiana. Con la repercusión negativa que entraña para el mensaje evangélico que da sentido a la Iglesia. Abróchense los cinturones. Entramos en zona de turbulencias.
Es realmente reprobable lo que el autor del escrito (no pongo Oriolt porque no sé quién es ni si es su nombre real) se atreve a afirmar: "Únase a ello (aunque no sea un tema de pederastia, sino un crimen pasional con tintes homosexuales) el escándalo del sacerdote y articulista de El Punt-Avui, Jaume Reixach Felipe.". Insinuar, dejar la inquietud en el lector: este es su estilo.
ResponderEliminar¿Cuántas veces más tendremos que leer el serial de la Casa de Santiago?
¿Tienen alguna proposición en positivo? Con ella ayudarían a hacer mejor el mundo y a las personas que lo habitamos.
Gracias.
Que hay sacerdotes y sacerdotes es evidente. Y el caso de Reixac, que me parece que tiene las características que no lo califican como sacerdote "indefenso", "débil" y "vulnerable" (famoso mediático, con título universitario, peculio y patrimonio, red de contactos), es inquietante para su obispo de Gerona, dado que parece que la policía encontró en su domicilio material pornográfico, lo que debería de ser indicio suficiente como para mantener su suspensión cautelar como sacerdote.
EliminarDa la sensación de siempre: si tienes fama, tienes el manto protector; si no eres del famoseo, te dan la patada en el trasero.
Es inútil, querido anónimo de las 10:51. Quien firma como Oriolt debe tener un trauma con la tal casa de Santiago (sólo de leer lo que ponen de ésta aquí dan ganas de apuntarse, por el tema de cómo le lanzan piedras los fariseos). Es posible ver a dos diáconos con nombres t apellidos que jamás de los jamases fueron juzgados por ningún delito - y éstos hechos acaecen en la década de los ochenta- de ámbito sexual y no poner el que sí que ha sido arrestado y dejado en libertad con cargos tan sólo haces dos semanas en Santa Coloma? El MODERADADOR me excusará si mal pienso de los intereses que hacen escribir a cualquiera así. Y encima cargan los posibles pecados (siempre ajenos,por supuesto) a la tal casa de Santiago, que aún no nos hemos enterado qué es, qué propugnaban, qué ideas promovían que tanto irritan a los de esta web. Algún día nos lo dirán. Por lo demás, acusar a troche y moche tipo Ana Rosa Quintana sólo tiene la posible bendición del príncipè de este mundo.
EliminarAns.
Recuerdo un documento pontificio que quitaba todo el poder a los Obispos de juzgar los casos de pederastia y que debían, solo con la sospecha, remitirlos al Vaticano, este decreto firmado por el SANTO (faltan horas para serlo) JUAN PABLO II, me sorprendió, fue en los último años de su pontificado, luego su sucesor nos explicó que tuvo que hacerlo ya que los Obispos tapaban, camuflaban, ocultaban, etc. etc. estos casos tanto de homosexulaidad y principalmente de pederastia.
ResponderEliminarEn toda organización cuando los "jefes" dejan de hacer su función, por incapacidad (los menos) coacción (muchos) o complicidad (más) la organización se resiente y como también se deja de REZAR, pues el Espíritu Santo actúa en consencuencia y como perfecto caballero, al no pedirle no hace.
Quiero agradecer desde aquí el trabajo realizado por Benedicto XVI para esclarecer todo este tema, las normas claras y precisas para actuar en estos lamentables casos, por investigar al fundador de los Legionarios, por pedir tantas veces perdon a las victimas,...
ResponderEliminarAl Papa Francisco lo veo en este tema con la misma y clara firmeza.
Recientemente hemos tenido un caso en Santa Coloma de Gramanet, todo y respetando la presunción de inocencia al que todos tenemos derecho.
No es menos cierto que ese mismo sacerdote ya tuvo problemas en Mataro en la epoca de Mons. Ricard Mª Carles.
La pena de todo esto es el precio que pagaremos todos con una crisis muy grande de vocaciones sacerdotales, la tensión innecesaria que se crea en las Comunidades Cristianas, como por ejemplo ahora en Santa Coloma de Gramanet.
Creo que va siendo hora de pedir a los Obispos que sacerdotes que esten tocados, y esten enfermos en estos temas, no darles nombramientos, ni cargos pastorales en contacto con niños y niñas.
Un buen sacerdote puede hacer mucho bien, un mal sacerdote que además no este bien psicologicamente, ni psiquicamente, o que tenga esta adicción del tema hoy tratado puede hacer mucho daño pastoral y ministerial.
Rezemos para pedir buenos y santos sacerdotes, Dios y la Iglesia los necesitan.
Los fieles necesitamos sacerdotes que sean buenos y santos.
Lo triste y grave de muchos de estos casos, no fue sólo cuestión del lavado de los trapos sucios en casa o de que no existieran o se aplicaran medidas disciplinarias...
ResponderEliminarLo verdaderamente doloroso para muchas víctimas y familiares, fue el engaño y burla sufridos, cuando se les prometía que los agresores serían debidamente apartados, excomulgados o reducidos al estado laical y en realidad sucedió casi todo lo contrario:
-Caso del monaguillo, huérfano de padre, violado y asesinado en Puerto de Sagunto en 1971.
http://www.levante-emv.com/comarcas/2011/01/18/indignante-cura-asesino-hermano-1971-siguiera-luego-activo/774733.html
http://www.diariodemallorca.es/sucesos/2011/01/16/caso-cura-mallorquin-asesino-monaguillo/636759.html
-Caso de los diáconos Salvans y Cané, que el Cardenal Jubany prometió a los familiares que habían sido reducidos al estado laical.
http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2012/06/pederastia-en-barcelona-los-obispos.html
Y así otros más.
Es posible que vivamos una situación como EEUU o Irlanda, pero de entrada hay que decir las cosas como son. De los últimos casos detectados en España, solo uno se puede calificar de abuso clerical, el caso de Madrid implica un laico, casado que era profesor de música (estudió en un seminario, pero esto ni pone ni quita nada), cierto que parece que la dirección del colegio no tomó las medidas correctas, pero de abuso clerical, nada de nada. El caso del colegio Santa Isabel de Barcelona implica a un monitor del esplai del colegio, ni a un sacerdote ni a un religioso, para más inri cuando el abuso empezó tanto el abusador como el abusado eran menores, quizá la escuela tenia que darse cuenta de lo ocurrido, pero de abuso clerical, nada de nada. El caso de Reixach es impresentable, pero no hay abuso, de lo que se le puede acusar es de deslealdad a sus promesas y a su compromiso sacerdotal, pero de abuso por ahora, nada de nada. El caso de Santa Coloma, sí, este es un caso que si se comprueba, evidentemente seria abuso clerical. De 4 sólo queda uno, que ya es mucho, pero no digamos lo que no es.
ResponderEliminarTambién tenemos que tener claro que un escándalo como los vividos en EEUU son una auténtica catástrofe para la Iglesia, tengo un familiar residente en Nueva York, católico y lo que se vivió allí fué tan destructivo, tan horrible, disgregó tanto a la comunidad católica, ha destruïdo tanto, que es imposible que ningún católico consciente pueda desearlo para la Iglesia Española o catalana, de un desastre así sale poco bueno y destruye mucho. Creo que hay otras maneras de expulsar la corrupción de nuestra Iglesia. Que nadie crea que si se desata este escándalo seran 15 dias de pasarlo mal y volverá a lucir el sol, de esto nada, hay diocesis americanas que llevan más de una década de escándalo, uno tras otro, han quedado arruinadas finacieramente, mermadas numéricamente y agotadas espiritualmente, tengamos claro lo que deseamos y lo que no, Sr. Oriolt, ojo con lo que se desea.
Cuando veo los comentarios de los ante todo (y exclusivamente) garantistas, según los cuales jamás habría manera de juzgar los crímenes de los sacerdotes (o se haría a lo largo de procesos de años y años, manteniéndose los delincuentes inamovibles en el lugar del delito) no puedo menos que recordar los juicios de la corrupción política (que como dominan el sistema procesal, no hay manera de demostrarla): ni el caso Gürtel, ni los ERES de Andalucía, ni los casos Palau y San Pablo, ni el caso de la Infanta cómplice indispensable de su marido; ninguno de estos casos hay manera de que prosperen. Siempre habrá para ellos un tropiezo procesal que impida que el caso siga adelante como los del resto de los mortales. Y a todos los dejan en el lugar del crimen para que reincidan (y suelen hacerlo) tan pronto como escampe. Así no hay manera de sanear las costumbres. Si queremos que el problema (real) de la pederastia en la Iglesia se resuelva como se resuelve la corrupción política, hemos elegido el mejor camino. Pero eso sí, unos y otros encenagados hasta las cejas y con el prestigio de la institución por los suelos.
ResponderEliminar¿Y que ocurrió con el lobby rosa del monasterio de Montserrat?. Alguien lo podría explicar.
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