Navidad 2013

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FELICES PASCUAS DE NAVIDAD!
Sant i Feliç Nadal!

LES FIGURES DE FANG

Jo tinc un pessebre   
petit i lluent,
de suro i de molsa
tot blanc, tants de bens.

Figures i cases
d’argila i paper,
corrals amb gallines,
de bous i un pagès.

Tres dones que renten
amb l’aigua d’un rec,
i una altra que fila
i un vell que té fred.

Pastors que es desvetllen
d’un somni serè,   
i uns àngels que canten
d’un núvol encès.

Jo tinc un pesebre
bonic com cap més.
                (Ramon Muntanyola) 

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7 comentarios

  1. Aunque con evidente retraso, para el próximo año, una de las mejores novenas, la de Navidad, y procede de Colombia. Un sitio, aunque hay otras sobre lo mismo.

    www.marinorestrepo.com/patrones-y-devociones

    Hoy en Navidad es cuando se dice que más almas del Purgatorio se liberan o mejoran su situación.

    Un recurdo por la Iglesia Más Olvidada, la Iglesia de las benditas almas del purgatorio, nuestros intercesores y mediadores sin meritación ni beneficio suyo.

    En ella hay muchas de nuestros ancestros y generaciones necesitados de comunión de los santos (también hay Papas, Reyes, Obispos y Abades, pero no lo digan, es un secreto, algunos a ver si purgan bien purgados, que paguen hasta el último céntimo).

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  2. Feliz Navidad !
    Bon Nadal !

    La Navidad con uno de nuestros grandes poetas: Mn. Jacinto Verdaguer.

    Coincidiendo con las celebraciones navideñas, no puedo menos que recordar y rendir mi tributo al universal poeta de Folgueroles y de la Plana de Vic, aunque sea sólo con un breve repaso de algunos de sus poemas dedicados a "Jesús Infant".

    La más conocida de estas composiciones es tal vez "Lo noi de la mare", perteneciente a su "Col.lecció de càntics religiosos" y en la que encontramos los bellísimos endecasílabos

    "Que n'és de bella ta galta en poncella!
    que en són de dolços tos llavis en flor!".


    Otro momento de máxima dulzura navideña la encontramos en "La Rosa de Jericó", donde después de glosar el misterio de la Anunciación y de la Encarnación, exclama:

    "Desvetlla't, oh Betlem,
    enrama l'Establia,
    guarneix-la com pitxer
    amb or i pedreria,
    que en tu de Jericó
    la Rosa floriria".


    Y en "Espines", en la que María, entre caricias y mimos a su hijo recién nacido, desgrana en profética visión la pasión y muerte, hasta la premonición de una estática, dolorosa y patética piedad a los pies de la cruz:

    "Es va endormiscant
    l'amorós Infant;
    difunt Ella mira
    lo Fill que cadavre
    sos braços rebran,
    i plora i sospira.

    Un àngel venia
    per dar-li alegria;
    se'n torna plorant".

    Retazos de afinidad y de su íntima y personal experiencia espiritual encontramos también en otros muchos poemas, como, por ejemplo, en "Rosalia" o en "El violí de Sant Francesc", donde, en este último, la escena mística se desarrolla sobre el decorado navideño

    "De Groccio en lo pessebre,
    davant l'Infant diví"...

    Y es que Verdaguer había intuido, a su manera, el sentido espiritual del misterio de Belén, misterio que, en su significación profunda, un siglo después ha expresado el poeta Eulogio Díaz del Corral en su composición "Limpia mis ojos, Señor" cuando dice:

    "Limpia mis ojos, Señor,
    para que así puedan ver
    que sólo Tú lo eres todo
    en mil formas a la vez.

    Todas las madres, María.
    Todos los padres, José.
    En cada niño que nace
    Jesús ha vuelto a nacer.

    ...Y siempre es tu corazón
    el que late en cada ser,
    en el hombre que respira,
    en la anciana, en la mujer,
    en el pájaro que vuela,
    en las plantas y en el pez,
    en la tormenta que ruge
    y en el bello atardecer".

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  3. HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE NOCHEBUENA

    1. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1).

    Esta profecía de Isaías no deja de conmovernos, especialmente cuando la escuchamos en la Liturgia de la Noche de Navidad. No se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende:

    el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver.

    Caminar. Este verbo nos hace pensar en el curso de la historia, en el largo camino de la historia de la salvación, comenzando por Abrahán, nuestro padre en la fe, a quien el Señor llamó un día a salir de su pueblo para ir a la tierra que Él le indicaría. Desde entonces, nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. «Dios es luz sin tiniebla alguna» (1 Jn 1,5). Por parte del pueblo, en cambio, se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y de pueblo errante.

    También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera. «Quien aborrece a su hermano –escribe el apóstol San Juan– está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos» (1 Jn 2,11).

    2. En esta noche, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio del Apóstol: «Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11).

    La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros.

    3. Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Con ellos nos quedamos ante el Niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús, y con ellos, desde dentro de nuestro corazón, alabamos su fidelidad: Te bendecimos, Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres omnipotente, y te has hecho débil.

    Que en esta Noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas. El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2,10). Y también yo les repito: No teman. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida.

    Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz. Amén.

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  4. LA VERDADERA FELICIDAD EN ESTA NAVIDAD

    Estamos celebrando el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y yo me pregunto si ya hemos sido capaces de reflexionar sobre lo que verdaderamente significa tener una “Feliz Navidad”.

    Si fuéramos a una comunidad marginada y viéramos cómo pasan la Navidad muchas personas, seguramente diríamos: “Pobre gente, no tienen nada para poder pasar una Feliz Navidad”. ¿Creo yo que tener una Feliz Navidad necesariamente significa tener comida, bebida, música, luces de colores y a toda mi familia alrededor?

    Cuando uno lee el Evangelio se da cuenta que tener una Feliz Navidad significa otra cosa muy distinta, que no necesariamente excluyo lo anterior, ya que uno se la puede pasar muy bien con comida, bebida, música, luces de colores y con la familia, pero también se la puede pasar muy mal.

    El Evangelio nos dice: “Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en el mesón. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: ‘No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre’. De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: ‘¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad’! Se fueron los pastores a toda prisa y encontraron a María, a José y al Niño, recostado en el pesebre. Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado”.

    En este pasaje nos damos cuenta que no puede existir una Feliz Navidad sin haber hecho una profunda y seria experiencia de Cristo. Y, a lo mejor, todos los agujeros que hay en tu corazón, todas las resquebrajaduras que hay en tu existencia, todos los miedos que hay en tu alma, se deben a que no ha habido un ángel que te diga: “Feliz Navidad. Hoy te ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”.

    Cada uno tendría que preguntarse con mucha seriedad si ya ha hecho esta profunda y seria experiencia de Cristo. Porque, pudiera ser que por diferentes causas, nos pudiéramos haber olvidado dónde está la auténtica felicidad. ¿No has buscado la felicidad en muchas partes y no la has encontrado? ¿Por qué te empeñas en buscarla donde no está? ¿Por qué no quieres ir a Belén como los pastores? ¿Por qué te da miedo?

    A todos nos puede costar mucho encontrar a este Niño en un pesebre. Nos puede doler descubrir que es en la pequeñez, en la debilidad donde está la experiencia de Cristo.

    Yo estoy seguro que a través de la vida de todos Dios se ha cruzado muchas veces, pero como lo ha hecho como un niño envuelto en pañales y recostado sobre un pesebre, no hemos sabido reconocerlo, con lo que hemos perdido la oportunidad de encontrarnos con Cristo.

    Nunca olvidemos que generalmente no es en lo espectacular donde Dios Nuestro Señor se va a encontrar contigo, sino que lo va a hacer donde pensarías que Él no puede estar: en la pequeñez, en la pobreza, en la debilidad, en la humildad, en el abandono, en la humillación.

    ¿Cuántas veces te ha invitado Cristo a encontrarte con Él en un pesebre? Y cuántas veces tu les has dicho: “Al ratito...; luego...; no quiero...; de esa forma no se me da la gana...”. Con lo que has hecho de la experiencia una conveniencia. Y cuando hacemos de la experiencia una conveniencia, tengamos por cierto que no podremos encontrarnos con Cristo.

    Pidámosle al Señor que nos conceda la gracia de experimentar a Cristo, permitiéndole llegar a nuestras vidas como Él quiere llegar, para que así podamos tener una Feliz Navidad.

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  5. FELIZ NAVIDAD!!! BON NADAL!!!

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  6. ¡Feliz y Santas Navidades para todos! ¡BON NADAL amics!

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