Escena de “Il sorpasso” (1962)
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Repartidos por las diversas diócesis catalanas existe una nueva generación de jóvenes sacerdotes, suficientemente preparados (jasp como los define nuestro Oriolt). Hablar de ellos, de su vocación, de las dificultades que han padecido y padecen por parte del clero viejo y progre, de su preparación en el ámbito civil y eclesial, de su vinculación a la figura de Juan Pablo II era, en principio, el objetivo de este artículo.
Aparentemente esta nueva generación se opone a la generación de los sacerdotes progresaurios fácilmente reconocibles por su pelaje (un mal gusto por el vestir que aun los identifica más como curas pese a vestir de civil). Contemplado con superficialidad parecería un nuevo episodio de esa manera de pensar que nos ha sido dada por la hermenéutica de la ruptura impuesta patológicamente por un mundo progre que lo entiende todo bajo el prisma de la dialéctica hegeliana de los dos contrarios contrapuestos y en lucha. Curas jóvenes “carcas” contra curas viejos “progres”. Pero esto es en parte cierto y en parte no lo es.
Estos curas jóvenes representan ciertamente una ruptura con la generación anterior, la cual fracasada está ya a muy poco de ansiar solo una buena sopa en una residencia sacerdotal. Creen, piensan y visten de una manera distinta, mucho más en consonancia con lo que la Iglesia pide. Su eclesiología es mucho más coherente con el Magisterio, cuando no se identifica totalmente con éste. Lo mismo sucede con un respeto mucho mayor hacia la Liturgia.
Nos encontramos con una generación de ruptura, cierto pero con la generación anterior. Pese a ello, no quiere ser una generación rupturista con la Tradición de la Iglesia ni con una identidad nacida del Evangelio pero desarrollada en dos mil años de historia.
Lo mismo sucede con su sacerdocio. No quieren presentarse como unos nuevos sacerdotes que tienen que reformatear todo su carácter como orden sagrado. El Sacerdocio Eterno cristiano, con mayúsculas, vive en el mundo pero sin ser del mundo y por ello entra, en cierta medida, en comunión con todos los sacerdotes que así han vivido a lo largo de dos mil años y que hoy forman parte de la Iglesia triunfante.
Esta nueva generación de curas jóvenes no son una pura copia en negativo de la generación de sacerdotes anterior progresáurica y que comúnmente les ha hecho la puñeta todo lo que ha podido.
Misa en Gisclareny XIII aniv. Mn Cima
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En la vida de estos jóvenes sacerdotes existen referentes de carne y hueso, de sacerdotes ancianos que murieron “con la sotana puesta” pese a una determinada interpretación del Concilio que les quisieron vender los progres. Si les preguntásemos, muchos de estos jóvenes sacerdotes hablarían de sacerdotes que han sido referentes y que en sus años más juveniles (o adolescentes) conocieron ya ancianos. Y como, la figura de Juan Pablo II fue en ellos continuidad con ese carácter, ese “mor” sacerdotal (del latín mos-moris) que vieron extinguir en su Cataluña natal. Este recuerdo y referente forma parte del fuero íntimo de la historia de la vocación de muchos de estos jóvenes sacerdotes. Para poner un par de ejemplos paradigmáticos traeremos a colación la figura del santo sacerdote de Terrassa Mn. Francesc Cima i Garrigó (1922-2000) y la del gran apóstol del barrio del Bon Pastor Mn. Joan Cortinas i Guinart (1908-1991)
Mn Cima en su “Casal del Roser” en Gisclareny |
Mossèn Cima fue un apóstol de la juventud pero no quiso desmarcarse de su obispo Don Marcelo en la campaña “Volem Bisbes Catalans” pese a que nadie hubiese discutido su catalanidad. Recordemos a manera de triste anécdota referencial que buena parte del presbiterio omitía el nombre del obispo en el canon de la misa (cosa que jamás han hecho los sacerdotes de Gérminans con su obispo Lluís). Pastoralmente Mn. Cima siguió “fil per randa” lo que hoy el Papa Francisco pide a los sacerdotes en referencia a la Nueva Evangelización. Marginado y comprendido como un carca, ignorado, no hay en Internet colgada ni una sola foto suya. Un adelantado a nuestro tiempo que solo siguió lo que siempre la Iglesia ha aconsejado a los sacerdotes: vivir coherentemente y santamente su estado.
O el por todos conocido como Padre Botella, el colomense con olor a oveja, Mn. Joan Cortinas i Guinart, que a partir de su llegada en 1940 a su parroquia y barrio del Buen Pastor conseguirá aglutinar a los habitantes del barrio alrededor de la Iglesia fomentando la creación de asociaciones y de cooperativas de viviendas. Además pondrá una especial atención en la educación de los más pequeños llegando a construir escuelas parroquiales mediante festivales benéficos y tómbolas, y simpáticas intervenciones radiofónicas a partir de 1960 para obtener dinero para construirlas, cosa que conseguirá recogiendo y reciclando botellas vacías de cava por toda Barcelona (de aquí el cariñoso apelativo) y que hizo que fuese muy amado por sus feligreses a los que siempre ayudó en todo lo que pudo, sin mirar ni quienes eran ni de dónde venían. No abandonó nunca su sotana, ni su misa y breviarios diarios, ni las prácticas de piedad tradicionales. Ya jubilado y viviendo en la Residencia Sacerdotal St. Josep Oriol de Les Corts, se trasladaba a confesar una tarde por semana a la parroquia de Santa Eulalia de Vilapicina, cruzando toda Barcelona. Tampoco hay fotos suyas en la red.
Pza. Mn. Joan Cortinas en su barrio |
Nuevamente el pensar en términos de la maniqueísta dialéctica hegeliana de los contrarios nos falla. ¿Era unos rompedores (a ojos de hoy) o unos ensotanados continuistas (a ojos de sus contemporáneos)?
Para comprender a los sacerdotes “jasp” hay que pegar patada a Hegel y tirarse a la piscina de Chesterton para aprender a pensar en colores y no en blanco o negro.
Quinto Sertorius Crescens
totalmente de acuerdo, nuestros referentes fueron aquellos curas anteriores a estos curas viejos de ahora (con excepciones, claro)muchos que somos sacerdotes de mas o menos 40 o 50 años, tubimos como referentes esos curas "ensotanados" que diferentes eran a muchos curas viejos de ahora, esos curas, que normalmente estaban marginados por los curas jovenes prohombres, iluminados de la epoca, dieron muchos frutos, muchas vocaciones, ahora vemos la diferencia de unos curas a otros, la mayoria de curas viejos de ahora de ahora, no son ejemplo a seguir para nada, que gratos recuerdos cuando eramos jovenes, de esos curas al estilo del padre botella y otros que sin ser tan carismaticos, eran curas que atraian a la gente, sus misas, sus confesiones, su trato con la gente, su oracion, en fin, verdaderos ejemplos a seguir por tantos curas jovenes y de mediana edad que tubimos la suerte de conocerlos y querer ser y hacer como ellos, pues que desde el cielo nos ayuden ellos a saber imitarles.
ResponderEliminartuvimos con "v". Por favor: correctores ya!
Eliminarmás, adverbio de cantidad, lleva acento!
época, es palabra esdrújula, lleva acento.
mayoría, acento en la i.
jóvenes, palabra esdrújula, lleva acento.
éramos, acento en la e.
carismáticos, otra palabra esdrújula que debe llevar acento.
atraían, con acento en la i.
oración, es palabra aguda acabada en n, debe llevar acento.
Además de estas faltas, quizá me dejo alguna, todo el comentario está terriblemente mal redactado. No hay puntos, frases sin demasiado sentido... Quién ha escrito esto, un estudiante de primero de primaria?
En mi diócesis, los curas jóvenes son menos contestatarios pero más endebles en todos los aspectos; no son sacerdotes de mucho fuste.
ResponderEliminarMi generación(no soy sacerdote ni aspirante) es una generación sin raíces.
EliminarEstos nuevos curas no pueden remontar el vuelo si sigue planeando en el ambiente el mito cientifista. Hemos de destruir, filosóficamente, no religiosamente, determinados supuestos. Digo no religiosamente porque el trabajo debe realizarse en el plano más superficial. Prácticamente estamos hablando de una lucha de imagen; porque lo que nos atenaza es eso, determanadas poses y comodidades psicológicas. Temibles, ojo: el mal.
De momento la Iglesia sigue reculando; no es capaz de dar argumentos ante la sociedad relativista. Mientras sigamos al demonio demagógico-democrático seguiremos en espiral descendente. Estos pobres sacerdotes quedarán para tareas propias del evangelismo, sin conexión real con lo doctrinal.
La solución es tender a la teocracia. Tender significa vencer el relativismo y entrar en el mundo del significado y la objetividad. Ya sé que esto puede sonar demasiado fuerte; de ahí que esto no tenga solución fuera del milagro. Lo que nos falta es condición humana; estamos en el pecado de quien creer estar a tiempo; como el yonki y su supuesta cura mañana.
Muchas felicidades por el artículo. No sé cómo los españolizadores y los catalanizadores van a poder sacar punta al artículo y llevar así el agua a su molino, pero ya se las ingeniaran y sino, miren los comentarios de los artículos anteriores.
ResponderEliminarMe permito sugerir a los amigos de GG que supervisen los comentarios de la web en el sentido de impedir que los mismos expongan tesis ajenas al tema planteado.
Lamentablemente en Cataluña no hay área de la vida colectiva que se libre de la cuestión nacional y lingüística: deporte, arte, economía, religión como en el caso de esta web.
Dudo que los que tengan esta pulsión y esta pasión tan dominante hacia estos temas (nación, lengua) desconozcan la amplísima webgrafía que tienen a su disposición para consultar y para participar, webgrafía editada desde todas las sensibilidades y grados en relación a estos temas.
Ahí va mi sugerencia. Gracias.
Gracias por su aportación y opinión, pero como muy bien dice es difícil por no decir imposible desvincular la actualidad política territorial tan combulsa de los sentimientos de los católicos que leen esta página y que tienen sensibilidades bien distintas.
EliminarAún así es cierto que hay escritos que por su contenido dan pie a hacer comentarios en esa materia y otros como el de hoy en que es bastante más difícil.
Al comunicante de las 10,25 y a GG, que parecen desconocer lo siguiente:
EliminarPara un cristiano, los acontecimientos que ocurren en la vida civil tienen un contexto moral.
Pueden leerse todas las Encíclicas, desde Rerum Novarum..., que forman parte de la Doctrina Social de la Iglesia.
El concilio Vaticano II invita particularmente a los laicos a la restauración del orden temporal.
Tanto es así que el voto es un acto moral por el cual seremos juzgados el día del juicio.
En el mismo sentido Benedicto XVI exhorta que uno de los bienes que considera innegociables es el bien común.
El voto en sí es un acto moral. Pero el sentido de ese voto no lo es. Y el bien común, salvo en casos muy claros, es algo siempre opinable. Es por eso que la religión y la política son o deberían ser dos ámbitos separados.
Eliminarfco-mig:
EliminarEse relativismo moral del que usted habla, hace tiempo que Benedicto XVI lo llamó la dictadura del relativismo. El mal de nuestros tiempos.
También se le conoce como la apostasía cristiana de occidente.
Atención a la ortografía. Sale una palabra que hace un la de ojos tremendo un poco más arriba.
Eliminar"combulsa" Es convulsa, amigo mío!
Sr. Quinto Sertorius Crescens, gracias por ese artículo.
ResponderEliminarGracias a Dios, tenemos sacerdotes jóvenes que, según en los Seminarios que han estudiado, tuvieron que sufrir enseñanzas heterodoxas que con la oración y el don del discernimiento que da el Espíritu Santo, han podido ver claro cual es el Magisterio de la Iglesia a través de la historia.
Entre esos sacerdotes jóvenes y los ancianos, que no sean los autollamados "fills del Concili", no hay ni ruptura ni conflicto generacional, porque están unidos por el amor a Dios y a su Iglesia.
Muchos sacerdotes jovenes van de salvadores de la Iglesia y tienen un tono marcadament farisáico. Esto no tiene ningún futuro
ResponderEliminarEso es normal por desgracia entre seres humanos. ¿Cuántos de los viejos sacerdotes iban (y aún van) de salvadores de la Iglesia con un tono marcadamente farisaico? Yo creo que bastantes.
EliminarAnonimo 11:49, tu comentario es de risa. ¿Quienes son los curas que quieren salvar a la Iglesia ya que (segun ellos), sus enseñanzas estan desfasadas ?
EliminarAl anónimo de las 10,02 y a GG de 10,15
ResponderEliminarUstedes lo que desean es no hablar de moralidad.
¿Por que?
Porque no tienen ninguna argumentación basada en el derecho natural, el del bien común, ese bien innegociable de Benedicto XVI. Y saben que la batalla está ganada de antemano.
¿Es tan difícil ser cristiano?
Quizás hay que pedir más gracia, para que nos ayude a discriminar mejor y evitar esa tendencia a adorar becerros de oro.
Gracias Sr. Anónimo de las 12,07 por su comentario.
EliminarUstred pregunta: ¿Es tan difícil ser cristiano?. En mi modesta opinión, expondré la "Parábola del joven rico", En que Jesús, a la pregunta del joven de que debe hacer para alcanzar la vida eterna, le responde, que cumpla los Mandamientos. El joven le responde que ya los cumple desde pequeño y Jesús, mirandolo con cariño, le pide, una entrega total, que venda lo que tiene y que le siga.
Hojalá!, que nosotros si Jesús nos preguntase lo mismo, pudiéramos responder como el "joven rico".
Con ello quiero decir, que ser un buen cristiano, solo es posible con la gracia y misericordia de Dios, de lo contrario humanamente, solo contando con nuestras propias fuerzas es imposible.
Eso quiere decir que es fácil o dificil ser cristiano, pues no, Sino que hay que dejarse guiar por Dios y para nosotros, católicos, es a través de la única Iglesia que fundó Jesucristo.
Supongo que por becerros de oro, también entenderá la patria española, la unidad territorial de la misma y la Constitución del 78. ¿O estos conceptos y textos también forman parte de la Doctrina Social de la Iglesia?
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