He aquí dos principados: el de Liechtenstein y el de Andorra. En los dos se ha suscitado -por razones exclusivamente sectario-políticas en ambos- el debate sobre la legalización del aborto. Ambos principados se parecen en muchas cosas; sus príncipes en cambio, se diría que pertenecen a galaxias distintas.
El príncipe Aloys de Liechtenstein es católico; el de Andorra también. El príncipe Aloys es tan sólo príncipe “mundano”; el de Andorra en cambio podría calzar tiara de doble mitra, puesto que es a un tiempo príncipe de un Estado soberano y príncipe de la Iglesia. Pero si examinamos el comportamiento de ambos ante la ofensiva laicista contra la sacralidad de la vida, nuclearizada en primera fase en torno al aborto, y en segunda fase en torno a la eutanasia; si atendemos a la combatividad y gallardía de ambos príncipes en la defensa de la vida, el primero de los principios innegociables para un católico, el observador que tuviese que juzgar a cada uno de los dos príncipes por su conducta en este conflicto y tuviese que adivinar cuál de los dos es además príncipe de la Iglesia, diría con toda seguridad que el príncipe Aloys de Liechtenstein es además obispo; y que el copríncipe Joan Enric de Andorra es tan sólo un príncipe “mundano”.
En efecto, tanto en Andorra como en Liechtenstein, los políticos han suscitado el debate sobre la legalización del aborto; pero el desarrollo no ha sido el mismo, en especial por lo que respecta a la participación en él de los respectivos príncipes. Al de Liechtenstein le faltó tiempo para posicionarse pública y solemnemente contra el aborto, sin temor a comprometer su principado. Dijo abiertamente que aunque el parlamento acordarse dar vía libre al aborto en el pequeño principado, él no firmaría la ley. Con esto consiguió aglutinar y animar a los defensores de la vida del pequeño principado. Era importante el efecto psicológico de su posicionamiento. Y como de eso se trataba, los comunicados los hizo él mismo: no delegó en la oficina de la casa real. Y aprovechó el momento de máxima resonancia, el de la fiesta nacional.
El príncipe Aloys de Liechtenstein es católico; el de Andorra también. El príncipe Aloys es tan sólo príncipe “mundano”; el de Andorra en cambio podría calzar tiara de doble mitra, puesto que es a un tiempo príncipe de un Estado soberano y príncipe de la Iglesia. Pero si examinamos el comportamiento de ambos ante la ofensiva laicista contra la sacralidad de la vida, nuclearizada en primera fase en torno al aborto, y en segunda fase en torno a la eutanasia; si atendemos a la combatividad y gallardía de ambos príncipes en la defensa de la vida, el primero de los principios innegociables para un católico, el observador que tuviese que juzgar a cada uno de los dos príncipes por su conducta en este conflicto y tuviese que adivinar cuál de los dos es además príncipe de la Iglesia, diría con toda seguridad que el príncipe Aloys de Liechtenstein es además obispo; y que el copríncipe Joan Enric de Andorra es tan sólo un príncipe “mundano”.
En efecto, tanto en Andorra como en Liechtenstein, los políticos han suscitado el debate sobre la legalización del aborto; pero el desarrollo no ha sido el mismo, en especial por lo que respecta a la participación en él de los respectivos príncipes. Al de Liechtenstein le faltó tiempo para posicionarse pública y solemnemente contra el aborto, sin temor a comprometer su principado. Dijo abiertamente que aunque el parlamento acordarse dar vía libre al aborto en el pequeño principado, él no firmaría la ley. Con esto consiguió aglutinar y animar a los defensores de la vida del pequeño principado. Era importante el efecto psicológico de su posicionamiento. Y como de eso se trataba, los comunicados los hizo él mismo: no delegó en la oficina de la casa real. Y aprovechó el momento de máxima resonancia, el de la fiesta nacional.
El príncipe Aloys de Liechtenstein |
Manifestó sin tapujos que si saliese aprobada en el referéndum la ley del aborto, él no la sancionaría con su firma, de manera que mientras él fuese príncipe, la ley no entraría en vigor. Vamos, que él y el aborto eran incompatibles. Fue tan explícito y tan sumamente activo y combativo, que esta actitud suya se convirtió en noticia. Porque ciertamente son muy contados los mandatarios públicos que se atreven a posicionarse públicamente a favor de la vida. Y no se anduvo con chiquitas: dejó bien claro que sin importarle cuál fuese el apoyo parlamentario y popular que tuviese la propuesta de legalización del aborto, él actuaría en conciencia; y mientras fuese príncipe vetaría esa ley, y por tanto nunca estamparía en ella su firma. La del rey Juan Carlos sí que está en las dos leyes del aborto aprobadas hasta ahora en España. En cambio, el rey Balduino de Bélgica también se negó a sancionar una ley similar en 1990, poniendo en evidencia con su valiente actitud una profunda responsabilidad moral de la que han abdicado la mayoría de los monarcas constitucionales.
El lobby abortista entró en celo y promovió una iniciativa parlamentaria para limitar ese derecho de veto. La respuesta de Aloys fue muy simple: que no se cansasen, que si por fin se empeñaban en obligarle a sancionar leyes que iban contra su conciencia o contra los derechos humanos (en ese caso, si se le obligaba a promulgar la ley del aborto) él y su familia renunciarían al trono y se desterrarían voluntariamente del principado.
Es evidente que la firmeza de este príncipe arrastró al parlamento a votar contra el aborto con mayoría holgada, y a los ciudadanos a hacer otro tanto con una mayoría más estrecha. Si no hubiese sido por su determinación personal, Liechtenstein sería en este momento uno más entre los estados que han apostado por la política de la muerte. Fue su fuerza de arrastre (y seguro que también el orgullo de tener un príncipe tan firme en la defensa de sus valores y de sus convicciones) lo que decantó en ese pequeño país la balanza contra el aborto. Así, lo que podría haber sido tan solo un paraíso fiscal se convirtió finalmente en un paraíso para los no nacidos.
El lobby abortista entró en celo y promovió una iniciativa parlamentaria para limitar ese derecho de veto. La respuesta de Aloys fue muy simple: que no se cansasen, que si por fin se empeñaban en obligarle a sancionar leyes que iban contra su conciencia o contra los derechos humanos (en ese caso, si se le obligaba a promulgar la ley del aborto) él y su familia renunciarían al trono y se desterrarían voluntariamente del principado.
Es evidente que la firmeza de este príncipe arrastró al parlamento a votar contra el aborto con mayoría holgada, y a los ciudadanos a hacer otro tanto con una mayoría más estrecha. Si no hubiese sido por su determinación personal, Liechtenstein sería en este momento uno más entre los estados que han apostado por la política de la muerte. Fue su fuerza de arrastre (y seguro que también el orgullo de tener un príncipe tan firme en la defensa de sus valores y de sus convicciones) lo que decantó en ese pequeño país la balanza contra el aborto. Así, lo que podría haber sido tan solo un paraíso fiscal se convirtió finalmente en un paraíso para los no nacidos.
El copríncipe y arzobispo Joan Enric Vives |
También en Andorra, y por razones análogas, el aborto está frenado. Pero en este otro principado eso no ha sido fruto de una epopeya protagonizada por el príncipe, sino de un negocio político solventado por los mismos políticos. En Andorra es imposible la coexistencia de una ley del aborto y la condición de copríncipe del obispo de Urgel. Si hay aborto, se acaba el coprincipado eclesiástico. Eso ya lo dijo en su momento con toda claridad el presidente Forner: "Esto nunca había sido discutido por nadie. Esta discusión ahora es superflua y oportunista; pero el oportunismo que han querido ver algunos se les volverá en su contra. Estoy convencido de que los electores no ponen por delante del sistema institucional una ley como la del aborto, un problema que ya está resuelto. Si se quiere cambiar el sistema, que se diga claro. No podemos tener un copríncipe que nos deje colgados, porque le hará dejarlo el Vaticano. No se puede ser hipócrita y hay un proceso. Pero el proceso no es discutir una ley, es discutir un cambio institucional". Más claro, agua. La oposición “progresista” de Andorra está sirviéndose de la ley del aborto para cambiar el régimen político del principado: esa ley por sí misma les importa un rábano (tampoco es muy distinto de lo que ocurre en los demás países: la intención de fondo no es ayudar a la mujer, sino cambiar la sociedad).
Y ahora, más recientemente, cuando se plantea de nuevo en el Consell General la ley del aborto, el líder del partido en el gobierno ha manifestado que “la Iglesia católica (no monseñor Joan Enric Vives) nunca permitiría que un obispo fuera Jefe de Estado de un Estado que despenaliza el aborto”. A lo que la portavoz del grupo promotor de esta iniciativa le replicó acusando al partido en el gobierno de ejercer de portavoz del Copríncipe episcopal. Y añadió con su pizca de sorna, porque se trata de una portavocía espontánea, que “éste no se ha manifestado”.
Efectivamente, monseñor Joan Enric Vives, obispo de la Seo de Urgel y copríncipe de Andorra, ha dejado que sean los políticos los que discutan la espinosa cuestión del aborto. Él, como nuestro Jefe del Estado, deja las polémicas para los políticos. Sabe que en el caso de que esa ley se aprobase en Andorra, sería la propia Santa Sede (como dijo el presidente Forner) quien con independencia de la voluntad de monseñor Vives, le dimitiría de su cargo de copríncipe. Por eso debe de estar cruzando los dedos para que tal no suceda.
Es ciertamente una verdadera lástima que nuestro monseñor pierda una ocasión tan propicia para proclamar el Evangelio de la Vida urbi et orbi. Urbi (a su principado) en calidad de copríncipe; y al Orbe en su calidad de obispo. Al menos, para que no quede menguada su figura al colocarla junto a la del príncipe Aloys de Liechtenstein.
En cualquier caso, queda ahí una seria aporía por resolver: resulta que monseñor Vives no podría ser copríncipe de un Estado que legisla a favor del aborto y si tal sucediese, tendría que renunciar de forma fulminante a su condición de copríncipe; o le obligaría la Santa Sede. Y sin embargo cualquier orden religiosa o cualquier monseñor puede ser propietario o copropietario, administrador o coadministrador de un hospital en el que se practican abortos. ¿Acaso no es lo mismo, pero peor? ¿No hay nadie capaz de resolver este dilema?
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.es
Y ahora, más recientemente, cuando se plantea de nuevo en el Consell General la ley del aborto, el líder del partido en el gobierno ha manifestado que “la Iglesia católica (no monseñor Joan Enric Vives) nunca permitiría que un obispo fuera Jefe de Estado de un Estado que despenaliza el aborto”. A lo que la portavoz del grupo promotor de esta iniciativa le replicó acusando al partido en el gobierno de ejercer de portavoz del Copríncipe episcopal. Y añadió con su pizca de sorna, porque se trata de una portavocía espontánea, que “éste no se ha manifestado”.
Efectivamente, monseñor Joan Enric Vives, obispo de la Seo de Urgel y copríncipe de Andorra, ha dejado que sean los políticos los que discutan la espinosa cuestión del aborto. Él, como nuestro Jefe del Estado, deja las polémicas para los políticos. Sabe que en el caso de que esa ley se aprobase en Andorra, sería la propia Santa Sede (como dijo el presidente Forner) quien con independencia de la voluntad de monseñor Vives, le dimitiría de su cargo de copríncipe. Por eso debe de estar cruzando los dedos para que tal no suceda.
Es ciertamente una verdadera lástima que nuestro monseñor pierda una ocasión tan propicia para proclamar el Evangelio de la Vida urbi et orbi. Urbi (a su principado) en calidad de copríncipe; y al Orbe en su calidad de obispo. Al menos, para que no quede menguada su figura al colocarla junto a la del príncipe Aloys de Liechtenstein.
En cualquier caso, queda ahí una seria aporía por resolver: resulta que monseñor Vives no podría ser copríncipe de un Estado que legisla a favor del aborto y si tal sucediese, tendría que renunciar de forma fulminante a su condición de copríncipe; o le obligaría la Santa Sede. Y sin embargo cualquier orden religiosa o cualquier monseñor puede ser propietario o copropietario, administrador o coadministrador de un hospital en el que se practican abortos. ¿Acaso no es lo mismo, pero peor? ¿No hay nadie capaz de resolver este dilema?
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.es
La solución la da el propio P. Custodio Ballester:
ResponderEliminarHollande es un socialista con un gobierno de mayoría masónica, entusiasta proabortista y prohomosexualista, que firmará con entusiasmo la ley del aborto andorrana.
El obispo Vives debe de dar la ejemplaridad moral pública internacional de cómo ha de reaccionar un mandatario con valores católicos.
El obispo Vives debe de vetar e impedir hasta el extremo la aprobación de la ley del aborto andorrana, defendiendo la vida incipiente.
Vives ha de dejar claro que el embrión unicelular preimplantado ya es un ser vivo humano y persona humana con derechos humanos.
Quienquiera que lo vea debe de decir: "Él es el modelo de cómo debe de reaccionar un cargo público católico frente a la cultura de la muerte".
Padre Custodio, lo primero, felicitarle por firmar con su nombre, apellido y cargo eclesiástico. Qué gusto poder responder a un hombre de seis letras, a ver si su ejemplo cunde y sus hermanos de web aprende algo de Ud, para que yo mismo pueda salir de este armario pseudonómico. Lo segundo: su artículo me parece partidista. Se escandaliza de que el obispo de Andorra sea tibio en su postura ante el escándalo del aborto. Por qué no se escandaliza de que un Obispo sea co-príncipe de un estado, cuando Su Reino no es de este mundo? Cómo toma de ejemplo al rey Balduino, íntimo del Cardenal Suenens, cuando dimitió unos días para no firmar la ley a la que como jefe de estado tenía que refrendar lo que le obligaba su parlamento, y después retomar el reinado como si aquí no pasara nada? En fin, paradojas de una forma de sentir y ser cristiano que no se resuelven fácilmente. Uno puede ir a las marchas pro-vida en América. Estará esa misma persona en la marcha ante la prisión que condena a muerte al reo de esa misma nación?. Me centro en lo que nos une, Padre Custodio: la vida es un Don. Hay que defenderlo. Puedo coincidir o no en las formas, me reconozco miserable pecador, pero no puedo señalar a los demás lo que a mí me parece tibio y sinsentido de nuestros jerarcas eclesiásticos. Con Caridad, todo lo puedo. Sin ella, pura comedia todo.
EliminarAnscarius Barchinonensis
Hay 2 modelos:
ResponderEliminara. Alois, Balduino, Cardenal Newman
b. Juan Carlos, Sistach, Mariano
¿Cual elige Excelencia?
¿Cual eligiría la Virgen y su Santísimo Hijo?
Vives...
ResponderEliminarI ara que farem? ay, ay, ay...
ara es vorà de quina fusta està fet.
Tots estem fets de la mateixa "fusta", del mateig "fang" i els que més criden i critiquen són, en general, els més febles. Tenen, allò que en diuen, la teulada de vidre. Però ells, pedres als altres. Així ha estat, és i serà la trista història de la nostra humanitat!
EliminarPerdona, no tothom está fet de la mateixa fusta, alguns son de fusta que es doblega amb el vent, i daltres no. Aixó de que els que mes criden i critiquen, son els mes febles, em sembla una tonteria de campeonat.
EliminarLo dicho su techo es de cristal purísimo. Siga criticando. Ojo con las piedras!
EliminarSólo los cardenales son príncipes de la Iglesia
ResponderEliminarPríncipes de la Iglesia! Qué anacronismos!
EliminarSería mejor decir: Los Cardenales son servidores de la Iglesia!
El Arzobispo Vives a manifestado claramene su oposición al aborto y ha impedido que se apruebe una ley abortista en Andorra.
ResponderEliminarAqui se puede leer la opinion de Vives sobre la defensa de la vida:
http://forum.ad/2013/04/14/pasqua-opcio-per-la-vida/
El Arzobispo lucha por la vida mientras otros quieren aprovechar algunos temas para hacer politica.
Nadie dice que Mons. Vives esté a favor del aborto. Se le compara con el príncipe de Liechtenstein, que se la ha jugado de verdad. Esa carta pastoral está muy bien... que si Putin, que si Mario Monti... pero de Andorra nada. ¡Que se le ve el plumero, hombre!
Eliminar"Pasqua, opció per la vida", del obispo Vives de Urgel:
Eliminarwww.bisbaturgell.org/index.php?option=com_content&view=article&id=5613%3Apasqua-opcio-per-la-vida&catid=166%3Ala-veu-del-bisbe2009&Itemid=162&lang=ca
Unas 641 palabras en 4 párrafos de 41 líneas, que apenas cubren medio folio, de un escritito titulado "Pasqua, opció per la vida", dirigidas quizás hacia sus fieles (¿o también a sus sacerdotes o al público en general?), con un contenido teológico pobrísimo a rabiar (sólo menciona dos versículos evangélicos ¿y la Tradición y sobretodo el Magisterio?), y que firma con ocasión de la Pascua y en su sola condición de obispo de Urgel y no como Jefe de Estado de Andorra, es notoriamente insuficiente y lindando con la nada nadísima, casi parece para cubrir el expediente.
El obispo Vives de Urgel es un Jefe de Estado y como tal, tiene ahora la ocasión de decir bien alto, ante toda la comunidad internacional, de que él nunca jamás va a promulgar ninguna ley anticatólica, y que además, adoptará la iniciativa legislativa por la que el Estado de Andorra sea el primero en el mundo en adoptar lo siguiente:
1. Reconocer legalmente la condición de persona humana y la titularidad de los derechos humanos de todos los embriones humanos unicelulares (óvulos fecundados) en fase de preimplantación. Todo embrión tiene derecho a desarrollar su biografía, fundar su familia y a participar en la vida pública.
2. Considerar un crimen contra la Humanidad el aborto químico y quirúrgico, en especial, al aborto por razón de enfermedad y discapacidad del feto y embrión.
3. Que el Estado del Bienestar considere al no nacido como opción preferente y preferida de su acción social.
4. Que pide el apoyo de la Conferencia Episcopal Tarraconense, así como de todos los abades, sacerdotes, diáconos, fieles, religiosos y superiores de cualquier congregación o movimiento católico en Cataluña y Andorra.
Todo lo demás no sirve para nada, sólo para cumplir burocráticamente con lo que se le supone, pero sin implicarse ni comprometerse en nada, lanzando palabras al viento internético.
Con la homilia que formulará el Papa Francisco I en Roma este domingo día 16 de junio, con ocasión de la celebración de la jornada Evangelium Vitae en defensa de la vida naciente, tendremos un esquema de actuación para los obispos, abades y superiores de congregaciones y movimientos, así como de hospitales y escuelas católicas.
EliminarLa hora para despejar las incógnitas e incertidumbres en la defensa de la vida y familias según Dios quizás se está acabando.
Buena exégesis de la carta de Vives. Tienes toda la razón: ni está ni se le espera... Nadar y guardar la ropa y exhibirse en la Plaza de san Pedro con los jefes de estado mientras el Papa dice la misa...
EliminarEl Papa Francisco I no pronunciará ninguna homilía.
EliminarA los anónimos de 17.16 y de las 20:46:
EliminarDespués de tres meses ya va siendo hora que conozcan y escriban correctamente el nombre del Papa actual.
El nombre correcto según la Santa Sede es el de Papa Francisco.
Por tanto NO ES CORRECTO llamarle de otra forma.
El amor a la Iglesia también se demuestra llamando las cosas por su nombre correctamente.
Más información en pág. web oficial del Vaticano:
http://www.vatican.va/holy_father/francesco/index_sp.htm
cuantos obispos en Cataluña han defendido a sus sacerdotes que se han comprometido públicamente en defensa del aborto; les han hecho pared para que dejarán el cargo en el hospital subsiguiente? siento mucho manifestarlo, ¡ ninguno ¡ ni el "famoso" de Terrassa que es como todos; y es que como dice el anónimo, " todos estamos hecho de la misma madera" y es que estar con la "progresía" vale...mucho.¡
ResponderEliminarA todo esto, ¿cómo está la terna de Barcelona?
ResponderEliminar¡Demasiada curiosidad por la terna de Barcelona!.
EliminarCreo que lo correcto sería preguntarme sólo a mí: ¿qué hago yo para que mi Iglesia sea una auténtica comunidad en la que pueda florecer la obra del Espíritu?
La espiritualidad pseudocientífica del hombre tecnomono en “La evolución sin sentido” (Península) y “L’evolució sense sentit” (Empúries) de Eudald Carbonell y Jordi Agustí (el primero arqueólogo, director de Atapuerca, catedrático de la URV Universitat Rovira i Virgili y director del Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social; el segundo paleontólogo), contiene las siguientes absurdas, risibles y trágicas afirmaciones:
ResponderEliminar- El motor de la evolución es el azar
- La evolución no tiene dirección ni orientación alguna
- El hombre es un mono tecnológico (el hombre es un tecnomono)
- La comunidad de tecnomonos se ha hecho socialmente complejo
- Los tecnomonos están en una crisis global de efectos imprevisibles
- Los tecnomonos van hacia la incertidumbre, la vulnerabilidad, el colapso y la catástrofe
- La salvación está en que los tecnomonos dirijan su propia evolución a través de la selección cultural o social y el control sobre el funcionamiento del ecosistema
- Los tecnomonos deben tener una conciencia individual y colectiva de especie
- Los tecnomonos deben compartir y socializar instantáneamente el conocimiento, abandonar el azar evolutivo y transformarse por sí mismos a través del pensamiento plantetario a través de internet
- Los tecnomonos debe de optar por la eugenesia reproductiva: “el ser humano debe modificarse genéticamente para conseguir mejores descendientes”
Que la evolución biológica de los animales y del hombre en concreto se base en el exclusivo motor del azar ciego no finalista es pura pseudociencia, es incompatible con las observaciones naturales y en absoluto es lógicamente consistente.
Y que nos salvemos a través de la socialización de la ciencia es pura espiritualidad cientifista, atea, eugenesista y transhumanista.
La evolución neodarwinista de Carbonell-Agustí es pseudociencia, porque NO existe ningún experimento de laboratorio, simulación informática o estadística matemática que pruebe la evolución sólo a través del motor del azar ciego no finalista.
Estadísticamente, es completamente imposible la emergencia al azar y sin orientación alguna de la complejidad de la vida, desplegándose ésta en el tiempo con progresiva perfección y coordinación:
- CÉLULA EUCARIOTA: es lo más pequeño y complejo del universo, tiene un tamaño de 2 micras (0,02 milímetros) y se calcula que tiene unos 20 billones de átomos (Biología Molecular de la Célula, Alberts, 5ª edición)
- GENOMA: el genoma transporta fórmulas matemáticas, físicas y químicas complejas y ajustadas finamente
- ADN HUMANO: de un ADN inicial mínimo de 580.000 pares de bases, se finaliza en el ADN humano, con unos 3 mil millones de pares de bases y 30.000 genes
- CUERPO HUMANO: tiene entre 10-50 billones de células, y además, tiene un metagenoma de 100 billones (número de bacterias y otros seres vivos que viven simbióticamente con el hombre)
- CEREBRO HUMANO: después de la célula, es el órgano biológico más complejo de los seres vivos y del universo
Ningún científico ni premio Nobel, ni Carbonell ni Agustí, pueden explicar con el neodarwinismo cómo es posible que 3 mil millones de pares de bases del ADN humano puedan estructurar organizadamente entre 10 y 50 billones de células humanas con pluridiversidad de funciones; que este cuerpo humano aloje un metagenoma de unos 100 billones de simbiontes; que cada una de todas estas células puedan ordenar en sí mismas unos 20 billones de átomos diferenciados en diversos órganos y funciones; y que todo este hipercomplejo biológico humano, junto con su cerebro, no tenga finalidad alguna y salga a la manera de una lotería, sorteo o quiniela cósmica.
Absurdo, irracional, ilógico, pseudocientífico, espiritualismo fideístico cientifísta.
Así como Jesús pasó limpieza barriendo la Iglesia de escandalosos con el caso de la pederastia, ahora la está pasando por el Sant Pau:
ResponderEliminarhttp://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/06/07/catalunya/1370611557_383937.html
Un hospital católico abortista y que acumula un patrimonio procedente de legados, herencias y donaciones de enfermos agradecidos, y que se ha dedicado a engordar a fines indebidos.
Mn, Custodio, gracias por artículo.
ResponderEliminarComo dice un comentarista anterior, usted mismo ya responde.
No es lo mismo que un Jefe de Estado, diga que si el Parlamento, aprueba una ley del aborto o entanasia, no la firmo porque mis convicciones católicas no me lo permiten. Ante una actitud tan clara, el Obispo, sacerdotes y fieles, pueden sentirse tranquilos y felices de su Jefe de Estado.
En Andorra, se actua por miedo a que el coprincipe eclesiástico tenga que irse por no poder firmarla por su condicón de Obispo.
La situación según mi modo de ver es muy distinta. El Principe Alois, da testimonio de su condición de católico y en cambio Monseñor Vives, se aprovecha de su condición para esperar a lo que venga. Los mienbros del Parlamento Andorrano, tendrían que decidir por anular este estatus que ya tiene el Principado desde tiempos inmemoriales de que los coprincipes fueran primero el Rey de Francia y después de la Revolución de 1808 ek Jefe de Estado y el Obispo de la Seu de Urgel.
Si en los hospitales católicos de Cataluña se practican abortos, y aquí no pasa nada, pues es normal que en Andorra también.
ResponderEliminarEntrevista a un Cardenal:
ResponderEliminar-¿Cómo valora la reforma de la ley del aborto?
-No conozco exactamente el contenido.
http://www.abc.es/sociedad/20130608/abci-cardenal-sistach-aborto-201306072102.html
Lo he leído. Una vergüenza. El último aborto en Sant Pau fue el 13 de mayo por sospecha de enanismo. Lea Sr. Cardenal:Documentos filtrados revelan aborto realizado este mes en hospital católico de Barcelona
Eliminarhttp://notifam.net/index.php/archives/13519/
Pero ¿Cómo puede decir el Cardenal que no conoce exactamente el contenido de la Ley del aborto????????
EliminarQué lo diga mi tía María la del pueblo, lo entiendo. Pero ¿el Cardenal?
Quina poca vergonya.