Capítulo 4: Las formas originales del Canto Litúrgico (y 2)

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Antifonarium Medieval
El siglo IV, que inauguró triunfalmente el esplendor del canto litúrgico, vio difundir triunfalmente en la Iglesia otra importantísima forma del canto sacro: la salmodia antifonal. Esta consistía en cantar los versículos de los salmos de manera alterna por dos coros. Este sistema, desde antiguo ya conocido por hebreos y griegos, y en los siglos II y III practicado como parece por las Iglesias de Siria Oriental (Mesopotamia), fue introducido primeramente en Antioquia entre los años 348-358, por Flaviano y Diodoro, lideres laicos, y después obispos, de una “hermandad” de ascetas muy floreciente en aquella ciudad. Según dice Teodoreto: “Estos dividieron en dos partes los coros de cantores y enseñaron a cantar de manera alterna los salmos davídicos”. 

Sin embargo hemos de suponer que la salmodia antifonal revistiese dos formas distintas. Una en la que los dos caros cantaban respectivamente un versículo del salmo (y esto aconteció probablemente en un inicio en Antioquia donde ascetas y vírgenes estaban familiarizados con el uso de los salmos); y otra en la que un coro de cantores experimentados interpretaba el salmo y después de cada versículo el otro coro se limitaba a responder con una breve respuesta intercalada (antífona) siempre igual.

Esta segunda manera, al difundirse la antífonía se convirtió en la más común, por el hecho de que el pueblo no podía saber de memoria todos los salmos ni tener muchos códices a su disposición.

La introducción del canto antifonal obtuvo en Antioquia un éxito clamoroso y en breve la nueva salmodia, a excepción de los monasterios del Sinaí, se difundió por doquier. Lo atestigua San Basilio en Cesárea en 375 y, un poco más tarde, San Juan Crisóstomo en Constantinopla. En Occidente fue el papa San Dámaso (366-384) que muy probablemente la hizo adoptar en Roma en el año 382, meses después del Concilio de Constantinopla, donde estuvieron presentes muchos obispos griegos y sirios. En Nola de Campania, hacia el año 400, florecía una comunidad de niños y vírgenes que el obispo San Paulino había fundado junto a la Basílica de San Félix, que la había adoptado. En Milán, como narra San Agustín, el canto antifonal fue iniciado por San Ambrosio en el año 386, cuando a causa de la persecución de la emperatriz Justina, permaneció recluido dos días enteros en la vieja iglesia velando junto a sus fieles. Ello no significa que en aquella insólita reclusión se llevasen a cabo las innovaciones litúrgico-musicales de San Ambrosio, que debieron requerir de un tiempo nada breve para implantarse. San Paulino, el biógrafo de San Ambrosio, dice que es imposible que la creación del antifonario, del himnario ambrosiano y del oficio vigiliar haya sido obra de un día. Obra ingente para aquel espacio de tiempo ( hoc in tempore ). 

Fragmento del Tracto (en notación cuadrada) de la misa “In coena Domini”
Otra forma de salmodia, ciertamente menos antigua que la precedente, y distinta de la responsorial y la antifonal, es el canto in directum o directaneus , consistente en interpretar un salmo por dos coros, desde el principio hasta el final sin edición de versículos responsoriales o antífonas. Los citan Casiano y San Benito, que lo prescriben para las horas diurnas y las completas cuando el número de monjes sea escaso: “ Si major congregatio fuerit cum antiphonis dicantur; si vero minor, in directo psallantur”   

Afín al precedente es otra forma de canto, el tractus, confiado exclusivamente a la habilidad de un solista, sin intercalar nada por parte de la asamblea. Él iniciaba un salmo y lo cantaba seguido, de una tacada ( tractim ), mientras todos lo escuchaban en silencio. Era el canto ordinario de las largas vigilias de los monjes egipcios, durante las cuales, como atestigua Casiano (+435) los monjes meditaban y trabajaban tejiendo.

Textos primigenios en el
Manuscrito de Laón (930)
El movimiento musical que como dijimos, tuvo recibió un gran y vigoroso impulso en el campo litúrgico en toda la Iglesia, debía llevar necesariamente aun mayor desarrollo de la antigua melopea antifonal, pero sobretodo a la creación de nuevas formas musicales en el canto antifonal para uso del pueblo y de las escuelas monásticas. La pregunta ahora es esta: ¿es posible encontrar huellas en el repertorio gregoriano tradicional de alguno de los textos melódicos de uso común en los servicios litúrgicos de aquel tiempo? Gastoué cree que sí. San Agustín, por ejemplo, cita frecuentemente en sus obras versículos de salmo usados como ritornello responsorial por los fieles en el canto responsorial o antifonal. Ahora bien, esos textos y otros análogos los encontramos en el canto romano y ambrosiano con melodías silábicas muy simples y propias de aquellos oficios que constituyen el fondo más antiguo de estas liturgias. Es un indicio muy importante. Además conocemos en el repertorio gregoriano un buen numero de textos, antífonas especialmente, que con algunas variantes reproducen algunos temas melódicos fundamentales muy característicos. Sin duda alguna son los restos más preciosos del antiquísimo repertorio musical primigenio.

Dom Gregori Maria

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2 comentarios

  1. Leo con mucho agrado todo lo referente al tema litúrgico y ahora con la maravillosa explicación histórica del Canto Gregoriano que a mi,presbítero ya mayorcito y organista
    (modestia aparte) sigo gozando del mismo.Me interesaría saber en qué modalidad llega a ser popular el canto gregoriano no tanto en clave de Schola Cantorum, pues a veces se cree que es un canto muy selectivo,técnico, monjes, schola, cuando podemos afirmar que es también canto popular con melodías excelentes. Gracias por todo.

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  2. Quien canta, sabido es desde san Agustín, reza dos veces. Disfruto en ciertas misas de verano, cuando el sacerdote y, sobre todo el que dirrige los cantos, tiene el pleno acierto de introducir a menudo partes de la misa de angelis, que podemos cantar todos, de la nación que seamos: españoles, belgas, holandeses, franceses, italianos y, ahora, polacos.

    Es curioso. Hoy Martinez Sistach ocupa largas parrafadas de CC con expresiones almabiradas sobre la vinculación entre evangelización y belleza, glosando su penoso atrio de los gentiles. Un empeño que están intentando vendernos cuantos tuvieron parte protagonista (pagada) en esa mejorable reunión de intereses. Me refieron al teólogo de cabecera de la diócesis que hoy nos aburre en la entrevista de La Hoja Parroquial (perdón el "Full", porque sabido es que, salvo cuando se trata de pagar, el castellano brilla por su ausencia).

    En cuanto agua pasada, convendría que no intentaran vendernos una burra coja. Sistach se acuerda de una revista litúrgica para darle cierto empaque a un vacío de ideas oceánico.

    La música sacra es inseparable del texto teológico que transmite. De hecho las secuencias pascuales ("Victimae Paschali laudes") es un tratado sobre la Resurrección de Cristo que no igualan, ni mucho menos desmentir, muchos mamotretos repletos de ideas banales.

    Confío ciegamente en que los comentarios del autor del post harán mucho bien, igual que hicieron los monográficos que les han prececido. Y sigo con mi solicitud a los queridos amigos de Germinans. ¿por qué no abrir otros hilos sobre dogma y moral? Mientras Sistach va de radio amiga a la TV "nostra" o toma caracoles con Pujol en Puigcerdá, y Taltavull anda en reuniones de "selección de personal", alguien tendría que exponer con la solvencia de Dom Gregori Maria el credo, artículo por artículo.

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