EL PAPA AGUSTINO

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No nos engañemos: en todo lo que abarca nuestra vida y hasta la de nuestros abuelos, los fieles ni siquiera nos fijábamos en el nivel de formación de los papas, porque lo normal era que anduviesen sobrados. Muy sobrados. Venimos de los tiempos en que la norma era que no se podía acceder al episcopado sin haber conseguido un doctorado en alguna disciplina eclesiástica. Y por supuesto que el que llegaba a cardenal y a papa, tenía su doctorado y sus buenos estudios eclesiásticos. Pero al haber decaído hoy esa norma, es normal encontrarnos con obispos y hasta cardenales de muy bajo nivel de formación religiosa: la propia de la carrera eclesiástica. Y a la que nos descuidamos, como ya nos ha pasado, nos encontramos con un papa que no se recató de exhibir su bajísimo nivel de formación bíblica, teológica, moral, litúrgica, eclesiológíca, patrística, etc. Ha sido el caso del difunto papa Francisco, gran parte de cuyos errores se debieron a su evidentemente escasa formación eclesiástica.
De ahí la enorme sorpresa y alegría que nos llevamos todos cuando fuimos viendo el buen nivel de formación religiosa del nuevo papa León XIV. El contraste con el del anterior papa, era notorio; o más bien insultante, si preferimos expresarnos en román paladino. He aquí, pues, que respiramos aliviados de que el cónclave no hubiese elegido, también en este aspecto, un Francisco bis. Para toda la Iglesia (y no sólo para los conservadores), el anuncio tras la fumata blanca del cónclave fue de un gaudium magnum, de un gran gozo. Y efectivamente, en toda la Iglesia se respira el gran gozo que representó el cambio de pontífice, con el notabilísimo cambio de personalidad del papa. La plaza de san Pedro, tan languideciente, volvió a llenarse. El nuevo papa nos trajo un poderoso aliento de esperanza. La Iglesia lo necesitaba. 
No nos hubiese llamado la atención si León XIV hubiese venido detrás de Benedicto XVI o de Juan Pablo II; pero sí que se notó el contraste, y no poco, al suceder a Francisco. Evidentemente, el bajo nivel de formación religiosa que exhibió el anterior papa, era algo que podía ocurrir a causa del bajón tan grande que sufrió la formación religiosa de los seminarios a partir del concilio Vaticano II y que no ha hecho más que profundizarse en el postconcilio. Bajón que era inevitable que algún día llegase a notarse en la más alta jerarquía. Pero algunas excepciones ha habido: y éstas se han dado en mayor medida en las órdenes religiosas, víctimas también mayoritariamente del penoso declive en la formación religiosa del clero. Y por lo visto, la orden de los agustinos, en medio de la decadencia que también a ellos les afectó, salvó del naufragio algunos de sus seminarios. Hasta podría ser que ese fenómeno se debiese a que en los fundamentos de su formación religiosa, les corresponde por definición una sólida formación agustiniana.    

Primera evidencia: la Iglesia está demostrando que tiene mayor confianza en el “clero regular”, que en el “clero secular”. Eso obedece probablemente al hecho de que el clero regular vive en comunidad, bajo una regla que atiende especialmente al culto divino y a la formación continua de los frailes. A diferencia del clero secular, cuya formación está orientada especialmente (y a veces, exclusivamente) a la atención de los fieles: con lo que acaba cojeando la formación personal del clérigo. No es una sorpresa que el monje y el culto vayan íntimamente unidos en el imaginario colectivo; que completa su diario quehacer con el estudio: lo que en la regla benedictina se resume en el ora et labora.
Eso en las órdenes contemplativas, las más antiguas. En las órdenes mendicantes (la primera de esta clase fue la de los franciscanos) se contempla el servicio a los fieles (en especial los pobres: la genialidad de los frailes saliendo a pedir limosna para sus pobres; y los agustinos fueron re-fundados o unificados por el papa Inocencio IV en 1244 como orden mendicante), con lo que se unen el culto, la formación personal y el apostolado. Y forzoso es admitir que habiendo decaído escandalosamente la oración en todo el clero, también en las comunidades religiosas, se mantiene con mayor solidez en éstas que entre los curas, abrumados por el trabajo que les imponen las parroquias.
En el caso de los agustinos, hemos de incorporar el caudal prácticamente inagotable de la formación agustiniana (san Agustín es el más prolífico Padre de la Iglesia), en la que se cimentó durante siglos el pensamiento cristiano y occidental. Es decir que quien se ha formado intensamente como agustino, atesora un caudal filosófico y doctrinal de primer orden. Si a esto le añadimos la dimensión pastoral, no ha de extrañarnos que salgan de esa cantera grandes figuras de la Iglesia. En este momento tan sumamente difícil, el papa. En efecto, el papa León XIV es fraile agustino: y por todas las apariencias, lleva sólidamente marcada la huella de su fundador.
Aparte del lema de su escudo papal, que atiende a la más urgente necesidad de la Iglesia que es la unidad, tan espléndidamente definida en el lema agustiniano “Anima una et cor unum in Deum, una sola alma y un solo corazón hacia Dios”, una unidad cuyo total sentido es que nos ha de llevar hacia Dios; aparte de esta apelación a la unidad interna de la Iglesia después de tantos decenios de dispersión doctrinal, litúrgica y moral, no ha tardado el nuevo papa en manifestar su sello agustiniano recordándonos el insuperable Fecisti nos ad te, et irrequietum est cor nostrum donec requiescat in te: nos hiciste proyectándonos hacia ti (ad te: no son cosas distintas el hacernos y el proyectarnos hacia ti); y nuestro corazón no alcanza el descanso (requies) mientras no descanse en ti. Agustino tenía que ser el que fijó este texto, pasando del inquietum al irrequietum
Y luego tenemos el gran lema tolle, lege, tolle, lege: toma, lee, toma, lee, que nos habla del impulso agustiniano a la propia formación religiosa y al estudio. Una inclinación que, por la trayectoria vital de nuestro nuevo papa, y por la claridad doctrinal que luce desde el primer momento de su pontificado, nos augura para la Iglesia una larga etapa de claridad doctrinal, que tanto hemos echado de menos en el anterior pontificado.
Y justamente de la mano de este lema y de la trayectoria vital que ha impulsado, viene la preocupación de León XIV por la formación en los seminarios, que manifestó desde el primer momento. Es seguramente ahí, después de la etapa de confusión que hemos vivido, donde veremos marcado con mayor intensidad el sello de nuestro nuevo papa.
Quiera Dios que un papa agustino en este momento tan crucial de la Iglesia -y del mundo- sea una bendición tan grande como lo fue san Agustín en un momento decisivo de la iglesia y del mundo (todo él, romano: en total ruina y descomposición). ¡Quiéralo Dios! (en musulmán, “oj-Alá”). Fue Agustín el que salvó en su momento el Occidente que se estaba desmoronando, y puede ser hoy un agustino (de nuevo san Agustín, la fuerza de su pensamiento y de su doctrina) quien salve hoy de nuevo al Occidente que se está suicidando.      
Virtelius Temerarius

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13 comentarios

  1. La cultura religiosa de los eclesiásticos la regala el Espíritu Santo antes que los libros de Teología, siempre que los eclesiásticos sean hombres asiduos de plegaria. De que les sirve a muchos obispos españoles estar rodeados de libros de Teología y de Historia e España si después la pifian con el problema del Valle, más aquí.... https://infovaticana.com/2025/05/24/obispos-devuelvan-dinero-franco/

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  2. Lo que se nota y mucho es una gran agitación en el.mundo secular donde gobierna un laicismo beligerante. Paciencia y confianza en la acción renovadora del Espíritu Santo para que León XIV no retroceda ante los lobos que aullan desesperados.

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  3. Muy oportuno, Virtellius, el comentario sobre la necesidad de formación de nuestros prelados. Todo el Evangelio está transido de invitación a conocer a Cristo, que es Verdad, a creer en su palabra de vida eterna. Una palabra, que es la palabra del Padre que le ha enviado. Este enviará al Paráclito, el Espíritu Santo, quien nos lo enseñará todo.

    Las ocurrencias, los usos de este mundo, los criterios que le rigen, no tienen nada que ver con la Buena Nueva. Nos hemos librado de una losa de mediocridad intelectual, de ambigûedad, cuando no de disparate mondo y lirondo. En alguna ocasión he comentado las cartas, numerosas, enviadas a Santa Marta pidiendo claridad cuando no reconocimiento del error y vuelta a la doctrina recibida. No por cualquiera, no por un indietrista irredento, sino por teólogos, por personas formadas. He comentado también los quiebros que algunos teólogos han tenido que hacer en artículos sobre textos pontificios redactados por Tucho para ver posibles vías retorcidas de distinciones sutiles para poder cohonestar lo que es un absoluto disparate.

    Nadie le pide a León XIV que sea un teólogo como Benedicto XVI. Basta que sea como su admirado León XIII, ahora que nos acercamos al sesquicentenario de la Aeterni Patris. Había sido el Papa Pecci profesor de seminario en Perusa con un dominico de Granollers (Barcelona). Conocía perfectamente la doctrina tomista e impulsó con ese documento su restauración y renovación, abierta a los avances de la ciencia moderna, que ya en la segunda mitad del XIX comenzaba a dar pasos de gigante.
    Basta que, como sus predecesores, se deje aconsejar y haga uso de los asesores y expertos que tiene a su alrededor. Ha sido un sinsentido pensar que por ser Papa ya se tiene vía directa con el Espiritu Santo. Eso no es cerrarse ni andar con miedo. Como dice la hermosísima canción: L´Esperit del Senyor vindrà a vosaltres, no tingue por d´obrir de bat a bat... Pero el Espiritu ilumina la inteligencia, con lenguas de fuego que permitió a los Apóstoles que todos lo entendieran en su propia lengua.

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    1. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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  4. Goyo
    Virtelius, como la gran mayoría de sus comentarios, de sobresaliente. Me ha satisfecho positivamente su forma de tratar la figura de nuestro Papa León XIV. Que tal como dice y desea, corrija los errores del anterior Pontífice. Nuestra IC necesita de unidad y mantenerse en la observancia tradicional de los Evangelios. Si ha sido buena durante dos mil años, ¿por qué la hemos de cambiar adaptándola a los nuevos criterios mundanos?. Que María Auxiliadora y San Juan Bosco, que tanto amó y sirvió a la Iglesia verdadera, la ayuden a volver al buen camino. Amén.

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  5. Se acabó el AY AY AY.

    La tranquilidad que ha quedado es impresionante.

    Que dure, si Dios quiere claro! 🙏🙏🙏

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  6. Magnífico Virtelius! Que suerte hemos tenido con este Papa!

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    1. Yo hubiese preferido mil veces al Cardenal Leonardo Burke.

      Con ese no tendríamos sobresaltos.

      Nosotros, los Católicos de toda la vida, claro!!!

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  7. No es que la Iglesia esté demostrando más confianza en el clero regular, muy decadente por otra parte. Es que hemos tenido un papa jesuita que no se ha privado de promocionar a sus colegas religiosos, pienso que en muchos casos por corporativismo. Esperemos que no sea el caso del agustino León XIV.

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  8. León XIV en su encrucijada: sí sí no no (1)26 de mayo de 2025, 3:13

    Todo parece muy bonito, con mucetas, estolas, cruces, latines, gestos y declaraciones... pero como somos españoles, nos interesa más la materialidad realística de la evidencia palpable y evidente de los datos objetivos y tocables, como Santo Tomás, no la teatralidad del poder, del que los italianos son unos hachas, no las grandes promesas, los discursos torrenciales, sino las zanahorias y lechugas realmente recolectadas y cosechadas (no diguis blat fins que estigui al sac ben lligat, ben pesat i ben pagat).

    León XIV, como Francisco con sus infumables jesuitas, pertenece a una orden de los agustinos que es decadente destinado a la extinción, tal como indican las cifras y sólo las cifras, no el sentimiento o la retórica. Luego haré un diagnóstico visiblemente vivido en mi personal opinión, con datos s.e.u.o., pues León XIV se encuentra él en su encrucijada, pues mantuvo la impostura de la homilía de la Sala Clementina (día 19): ecumenismo, dialogo interreligioso, sinodalidad, Abu Dabi, Fratelli Tutti, Nostra Aetate, diálogo judeo-cristiano, y el inicuo Tucho habló sobre Nicea. León XIV: sí sí, no no...


    AGUSTINOS OSA (1960 - 2025)

    1960
    Total agustinos: 4.287
    Total población mundo: 3.000 millones
    Total población católicos mundo: 565 millones

    2025
    Total agustinos reales: 2.413
    Total agustinos teóricos según población mundo: 11.746
    Total agustinos teóricos según población católica mundo: 10.669
    Total pérdida absoluta (mundo): -9.333
    Total pérdida absoluta (católicos): -8.256
    Total pérdida relativa (mundo): -79,5%
    Total pérdida relativa (católicos): -77,4%
    Total población mundo: 8.220 millones
    Total población católicos mundo: 1.406 millones

    ...


    LA CATÁSTROFE INCENDIARIA DE LOS AGUSTINOS: UNA ORDEN EN CAÍDA LIBRE HACIA UN ABISMO FRENTE A UN MUNDO QUE CRECE Y RUGE

    En 1960, los agustinos eran una fuerza viva en la Iglesia. En 2025, su declive, su naufragio oceánico, es un desastre sin precedentes. ¿Qué pasó con esta orden religiosa? Sencillo, como todas las más de 100 órdenes religiosas tradicionales que cayeron en la trampa progresista y modernista del Concilio Vaticano II.

    Hace 65 años, en 1960, en sus tiempos gloriosos, la Orden de San Agustín (OSA) contaba con 4.287 religiosos dedicados a evangelizar un mundo de 3.000 millones de personas, de las cuales 565 millones eran católicas.

    Cada agustino representaba a unas 132.000 almas católicas, una presencia sólida en una Iglesia pujante. Pero en 2025, el panorama es desolador: solo quedan 2.413 agustinos, mientras el mundo ha explotado hasta 8.220 millones de habitantes y los católicos han crecido a 1.406 millones. ¡Un hundimiento total! ¡Kaputt!



    1. Un desplome de película de terror: estremecimiento

    La debacle es horrorosa: los agustinos han perdido casi la mitad de sus miembros (-43.7%), mientras el mundo duplicó su población (+174%) y los católicos crecieron un impresionante 148.7%. ¡Su voz, antaño potente, es ahora un susurro perdido, agónico, cinco veces más débil!... Cifras, números... no engañan como los discursos y apariencias...

    En 1960, había un agustino por cada 700.000 personas en el mundo; hoy, solo uno por cada 3,4 millones. Entre los católicos, el desastre es igual de brutal: de un agustino por cada 132.000 fieles, ahora hay uno por cada 583.000. Un faro que guiaba a millones se ha apagado, dejando a la Iglesia huérfana de miles de sus hijos.

    ¡Su influencia se ha reducido a una cuarta o quinta parte, diezmados por sí mismos en una carnicería de heterodoxia!



    2. ¿Cuántos agustinos deberíamos tener?

    Si los agustinos hubieran mantenido su peso de 1960, hoy tendrían 11.746 religiosos para igualar la proporción con la población mundial, o 10.669 si nos fijamos en los católicos.

    Pero con solo 2.413, la orden está en crisis terminal: faltan 9.333 vocaciones respecto al mundo (-79.5%) y 8.256 respecto a los católicos (-77.4%).

    Es como si un ejército hubiera perdido cuatro de cada cinco soldados: están aniquilados, envejecidos, sin vocaciones... su destino, extinguirse.

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  9. León XIV: El que no está conmigo, va contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama (2)26 de mayo de 2025, 3:22

    3. Una estadística que duele y mucho, que parte el alma

    Imaginen un dibujo: dos líneas disparándose hacia el cielo, una por el crecimiento del mundo (de 3.000 a 8.220 millones) y otra por los católicos (de 565 a 1.406 millones).

    Ahora, imaginen una tercera línea, la de los agustinos, cayendo en picada de 4.287 a 2.413. Esa imagen cuenta la historia de una orden que se desvanece mientras la Iglesia y el mundo crecen sin parar (la Iglesia sólo en Asia y África, en Europa no, y hay más de 100 órdenes que acompañan a los agustinos, los jesuitas de Bergoglio primeros)



    4. ¿Por qué este naufragio mortal, peor que el Titanic?

    El hundimiento de los agustinos no es un misterio, pero sí una tragedia. La secularización anticatólica en Europa y América ha ahuyentado a los jóvenes de la vida religiosa, y la Iglesia se despeñó a través del modernismo y progresismo del Concilio Vaticano II (hermenéutica de la ruptura), más la Nueva Era, el cientifismo, el protestantismo y el marxismo. ¡Se autodinamitaron, para alegría de sus enemigos!

    Los miembros de la orden están envejeciendo, llamados por la jubilación y la residencia geriátrica, y finalmente, al nicho, y no hay suficientes novicios para reemplazarlos (mejor, no hay nadie llamando al timbre de los agustinos: cero vocaciones).

    Mientras, regiones donde el catolicismo crece como espuma, como África o Asia, no están siendo aprovechadas por los agustinos. Los frailes, envejecidos y agotados, ven cómo sus filas se desvanecen sin reemplazos: una orden sin inteligencia colectiva, inepta y necia en reconocer los evidentes fallos y causas de su destrucción que tienen ante sus narices desde los 1960

    Además, nuevos movimientos laicales están captando a los jóvenes que antes podrían haber sido frailes: les roban la cartera. Los tradicionalistas de la Misa del Vetus Ordo, la Misa Tridentina, fieles a la recta ortodoxia, van creciendo como la espuma: ¡adiós jesuitas, adiós agustinos, id al museo!

    Así mismo, explotan de energía las nuevas órdenes religiosas nacidas después de 1965: son fieles a la Tradición, al carisma de su fundador, siguen la oración y misa y miman a la Iglesia Doméstica (familias, que dan dinero, participación y vocaciones)

    Comparados con los jesuitas, una orden catastrófica donde las haya, destinada a su desaparición en 50 años e inviable técnicamente en 20 años, que también han caído (-61% desde 1965), los agustinos están perdiendo la carrera de manera más dramática



    5. En titulares: un grito de alerta: agustinos, una campana rota, una caña quebrada que hiere a quien se apoya en ellos

    1960: 4.287 agustinos evangelizaban a 3.000 millones de personas y 565 millones de católicos

    2025: solo 2.413 para 8.220 millones y 1.406 millones. Un eco débil de una orden en autodemolición

    La orden se derrumba un 43.7%, mientras el mundo crece un 174% y los católicos un 148.7%

    En 2025, deberían ser 11.746 (mundo) o 10.669 (católicos), pero faltan 8.256-9.333 religiosos, un desastre del 77-79%

    ¡Alerta roja! Los agustinos son hoy 4-5 veces menos influyentes que en 1960, al borde de la irrelevancia



    6. ¿Hay esperanza?

    Los agustinos OSA enfrentan un futuro sombrío si no actúan. Para sobrevivir, necesitan rejuvenecer su mensaje, buscar vocaciones y competir contra los movimientos modernos que atraen a los jóvenes. Sin un cambio radical, esta orden histórica se desvanecerá

    Han de renunciar al Concilio Vaticano II y su hermenéutica de la ruptura modernista y progresista, volver a su carisma, la Sagrada Tradición, el Magisterio solemne y tradicional de la Iglesia (excluido Francisco), la vida religiosa, espiritual y sacramental, la promoción de la Iglesia Doméstica (las familias), las olvidadas y abofeteadas por Bergoglio (el amable epíteto del simpático Bergoglio: "paren como conejas")

    León XIV afirma con su nombre que la Iglesia no empieza en el Concilio Vaticano II y Juan XXIII, sino con Trento, Nicea, Pedro y Cristo

    La encrucijada de León XIV: El que no está conmigo, va contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama

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  10. León XIV: facta, non verba (3)26 de mayo de 2025, 3:35

    7. Cuando el nombre da el destino martirial

    a) Dijo León XIII en Rerum Novarum: Dios nos dice que hay que mirar a la vida sin fin de la Iglesia Triunfal, Dios no creó al hombre para las cosas caducas y perecederas mundanas, sino para las celestiales y eternas, sólo importa la bienaventuranza eterna, seguir las ensangrentadas huellas de Cristo (martirio), si somos capaces de sufrir con Cristo-Rey, reinaremos con Cristo

    León XIII no es sólo la Rerum Novarum, y ésta no es sólo la justicia social ni a la dignidad humana del trabajador dentro de los derechos humanos, ni se puede restringir a la nueva revolución de la IA-robótica: caemos en el reduccionismo inmanentista antropologista del pontificado de Francisco

    León XIII tiene un riquísimo magisterio:

    b) Inscrutabili Dei: defensa de la Fé

    c) Santo Rosario y San José; la piedad; almas del purgatorio o Iglesia Purgante

    d) Quod apostolici muneris: condena el socialismo, comunismo y nihilismo

    e) Graves de Communi: repudia la soberanía del pueblo y la partitocracia

    f) Diuturnum illud: el poder político civil basado en el origen divino y su naturaleza como servicio al bien común (contra separatismos, cultura de la muerte, ideología de género, dictadura del relativismo)

    g) Cum multa sint o De animorum concordia inter hispanos: la unidad en la verdad católica, elogió a los españoles como pueblo católico que derrotó a moros, herejes y cismáticos, defendiendo la pureza de la Fé y la disciplina

    h) Humanum genus: condena la masonería como sinagoga de Satanás: todo masón odia a la Iglesia como lo hace Satanás

    i) Libertas Praestantissimum: condena todo liberalismo (deísta, extremo, moderado, muy moderado), el cual es siempre expresión del ideario masónico. El liberalismo niega el orden sobrenatural y transcendente divino del poder civil y lo pone en el pueblo

    j) Sapientia cristiana: los deberes hacia Dios y la Iglesia tienen precedencia sobre los deberes hacia el Estado si hay conflicto

    k) Trascendentales para historiadores y dar testimonio católico:
    - Providentisimus Deus: valor de las Sagradas Escrituras para conocer la Historia
    - Saepenumero considerantes: sigue a Cicerón: la primera ley de la historia es no mentir, y la segunda es decir la verdad (contra la memoria histórica de Sánchez e Illa)

    l) Arcanum divinae sapientiae: sólo vale el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer (contra ideología de género)

    m) Affari Vos: pedagogía y programa educativo católico en Canadá, un antídoto a la locura de Francisco y sus escuelas ocurrentes

    n) Aeternis Patris: restaura la filosofía de Santo Tomás de Aquino


    De momento, León XIV nos ha nombrado a un obispo de Lérida con graves deficiencias y sin sinodalidad. Y sigue sin derogar Amoris laetitia, Fiducia supplicans y Traditionis custodes

    El nombre elegido libremente (León XIV) le da el destino (León XIII): condena al liberalismo y masonería, socialismo, comunismo, nihilismo, ideología de género, cultura de la muerte, laicismo beligerante de exclusión

    Las reliquias de la Cruz de León XIV son un manifiesto político que debe de evidenciarlo: del obispo Polanco, mártir por los rojos republicanos (anticomunismo, antisocialista, antimarxista) y de Bartolomeo Menochio contra la masonería iluminista liberal de Napoleón (no juró ante éste)

    Es urgente, ante el desastre absoluto y total del terrible pontificado de 12 años de Francisco y 60 años de modernismo del CVII, es vital que implante el magisterio de León XIII, Benedicto XVI y Juan Pablo II, y abandone del todo a Francisco: ¡ya!

    No hay tiempo, pues el hoy es anómico, sin "nomos", sin ley tradicional y divina: remite al Anticristo

    Mientras siga usando la Iglesia Conciliar y Sinodal más la continuidad con Francisco, sólo incrementará la confusión y el escándalo. La unidad siempre es en la Verdad, según San Agustín:

    Epístola 105: vino a decir que Dios ha colocado la doctrina de la verdad en la cátedra de la unidad

    FACTA NON VERBA

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    Respuestas
    1. Pues sí que se ha tomado usted tiempo para atacar a los agustinos y rebuscar datos (que por otro lado no son del todo correctos) para intentar desacreditar. Así no se construye iglesia, ni tampoco es una actitud evangélica esa forma de proceder.

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