El pasado sábado 21 de septiembre se ordenaron en la catedral de Sevilla once diáconos, en una celebración presidida por su arzobispo Don José Ángel Saiz Meneses, un motivo de gran gozo para la diócesis hispalense, que en poco tiempo podrá contar con once nuevos sacerdotes. En Barcelona también hubo una ordenación diaconal multitudinaria este año, en este caso de seis diáconos, fue el domingo 16 de junio en la basílica de la Sagrada Familia y fue presidida por el obispo auxiliar, David Abadías.
Si esto fuera un partido de futbol, Saiz Meneses lo estaría ganando por goleada a Omella, y eso que la ordenación barcelonesa es como el final de una etapa, una vez ordenados esos seis diáconos, los futuribles números van a ser mucho más pobres, teniendo en cuenta el bajón de seminaristas a partir de esa promoción y probablemente tardaremos años en ver otra ordenación de tantos diáconos, a no ser que añadan diáconos permanentes o religiosos para disimular.
El curso pasado fue muy duro para el cardenal Omella, en lo que se refiere a la situación del Seminario barcelonés, que solamente entrara un seminarista en una archidiócesis de tan grandes dimensiones, es ciertamente motivo de preocupación, El arzobispo turolense era consciente de ello y más siendo aún presidente de la Conferencia Episcopal Española, y es que los números vocacionales no eran precisamente para presumir. Por eso decidió ponerse manos a la obra, hablando continuamente de las vocaciones y pidiendo oraciones para ello, elaborando cartas pastorales dedicadas exclusivamente a ese motivo y remodelando de arriba abajo la Pastoral Vocacional diocesana. Los resultados este año le han acompañado y son seis los nuevos seminaristas, Omella respira más tranquilo, pero ha sufrido lo suyo.
Por su parte, el arzobispo Saiz Meneses parece que no ha sufrido tantas penalidades y su archidiócesis va relativamente bien a nivel vocacional, no es para tirar cohetes porque tristemente la falta de vocaciones es genérica para casi todos, aunque para unos más que para otros. Y es que Don José Angel, formado en el Seminario de Don Marcelo en Toledo, sabe que el Seminario es fundamental para una diócesis y no escatima esfuerzos en materia vocacional. Allí estaba el seminario de Terrassa que tuvo que dejar, con unos números más que buenos, incluyendo también alguna ordenación diaconal de seis, en la catedral egarense.
Omella se sacó de encima a Saiz Meneses, porque le hacía sombra y porque tenía carácter y personalidad, lo mismo hizo con Don Enrique Benavent, sacándolo de Tortosa camino para Valencia, mientras colocaba en su lugar a uno de sus auxiliares, Sergi Gordo. Con esos dos traslados, el cardenal tenía el camino aplanado para tener una Tarraconense dócil y fiel a sus mandatos. Solo quedaba una pieza que desentonaba que era Joan Enric Vives, pero se tenía que esperar a que cumpliera los 75 años dada su condición de copríncipe de Andorra, y entonces como se ha podido comprobar empezar a mover su recambio.
Además, Saiz Meneses era un obstáculo para uno de los objetivos de Omella, que era la unificación de los tres seminarios de la provincia eclesiástica barcelonesa, el actual arzobispo de Sevilla quería su Seminario propio sin injerencia barcelonesa, sin él todo empieza a moverse, como se demuestra con el hecho de que todos los seminaristas catalanes tendrán que hacer su primer curso, el propedéutico o introductorio en el Seminario de Barcelona. Sin Don José Ángel en Terrassa todo es más fácil para Omella, aunque el tiempo juega en contra del cardenal, que ya tiene 78 años, mientras que Saiz Meneses, tiene diez años menos.
Francisco Fabra
No sé si el Seminario de Sevilla habrá cambiado últimamente, pero, al menos hasta hace poco, se primaba mucho más la cantidad que la calidad.
ResponderEliminarHay seminarios que ni cantidad ni calidad
EliminarSería útil aclarara el concepto de calidad. No nos deje en la necesidad de hacerlo cada uno de nosotros. Sería dispersión conceptual.
EliminarAnónimo 8:13. Lo que Ud dice del seminario de Sevilla no es nuevo. Es el estilo Saiz Meneses. Muchos seminaristas sin importar si tienen las cualidades necesarias. Esto fue lo que aprendió de D. Marcelo, de triste memoria.
EliminarAnónimo 10:58, tratándose de seminaristas, por calidad se entiende tener cualidades para ser sacerdote: ser persona de oración, de recta doctrina, estudioso y, en la medida de lo posible, virtuoso.
EliminarLa única triste memoria ligada a Don Marcelo González Martín, apreciado anónimo de las 10:59 es la constatación de cómo en esta diócesis de Barcelona se le persiguió por un motivo tan ajeno a la caridad cristiana como el nacionalismo.
EliminarPor cierto, ¿son buenos los nuevos diáconos de Barcelona?
ResponderEliminarÁndese con cuidado maese Hermenegildo, que algún preboste le puede responder -No los he probado-.
EliminarMT
En cualquier caso, una calamidad. Hablamos siempre de cantidad, ja más de calidad. Es que con esos números no hay selección posible. Evidentemente, en las carreras difíciles hay una selección constante, produciéndose la gran barrida en el primer curso: los que pensaban que podrían con la carrera, y constatan, después de intentarlo, que esa carrera no está hecha para ellos, o que ellos no están hechos para esa carrera.
ResponderEliminar¿Se sabe cuál es el nivel de selección? ¿Sabemos cuál es el índice de los que descubren, sobre todo en el primer curso, que la carrera sacerdotal no está hecha para ellos?
Me temo que el nivel de selección es dramáticamente bajo.
Luego nos encontramos que llegan a la categoría de obispos y hasta de cardenales y más arriba, con una formación eclesiástica lamentabilísima. Y así, pasa lo que pasa: la Iglesia hecha unos zorros: desde la cabeza.
"Sobre la confesión, el Papa les confesó que «en 53 años de sacerdocio nunca he negado una absolución. Aunque fuera incompleta». El Santo Padre exhortó a los sacerdotes a que no conviertan el confesionario «en un consultorio psiquiátrico; no lo convirtamos en un tribunal. Si hay una pregunta que hacer, y espero que sean pocas, se hace y luego se da la absolución».
ResponderEliminarinfovaticana.com/2024/09/24/el-papa-confiesa-que-en-53-anos-de-sacerdocio-nunca-ha-negado-una-absolucion-aunque-fuera-incompleta
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Un verdadero vertedero de desatinos de Francisco. Para que un sacramento sea válido, debe tener tres elementos esenciales: materia, forma, y ministro válido. Si alguno de estos falta, el sacramento es inválido.
La absolución se incardina dentro del sacramento de la confesión y tiene estos tres elementos esenciales, s.e.u.o.:
1. Forma sacramental
La fórmula de la absolución es el componente más esencial del rito. En el rito latino, las palabras esenciales son:
"Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."
Estas palabras deben ser pronunciadas de manera clara y completa por el sacerdote.
2. Ministro válido
Solo un sacerdote válidamente ordenado puede impartir la absolución. El sacerdote actúa in persona Christi (en la persona de Cristo), representando a Cristo mismo en el acto de absolución. Si no es válido (un diácono que absuelve) la confesión es nula, y el penitente que confiesa de buena fe, sin saber que el "sacerdote" no tiene la capacidad de absolver, no comete pecado alguno por haber intentado confesarse con un consagrado no válido.
La Iglesia enseña que Dios, en su misericordia, puede suplir las gracias necesarias en caso de ignorancia involuntaria por parte del penitente (ecclesia supplet), pero la absolución misma no se realiza sacramentalmente. Si el penitente llega a saber que la confesión fue inválida, debe buscar confesarse nuevamente con un sacerdote válido. Esto se ha dado en los casos donde hay un cura falso haciendo matrimonios, misas y confesiones...
a) Intención del ministro
El sacerdote debe tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia al absolver los pecados, es decir, actuar conforme a la intención y el mandato de Cristo: INTENTIO FACIENDI QUOD FACIT ECCLESIA, «se requiere intención por lo menos (saltem) de hacer lo que hace la Iglesia»
b) Jurisdicción
El sacerdote debe contar con la facultad para absolver, otorgada por la autoridad eclesiástica competente (normalmente el obispo o el Papa), ya sea de manera ordinaria o extraordinaria.
3. Materia del sacramento
a) La materia remota son los pecados del penitente.
b) La materia próxima consiste en los actos del penitente: contrición, confesión de los pecados y la satisfacción (penitencia).
4. Los pecados reservados y la absolución
Los pecados reservados son aquellos que, debido a su gravedad o naturaleza, requieren una autorización especial para ser perdonados. Tradicionalmente, estos pecados estaban reservados a la Santa Sede o a ciertos obispos. Sin embargo, el Papa Francisco ha ampliado la facultad de absolver ciertos pecados reservados a los llamados "Misioneros de la Misericordia".
Ud. sabe mucho de teoría. Olvida que el centro es la persona que quiere acercarse a Dios.
Eliminar5. Cinco requisitos principales del sacramento de la confesión:
ResponderEliminara) Examen de conciencia: Es fundamental realizar un examen sincero y profundo de nuestra conciencia para identificar los pecados cometidos desde la última confesión. Esto implica recordar no solo las acciones concretas, sino también las intenciones y las circunstancias que las rodearon.
b) Contrición: Sentir un profundo dolor por haber ofendido a Dios y al prójimo. Este dolor debe estar motivado por el amor a Dios y el deseo de enmendar nuestros errores. La contrición puede ser perfecta (cuando el dolor surge del amor a Dios) o imperfecta (cuando el dolor se basa en el miedo al castigo).
c) Propósito de enmienda: Es la firme determinación de evitar los pecados en el futuro y de vivir una vida más conforme a la voluntad de Dios.
d) Confesión de los pecados: Consiste en revelar al sacerdote, de manera sincera y completa, todos los pecados graves (mortales) cometidos desde la última confesión. La confesión debe ser detallada y honesta, sin omitir ningún pecado.
e) Cumplir la penitencia: El sacerdote impondrá una penitencia, que suele consistir en realizar ciertas oraciones, obras de caridad o penitencias sacramentales.
...
En consecuencia, una absolución incompleta es totalmente absurda e irracional, Francisco demuestra una ignorancia impropia de un pontífice, y se ha metido en una camisa de once varas, pues hay una serie de cuestiones importantes, pues si hace una confesión incompleta esto tiene repercusiones muy graves, es un verdadero escándalo y causa de confusión:
1. Forma sacramental: implica que si no hay forma o es incompleta, hace un pecado mortal y un delito grave, además de ser inválido e ilícito y encima un sacrilegio y una blasfemia, pues indica que dices:
"Te absuelvo la mitad de los pecados en nombre del Padre, no del Hijo y en parte del Espíritu Santo"
"Te absuelvo una parte de todos los pecados en nombre del Padre y del Hijo"
2. Ministro válido: aquí la confesión no es ni completa ni incompleta, es simplemente nula.
3. Materia: ha de ser completa a la fuerza, si no confiesas los pecados mortales, no se perdonan. Y si no hay contrición, perfecta o imperfecta, la confesión es inválida, porque:
a) Dolor por la ofensa a Dios: la contrición implica sentir un verdadero dolor por haber ofendido a Dios. Este dolor es la raíz de la conversión y del deseo de cambiar. El dolor ha se ser completo, tengo dolor por todos los pecados, no por unos sí, otros no y otros sí en parte...
b) Propósito de enmienda: la contrición va acompañada del firme propósito de no volver a pecar y de vivir una vida más conforme a la voluntad de Dios. Es completo, "firme propósito" y es completo el "propósito de enmienda", aunque luego uno peque (hasta el justo peca 7 veces al día)
c) Condición para el perdón: Dios perdona a aquellos que se arrepienten sinceramente de sus pecados. La contrición es la manifestación externa de este arrepentimiento interior.
En definitiva, Francisco, el antipastor, el antimaestro, el antiservidor... ¡¡¡debe de decir la verdad, no sus ocurrencias que son erradas!!!
Es un anticipo de las absoluciones colectivas, Francisco va según pienso yo para el camino recto, el camino cien por cien evangélico, el mismísimo ejemplo de Jesucristo que perdonaba con solo que tocaran sus vestiduras. Con los siglos la Iglesia lo ha complicado. Si nos quejamos de que no crecen las vocaciones el sacramento de la Penitencia es el que necesita. renovación. Por lo menos te contesto tu pastón, un pastón que no va a ninguna parte, tanto escribir para nada, si hubieras mencionado valientemente el Diluvio y la Pentápolis en 4 palabras lo hubieras dicho todo.
EliminarSilverio: acertó sobre el mal del nacional-progresismo, que pervirtió el sacramento de la confesión a través de una concesión colectiva de la absolución general a modo de rebaño:
Eliminar- Pensad el mal hecho, arrepentiros, y ahí va la absolución comunitaria.
Es evidente de que con Francisco nos ha legado lo peor del modernismo, aquello que un Papa de feliz memoria y recta ortodoxia dijo que era el vertedero de todas las herejías.
Ojo cuidado, que la mitad de los de Sevilla provienen del Seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal... aquí en Barcelona ni Sistach ni Omella quisieron abrir uno, aunque consta que se les ofreció en repetidas ocasiones.
ResponderEliminarMe gusta mucho que el Sr. Silver pedrique a macha martillo la Pentapolis y el diluvio.
EliminarMuy curioso, la verdad.
En Sevilla, sólo tres de los diáconos ordenados eran del "Redemptoris Mater".
EliminarDudo mucho que Terrassa vuelva al seno de la diócesis de Barcelona. A diferencia de Hospitalet, ha sido un éxito y Cristau no ha sido mal sucesor. Y lo más importante: el tiempo en este caso juega en contra de Omella.
ResponderEliminarDesde luego, es lógico que durante años, la ambición de los arzobispos de Barcelona sea revertir la división de la diócesis, que en su momento se vivió como un fracaso por mucho que se trate de disimular ese hecho. Pero tienen delante una diócesis nueva y pujante; mucho tendría que cambiar la de Barcelona para recuperarla.
Precisamente, Religión en Libertad ha publicado un artículo del director espiritual del Seminario de Barcelona, Pere Montagut. El texto resulta absolutamente oficialista y obsequioso con el Papa Francisco. Defiende a capa y espada la unificación de seminarios, cuyo verdadero objetivo, pese a las buenas palabras de Montagut, es controlar mejor desde Roma y uniformar la formación de los seminaristas. ¿Se está postulando Montagut para el episcopado?
ResponderEliminarhttps://www.religionenlibertad.com/opinion/136685427/papa-francisco-nuestros-seminarios.html
Fray Silverio y los diluvios. Será que su experiencia de fraile fue seca.
ResponderEliminarBarcelona puede desempeñar un papel clave en los tiempos por venir. La Sagrada Familia esta a las puerta de acabar-se y será la Cruz más alta y, en medio de la ciudad.
ResponderEliminar16/36, esperemos que los rojos dejen terminarla y si se acaba no le calen fuego como en el 36.
ResponderEliminarAl 🦜!
Cuídese, todavía vive en la mentalidad de los malos rojos.
EliminarEn realidad son 7, pues 3 son del Seminario Redemptoris Mater y 1 es prestado: hace ya bastantes años que Sevilla acoge a algún que otro chino para que se forme aquí.
ResponderEliminarMe llamó un sacerdote de la Archidiócesis de Barcelona. Necesitaba desahogarse sobre Mons. Omella. Triste papel ante la muerte de Mn. Ramis. Haría falta una perestroika eclesial, en este régimen estalinista eclesial. No ha sido transparente Su Eminencia, pero todo el mundo comenta la nota de despedida. Suicidio. Es dolorosa la realidad. Pero incomprensible que se afronte con ocultamiento. Encontrar la manera, sin herir a nadie, ni la memoria del finado, sería preceptivo, pero el silencio añade dolor y no puede alegarse una supuesta prudencia, pues se extrae más mal que bien con esa actitud. Añádase la constante lejanía. La predicación hueca, reveladora de vacíos formativos y de profundidad espiritual y humana, adornada de pobres lugares comunes. Autoritarismo, sin sinodalidad. Para un ejercicio sinodal, es necesario recortar el totalitarismo episcopal. Falta humanidad en el ejercicio del ministerio episcopal. Sacerdotes de segunda, muy válidos, olvidados a su suerte; mientras los preferidos medran, como siempre ha sido, pero tampoco aportan nada más que fanfarria, aunque sea cutre y mema. Hace falta atender al clero. Pero de verdad. Dios nos ayude. Rezo por el sacerdote que me llamó desolado. Y por todos los de la Archidiócesis.
ResponderEliminarIdealizáis a Menesses. Pedid a su clero qué piensa de él.
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