Las pasadas navidades, ¡tan ruinosas!, me negué a escuchar villancicos, conciertos de Navidad, el Mesías de Händel y a ver cualquier programa pretendidamente navideño de la televisión. No estaba yo para Navidades ni para Pascuas. Y por supuesto, nada de actividades familiares relacionadas con la Navidad. El árbol, cuatro adornos y gracias. El año pasado no entró la Navidad en mi alma.
Este año creo que tengo la suerte de que mis nietos de parvulario van a sendos colegios religiosos y uno de ellos ya nos está contagiando el espíritu navideño, porque centran su actividad escolar en torno a la Navidad. Uno de ellos, porque el otro, de la misma edad, parece que acuda a una escuela multicultural (es decir nada-cultural), escuela cristiana, claro, en la que valoran como del mejor nivel, renunciar a la cultura propia (sobre todo la religiosa) y a las tradiciones del país, para que los de fuera no sientan que están en el extranjero. Es el catolicismo de nuevo cuño, el que se promociona hoy desde la cúspide vaticana, y que siguen con entusiasmo algunas de las congregaciones que regentan colegios religiosos: ya prácticamente todos en manos de laicos de muy diverso pelaje. Los adornos navideños, muy estilo Dalli (la Comisaria) y la obra de teatro que preparan, nada que ver con “Els Pastorets”, la tradicionalísima obra navideña, sino un cuento de tema ecológico, que es lo que se lleva. Y un voluminoso “caga tió”, sagrada tradición en Cataluña, que también en los colegios religiosos, sustituye al Pesebre.
Y por si algo nos faltara, parió la abuela, la esterilísima Unión Europea.
Pues sí, más bien parece que el maravilloso invento de la Unión Europea era una pieza indispensable para llevar a cabo el suicidio asistido de la civilización que configuró el carácter de Europa. Una civilización cristiana en la que fueron encajándose en primer lugar el sustrato primitivo y luego todos los nuevos estratos añadidos a lo largo de su configuración. Justamente la fiesta de Navidad es uno de esos elementos culturales formado por un auténtico alud de ítems culturales de diversísimas procedencias, y que han confluido todos ellos en la definición inequívoca del sentido de esta fiesta, el mismo en todo el mundo, pero con una enorme diversidad de matices distintos a lo largo y ancho de la geografía.
Pues ahora viene la ignorantona de turno, perfectamente adoctrinada respecto al suicidio para el que trabaja y en el que quiere asistirnos, especificando en qué puntos hay que apretar; ahora viene la que pretende asistirnos en nuestro derecho al suicidio colectivo y pontifica que si es por ella y por el poder que se le ha dado, habría que prohibir en toda Europa hablar de la Navidad para no ofender a las demás culturas que conviven con la europea. Buena idea, excelente idea, porque efectivamente, si desaparece la palabra Navidad, desaparecerá con ella, casi al mismo tiempo, la fiesta de Navidad. Y para que la desaparición sea más rápida y menos conflictiva, se le cambiará el nombre y se le dará un nuevo aire, a tono con el ecologismo en boga, de manera que apenas se notará el trucaje. Para eso pagamos un IVA tan caro y para eso pagamos a Europa, para que se gaste el dinero de los ciudadanos de Europa en demoler sus tradiciones y arruinar su cultura.
El documento que parió la piadosa asistenta al suicidio de Europa, se titula “Directrices de la Comisión Europea para una comunicación inclusiva”. Es progresista ella, maltesa, Comisaria Europea de Igualdad, que por lo visto está empeñada en igualarnos a todos los europeos en la nada. Su objetivo, dice, es “ofrecer siempre una comunicación inclusiva, asegurando así que todos sean apreciados y reconocidos en todo nuestro material, independientemente de su género, raza u origen étnico, religión o credo, discapacidad, edad u orientación sexual”.
Pero claro, la pobre señora no se da cuenta de que está proponiendo una comunicación rabiosamente exclusiva y excluyente. Porque al no caberle todos en el mismo saco, lo que hace es excluir cualquier referencia cristiana; no sólo excluir, sino incluso prohibir.
No vale que luego dijese que se trata de un borrador, de un texto para debatir, porque lo que no puede ocultar es su espíritu, profundamente anticristiano y antieuropeo. Es que sí, del mismo modo que en España, para ocupar altos cargos de la administración del Estado, parece conditio sine qua non ser antiespañol, de manera que los proespañoles apenas les hacen sombra a los antiespañoles, otro tanto ocurre en la Unión Europea: que para ocupar puestos de responsabilidad en ese elefantiásico y carísimo tinglado político, es indispensable ser antieuropeo, y por supuesto en la vertiente anticristiana.
Efectivamente, cuando entra en el capítulo de las culturas, estilos de vida y creencias, lo que propone la funcionaria europea promotora de la Igualdad, es que “se evite considerar que alguien es cristiano”, y comprender que “no todo el mundo celebra las fiestas navideñas”, lo cual nos obliga a “ser sensibles al hecho de que las personas tienen tradiciones religiosas diferentes”. En consecuencia exige que se evite mencionar la Navidad; y propone que en su lugar se hable de “vacaciones” (son las vacaciones de invierno implantadas con ese nombre en tantas escuelas occidentales).
Y ya como guinda del pastel, retorciendo hasta el ridículo sus propuestas de igualdad para todas las culturas que conviven en Europa, propone que se evite hacer referencia a europeos con nombres cristianos y se prefieran nombres árabes o precristianos en todo caso. Sí, claro, cuando se trata de referirse a personas con nombres cristianos (los que más abundan en Europa), siempre queda el recurso de nombrarlas por el apellido. Si no le ofenden también a la señora los apellidos demasiado europeos.
Claro que la señora Dalli, la comisaria europea de ese concepto tan europeo de Igualdad y de Inclusión, antes de que le lloviesen las críticas por todas partes (¡menos mal!), posó orgullosa ante el fotógrafo para presentar su mirífico documento y afirmó al respecto: “Me enorgullece presentar las directrices de la Comisión Europea para la comunicación inclusiva”. Y para remachar su orgullo, publicó la foto en su cuenta de Twiter.
Y claro, las críticas fueron tantas y tan contundentes, que la pobre señora, abochornada, tuvo que retirar el texto, afirmando que no era más que un borrador. Porque claro, entre las críticas más consistentes estuvo la de que ese texto que tuvo tan presente la Navidad para prohibir incluso que se nombrase, se olvidó de recomendar lo mismo respecto al Ramadán; y sobre todo se olvidó de recomendar a los políticos europeos que dejasen de felicitar a los musulmanes por el Ramadán. Pequeño e insignificante descuido.
En fin, que este año estoy decidido a que en mi familia y en mi casa sea más Navidad que el año pasado. Pesebre, villancicos, Nochebuena y misa. Para que a mis nietos no les falle la Navidad.
Virtelius Temerarius
La igualdad es una excusa barata para introducir e imponer una ideología anti cristiana.
ResponderEliminarNo es nada nuevo, es marxismo puro y duro. Ya lo vimos hace con las revoluciones comunistas y ahora con la revolución rosa.
¡Recuperemos la Misa del Gallo!
ResponderEliminar¡Muerte al pollito!
!Muy bien!
EliminarSi no hi ha pollet no hi haurà galls
EliminarBueno, y ahora se dan cuenta?.. No se han dado cuenta los católicos que, desde hace bastantes años, ellos mismos, los católicos "influyentes con autoridad" están permitiendo la demolición de toda la tradición religiosa de la iglesia, incluida la Navidad?.. No ha sido sólo esta señora del Parlamento Europeo; no le echen las culpas a esta mujer ni a los comunistas ni a nadie, porque quizás hemos sido nosotros mismos lamentablemente, los que hemos destruido gran parte de nuestras tradiciones religiosas, lo hemos destruido todo, y el mal está hecho, no culpemos a nadie más.
ResponderEliminarCelebremos con alegría las Santas Pascuas Navideñas de ahora hasta el 6 de enero.
ResponderEliminarPor cierto desconocemos eso de Feliz Año, ya que nosotros siempre vamos por delante y a hemos comenzado el Año Santo del Señor el 28 de Diciembre.
Así que reitero para todos " Felices Pascuas Navideñas !
Brillante artículo. Además fijémonos como en esta sociedad tan de pseudocultura, unos y otros, empresarios y no empresarios, usurpan las fiestas religisas ( ¡que no las toquen!) porque así se implementan los beneficios económicos; el consumismo y la diversión-botellón, se nutre por que existe la fiesa, pero de cristana para este " mun fo" muy poca cosa; musiquilla de villancicos, olor a musgo y casetas de ferias, lucecitas, y tió, regalos a punta pala.....cenas y comidasa los grande, les " bones festes" pero lo básico, lo que es la Navidad, ni en pintua. Me pregunto si se suprimen fiestas religisoso, habría un clamor de queja porque son " fiestas laboralles" gracias a las fiestas religiosas........¡Qué incongruencias, Señor!
ResponderEliminarPETICIÓ ALS SRS. DEL DIRECTORI DE GERMINANS
ResponderEliminarBenvolguts senyors,
Penso que seria molt raonable que aquesta pàgina disposés també de la seva versió en català. Que hi hagués a dalt un "botó" on el lector pugués triar l'idioma.
És clar que tenir la pàgina en dues llengües dona una mica més de feina, però tampoc tanta, i sens dubte els lectors catalanoparlants ho agrairíem.
Gràcies d'avantmà, i que Déu els beneeixi. Bon i sant Nadal a tothom!
Feliz Navidad al Directorio Floreado, al Señor Valderas Gallardo y a Tutti Quanti de buena voluntad!
ResponderEliminarYo también pido encarecidamente que lo traduzcan en Áranes de Mijaran, ya que no entiendo el Español y mucho menos el Catalán.
ResponderEliminarGracias..
Un poco de educación.
EliminarAnónimo 007. No creo que Ud no entienda el catalán ni el castellano-español. Segurmmente que lo dice para que le sirvan a la "carta". Yo soy catalán y entiendo el aranés y también el español
EliminarNo sé a qué se refieren cuando piden que se hable en español. Me imagino que debe haber sido una confusión: se refieren al castellano. El español como lengua no existe.
EliminarSeñor 19:49 Si oigo a alguien hablar en Castellano-Español (como usted llama a la lengua del Imperio)las posibilidades de que el hablante tenga D.N.I y nacionalidad española se reduce solo a un 8-9% mientras que si se oye a alguien hablando el catalán tenemos la seguridad en un 98-99% que es de nacionalidad Española. Por favor no seamos separadores al no reconocefr el ctalán como lengua del Estado Español
Eliminar" más que profundamente anticristiana", habrá que aceptar que es cristianofobica. Si no se acepta la herencia cristiana está persona está en la discriminación positiva (cultura musulmana), que con el tiempo reivindicará el cambio de leyes para que se apruebe la poligamia.
ResponderEliminarTodos somo hijos de la cultura greco-romana y las reminiscencias de esta cultura que fue embadurnada por una capa ligerísima de cristianismo y en los últimos tiempos, este ligerísmo barniz sufre muchos desconchones y aparece el sustrato y pósito cultural anterior.
ResponderEliminarEl problema no es que la Iglesia haya cambiado con el CV II sino que las massa populares nunca llegaron a cristianizar-se por completo. Aquello de "regis religio religio populi" es la realidad de que como decimos en Castilla "De aquellos polvos, estos lodos"