Para echarse a temblar: ése es en efecto el camino del absolutismo y de la arbitrariedad. Lo que nos proporciona seguridad jurídica es que haya leyes seguras, que no dependan del capricho de los que mandan: sean reyes, Papas o pueblos (es decir democracias), que la democracia, por la fuerza de los números nos puede asegurar algunas cosas: pero no la equidad, la sensatez, la verdad, la bondad… la democracia no es garantía ni de equidad, ni de sensatez, ni de bondad. Hitler se hizo con el poder de la manera más democrática; por consiguiente todo su régimen fue un infausto parto de la democracia. Como tampoco nos puede asegurar nada de eso, el hecho de que sea el papa o el mejor de los reyes quien decida torcer las leyes a su voluntad.
Pero bueno, si hasta Dios, que es por sí mismo la Bondad, la Santidad, la Equidad, la Justicia, ha preferido darnos leyes para no obligarnos a depender sólo de su libre arbitrio por más dotado que esté de Sabiduría infinita, de Santidad, de Bondad y de Justicia; si hasta el mismo Dios nos dio sus Diez Mandamientos, la ley más inamovible de todas las que han existido en la historia del hombre, porque el hombre necesita tener la seguridad de que se está comportando conforme a la voluntad de Dios y por tanto, conforme a la bondad, a la verdad y a la equidad, ¿qué tendremos que decir de las leyes de los hombres? La ley está para dar seguridad, para blindarnos contra caprichos y veleidades del poder… incluso si fuese el caso, para defendernos de los posibles caprichos y veleidades de Dios. No es el caso del Dios de Jesucristo, ciertamente. Pero sí el de Alá que, por decirse omnipotente, puede hacerlo todo ¡hasta el mal! ¿Qué decir por tanto de la seguridad jurídica que están obligados a darles todos los gobernadores a sus gobernados?
Pero he aquí que la sacralización de la democracia nos ha llevado a concederle a ésta, privilegios de los que sólo gozaron los tiranos. El poder, por ser poder (sea del mónos, sea de los oligoi, sea de los aristoi, sea del demos, sea de la plebe plebiscitaria, sea del déspota), es insaciable, y por eso tiende a ser totalitario y despótico. No tenemos más que ver cómo crece el poder en nuestra sociedad, y cómo se esmera en asumir a toda costa la responsabilidad de nuestra manutención (se ha reservado las áreas de la salud y la educación en la inmensa mayoría de dominios): y no para de crecer ese afán, que sólo es sostenible con el crecimiento en paralelo de los impuestos, es decir de la esclavización a tiempo parcial. Pero fíjense que, en Europa, el poder político mantiene hasta a la Iglesia: a costa de los impuestos, claro, es decir a costa de cotas cada vez más altas de esclavización. Es que, ¡mira por dónde!, sus ansias de mantenimiento no tienen límite. Es su peculiar sentido de la bondad: y como no podía ser de otro modo, la principal ley anual, es la de la manutención con los respectivos impuestos: es la del reparto de cuotas de esclavización y manutención. Eso es así porque el modus vivendi del Estado, sea cual sea su forma política, es nuestra manutención.
Una vez establecido que lo óptimo es que cada vez gasten más en nuestra manutención, lo obvio es que cada vez sea mayor el peso de los impuestos. Admitamos pues que, por oneroso que sea, cualquier sistema de poder, del despótico al democrático, tiene todo el derecho a “legislar” sobre capítulos de manutención (cada vez más, entre ellos también la seguridad) y capítulos de impuestos (también al alza). Evidente, porque es así como funciona todo sistema de poder: mediante imposición, es decir mediante impuestos.
Pero lo que está fuera de todo orden y de toda sensatez es que las ansias de dominación de nuestros políticos les hayan llevado a legislar sobre las leyes físicas y biológicas, sobre historia y religión, sobre moral y prosodia. Sobre cualquier cosa: como si el poder otorgase conocimiento. Allá van leyes do quieren reyes, en un ejercicio de fatua ostentación de poder de los que mandan, y de servil adulación de los que obedecen. Comprensible en los que obedecen a sueldo; pero alucinante en los que les regalan su adhesión y asentimiento a esos adictos del poder.
Un Estado de Derecho (e incluso los que no merecen esa digna calificación) se sostiene sobre un entramado de leyes estables (conditio sine que non para merecer la calificación de leyes), a las que están sujetos todos los miembros de la Nación, ya sean soberanos, ya sean vasallos. Porque si el soberano, llámese como se llame, no respeta las leyes o prescinde de ellas a su conveniencia, coloca a su Estado en una situación lastimosa tanto para él mismo como para sus súbditos.
Y lo que vale para un Estado, vale para cualquier institución, llámese asociación, club, empresa o iglesia. El grado de cumplimiento de las leyes que cada institución se ha dado, es el termómetro de su nivel de salud. Un Estado o una institución en que allá van leyes do quieren reyes, es una institución muy enferma. Y a menudo se trata de enfermedades que anuncian la muerte. Por eso es vital que haya en ellas personas y equipos (especie de organismos de defensa) cuya función sea vigilar que nadie pueda irrogarse ningún género de soberanía sobre las leyes. Las leyes son sagradas: y no están hechas para defender a las personas concretas, por alto que sea su rango (lo cual sería una forma de privilegio, es decir de ley privada), sino para defender a la institución, que es patrimonio de todas las personas que la forman; no de sus dirigentes.
Uno de los elementos a los que debe su prolongadísima perduración en el tiempo una institución bimilenaria como la Iglesia, son sus normas de funcionamiento interno, que en este caso se llama Derecho Canónico. Constituye por tanto un grave atentado contra la integridad de la Iglesia todo desgaste y laminación de ese Derecho, trasvasando a la arbitrariedad de la jerarquía de turno, lo que era derecho de la institución, y por tanto de todos sus miembros por igual, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos: sin que los haya que tengan el privilegio (ley privada de ellos solos) de dejar las leyes en suspenso cuando así lo consideren o les convenga. Y si esas transgresiones se permiten con las leyes de menor rango, en las que se defiende la igualdad de derechos y deberes de todos sus miembros, tarde o temprano alcanzan a los revestidos del máximo poder. Eso, exactamente eso fue lo que ocurrió repetidamente en el gran Cisma de Occidente: los que tiraban de los hilos del poder, tanto dignatarios de la Iglesia como príncipes de este mundo, se saltaron las barreras de la ley de la Iglesia, del Derecho Canónico, cada vez que la transgresión les favorecía. Convirtiendo así el Derecho en algo que pone límites sólo a quien no tiene la fuerza o la audacia necesarias para saltárselos.
En efecto, en la Iglesia, el tema de la elección (y el pretendido derecho de deposición) del papa, ha sido quizá la más decisiva piedra de toque de la supremacía de la legalidad instituida, sobre cualquier interés (por legítimo que fuese) que chocase con ella. Y ahí fue donde se produjo la gran mascarada. ¿Qué tenemos pues? Un papa pusilánime que cede al capricho del rey de Francia de que la sede del Obispo de Roma esté en Aviñón. Y que se pliega a la voluntad del rey para conformar un colegio cardenalicio a su medida: a la del rey. Unos habitantes de Roma que al ver que la ciudad se ha arruinado por la ausencia del papa, montan un violento motín para exigir-bajo amenaza de muerte- a los cardenales reunidos en cónclave la elección de un papa romano o al menos italiano, decían. Tras la desastrosa elección, todos los cardenales la declaran nula y eligen un nuevo papa que acabará de nuevo confinado en Aviñón. Un concilio en Pisa que declara ilegítimos a los dos papas -al romano y al aviñonés- y elige un tercero. Otro concilio, el de Constanza, convocado por el príncipe Segismundo de Moravia, luego emperador del Sacro Imperio Germánico (ojo, que no es un miembro de la jerarquía eclesiástica) y avalado luego por un tal papa Juan XXIII -el de Pisa- en el que, saltándose todos los protocolos y leyes de los concilios, se pone fin al enredo.
Y es ahí donde aparece nuestro Benedicto XIII, el aragonés Pedro de Luna, como voz que clama en el desierto (en el largo cautiverio de Aviñón y en el exilio de Peñíscola), defendiendo el principio de legalidad canónica como el principal bien de la Iglesia a proteger en ese momento.
Y es que en ese momento los príncipes del mundo se conformaban con poner y quitar papas y llevarlos de aquí para allá. Hoy no les basta: poner y quitar papas, también. Les sobraba Benedicto XVI y no pararon de acosarle con campañas de desprestigio en el exterior e insidias en el interior.
Ahora, sin embargo, pretenden cambiar la doctrina y hasta la teología de la Iglesia. Y en ello andan algunos empleados bien a fondo. Sólo así podrían -no podrán- convertir a la Iglesia en una inofensiva ONG, dedicada exclusivamente a atender a la marginación social que generan las corruptelas de un sistema podrido que, obsequioso, otorgaría la subvención. Menos mal que el poder de la muerte no la podrá destruir… (cf. Mateo 16,18) a pesar de todo lo que la maltratamos. ¡Dios sea bendito!
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
ESCRITOS INTERESANTES ANTERIORES
ESCRITOS INTERESANTES
Comentarios recientes
Vistas de página en total
Formulario de contacto
Search
Correo Electrónico
omnesdicamus@gmail.com
Soy Mossèn Barco. Acabo de leer este artículo y no puedo dejar de pensar en lo que han hecho y están haciendo conmigo.
ResponderEliminarEl cardenal Stella impuso ya hace tiempo a mi obispo Mons. Reig Pla, que lograse que yo plasmara mi firma en una renuncia voluntaria al ministerio sacerdotal.
Nunca accedí a esa despótica manipulación de mi voluntad y de mi conciencia.
Por ello, el cardenal Stella impuso a mi obispo Reig que me iniciase un proceso de expulsión. En mayo 2016, después de intentar recabar fundamentos para abrirme dicho proceso judicial, Mons. Reig comunicó a Stella que según derecho canónico no se daban las circunstancias para abrir ese proceso.
Y AHORA VIENE LO MÁS FUERTE: El dictador Stella escribió a mi obispo Reig (he tenido en mis manos la carta original) y le comunicó que iba a solicitar al Santo Padre la dispensa de todas las irregularidades e inobservancias del Derecho que hicieran falta para expulsarme del sacerdocio. Y que para facilitar las gestiones, apartaba a Mons. Reig de mi tutela, y confiaba mi caso a Mons. Omella.
En varias ocasiones comuniqué al Sr. Omella, incluso con documentación legal y jurídica, que se estaba procediendo contra derecho e injustamente. Pero Omella no retrocedió y siguió adelante con los faroles.
El Sr. Omella es intrínsecamente perverso en su modo de actuar. Intentó justificar lo que hacían conmigo afirmando que había en Roma una denuncia contra mi por parte de la Diócesis de Alcalá. Pero resulta que se solicitó por Juzgado Civil a la Diócesis de Alcalá si me habían acusado o imputado por algo, y respondieron que NUNCA.
Omella es por lo tanto sabedor de lo que está ocurriendo pero se ha negado a comunicar esto último a Roma. Eso evidencia que su actitud no es neutral.
El mismo Vicario Judicial de Barcelona, Santiago Bueno se atrevió a decirnos que sí el cardenal Omella me defendía ante Roma, le iban a reprochar haberse cambiado de bando, después de lo ocurrido en Zaragoza.
Esto quiere decir que es necesaria mi destrucción para que el montaje de Omella y sus compinches en el derribo del arzobispo de Zaragoza siga pareciendo que tuvo fundamento.
Yo vivo literalmente de limosna, y no he dejado ni dejaré de celebrar la Santa Misa diariamente, sin dejar de nombrar ella al arzobispo Juan José, aunque me considere su enemigo, no lo soy. Más bien él se manifiesta como enemigo mío sin escrúpulos. Y en parte le entiendo. Soy el cabo suelto de su trama zaragozana.
Soy Mossèn Barco. Acabo de leer este artículo y no puedo dejar de pensar en lo que han hecho y están haciendo conmigo.
ResponderEliminarEl cardenal Stella impuso ya hace tiempo a mi obispo Mons. Reig Pla, que lograse que yo plasmara mi firma en una renuncia voluntaria al ministerio sacerdotal.
Nunca accedí a esa despótica manipulación de mi voluntad y de mi conciencia.
Por ello, el cardenal Stella impuso a mi obispo Reig que me iniciase un proceso de expulsión. En mayo 2016, después de intentar recabar fundamentos para abrirme dicho proceso judicial, Mons. Reig comunicó a Stella que según derecho canónico no se daban las circunstancias para abrir ese proceso.
Y AHORA VIENE LO MÁS FUERTE: El dictador Stella escribió a mi obispo Reig (he tenido en mis manos la carta original) y le comunicó que iba a solicitar al Santo Padre la dispensa de todas las irregularidades e inobservancias del Derecho que hicieran falta para expulsarme del sacerdocio. Y que para facilitar las gestiones, apartaba a Mons. Reig de mi tutela, y confiaba mi caso a Mons. Omella.
En varias ocasiones comuniqué al Sr. Omella, incluso con documentación legal y jurídica, que se estaba procediendo contra derecho e injustamente. Pero Omella no retrocedió y siguió adelante con los faroles.
El Sr. Omella es intrínsecamente perverso en su modo de actuar. Intentó justificar lo que hacían conmigo afirmando que había en Roma una denuncia contra mi por parte de la Diócesis de Alcalá. Pero resulta que se solicitó por Juzgado Civil a la Diócesis de Alcalá si me habían acusado o imputado por algo, y respondieron que NUNCA.
Omella es por lo tanto sabedor de lo que está ocurriendo pero se ha negado a comunicar esto último a Roma. Eso evidencia que su actitud no es neutral.
El mismo Vicario Judicial de Barcelona, Santiago Bueno se atrevió a decirnos que sí el cardenal Omella me defendía ante Roma, le iban a reprochar haberse cambiado de bando, después de lo ocurrido en Zaragoza.
Esto quiere decir que es necesaria mi destrucción para que el montaje de Omella y sus compinches en el derribo del arzobispo de Zaragoza siga pareciendo que tuvo fundamento.
Yo vivo literalmente de limosna, y no he dejado ni dejaré de celebrar la Santa Misa diariamente, sin dejar de nombrar ella al arzobispo Juan José, aunque me considere su enemigo, no lo soy. Más bien él se manifiesta como enemigo mío sin escrúpulos. Y en parte le entiendo. Soy el cabo suelto de su trama zaragozana.
ossèn Barco. Acabo de leer este artículo y no puedo dejar de pensar en lo que han hecho y están haciendo conmigo.
El cardenal Stella impuso ya hace tiempo a mi obispo Mons. Reig Pla, que lograse que yo plasmara mi firma en una renuncia voluntaria al ministerio sacerdotal.
Nunca accedí a esa despótica manipulación de mi voluntad y de mi conciencia.
Por ello, el cardenal Stella impuso a mi obispo Reig que me iniciase un proceso de expulsión. En mayo 2016, después de intentar recabar fundamentos para abrirme dicho proceso judicial, Mons. Reig comunicó a Stella que según derecho canónico no se daban las circunstancias para abrir ese proceso.
Y AHORA VIENE LO MÁS FUERTE: El dictador Stella escribió a mi obispo Reig (he tenido en mis manos la carta original) y le comunicó que iba a solicitar al Santo Padre la dispensa de todas las irregularidades e inobservancias del Derecho que hicieran falta para expulsarme del sacerdocio. Y que para facilitar las gestiones, apartaba a Mons. Reig de mi tutela, y confiaba mi caso a Mons. Omella.
En varias ocasiones comuniqué al Sr. Omella, incluso con documentación legal y jurídica, que se estaba procediendo contra derecho e injustamente. Pero Omella no retrocedió y siguió adelante con los faroles.
El Sr. Omella es intrínsecamente perverso en su modo de actuar. Intentó justificar lo que hacían conmigo afirmando que había en Roma una denuncia contra mi por parte de la Diócesis de Alcalá. Pero resulta que se solicitó por Juzgado Civil a la Diócesis de Alcalá si me habían acusado o imputado por algo, y respondieron que NUNCA. (...)
"El dictador Stella escribió a mi obispo Reig (he tenido en mis manos la carta original) y le comunicó que iba a solicitar al Santo Padre la dispensa de todas las irregularidades e inobservancias del Derecho que hicieran falta para expulsarme del sacerdocio."
EliminarEso, si es cierto, jamás se dio en el franquismo: Franco tenía potestad legiferante activo (podía aprobar él la ley que quisiera) según el art. 7 de la ley 8 de agosto de 1939, fue un poder que nunca ejerció para torcer el derecho de tal manera.
Si obtuviera una copia de esta carta, sería todo un hito en la historia del derecho canónico: el Papa dispensando de aplicar la ley canónica ante un caso particular para perjudicarlo injustamente.
Tengo la transcripción de la carta de Stella a Mons. Reig.
EliminarY dispongo de una grabación de voz en la que el mismo obispo Reig me lee en voz alta la carta mientras me la muestra.
Al ver los derroteros que esto tomaba, solicité hace un año al Vicario Judicial de Alcalá, copia de esa carta de Stella, pero no me la han facilitado.
La grabación avala la autenticidad y existencia de la carta. Pero, ¿ante quién la presento para reclamar justicia? ¿A la Signatura Apostólica? En ella está Omella como juez magistrado. Omella cubrirá a Stella, y Stella cubrirá a Omella. Y de ahí no salimos.
Yo sigo preparado para lo que venga, porque en una imprudente conversación telefónica, Omella comentaba con su interlocutor: "A Barco hay que desacreditarlo ante la Justicia y dejarlo como un liante y enredador". Eso no lo tengo grabado. Pero Omella tuvo esa conversación a poca distancia de oídos finos
(2 parte) ... Omella es por lo tanto sabedor de lo que está ocurriendo pero se ha negado a comunicar esto último a Roma. Eso evidencia que su actitud no es neutral.
ResponderEliminarEl mismo Vicario Judicial de Barcelona, Santiago Bueno se atrevió a decirnos que sí el cardenal Omella me defendía ante Roma, le iban a reprochar haberse cambiado de bando, después de lo ocurrido en Zaragoza.
Esto quiere decir que es necesaria mi destrucción para que el montaje de Omella y sus compinches en el derribo del arzobispo de Zaragoza siga pareciendo que tuvo fundamento.
Yo vivo literalmente de limosna, y no he dejado ni dejaré de celebrar la Santa Misa diariamente, sin dejar de nombrar ella al arzobispo Juan José, aunque me considere su enemigo, no lo soy. Más bien él se manifiesta como enemigo mío sin escrúpulos. Y en parte le entiendo. Soy el cabo suelto de su trama zaragozana.
Aprovecho para manifestar a los articulistas de Germinans, Mossèn Espinar y Oriol Trillas, mi perplejidad al ver que jamás han hecho comentario alguno sobre esta situación en la que me encuentro.
A ambos los conozco desde mi niñez, y no puedo comprender el desinterés que están evidenciando sobre todo esto.
Si es porque no tienen claro o dudan de algo, tengo sobrados documentos oficiales y originales que avalan todo lo que manifiesto, y que pongo a su disposición si lo desean.
Hay repetición de párrafos, subsane el error.
Eliminar"Un Estado de Derecho (e incluso los que no merecen esa digna calificación) se sostiene sobre un entramado de leyes estables..."
ResponderEliminarUn Estado de Derecho no es ninguna garantía de justicia. Corea del Norte tiene derecho, lo mismo que Cuba y Venezuela, porque los tres son Estados de Derecho, como lo fue la URSS de Stalin y la Alemania nazi.
Todo déspota está sujeto a la ley, y por ello, gobierna dentro de un Estado de Derecho, con sumisión a la ley. Este concepto, tal cual, viene de Kant, pero su concepto es de derecho griego y romano.
Evidentemente, el Estado de Derecho de una tiranía o despotismo es débil, pues existe una norma legal o constitucional que afirma que el tirano puede hacer lo que quiera, sin más límite que su voluntad personal, expresada, eso sí, en una norma jurídica, la que sea.
Por eso, decir que un Estado es un Estado de Derecho, en realidad, no es ninguna garantía de justicia, equidad y derechos humanos.
Eso se ve en España y Occidente. Todas las constituciones europeas y americanas reconocen el derecho a la vida, y por ello, son Estados de Derecho, pero luego una ley viola los derechos humanos de los niños no nacidos, en estado de feto y embrión.
Una constitución democrática defiende la vida, pero una ley democrática lo viola completamente.
Por esta razón, tampoco un Estado Democrático es garantía de que se den las condiciones de justicia, equidad y respeto de los derechos humanos. La ley del aborto lo demuestra, como la ley de eutanasia cuando ésta incluye, por ejemplo, la presunción de que todo anciano y enfermo carente de conciencia por enfermedad, acepta implícitamente la eutanasia, excepto que la haya excluido expresamente en un testamento vital.
El Pueblo puede hacer leyes injustas y contrarias a los derechos humanos, como también lo demuestra la ley de violencia de género, al establecer mayor pena a igual delito si lo comete un hombre, retrocediendo al derecho penal primitivo, cuando la dignidad del ofendido por el delito determinaba la gravedad de la pena: un esclavo mata a su señor, entonces tortura y pena de muerte por sufrimiento máximo; el señor mata al esclavo, eximido al ser el esclavo una cosa carente de derechos (es más, el señor tenía ius gladius, derecho a aplicar la pena de muerte al esclavo por su sola voluntad si observaba cualquier amenaza sospechosa).
"...Les sobraba Benedicto XVI y no pararon de acosarle con campañas de desprestigio en el exterior e insidias en el interior. Ahora, sin embargo, pretenden cambiar la doctrina y hasta la teología de la Iglesia."
ResponderEliminarLa tragedia de Antígona de Sófocles es una de las mejores obras de literatura sobre la existencia del derecho natural y divino superior al derecho humano positivo.
Ese tipo de obras sólo se dan en sociedades avanzadas en la sabiduría, reconocedoras de que el derecho divino y natural, no escrito sino inscrito en el corazón y la razón humana, que mueve la razón y la pasión o sentimiento, es primero en el tiempo y está por encima de todo derecho de la polis (Asamblea de la ciudad) o del tirano u oligarquía de turno. Sófocles envía una lección soterrada e indirecta a la democráticas polis: no sólo los tiranos son injustos, sino también el pueblo, si hace lo mismo.
En el pasaje más famoso de la literatura de los derechos humanos y divinos, un libro digno de la Biblia junto con Ruth, Judith y Ester, dirigido por Antígona a nosotros los ciudadanos del 2019.
El rey de Tebas, Creonte, reprocha a Antigona, su sobrina, la violación de su derecho positivo humano: el real decreto por el que prohibe, bajo pena de muerte, el dar sepultura alguna al hermano de Antígona, Polinices, por delito de lesa patria:
...
--- Y, así y todo, ¿te atreviste a pasar por encima de la ley? -le dice su tío el rey Creonte.
Antígona le responde:
--- No era Zeus quien me la había decretado, ni Dike, compañera de los dioses subterráneos, perfiló nunca entre los hombres leyes de este tipo (dar sepultura al difunto). Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que SÓLO UN HOMBRE PUEDA SALTAR POR ENCIMA DE LAS LEYES NO ESCRITAS, INMUTABLES, DE LOS DIOSES: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de SIEMPRE, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron [En católico: no dar digna sepultura es un acto moral intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis].
No iba yo a obtener castigo por ellas de parte de los dioses por miedo a la intención de hombre alguno. Sabía que iba a morir, ¿cómo no?, aun cuando tú no lo hubieras hecho pregonar. Y si muero antes de tiempo, yo lo llamo ganancia. Porque quien, como yo, viva entre desgracias sin cuento, ¿cómo no va a obtener provecho al morir? Así, a mí no me supone pesar alcanzar este destino. Por el contrario, si hubiera consentido que el cadáver del que ha nacido de mi madre estuviera insepulto, entonces si sentiría pesar. Ahora, en cambio, no me aflijo. Y si te parezco estar haciendo locuras, puede ser que ante un loco me vea culpable de una locura.
...
Corifeo regaña a Antígona por no obedecer al derecho humano injusto:
--- Ser piadoso es, sí, piedad, pero el poder, para quien lo tiene a su cargo, no es, en modo alguno, transgredible: tu carácter, que bien sabías, te perdió.
El tirano Creonte, por otro lado, rige los destinos de Tebas aconsejado según la palabra de su profeta, Tiresias.
ResponderEliminarÉste le advierte que su conducta es un conjunto de pecados graves:
- no dar digna sepultura a los difuntos según las leyes de los dioses.
- ser orgulloso manteniendo un real decreto injusto de pena de muerte contra Antígona, su sobrina, que sí cumplió con el pío deber divino.
- ser cruel con su sobrina (familia), con Antígona como hermana del difunto (parentesco), como mujer, como joven, y perteneciente a la familia real (realeza).
Tiresias le avisa que si mantiene su decreto de prohibir dar digna sepultura y de matar a Antígona que sí cumple el deber sacro, todo ello acarreará ya castigos divinos inmediatos a Creonte mismo:
--- ...el orgullo comporta un castigo, la necedad. Cede, pues, al muerto, no te ensañes en quien tuvo ya su fin: ¿qué clase de proeza es rematar a un muerto?...
Creonte le importa un bledo la palabra del profeta, por cuya boca le hablan los dioses olímpicos, y se mofa de Tiresias y de su oficio profético, que es como burlarse de los dioses mismos presentes en la persona de Tiresias:
--- Sucede que la familia toda de los adivinos es muy amante del dinero.
El profeta, lleno de sana y santa ira, le vaticina el castigo de los dioses:
--- ...tienes aquí a un muerto que es de los dioses subterráneos, y al que privas de su derecho de ofrendas y de piadosos ritos... destructoras, vengativas, te acechan ya las divinas, mortíferas Erinis, para cogerte en tus propios crímenes. Y ve reflexionando, a ver si hablo por dinero, que, dentro no de mucho tiempo, se oirán en tu casa gemidos de hombres y de mujeres, y se agitarán de enemistad las ciudades todas... Porque me has azuzado, he aquí los dardos que te mando, arquero, seguros contra tu corazón; no podrás, no, eludir el ardiente dolor que han de causarte.
Marchado el profeta, Creonte reflexiona y tiembla, y Corifeo le da dos consejos para acatar las leyes divinas:
--- ... Venga, pues: saca a Antígona de su subterránea morada, y al muerto que yace abandonado levántale una tumba.
Después de reflexionar, Creonte accede, pero -aquí está el elemento trágico griego: la catársis purifica al espectador- el decreto de los dioses es inapelable, ya es demasiado tarde, los dioses hablaron por el profeta despreciado, y elos, los dioses olímpiocs, al haber sido despreciados ellos mismos por el rey, decretan sus castigos celestiales: el hijo de Creonte se mata al ver muerta a Antígona, su amada, y la madre, al ver muerto a su hijo, también se matará.
Corifeo dice al rey Creonte, ante los dos cadáveres de la familia real:
--- ¡Ay, que muy tarde me parece que has visto lo justo!
--- ¡Ay, mísero de mi! ¡Sí, ya he aprendido! -responde Creonte.
Al final, la moraleja dicha por Corifeo:
--- Con mucho, la prudencia es la base de la felicidad. Y, en lo debido a los dioses, no hay que cometer ni un desliz. No. Las palabras hinchadas por el orgullo comportan, para los orgullosos, los mayores golpes; ellas, con la vejez, enseñan a tener prudencia.
...
Antígona nos habla a nosotros, que violamos el derecho a la vida con el aborto y la eutanasia, y muchas otras cosas más que ofenden a Dios Padre. Dios avisa, pero el Pueblo, sus gobernantes y sus sacerdotes ¿harán algo?
Mossèn Barco, lo que le han perpetrado contra usted es lo mas parecido a un AKELARRE!!!
ResponderEliminarMn. Miguel Angel. en mi humildad, y a todos los contertulios, LE CONOZCO Personalmente, LO UNICO QUE NOS GUIA CADA DIA ES LA CONCIENCIA, (naturalmente la buena conciencia) y actuar según ella, por ello siga adelante como buen SACERDOTE, lo demas claro que importa pero lo MAS IMPORTANTE ES SER LO QUE USTED ES.
EliminarLe honrra tener buenos pensamientos a favor de su VERDUGO, no porque sea pricipe de la Iglesia, le deslitigima de ser VERDUGO.
Stella ha creado la doctrina Stella: el principio de legalidad se aplica siempre, excepto que al poder no le convenga, y para ello sólo has de tener acceso al Papa y ser amigote de confianza. De haberse aplicado, habría sido un acto tal de despotismo, que dudo que hubiera sobrevivido el Papa.
EliminarSebastià Taltavull rep el premi Abat Marcet
ResponderEliminarEl jurat ha decidit atorgar el premi al llibre "Brots de vida" del bisbe Sebastià Taltavull.
El lliurament del premi que es celebrarà, si Déu vol, el divendres 29 de novembre a les 18 h a la Sala Verdaguer de l’Ateneu Barcelonès, a la planta baixa del carrer Canuda núm. 6 de Barcelona.
L’acte el presidirà l’Honorable Senyora Mariàngela Vilallonga Vives, consellera de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Serà un acte obert al públic i breu, de no més d’una hora de durada. Tots hi esteu convidats.
De honorable señora lo dirá usted. Para mí, ni es honorable ella y menos Talta-tabull parece obispo. Solo sirven para romper la convivencia y para meterse en el bolsillo el dinero del contribuyente sin echar PALO AL AGUA. Si el Abad Marcet, levantara la cabeza, él, que nombró al Caudillo COFRADE DE HONOR DE MONSERRAT, los echaria a todos a Gorrazos!!!
EliminarYesterday was Thanksgiving Day. Goog luck today.
ResponderEliminarCARROÑEROS, LO SUYO SON LOS CADÁVERES
ResponderEliminarMuy oportuna la alusión del comentarista insomne (3:8 y 3:14) a la tragedia de Antígona. Al tirano le da lo mismo Juana que su hermana. Se cree por encima del bien y del mal, sobre todo a la hora de vengarse (ya hemos visto el comportamiento del actual gobierno y el silencio de la Iglesia en el pim-pam-pum con el cadáver de Franco; lo sagrado no es Franco, sino el respeto a los muertos). Y del mismo modo que los que ostentan el poder en la Iglesia se comportaron de forma nauseabunda permitiendo explícitamente que el gobierno se metiese a profanar una tumba por real decreto (que la sacralidad de las tumbas -sacralidad que custodia la Iglesia- no va por categorías ni por barrios), también en el caso de mossén Barco, se huele a la legua el despotismo de Omella, sostenido por el de Stella, que es a su vez la sombra del de Francisco. Una trilogía que puede machacar sin piedad a un simple cura, saltándose tranquilamente el derecho canónico. Porque ellos son el poder, ellos son los amos.
Y por todo lo que se ve, parece que la clave del arco es justamente Omella, que al no poder vencer directamente al obispo Ureña, al que le juró enemistad eterna, va y se mete con el que fue secretario del obispo de Zaragoza cuando Omella andaba en sus conspiraciones para derrocarlo.
Y ahí está montada la cadena de favores: Omella es amigo de Francisco; así que para tener a los dos amigos contentos, el cardenal Stella le hace a Omella el gran favor de saltarse el derecho canónico secularizando al sacerdote que fue secretario de Ureña: porque ésta se la debe, y no está dispuesto a dejar que se muera sin haber arrojado a sus pies el cadáver del que fue su mano derecha. ¡Menuda colección de carroñeros vengativos!
Una de las cosas que me han interesado siempre del derecho canónico, don Custodio, es la doctrina teológica que encierran los cánones. Los escuetamente jurídicos, los de régimen, en su mayor parte clerical, no me atraen. Cuando en la Iglesia se olvida esa perspectiva, ocurren los abusos y mezquindades que usted denuncia y muchos padecen. El sábado está hecho para el hombre. Durante el Concilio Vaticano II, algunos centroeuropeos se dieron la gran sorpresa de conocer a un Ottaviani que denostaban por ser canonista, decían, y ver que su dominio de la verdad revelada, sin aspavientos, superaba de lejos el de los expertos de Innsbruck, Munich, Bruselas o Nimega. En su exposición y razonamiento, los cánones eran el complemento del Denzinger. Muchos, quizá porque nunca han abierto este compendio de la fe, no acaban de entender la función del Codex en la Iglesia. La función y su cumplimiento.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarMe da la impresión que mosen barco adolece mucho de orgullo y carece de sencillez y humildad.
ResponderEliminarBuen sacerdote no debe ser!
Pues yo lo que veo es que se defiende y hace muy bien. Y al menos Mosén Barco argumenta su defensa.
EliminarEl comentarista de las 12:09 se expresa libremente al decir que Barco es orgulloso y carece de humildad. Pero no argumenta su opinión.
Opinar es libre. Pero entre una opinión gratuita y otra fundamentada, me quedo con la segunda
Al santo varón de las 12,09 h. Qué grande debe ser haberse vencido a sí mismo, estar privado de orgullo y ser tan humilde y sencillo. No había conocido a nadie tan grande como Ud. Pero sinceramente, en mi triste y patética opinión, que jamás podrá estar a la altura de su sabiduría interior, aunque me esfuerzo con toda el alma, la actitud de la MADRE IGLESIA con el Sr. Barco atenta contra los principios evangélicos del Maestro de Nazaret, al cual intentó conocer cada día un poco más. Qué fácil es sentenciar la vida del prójimo!! Lo que ha hecho el señor Cardenalísimo Omella con el Sr. BARCO es de lo más lamentable que se pueda escuchar. Una Iglesia que esconde y protege a tantos "corruptos" , y en cambio a este sacerdote le da una vil patada y lo deja sin paga y sin techo.
EliminarPodrán hacer mil sínodos y mil retiros, pero así la Iglesia va por donde va,..., al precipicio. Que Dios nos ayude, de los hombres poco se puede esperar. Sr. Cardenal, Ud no me dará la comunión en 100 vidas que tuviera. Pero siempre le quedará el Sr. de las 12,09 h, humilde y sencillo.
Buenos días a todos
Para aquelarres los del gobierno PATRAÑOSO de SNCHZ y PABLENIN, los hijos adoptivos de algúnos jerarcas pseudo Católicos con los que quieren hacer trizas España. Que Dios se lo demande.
ResponderEliminarQuisiera decirle a Mossen Barco, humildemente: Mossén Barco: - Vivir de la Providencia, -Sentirse atacado injustamente, -Amar y perdonar a los que nos persiguen, -Ser calumniado y abandonado incluso por los más cercanos, incluso por los que se supone siguen al Señor.. Todo esto Mossén Barco, agradezcaselo a Dios, que le está brindado su Gracia con estas circustancias propicias para que se acerque más a Él, para su santificación. Dé gracias a Dios, mossén Barco, solo Dios basta. Oro por usted.
ResponderEliminarhe leido lo de mossen barco,¡ me parece sumamente diabolico¡ se puede llevar a un hijo al seminario con estos elementos? ni soñarlo..¡ luego dicen que la jerarquia esta mal ( que no la Iglesia) no es que este mal es que esta peor. pobre Cristo..¡¡ esta caterva lo vuelven a crucificar; ademas lo están haciendo ya en sacerdotes que intentan ser fieles a la Iglesia y esto les molesta. No se rinda mossen Barco la justicia Divina esta con usted. un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMosén Barco, hemos llegado a un punto que, si usted decide dar misas públicamente allí donde pueda hacerlo, muchos le seguirán y la voz de usted se alzará profética y santamente como signo de contradicción.
ResponderEliminarLe animo a ello.
Mi total adhesión a Mosen Barco y mi total rechazo a premiar Obispos contrarios al espiritu de Germinans e Infovaticana. Son premios al clero indepe-irredentos.A la porra con ellos!
ResponderEliminarAgradecería opinión sobre la enésima BURLA al Belén, de la Sra Colau, en contubernio con el bailarín Iceta y demas ralea. Gracias.
ResponderEliminarCada anyo la colau se burla del belen y le importa un pepino lo que sienten los cristianos....
EliminarMe gustaria verla burlandose del Ramadan y de la fiesta del cordero de los musulmanes,a traves de estos artistas a los que paga....
12/36,NO LO HARÁ, NO SE ATREVERÁ,JEJEJE.
EliminarLeyendo lo que dice este sacerdote, Barco, creo que algo huele a podrido en Dinamarca.
ResponderEliminarEsperemos que Oriolt, responderá a su llamada y revisará toda la documentación. Al sacerdote no lo conozco, pero Reig Pla es garantía.
También quiero añadir que algún comentario relacionado con el caso, me ha olido a Satanás.
Totalmente de acuerdo con la Sra Laura S. Los aquelarres se suceden a diario por estos pagos.
ResponderEliminarAl señor de las 12:09 queremos la verdad y no pareceres ,si usted basa en que no es sacerdote bueno en cosas tan graves como para apartarlo dígalo y si no calle para siempre porque de pruebas malas y pareceres estamos hartos
ResponderEliminarAdelante Mosen Barco, muchos están con su causa, mas de lo que usted piensa.
ResponderEliminarEntre la cumbre del clima y el belén de 100.000 € de la COLAU,esto es el ACABOSE!!
ResponderEliminar