¿PUEDE UN CIEGO GUIAR A OTRO CIEGO?
La corrección de los hermanos no sólo es necesaria, también es obligatoria. Existen modalidades que deben ser observadas ya que de lo contrario los daños que se producen pueden ser gravísimos. Todas las cartas de San Pablo tienen un único fin: corregir toda desviación, fruto del pensamiento humano que se ha introducido en el misterio de la fe. Caminar con una falsa fe o una fe con elementos de no plena verdad en su seno, compromete todo el recorrido. No únicamente Pablo mismo corrige, personalmente o por Carta, sino que invita a los discípulos del Señor a corregirse los unos a los otros. He aquí lo que escribe a los Tesalonicenses:
“…Todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios; revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación. Dios no nos ha destinado para la cólera, sino para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos juntos con él. Por esto, confortaos mutuamente y edificaos los unos a los otros, como ya lo hacéis. Os pedimos, hermanos, que tengáis en consideración a los que trabajan entre vosotros, os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedles en la mayor estima con amor por su labor. Vivid en paz unos con otros. Os exhortamos, asimismo, hermanos, a que amonestéis a los que viven desconcertados, animéis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos. Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal, antes bien, procurad siempre el bien mutuo y el de todos. Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal." I Tes 5, 5-22
Jesucristo pide la corrección pero exige una regla a la cual siempre uno debe atenerse. Porque cada uno de sus discípulos que está llamado a la corrección de los hermanos, está también obligado a ser irreprochable en todo. Su ejemplaridad debe ser perfecta en la doctrina, en la moral, en las palabras, en las obras, ante Dios y los hombres. Uno que necesita ser conducido por el camino correcto no puede pretender corregir al otro. Aunque quisiese no podría. Le faltan las virtudes para hacerlo. Siempre se corrige desde la verdad, desde la virtud, desde la santidad, desde la observancia de la Palabra, desde la obediencia a los Mandamientos, desde una vida evangélicamente recta. Se corrige teniendo la mirada de amor del Padre, el corazón de Cristo y de su caridad crucificada y desde la sabiduría del Espíritu Santo. Si es hecha desde la luz evangélica la corrección producirá siempre buenos frutos. 
¡Madre de Cristo, Ángeles y Santos, en esta Cuaresma que empezaremos el miércoles próximo, ayudadnos a traer de vuelta a Cristo a la Iglesia con poder!
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Gracias de nuevo Mn.Francesc, después de una semana donde solo hemos podido leer en GG el monotema, (homoxesualidad,pederastia) su glosa nos acerca de nuevo a la palabra de Dios y nos ayuda a entender y profundizar.
ResponderEliminarUsted lo dice bien: "...desde la observancia de la Palabra, desde la obediencia a los Mandamientos,..." El camino es bueno si nos acerca a Jesús. Debemos dejar de lado a los ciegos que pretenden ser guías y nos alejan de Él.
ResponderEliminarGeneralmente no es el camino más fácil, pero es el único que nos lleva a buen destino.
Una vez más, Mosén Francesc, gracias por su "maná" semanal.
La corrección fraterna es un distintivo del cristianismo, recogida desde los Hechos y, sobre todo, las cartas de san Pablo, como usted nos recuerda. El modo de llevarla a efecto varía con el tema y el destinatario y, por supuesto, con quien la realiza. El conducto reglamentario de la milicia se ha querido trasplantar a la Iglesia, con el resultado desastroso que conocemos. Por eso la corrección para muchos se convierte en denuncia.A veces es inevitable. Ante la deriva doctrinal o el desestimiento carece de sentido enviar una carta al obispo, por ejemplo, sobre todo si el prelado es partícipe de esa deriva por acción o por omisión.
ResponderEliminarQuienes no entienden así la situación, o, lo que es más frecuente, son parte interesada en esa situación, responden con una mansedumbre falsa ante las denuncias: no tienes caridad, no eres cristiano, eres un orgulloso, etcétera, etcétera. O, si el prelado o superior tiene autoridad sobre el denunciante, la postergación o el castigo indisimulado porque toman como un acto de rebeldía la propia exposición de la falta.
¿Qué sentido tiene, por ejemplo, escribir una carta de denuncia ante el obispo por la obsesión secesionista del encargado de una hoja parroquial que sólo aparece en catalán, salvo el texto de las lecturas y la carta del obispo que se publica en los dos idiomas aunque el tipo de letra del castellano es tan mínimo que se sale del tipómetro, lo que refleja a su vez, un acto de desprecio? Y no se trata de decirle al obispo --monseñor, ¿sabe en cuantos cientos de miles superan los castellanohablantes a los catalanohablantes en su diócesis, o mejor incluso, sabe en cuantos decenas de milesn superan los católicos practicantes castellanohablantes a lo catalanohablantes? Si lo sabe, ¿a qué ese empecinamiento, esa humillación? Si alguien escribe esa queja al obispo --queja que vale para la mayoría de las diócesis catalanas--, el silencio administrativo será la única respuesta, cuando no un tomo nota para vetar al sujeto ese.
Y es que la corrección cristiana es una vía en doble dirección. El que la recibe tiene que hallarse dispuesto a considerarla y el que la emite para recibir, a su vez, la corrección del hermano. Gracias, mosén. No da una puntada sin hilo. Y hay que ver cuán fino hila.
Que yo sepa hay dos "obras de misericordia" que me parece están olvidadas: " enseñar al que no sabe y corregir al que yerra". Ahí queda eso y que tomen nota los que miran para otro lado cuando asuntos de importancia van con ellos.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.
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