Las víctimas del populismo de las élites progres

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El joven filósofo François Xavier Bellamy en su libro Les Deshéritiers explica como Francia es el país de la OCDE donde el origen social de la familia más condiciona el éxito académico del alumno (Éditions Plon, tapa blanda, 2014, p. 203). Y ello coincide en el Estado donde se han hecho más inventos progresistas en pedagogía. Como un pollo que ha perdido el pico de tanto picotear inútilmente sobre un suelo sin frutos, golpea su cabeza ahora en esta ulterior fase directamente sobre el estéril pavimento: bajo el mantra de las ideas pedagógicas del Émile de Rousseau o las de Pierre Bourdieu. ¿Se quiere más absurdo que recetar y volver a recetar la misma medicina que ha llevado a la escuela a la mediocridad y a una sensación cada vez más extendida entre los enseñantes de desazón y de pérdida de tiempo?

La aplicación de estas ideas filosófico-pedagógicas ha tenido unas consecuencias de gran calado antisocial, pues las familias con mayores recursos (económicos o intelectuales) son las únicas que pueden desarrollar mecanismos alternativos y paralelos que palíen los déficits de la escolarización estándar. Esta es una de las características más destacables de los inventos sociales “progresistas”: el ensañamiento de las consecuencias de esos inventos “progres” sobre la gente sin recursos y por extensión, sobre las clases populares.

Las elites progresistas y su aparato mediático afín viven resguardadas de las consecuencias de la puesta en práctica de sus propias ideas. Unas veces protegidas por títulos académicos o habilidades únicas en sectores donde la competencia no proviene del mercado global; otras veces protegidos por rentas y patrimonios altos. 

Con una posición protegida y resguardada en el mercado surgido de la globalización asimétrica que padecemos, les sale muy barato el discurso cosmopolita y materialista que relativiza o incluso ridiculiza instituciones tradicionales como la familia o la nación, que son también mecanismos de protección, y a veces los únicos, para los que no tienen otros medios de defensa. La parte negativa del discurso buenista liderado por estas élites, se carga exclusivamente sobre las espaldas de las clases populares. Es la forma genial de hacerse el bueno traspasando la carga a un tercero. 

Las ideas más peligrosas que promueven estas élites progres son aquellas que erosionan o colisionan con la visión antropológica cristiana de la persona, y con la concepción comunitaria que subyace en el pensamiento social católico. La Iglesia Católica es la Madre de los Sencillos. Y su pensamiento antropológico y social es torre, bastión y ciudadela para ellos. 

Tener o no tener las espaldas cubiertas es relevante para recuperarse de los accidentes de la vida provocados por un comportamiento moralmente incorrecto. Las élites progres y su aparato mediático afín, predican una conducción temeraria de la vida, fundamentalmente hedonista. Dichas élites invitan a todos a una conducción trepidante de la vida; pero no todos tienen el mismo equipo para acometer la carrera. Unos, más iguales que otros como diría Orwell, disponen de vehículos con muchas más medidas de seguridad, mejores planos, un buen seguro a todo riesgo y renta y patrimonio que les permitan  solventar las consecuencias de un derrapaje que deje el coche para el desguace. Y en caso de quedar inválidos, disponen de medios para poder pagar un asistente, comúnmente de procedencia extracomunitaria. 

Frivolizar la familia, las relaciones de pareja, la maternidad… 

Resultado de imagen de la sociedad desvinculadaEl sistema de pensiones en España es insostenible. Las clases altas podrán haber contribuido a planes de pensiones privados que complementen un sistema público que va a ser incapaz de mantener los actuales estándares de prestaciones. La solidaridad intrafamiliar intergeneracional va a ser vital para subsanar las consecuencias del desastre. Una solidaridad intergeneracional no contemplada por el populismo del progresismo inmanente y hedonista actual, que dejará a las próximas generaciones una deuda pública por encima del 100% del PIB y una hipoteca, en forma de carga de la deuda, que se comerá una parte cada vez mayor de los presupuestos públicos. Unas nuevas generaciones que deberán pagar con sus impuestos un gasto pasado sobre el cual no pudieron decidir, y del cual probablemente ni disfrutarán: por envejecimiento de los equipamientos.

Las generaciones malgastadoras pedirán solidaridad a las futuras generaciones. Aquellos que no tengan recursos para pagar residencias, ¿quién pagará por ellos? ¿Les alcanzarán unos presupuestos del Estado estresados por una pirámide de población cada día más invertida y una carga de la deuda a la que habrá que destinar cada día una mayor parte de las recaudaciones fiscales? ¿Y si cambia la política monetaria y suben los tipos? ¿No se agudizará aún más el problema de la carga de la deuda?

¿Pagará la familia? Con la erosión de los vínculos familiares provocados por mil y una circunstancias, queridas o no, ¿qué hijos querrán o podrán asistirles con sus recursos propios en su vejez? O llegado el caso, ¿quiénes tendrán una vivienda y unas condiciones de vida que les permitan vivir juntos para cuidarlos?

En la catástrofe demográfica que se avecina en esta parte de Europa, las consecuencias se encarnizarán en las clases populares. Y entre ellas, quien no disponga de vínculos, que se prepare.   Lo mismo podemos decir con los fracasos matrimoniales. Bien saben los padres separados sin recursos lo difícil que es reconstruir una vida post ruptura matrimonial. Un rico “puede permitirse” varios matrimonios e hijos de distintas parejas. Pero para el resto de los mortales, estas experiencias sólo provocan empobrecimiento de todo tipo y servidumbre a un guión de vida dictado por el juez o la jueza en el régimen de visitas. No preguntarse sobre las causas de tantas  rupturas puede ser explicable por quien tiene las espaldas cubiertas; pero es una temeridad para quien está a la intemperie.

Ignorar cómo afecta la maternidad a la mujer, es algo que pueden hacer las chicas ricas. Incluso las feministas con posibles podrán ser mujeres realizadas en el trabajo y madres atentas a sus hijos. Pero difícilmente se puede hacer si otra mujer, una asistenta -normalmente extracomunitaria-, no está presente en el hogar. Pero siendo una chica de extracción popular, es de una autocensura completa no preguntarse cómo va a ser posible ser Madre y una buena profesional y todo al 100% incluida la jornada laboral.

Vaciada de contenido la feminidad como un activo identitario de las mujeres, vaciadas de contenido humano más allá de lo animalesco las relaciones íntimas de pareja, vaciada de sentido la apuesta por crear una familia abierta a la recepción de la vida, vaciadas de contenido las relaciones de amor que imbuye todo lo que vale la pena, se hunden los muros de protección de los que no tienen otro medio de resguardarse que la compañía de los seres queridos. Este es el programa del populismo de las élites progres: dejar al individuo sencillo solo en la selva del asfalto después de haberle pervertido habiéndole substituido la llamada al amor generoso, gratuito y oblativo que el cristianismo propone, por un amor egoísta y hedonista.

Frivolizar la inmigración 

Proclamarse partidario de una política migratoria no restrictiva resulta algo barato dependiendo del barrio donde uno resida. El buenismo es también aquí más fácil para los ricos. La estrella mediática, el actor de cine de contrato millonario o el intelectual con sueldo de catedrático y pluses en el mundo altoempresarial, podrán contratar low-cost un extracomunitario para ayudar en las faenas del hogar; pero no residirá junto a él. Los problemas asociados a los procesos de inmigración masiva recaen en los barrios más populares, allí donde algunos vecinos autóctonos tienen el mal gusto de tener un discurso xenófobo. No es de recibo el discurso de no controlar la inmigración y al mismo tiempo negar los efectos negativos de un fenómeno donde hay claros, pero donde también hay sombras, como en todo proceso humano: pues hablamos de personas y no de objetos. Una parte negativa que se concentra en unos barrios periféricos populares ya de por sí más castigados por el paro o los problemas de convivencia.

El buenismo progre no se acuerda de que nadie sucumbe al capricho de salir de su país por motivos de guerra o económicos y hacer la inmigración. A ese buenismo progre no se le ha ocurrido pensar que los problemas hay que arreglarlos en origen; y que a ello serviría una ayuda al desarrollo que en términos porcentuales de PIB como mínimo debería superar la unidad, rebasando ese 0,7% al que nunca alcanzan los presupuestos. En realidad sí que lo piensan, pero prefieren insistir en lo otro.

Las familias inmigrantes que intentan comportarse correctamente se convierten en la víctima más débil y desasistida del populismo de las élites progresistas. Son los frágiles entre los frágiles. Todos los efectos nocivos de la desvinculación antes mencionada se recrudecen en la población inmigrante de ambientes populares; pues a la falta de recursos económicos, se suma la ausencia de la “presión” social tradicional de muchas sociedades de origen para corregir a los hijos que se dejan arrastrar por la vida fácil de la falta de estudio, el no trabajar o el entrar en la pequeña delincuencia. Con unos muros de protección no económicos mucho más débiles por lo común que los autóctonos, la desvinculación les despoja de todo abrigo y los lanza desnudos a la nocturnidad deshumanizada de las plazas duras de nuestras periferias. 

La Iglesia Católica abanderada de la causa de los pobres y sencillos 

Una desintoxicación después de un tonteo con las drogas, un reenganche a los estudios después de una adolescencia caprichosa, un futuro después de una fuerte deuda contraída por imprudencia… son situaciones donde no es lo mismo tener unos padres que residan en un barrio que en otro. Las imprudencias no se pagan por igual, aunque el buenismo imperante nos intente narcotizar para hacernos ver lo que no es.

El populismo de las élites progres y su aparato mediático afín no invierten en valores seguros, perennes más bien habría que decir, porque tienen los riesgos asegurados. Pero esto no sucede ni mucho menos con todos. Es una carrera donde no hay igualdad de oportunidades en el punto de salida. Donde no todos parten con el mismo kit de supervivencia. Las extensas capas populares son animadas a seguir un comportamiento imprudente y hedonista: pero sin cobertura de accidentes.

La Iglesia Católica, aunque resulte antipático, debe someter a crítica al hedonismo actual que predican las élites progresistas. Los católicos debemos enarbolar tanto el estandarte de la Verdad Evangélica como advertir de las fatales consecuencias de un camino donde los más sencillos ponen la carne de cañón. Y los más obligados los sacerdotes y los obispos, a veces tan obsesionados algunos en querer aparecer como simpáticos. Hay que escoger bando, y éste debe ser el de los pobres y sencillos. 

Ramon Reixach i Puig

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11 comentarios

  1. Sin lugar a dudas, el progre es la nueva derecha, de ideales buenistas y de un envidiable patrimonio económico.

    Es la derecha inteligente, la que antes era liberal y ahora es igualitarista.

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    1. Ante todo, muchas gracias Ramon Reixach i Puig por su reflexión. Se ha dejado en el tintero otras versiones de dominación y esclavización fáciles de imaginar en estos lares y en los que no abundaré.

      No podemos caer en reduccionismos. Para colmo de cinismo izquierdista, el de la CUP de Gerona con tropecientos inmuebles o la de Podemos de Madrid que vocea contra cieerto deshaucio y ella tiene no sé cuantas viviendas.

      El cristiano no puede orientarse por simplismos de derechas o izquierdas. Es falso que la derecha sea creyente y que la izquierda sea igualitaria. ¿Qui´`en no ha sufrido en su propia familia la falta de igualdad de oportunidades en administraciones o círculos de izquierdas? ¿Cuántos de derechas viven en la más absoluta inmoralidad?

      Votar a izquierda o derecha por seer izquierda o derecha es un absoluto dislate. Hay que ceñirse a la doctrina, es decir, al programa. Si no, estamos ayudando a extenderse la confusión que tanto daño ha traído a la Iglesia en nuestro país.

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    2. Muy bien por VALDERAS

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    3. "Se ha dejado en el tintero otras versiones de dominación y esclavización fáciles de imaginar en estos lares y en los que no abundaré."

      Los progresistas e izquierdistas, en mi opinión, se han transformado en burguesía liberal-social.

      Hoy, esta burguesía asume la posición de propietaria privada pero, también, de administradora de la propiedad pública, en especial, de los servicios públicos, y en concreto, de los dos presupuestariamente más importantes: educación y seguridad social.

      Por las causas que sean, en educación, como dice el articulista, ofrecen a los ciudadanos una fracasada metodología pedagógica progresista, que condena a puestos de trabajo locales (catalanes) de baja calidad: trabajo-basura, contratos-basura, sueldos-basura, horarios-basura, promoción-basura.

      Mientras que dicha burguesía progresista liberal-social, como afirma muy bien el articulista, dispone del suficiente dinero para aplicar a sus hijos un sencillo y simple principio de metodología educativa:

      - cuanto más se personaliza el programa educativo de acuerdo a las necesidades específicas del niño alumno, más y mejor se aprende.

      Esto implica que los hijos de dicha burguesía liberal-social tendrán puestos de trabajo internacional y una buena agenda personal de contactos.

      Su área de trabajo comprenderá desde Seattle hasta Aukland. Mientras que los autóctonos tendrán la pedagogía progresista basura ligada, eso sí, con la banderilla esteladeta, y con una zona de trabajo comprendida entre el Ebro y el Cadí, entorno patriótico, eso sí.

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  2. Todo viene de los jerarcas del NOM, todo. Quién lo diría que David Rockefeller, con 102 años, aún vivo, con 4 o 5 trasplantes de corazón, es el padre de las feministas? si lo supieran, les cogía un patatús. Lo confiesa él mismo en la Red, pero lo hizo para dinamitar la familia y reducir población mundial.

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  3. De Franco a la democracia: la escuela24 de noviembre de 2016, 0:53

    La escuela del tardofranquismo, a través del PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades), cuyo lema era "que ninguna inteligencia se pierda por falta de medios", proporcionaba las becas a los niños pobres para saltar de la escuela rural hacia el Instituto Provincial, y acabar luego en la Universidad, constituyó el primer plan masivo social igualitarista en España y en Cataluña que, además, funcionó con éxito, también gracias al profesorado y a una disciplina social y escolar generalizados.

    Gracias al PIO, cientos de miles de profesionales le deben hoy su ascenso socio-económico.

    Lo que no consigo comprender es el progresivo deterioro de la enseñanza pública durante la democracia, su pérdida de prestigio, disciplina y calidad, y la increíble deriva de cambios legislativos, cada cual peor.

    Dentro del naufragio general, sí he podido observar la eficacia de los referidos mecanismos alternativos paralelos paliadores del hundimiento educativo progresista.

    Casi diría que ha sido diseñado con la intención de hacer estrellar a toda una generación competidora, y a la vez, vivir de esta industria educativa alternativa y paralela.

    Comparando la situación escolar de Franco con la actual, me sorprende la decadencia. No la entiendo.

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  4. Gracias por su artículo. Ojalá lo leyerán muchos de los que tienen en sus manos la educación de nuestros niños y jóvenes.

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  5. i no tan solo la educación los comportamientos sociales también...

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  6. Los contratos a dedo y sin concursos.

    http://www.elnacional.cat/es/sociedad/generalitat-alquiler-910-000-euros-iglesia_122511_102.html

    Alquiler del edificio de Rivadeneyra.

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  7. Tiene poco acierto, sin ninguna duda, su relación de "ricos porgres y buenistas": 1) La estrella mediática, 2) el actor de cine de contrato millonario o 3) el intelectual con sueldo de catedrático y pluses en el mundo altoempresarial. Nada digo de 1) y 2); pero sepa que los sueldos de catedrático son una burbuja comparados con los de países civilizados, por lo que de no asegurarse muchos pluses en otros campos (algo ilegal si tienen lo que se llama dedicación exclusiva) no veo que su mención aquí sea más apropiada que la de otras profesiones igual de rentables (notarios, registradores, ingenieros, odontólogos, etc.). En el apartado 3) debía Vd. haber mencionado, para guardar equivalencia con 1) y 2), a "los políticos y sindicalistas con pingües sueldos en parlamentos, consejos de bancos y cajas, telefónicas y aguas, consorcios marítimos, etc. etc.", que les permiten todos los meses "hacer caja" por encima de los diez mil euritos (y poner piso a sus hijos de Podemos).

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  8. No soy creyente, aunque si de tradicion familiar católica. Este artículo me ha parecido excelente, lleno de verdades de a puño, expresadas con precisión y sencilla claridad. Provengo de las clases populares provenientes de la inmigración del resto de España y crecí en un barrio muy conflictivo de la periferia barcelonesa. Quien ha escrito esto, aparte de su inteligencia; se nota que sabe muy bien de qué habla, demuestra ser, ante todo, un hombre de bien. Lo felicito afectuosamente y de corazón

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