Documenta. Cimientos y objetivos de la Evangelización

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En el tercer y último epígrafe del prólogo de la Evangelii Gaudium tenemos algunas de las claves de lo que entiende el Papa Francisco por Evangelización, y quiénes considera que son sus destinatarios. Pone en primer lugar la pastoral ordinaria, destinada a “los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna”. Sorprendentemente incluye también en este primer grupo a “los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Un segundo grupo lo forman “las personas bautizadas que no viven las exigencias del bautismo” (obsérvese la cesión a la “gramática de género”, olvidando nuestro “género común”). Y el tercer grupo lo forman “quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado”. Este grupo es el núcleo fuerte de la evangelización: a él se ha referido tradicionalmente casi en exclusiva este concepto.

Llaman la atención en este texto la aclaración–matización contra el “proselitismo”, que ha ganado terreno últimamente en las misiones, quizá más especialmente en las jesuitas, que por su obsesión de no incurrir en “proselitismo”, ejercen casi exclusivamente de ONG. Quizá por eso se hizo necesaria la alusión. Y quizá también por el episodio con Scalfaro, a quien declaró el Papa que no tenía intención de convertirle.

Y sobre todo llama la atención la falta de referencia a la evangelización más ardua: la destinada al colectivo de los enemigos de la Iglesia. Es la apologética, que a lo largo de la historia de la Iglesia fue uno de los cimientos indispensables de la evangelización: la vigilancia continua para no dejar penetrar en el código de la fe de los fieles, los errores con los que la atacaban tanto el mundo como las demás religiones rivales. Un esfuerzo constante de “evangelización” dentro de la misma Iglesia, pero en respuesta a doctrinas e insidias con que los enemigos de la Iglesia intentaban emponzoñar al Pueblo de Dios. Los Padres Apologistas hicieron en los primeros siglos de la Iglesia el enorme esfuerzo de intentar convertir con potentísimos argumentos a los enemigos de la fe. O por lo menos desarmarlos doctrinalmente, para evitar que los cristianos se contaminasen con esos errores a causa del silencio de sus pastores.

Y es especialmente llamativa esta ausencia de la “evangelización apologética”, porque se están colando hoy en el cuerpo doctrinal de la Iglesia muchas doctrinas del mundo y de las modernas corrientes doctrinales de la New Age. Y con ellas “evangelizan” a los fieles no pocos “predicadores del Evangelio”. En efecto, la desevangelización de la mitad del primer grupo y de todo el segundo, son consecuencia de este enorme vacío apologético que tanto ha contribuido a vaciar la fe. Es de destacar que a este aspecto de la evangelización han dedicado los papas más recientes todo su celo apostólico. Creo que éste es un vacío importante en esta Exhortación Apostólica.

Y finalmente vale la pena dedicar alguna reflexión al anuncio de “descentralización” de la Iglesia, dando mayor autonomía a los obispos. El ejemplo aún candente del informe del cardenal Kasper sobre la comunión a los divorciados, deja patente que la pastoral no puede desligarse totalmente de la doctrina: con lo cual la autonomía pastoral derivaría en autonomía doctrinal. Es ciertamente muy difícil concretar en una fórmula sin riesgo de atomización, esa voluntad de descentralización de la Iglesia.
        
III. La nueva evangelización para la transmisión de la fe
14. En la escucha del Espíritu, que nos ayuda a reconocer comunitariamente los signos de los tiempos, del 7 al 28 de octubre de 2012 se celebró la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. (Es la causa formal de esta Exhortación Pastoral) Allí se recordó que la nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos. [10] En primer lugar, mencionemos el ámbito de la pastoral ordinaria, «animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna». [11] También se incluyen en este ámbito los fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.
En segundo lugar, recordemos el ámbito de «las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo»,[12] no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.
Finalmente, remarquemos que la evangelización está esencialmente conectada con la proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado. Muchos de ellos buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro, aun en países de antigua tradición cristiana. Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción». [13] (Inevitable la alusión al proselitismo, tras los malos entendidos de la entrevista con Scalfaro).
15. Juan Pablo II nos invitó a reconocer que «es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio» a los que están alejados de Cristo, «porque ésta es la tarea primordial de la Iglesia».[14] La actividad misionera «representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia»[15] y «la causa misionera debe ser la primera». [16] ¿Qué sucedería si nos tomáramos realmente en serio esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia. En esta línea, los Obispos latinoamericanos afirmaron que ya «no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos» [17] y que hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera». [18] Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia: «Habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Lc 15,7).
Propuesta y límites de esta Exhortación
16. Acepté con gusto el pedido de los Padres sinodales de redactar esta Exhortación. [19] Al hacerlo, recojo la riqueza de los trabajos del Sínodo. También he consultado a diversas personas, y procuro además expresar las preocupaciones que me mueven en este momento concreto de la obra evangelizadora de la Iglesia. Son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización».
17. Aquí he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo. Dentro de ese marco, y en base a la doctrina de la Constitución dogmática Lumen gentium, decidí, entre otros temas, detenerme largamente en las siguientes cuestiones:
a) La reforma de la Iglesia en salida misionera.
b) Las tentaciones de los agentes pastorales.
c) La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza.
d) La homilía y su preparación.
e) La inclusión social de los pobres.
f) La paz y el diálogo social.
g) Las motivaciones espirituales para la tarea misionera.
18. Me extendí en esos temas con un desarrollo que quizá podrá pareceros excesivo. Pero no lo hice con la intención de ofrecer un tratado, sino sólo para mostrar la importante incidencia práctica de esos asuntos en la tarea actual de la Iglesia. Todos ellos ayudan a perfilar un determinado estilo evangelizador que invito a asumir en cualquier actividad que se realice. Y así, de esta manera, podamos acoger, en medio de nuestro compromiso diario, la exhortación de la Palabra de Dios: «Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito, ¡alegraos!» (Flp 4,4). 

Virtelius Temerarius

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9 comentarios

  1. ¡AY DE MÍ SI NO EVANGELIZARA!

    El apóstol San Pablo lo tenía bastante claro: “Porque evangelizar no es gloria para mí, sino necesidad. ¡Ay de mí si no evangelizara!” (1ª Cor 9,16).

    La evangelización no es una opción para la Iglesia. Es su deber. Una Iglesia que no evangeliza, que renuncia a ser instrumento de la conversión de los no creyentes, traiciona a Cristo, que fue quien nos ordenó que fuéramos e hciéramos “discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt 28,19-20).

    Mientras exista un solo hombre o mujer en este mundo que no haya recibido la luz del evangelio, la Iglesia no habrá finalizado su misión. Obviamente no todos los que son evangelizados se convierten.

    Bien sabemos que estrecha es la puerta que nos lleva a la salvación y ancha la que conduce a la perdición. Pero al menos han de saber que existe esa puerta estrecha, en la que Cristo está invitando a todos a cruzarla.

    De hecho, lo primero que hizo la Iglesia en Pentecostés fue predicar abiertamente el evangelio. El primer discurso del apóstol Pedro (Hechos 2,15-36) provocó la inmediata conversión de miles de judíos. Es interesante ver cuál fue el efecto de esa primera predicación:

    Oyéndole, se sintieron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué hemos de hacer, hermanos?

    Pedro les contestó: Arrepentios y bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hch 2,37-38)

    Como vemos, esa primera predicación del evangelio provocó que los evangelizados se sintieran en la condición de pecadores necesitados de una solución, que viene de Cristo. He ahí la clave de todo.

    Nosotros no somos mensajeros de malas noticias, sino de salvación.

    No nos limitamos a decir a los incrédulos que viven en pecado, sino que les ofrecemos a Aquél que les puede redimir y salvar.

    Ahora bien, puede haber diversos modos de evangelizar. El propio San Pablo no hablaba igual cuando entraba en una sinagoga que cuando se dirigía a los paganos en el ágora de Atenas (Hch 17,16 y ss). A los judíos no tenía necesidad de explicarles que hay un solo Dios. A los paganos sí.

    Para una evangelización práctica, ya tiene que nacer de la propia familia con los hijos o nietos, por enseñar a un niño el Padrenuestro, el Avemaría o el Jesusito de mi vida, o que vean como lo hacen sus mayores, no es violentar la conciencia del niño, sino es transmitir lo que uno ama, con la misma sencillez y dulzura, como cuando se le explica un cuento o se le san unas bolas para que empiece a contar.



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  2. "No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios".
    Desde finales de los ochenta, principio de los noventas, llevo escuchando al clero progre de Cataluña, reivindicar la autoridad regia del Obispo local por encima de la del Papa. Hoy deben estar muy contentos con las palabras del Papa Bergoglio, no se si la alegría les durará por mucho tiempo porque cada vez esto se pone más negro.
    El día que los jesuitas se den cuenta del gran mal que han hecho a la Iglesia pasándose a las filas del enemigo, se vestirán de sayal y se retiraran a los lugares más inhóspitos de la tierra a llorar la traición a su Señor y a su Iglesia. ¡Vaya Compañía!

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  3. Evangelizar es que subas a Montserrat y si te descuidas bajas con la estelada en la espalda,evangelizar es que los Hijos de San Benito,que con sus Monasterios y monges construyó Europa,los del Ora et labora,contribuyan con su veleidades a la destrución de la Nación mas antigua de Europa.Evangelizar es que subas a Montserrat y te encuentres a la Forcades con la estelada en plan mitinero y diciendo casi todo lo contrario que dice la Iglesia,evangelizar es que te encuentres a D. Hilario y te suelte un mitin independentista o que te encuentres a Soler rodeado de independentistas con estelada colgada ,¡¡¡¡QUE HORROR ¡¡¡¡¡
    También evangelizar es que los hijos de San José Maria ,Español integro,que decía al pan pan y al vino vino,se dediquen también a la política barata y en pro de veleidades inventadas por enemigos de la Iglesia.Desgraciadamente ,podría seguir con mas ejemplos "evangelizadores" que ya son vox populi.Muy malos espejos en los que mirarse y muy malos puntos de referencia.

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    1. Que alguien le tramite un tiempo de reflexión en un monasterio, que bien les hace falta estos personajes; están pecando de "Escándalo" al promulgar públicamente este tipo de malentendidas ideas suyas e ideologías independentistas.
      Tampoco me olvido de sor Caram, que vaya una.

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    2. Lo de "nación más antigua de Europa" es una de esas mentiras que, de tanto repetir, alguno hasta se la llega a creer.

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  4. ¡Alegraos siempre en el Señor!. ¿Alegrarnos en esta situación?2 de mayo de 2014, 16:02

    1. La Evangelii Gaudium, tiene a mi parecer un cierto grado de confusión, pues algunos puntos van dirigidos a Iglesias concretas y a una casuística determinada (proselitismo) que Francisco I no menciona explícitamente, pero que están en su mente y por ello las desconozco.

    Por ejemplo: dice que la confesión no debe ser una sala de tortura sino de misericordia, pero esto no está dirigido en modo alguno a la Iglesia Tarraconense, pues de lo contrario, habría dicho: "recuerdo de la existencia del sacramento de la confesión, que debe de ser realmente ejercido en obediencia al rito de la Iglesia, sin olvidar las indulgencias".

    2. La exhortación Evangelii Gaudium debe de ser completada por sus recíprocas exhortaciones de Juan Pablo II, específicamente debatidas y dirigidas a cada realidad continental y que conservan su vigencia, pues la Evangelii Gaudium la observo centrada en las experiencias personales del Papa en Argentina en las Villas Miseria:

    - Ecclesia in Europa: 2003
    - Ecclesia in Oceania: 2001
    - Ecclesia in Ameria: 1999
    - Ecclesia in Asia: 1999 y Carta a la Iglesia de China (Benedicto XVI, 2007)
    - Ecclesia in Africa: 1995

    Y muchos documentos dirigidos a obispos, sacerdotes y teólogos:

    - Verbum Domini: misioneros
    - Reconciliatio et Paenitentia: confesión
    - Pastores Gregis: Obispos
    - Carta en el aniversario de San Juan María Vianney: sacerdotes párrocos

    3. Lo más esencial de la Evangelii Gaudium está en sus puntos 2 y 3, el resto lo considero subordinado a estos.

    En estos dos puntos viene a decir que: 1. la evangelización consiste en que la gente conozca los mandamientos de la Ley de Dios, para que sepa en qué ha pecado y pueda confesarse para poder comulgar sin pecado mortal; 2. y que la misericordia, la caridad y el amor son la opción preferente de la Iglesia, sin que nunca jamás violen la verdad y la justicia (Dives in Misericordia, Juan Pablo II).

    4. La cuarta parte de la Evangelii Gaudium es económicosocial; es la parte más criticada por los especialistas, primero, no es evangelización; segundo, desconoce la economía de libre mercado; tercero, está enfocado por las Villas Miseria; cuarto, clamorosamente olvida la responsabilidad en la crisis de los gobiernos occidentales (bancos centrales, presidentes y parlamentos nacionales, organismos internacionales), y la hipercorrupción de los países en desarrollo (África, Sudamerica y Asia) como la falta de libertad y eficacia de las economías socialistas y de capitalismo de Estado: China, Cuba, Venezuela, Corea del Norte.

    También veo que hay una falta de mención explícita a la Iglesia Purgante.

    5. Sobre los jesuitas, en mi opinión, se trata de una congregación destruida en general y en todos los sentidos, como muchas otras de antiguas, razón del aumento de los nuevos movimientos. Hoy por hoy, en la Tarraconense, Francisco I es absolutamente irrelevante, almenos en la eliminación tanto de la hermenéutica de la ruptura en la fe, moral, eclesiología, exégesis y liturgia, como de la Nueva Era en la vida espiritual y de oración (los jesuítas catalanes usan del eneagrama, zen, yoga), que una descentralización sólo agravaría. Y no hay ninguna evangelización ni alegría si hay heterodoxos heresiarcas. Milagros aquí y así, imposibles.

    Francisco I todavía necesita aún unos dos años para entender la realidad de la Iglesia. Juan Pablo II necesitó 15 años para dar el Catecismo, la Evangelium Vitae y la Veritatis Splendor, que revelaron el núcleo del problema de la Iglesia, que está en Europa (de donde salieron Hitlet y Stalin): por la economía de la salvación (Economía del Misterio), la Iglesia tiene la misión de la evangelización en el amor, la caridad y la misericordia; por el misterio de la iniquidad (escatología-apocalíptica), base de la evangelización apologética y el derecho sancionador, la Iglesia debe defender la Verdad con la Justicia contra los diversos anticristos históricos (aborto, eugenesia, eutanasia, familia), hasta el día del Anticristo.

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  5. Vaya por delante que cada día rezo por este Papa, aunque hace cosas que no me gustan:
    1. Ya no me gustó su elección : iba de"tapado" y estaba todo organizado previamente por su Compañía.
    2. No me gustan sus declaraciones a la prensa, con algunas opiniones y comentarios imprudentes, frívolos y en más de un aspecto heterodoxos.
    3. No me gusta su actitud reverencial ante "el mundo", al que no quiere incomodar con críticas verdaderamente proféticas.
    3. No me gusta que se declare de izquierdas ("nunca he sido de derechas") : un papa debe situarse en otro nivel, y así divide a su grey.
    4. No me gusta que trate de agradar sólo a los "progres", a los Küng, Kásper y "tutti quanti".
    5. No me gusta que la Compañía de Jesús se aproveche de estas circunstancias para pergeñar una iglesia a su gusto y medida, utilizando a Francisco como testaferro.
    6. No me gusta el cristianismo de rebajas, facilón y de manga ancha que presenta.
    7. No me gusta su prevención y mezquindad frente al esplendor de la liturgia.
    8. No me gustan sus "sobreactuaciones" ante las cámaras y su búsqueda de la popularidad a cualquier precio.
    9. No me gustan algunos síntomas ya muy perceptibles de su "laissez faire" total en cuestiones de disciplina eclesiástica y ya no digamos en cuestiones doctrinales.
    10. No me gusta que haya echado a varios periodistas italianos de la prensa de la Iglesia por criticarle ni que haya intervenido a los Franciscanos de la Inmaculada y les haya prohibido la misa en rito tridentino, pese al decreto del papa anterior que la autoriza libremente.
    En resumidas cuentas, creo que le gusta demasiado agradar, y él debe preocuparse ante todo de agradar a Dios .
    Alguno se preguntará tras lo dicho si no le veo nada bueno. Bueno, sí, es simpático y echado "palante", pero para mí demasiado echado "palante".

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  6. Evangelii Gaudium presenta una visión del cristianismo y un "programa" demasiado unilaterales y reduccionistas : su gran tema de fondo es el "reparto", o sea, la consabida transformación socioeconómica, tan cara a los jesuitas progres; pero el cristianismo es algo mucho más profundo y serio que eso.( Y puestos a repartir, ¿ por qué no empieza a repartir la Compañía por lo menos la mitad de sus inmensas riquezas entre los pobres? ¿Por qué no acogen en sus grandiosos edificios semivacíos, por ejemplo, a inmigrantes?)
    ¿Y por qué está en contra Francisco del proselitismo? ¿Evangelizar, tratar de convertir no es hacer proselitismo? ¿Por qué nos toma?
    ¿Qué busca con su propuesta de conceder facultades doctrinales y más poderes a las conferencias episcopales? Eso va a suponer, de hecho, la atomización y fragmentación de la Iglesia.
    ¿Por qué las Forcades y especímenes semejantes campan por sus respetos y hacen y dicen lo que les da la gana al margen y en contra de la doctrina de la Iglesia y no se toman las medidas correspondientes?
    ¿Por qué realiza canonizaciones que no cumplen los requisitos regulares aceptados por la Iglesia? ¿Por qué esas maneras autocráticas de dirigir la Iglesia?
    ¿Por qué llama por teléfono a Marco Pannella y se interesa por su huelga del hambre cuando se trata del líder del Partido radical italiano y un conocidísimo proabortista y anticlerical? ¿No tiene a nadie más importante a quién llamar? Creo que hay mucha gente desesperada que lo merece mucho más.
    La Masonería , sus organizaciones pantalla y sus terminales mediáticas están encantados con él y lo ponen por las nubes. El tiempo y los hechos confirmarán si el idilio es solo circunstancial o más profundo...
    ¿Por qué es tan imprudente y boquirroto? No quiero creer que sea una estrategia y obedezca a puro cálculo ( pero es jesuita).
    ¿Por qué no olvida que ya no debe obediencia al padre Nicolas y deja de seguir a pies juntillas las "sugerencias" de su queridísima Compañía?
    En fin, sí, vamos a rezar por él para que sea más discreto y fiel al Señor.

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    1. He aquí dos textos muy iluminadores a propósito de la MISERICORDIA y del PROSELITISMO (fueron escritos por un santo reciente):

      "Hay mucha propensión en las almas mundanas a recordar la misericordia del Señor.
      -Y así animan a seguir adelante en sus desvaríos.
      Es verdad que Dios Nuesrto Señor es infinitamente misericordioso, pero también es infinnitamente justo: y hay un juicio, y Él es el juez".

      "Proselitismo. -Es la señal cierta del celo verdadero".

      Quien tenga oídos para oír que oiga...

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