Capítulo 4: El ciclo litúrgico natalicio: El Adviento (y IV)

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Cardenal Scola, en su catedral de Milán (IV Dom. Adviento)
 
El IV Domingo de Adviento era señalado en los antiguos libros romanos como dominica vacat , porque la vigilia, iniciada la noche precedente e intercalada con el rito de las ordenaciones, concluía al alba con la Misa, que constituía el oficio litúrgico dominical. Pero a partir del siglo VIII cuando las ceremonias de la vigilia fueron anticipadas a la mañana, el domingo tuvo que ser dotado de estación y misa propia, tomando los textos de las ferias precedentes. Esta misa en efecto, repite el introito, el gradual y la comunión del miércoles de Témporas, y el evangelio y la oración secreta del sábado. La epístola paulina, ya leída en el II domingo, hace referencia a la Parusía del Señor: Nolite ante tempus judicare, quoadusque veniat Dominus ( No juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor.)

La serie de cantos ha sufrido muchas vicisitudes. Primeramente fueron adoptados los del sábado (siglo VIII), posteriormente los del miércoles (siglo IX), excepto el texto del Ofertorio Ave Maria , tomado de la misa de la Anunciación, y el versículo aleluyático Veni, Domine, de nueva composición que en el siglo X sustituí al Jubilate, cantado hoy en día en el domingo de la infraoctava de la Epifanía.

Con el séptimo día antes de Navidad comienza en las vísperas el canto festivo de las Antífonas Mayores, llamadas antífonas O, por la vocal con la que empiezan. Son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.

Fueron compuestas en Roma en el siglo VI y pasaron a Inglaterra y las Galias hacia los siglos VII-VIII. Algunos autores son propensos a dar la autoría a San Gregorio. Se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven».

Cada antífona pues, empieza por esa exclamación «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más. 
Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles,

Vigilia de Navidad

El oficio de la Vigilia de Navidad está todo iluminado por la luz de la fiesta inminente. La alegra noticia Hodie scietis quia veniet Dominus et mane videbitis gloriam ejus ( Hoy sabréis que el Señor viene y mañana veréis su gloria), resuena en el Invitatorio de la mañana, y se repite con gozosa impaciencia en los responsorios del nocturno y de las Horas, en el Introito y en el gradual de la Misa. El anuncio oficial, que se da en el coro en la hora de Prima con la lectura del Martirologia, lo hace el sacerdote revestido de capa pluvial y previa incensación. El texto del Martirologio en esta circunstancia es de una inefable solemnidad:

“En el año 5199 de la creación del mundo, cuando en principio Dios creó el cielo y la tierra, del diluvio 2957, del nacimiento de Abraham 2015, de Moisés y de la salida del pueblo de Israel de Egipto el año 1510, desde que David fue consagrado rey 1032; en la sexagésima quinta semana, según la profecía de David, en la olimpiada 194, año 752 de la fundación de Roma, 42 del imperio de Octavio Augusto, estando todo el mundo en paz, en la sexta edad del mundo, Jesucristo, eterno Dios e Hijo del Eterno Padre, queriendo consagrar al mundo con su piadosísima venida, concebido por obra del Espíritu Santo, y pasados nueve meses desde su concepción, nació en Belén de Judá de María Virgen, hecho hombre.”

Canto de la Calenda en una comunidad Neocatecumenal.
Antaño era costumbre universal arrodillarse en este momento y rezar largamente en silencio.

En tiempos modernos se ha realizado una adaptación de la Calenda, pasando por alto esas precisaciónes cronológicas de dudoso carácter histórico, y con un mayor énfasis en la historia de la espera mesiánica, para su proclamación en las iglesias y comunidades.

En la misa los ministros retoman la dalmática y la tunicela, y se lee el evangelio Cum esset desponsata mater Jesu Maria Joseph ( Estando desposada la madre de Jesus, María con José)

Maria, Arca de la Nueva Alianza (Gentile da Fabriano)
El canto del ofertorio Tollite portas, príncipes, vestras. (Portones, alzad los dinteles) del salmo 23 y cantado el miércoles de Témporas, está lleno de significado. Ese salmo fue compuesto originalmente para acompañar el retorno del Arca de la Alianza al santuario del Monte Sión. Los grandes portales del perímetro amurallado de Jerusalén que se abren para recibirla dieron ocasión para el diálogo lírico que se va intercambiando entre el coro del cortejo y el que espera más allá de las puertas, en el interior de la ciudad. Sión, en el sentido litúrgico, representa en esta misa el mundo que Jesucristo ha santificado con su misericordiosa venida, haciendo esta noche su entrada, mientras que María, su madre, está simbolizada por el Arca de la Alianza.

Dom Gregori Maria

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2 comentarios

  1. Gracias a D. Gregori María, por esos cuatro capítulos dedicados al Advienro, que no dejan de formar parte de la rica historia de nuestra Iglesia, que con muchas más luces que sombras y guiada por el Espñiritu Santo, va siguiendo hasta nuestros días, fiel a la promesa de Jesucristo antes de subir a los Cielos "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo".

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  2. Lo del CRAS ERO,del arcróstico que se "desprende" de las magníficas antífonas de la Novena de Navidad y del que me habían hablado,lo he entendido mejor con su sabia y experta exposición del tema de hoy. Dom Gregori nos regala en esta Navidad lo mejor en clave de lección y formación litúrgica.
    Feliz Navidad y"CRAS ERO","mañana estaré"...es la expresión de la presencia de la Navidad, de la Vida. ¡Gracias Dom Gregori!

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